Capítulo 48
Cordelia ya se sentía mejor, pero la Madame Pomfrey se negó a soltarla a ella y a los demás de la enfermería.
Un dementor.
Nadie sabia como, pero un dementor se escabulló en el tren y ahora diez alumnos estaban confinados en la enfermería para asegurarse que estén bien.
Ella ya estaba bien, al menos no estaba llorando como un niño de primer desde su cama o Eowyn que aun estaba recostada con lagrimas rodando sus mejillas.
—¿Estas bien, Eowyn?— preguntó Cordelia por tercera vez a su amiga.
— Si, solo.....si— contestó muy ida, perdida en sus pensamientos. Cordelia mordió otro poco del chocolate que le dieron a todos.
Cordelia recordó un grito femenino y le erizó los brazos. Dejó el chocolate en la mesita a su lado tratando de olvidar esta noche.
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Theo se mantuvo algo preocupado cuando supo que que uno de los que terminaron en la enfermería por culpa del dementor fue Cordelia.
Ella estaba apoyada por un chico que nunca Theo había visto, era flacucho y con aspecto de rata mojada. Mientras Longbottom era quien mantenía a Fraser de pie.
Ya en el desayuno, estaba molesto. El chico de cara rata estaba un poco encorvado y frente a él estaba Cordelia, sonriendo ampliamente mientras conversaban a la entrada del gran comedor.
—¿Y ese quien es?— preguntó Theo un poco molesto.
—Es el hijo de la nuestra profesora de Runas Antiguas— contestó Pansy— Es muy callado.
—¿Así que un estudiante nuevo?— preguntó emocionado Blaise mirando a Theo.
Theo le miró feo, para su suerte Cordelia se acercó a ellos y se sentó junto a Granger como era habitual.
Ella los saludó a todos y el humor de Theo mejoró un poco cuando el chico caminó hasta la mesa de Hufflepuff.
—¿Te encuentras bien, Cordelia?— preguntó Theo.
—Si, no fue nada grave— le sonrió— Solo necesite un poco de sueño y estoy como nueva. Además, le acabo de enviar una carta a mi padrino, para que no se preocupe.
—¿Alguien sabe del asunto del dementor?— preguntó la mayor de las Greengrass.
—No, pero mejor esperemos a que llegue El Profeta— dijo Draco — De seguro Rita Skeeter ya tendrá algo que decir.
—¿Cómo esa bruja logra conseguir información antes que nadie? — arrugó la nariz Pansy. Era bien sabido que nada cualquier cosa de relevancia se sabía por la pluma de Skeeter.
—Nadie lo sabe— contestó Blaise.
El resto del desayuno, Theo estaba con su libro de Aritmancia por ser su primera clase del día, pudo escuchar levemente la conversación de Cordelia y sus amigas cerca de +el.
—Vamos, Mione. No seas tímida, cuenta más de tu vacaciones en Francia— suplicó Daphne.
—Ya les conté todo— se mostró seria Granger.
—Mientes, dijiste algo sobre un chico de Beauxbatons en las campiñas— la señaló Pansy. — ¿Se besaron?
Theo vio como Draco miró de reojo a Granger con el ceño fruncido.
—¿Acaso crees que soy una coqueta que besa a chicos en el verano?— respondió con un toque de indignación.
—Un amor de verano, como en las películas— dijo Cordelia emocionada
—I can still recall our last summer. I still see it all— cantó Daphne —In the tourist jam. Round the Notre Dame.
—Our last summer de ABBA— se emocionó Cordelia— Está entre mis diez canciones favoritas.
—Delia, no las alientes— le regañó Granger. Cordelia miró a Granger batiendo sus pestañas, con una mirada de disculpas.
—Adorable— pensó Theo regresando su vista a su libro.
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Al ser la primera clase de Aritmancia, Cordelia supo que debía prestar total atención a lo que decía la profesora Séptima Vector. Curiosamente la clase estaba conformada por un grupo reducido por doce personas.
Cordelia, Hermione, Pansy, Daphne, Eowyn y Neville. También estaba Theo, Heir Malfoy y tres Ravenclaw y una Hufflepuff
—¿Quién de aquí presente sabe matemáticas?— preguntó la profesora Vector como introducción.
Muchos alzaron sus manos, incluyendo a Cordelia.
Matemáticas, su debilidad en la escuela muggle.
—¿Y quien de aquí les gusta las matemáticas?— volvió a preguntar y solo Hermione alzó su mano. — Bueno, por algo se empieza.
El resto de la clase la profesora introdujo algo de la historia de la Aritmancia y la importancia de la misma.
Al final de la clase, Cordelia supuso que tendría dedicarle un poco más de esfuerzo.
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La clase que le siguió fue Historia de la magia con Hufflepuff, y como era habitual, ya clase era la que más se hacia eterna.
Cordelia miró hacia su costado para encontrarse a Luzardo mirando al techo distraído, en sus dedos hacia girar su lápiz ajeno a lo que decía el profesor Binns.
Cordelia miró su libro, la clase era aburrida, así que aun escuchando al profesor sacó su libreta y empezó a dibujar bocetos para algunos bordados que tenia en mente.
Luego de historia de la magia llegó el almuerzo. Ella sus amigas conversaron con Eowyn que tuvo Transformaciones.
—Nos habló de los animago— dijo emocionada— Quiero ser una animaga. ¿Seria prudente preguntarle cuales son los requisitos para poder transformarme en una?
—Y si lo logras, deberás registrarte al Ministerio— le dijo Cordelia.
Cordelia recordó como su padrino se quejó cuando fue citado por el Auror Moody para que se registrará. También upo que su padre también era uno, un ciervo de grandes astas.
Por alguna extraña razón pensó en Bambi al final de al película.
—¿Qué animal seria en un caso hipotético?— preguntó Eowyn.
—Una hiena— dijo Hermione —Tienes personalidad de una hiena a punto de atacar.
—Gracias — sonrió Eowyn— Delia seria una Golden Retriver, tiene la personalidad de una.
—No es cierto— contestó Cordelia.
—Si es cierto— dijeron Hermione, Pansy y Daphne
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La siguiente clase era Cuidado de Criaturas mágicas, que serian impartidas por Hagrid luego de que el profesor Kettleburn se retirará luego de muchos años y la perdida de una mano.
La clase se impartiría en el límite del bosque prohibido, y mientras caminan se toparon a Weasley
—¿Verdad que se desmayaron, Fraser, Potter?— dijo un deje de burla.
Eowyn alzó su mano derecha haciendo un gesto con el dedo del medio , pero un manotazo por parte de Cordelia la hizo retroceder con el ceño fruncido. Por mucho que Weasley fuera una molestia, no seria apropiado de una señorita tal gesto.
—Ron, no molestes a las chicas— dijo Neville tratando de apaciguar las cosas.
—Exacto, Weasley— agregó Eowyn detrás de Neville con los ojos furiosos hacia el pelirrojo— Estamos cerca del bosque, seria una pena que te perdieras y fueras comida para centauro.
—No, pobre centauros— dijo Heir Zabini caminando hacia ellos junto a Theo , Malfoy, Crabbe y Goyle. — Le darían indigestión.
Muchos rieron ante la respuesta de Zabini. El rostro de Weasley se puso rojo de molestia y siguió avanzado.
Hagrid aguardaba a sus alumnos en la puerta de la cabaña. Estaba impaciente por empezar, cubierto con su abrigo de piel de topo, y con Fang, el perro jabalinero, a sus pies.
—¡Vamos, dense prisa! —gritó a medida que se aproximaban sus alumnos—. ¡Hoy tengo algo especial para ustedes! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, síganme!
Fueron conducidos hacia el límite de los árboles y cinco minutos después se hallaron ante un prado donde no había nada. Hagrid demostró como debían ser abiertos los libros, Una cosa que con dientes y peludo.
Solo debían acariciar el lomo y el libro no presentaba un riesgo, menor. Hagrid se alejó de ellos, penetró en el bosque y se perdió de vista por algunos minutos.
—¡Uuuuuh! —gritó Lavender Brown, señalando hacia la otra parte del prado.
Trotando en dirección a ellos se acercaba una docena de criaturas, las más extrañas que Cordelia había visto en su vida. Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante. El pico era del color del acero y los ojos de un naranja brillante. Las garras de las patas delanteras eran de quince centímetros cada una y parecían armas mortales. Cada bestia llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena. Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas.
Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.
—¡Id para allá! —les gritaba, sacudiendo las cadenas y forzando a las bestias a ir hacia la cerca, donde estaban los alumnos. Todos se echaron un poco hacia atrás cuando Hagrid llegó donde estaban ellos y ató los animales a la cerca—. ¡Hipogrifos! ¿No son hermosos?— sonrió
Cordelia pudo comprender que Hagrid los llamara hermosos. En cuanto uno se recuperaba del susto que producía ver algo que era mitad pájaro y mitad caballo, podía empezar a apreciar el brillo externo del animal, que cambiaba paulatinamente de la pluma al pelo. Todos tenían colores diferentes: gris fuerte, bronce, ruano rosáceo, castaño brillante y negro tinta.
Igualmente, ella guardó una distancia segura. Los pandas también eran adorables, pero también te podían arrancar un brazo.
—Lo primero que tenéis que saber de los hipogrifos es que son orgullosos —dijo Hagrid—. Se molestan con mucha facilidad. Nunca ofendan a ninguno, porque podría ser lo último que hagan.
—Ser respuesta con los hipogrifos— pensó Cordelia— Anotado.
—Tienen que esperar siempre a que el hipogrifo haga el primer movimiento — continuó Hagrid—. Es educado, ¿se dan cuenta? Van hacia él, se inclinan y esperan. Si él responde con una inclinación, querrá decir que les permite tocarlo. Si no hace la inclinación, entonces es mejor que se se alejen de él enseguida, porque puede hacer mucho daño con sus garras. Bien, ¿quién quiere ser el primero?
Nadie se movió por unos minutos.
—¡Yo!— alzó la mano Eowyn con emoción.
—¿Estas segura?— preguntó Cordelia con cautela. Eowyn asintió con la cabeza, y con ayuda de Neville que la sujetó de la mano saltó la cerca.
—¡Muy bien, señorita Fraser!— se emocionó Hagrid— Veamos cómo te llevas con Buckbeak.
Soltó la cadena, separó al hipogrifo gris de sus compañeros y le desprendió el collar de cuero. Los alumnos, al otro lado de la cerca, contenían la respiración.
Neville no se había movido de la cerca, mirando un poco preocupado.
—Señor Buckbeak— dijo Eowyn haciendo una leve reverencia. Pasaron unos segundos antes el hipogrifo doblaran las arrugadas rodillas delanteras y se inclinó profundamente.
—¡Bien hecho, Fraser! —dijo Hagrid, eufórico—. ¡Bien, puedes tocarlo! Dale unas palmadas en el pico, vamos!
Eowyn sorpresivamente sacó una manzana de su túnica y le dio a Buckbeak, masticando su bocadillo se dejó dar ligeras palmaditas en el pico de Eowyn, el hipogrifo cerró los ojos para dar a entender que le gustaba.
Cordelia pudo exhalar aliviada. Luego todos se acercaron a los hipogrifos, su pequeño grupo se reunió alrededor de Buckbeak. Cordelia imitó a Eowyn y se reverenció.
La clase estuvo entretenida, Hagrid empezó a hablar de las cualidades y fortalezas de los hipogrifos. Cordelia sacó su libreta de dibujos y empezó a bocetar a Buckbeak, que curiosamente se paró derecho y con la cabeza en alto, como si fuera consiente que estaba siendo dibujado.
Al terminar la clase, Cordelia tuvo deseos de bordar un hipogrifo en un pañuelo.
N/a: Primero que nada, tenemos libros de Extra para flashback antes del inicio de esta historia.
Aquí Draco no es tan tan malcriado así que no hay drama ni juicio e Buckbeak.
Our Last Summer de ABBA fue lanzada en 1980.
Personalidad de Golden Retriver: El golden retriever es de temperamento apacible, inteligente y cariñoso. Los golden retrievers son juguetones, aunque dóciles con los niños, y tienden a llevarse bien con otras mascotas y con los extraños.
También se dice que una persona es un Golden Retriver es una personaje sonriente y amable, también algo energética.
Theo celoso * inserte risa malvada*
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