Capítulo 44
Cordelia miró como Lady Malfoy entraba a su habitación al tiempo que le tiraba la capa a su padrino.
—Llegue tan pronto me llamaron— dijo con mucha delicadeza mientras le frotaba la espalda.
—¿Qué me sucede?— sollozó Cordelia.
—No es nada malo— le trenzó de manera rápida el cabello— Estuve leyendo sobre el parsel hablante esto es como una pubertad, es como un método de defensa natural.
Le siguió frotando la espalda. Cordelia se sorprendió al ver al profesor Snape llegar.
—Severus te dará una poción para calmarte— le explicó Lady Narcissa. — Solo descansa, mañana te explicare todo lo que leí, solo necesitas calmarte.
—Solo respire, señorita Potter— dijo el profesor Snape extendiéndole el vial de la poción.
—Pero tengo colmillos— protestó Cordelia.
Ahora nunca podrá besar a un chico.
¿Qué chico en su sano juicio quería besar a una chica con colmillos?
—Solo respira y cálmate, Potter— le repitió con un tono gélido el profesor Snape. Cordelia asintió y bebió el vial.
Sentía que su cuerpo se relajaba y sus colmillos se contraían, se quedó dormida con Lady Narcissa acariciándole la espalda.
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Eowyn observó a los adultos tensos en la sala de estar
—Cissy— dijo Lord Black a Lady Malfoy —¿Qué le sucedió a mi ahijada?
—Es una parsel hablante— comenzó mientras le daba un sorbe a su copa de vino— Esto es algo normal en este de tipo de magos o brujas. Solo necesita aprender Oclumancia para poder controlar sus colmillos y veneno.
—¿Es porque es descendiente de Slytherin?— preguntó Eowyn.
—Espera, ¿que?— dijo el señor Moony.
—Los Potter no están relacionados con los Slytherin— farfulló el profesor Snape.
—No es por la línea paterna— comentó Lady Malfoy
—¿Qué?— dijeron los tres magos.
—Es por su línea materna— explicó Lady Narcissa —Cordelia se hizo un mapeo genealógico en Gringotts, Lily Evans descendía de la una rama femenina de Slytherin.
—De la hija de Salazar Slytherin para ser especifico— agregó Eowyn. El rostro de los tres adultos era un total poema para el asombro, incluso el profesor sombrío Snape tenia una expresión de sorpresa.
—Las destinos son unas perras— fue lo primero que dijo Lord Black.
—¡Sirius cuida tu vocabulario!— le regañó Lady Malfoy — ¡Hay una niña presente!
—He escuchado cosas peores en el orfanato— dijo sin importancia Eowyn.
—Severus— dijo el señor Moony hacia el profesor Snape— ¿Crees que puedas enseñarle a Cordelia Oclumancia?
El profesor Snape lo miró con el ceño fruncido, luego a Lord Black que le devolvió la mirada osca y al final a Lady Malfoy.
—Le enviare un texto para que vaya estudiando la teoría— accedió el profesor Snape— En Hogwarts tendrá sesiones de Oclumancia. Solo espero que ponga empeño de su parte y no me haga perder el tiempo.
Eowyn quiso tirarle un cojín. Claro que Cordelia pone empeño en todo lo que hace.
—¿Quién más sabe lo de Lily?— preguntó Lord Black.
—Ragnork, yo, sus amigas— contestó Lady Malfoy — Y ahora ustedes tres.
—¿Dumbledore debería saberlo?— preguntó el señor Lupin a Lord Black.
—Que el anciano no meta su nariz donde no le incumbe— gruñó Lord Black. — Seremos los únicos que sabrán de esta información, solo Merlín sabe lo que sucederá si esta información sale a la luz.
—¿Pretendientes indeseados a cada momento?— se burló el profesor Snape de Lord Black.
—Monstruos roba Bambis por doquier— respondió molesto.
—Puede espantarlos con un bate de Quidditch— dijo Eowyn con una sonrisa.
—Awwww pero que niña para más adorable— le palmó el hombro con una sonrisa.
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Luego de ese episodio de pánico sobre colmillos y venenos, Cordelia se sumergió en libros de Oclumancia y sobre los "oradores" como comúnmente se conocen a los magos y brujas con la capacidad de hablar parsel.
Y así entre libros y preguntas llegó su cumpleaños trece.
Cordelia se había despertado con Brissa y Dough entrando a su habitación con una bandeja de desayuno mientras le deseaban feliz cummpleaños.
Eowyn se levantó desorientada ante las voces chillonas, con la mirada perdida y el cabello revuelto.
—¿Ya está el desayuno?— preguntó con voz ronca de recién levantada.
Entre las dos compartieron el desayuno, luego de algunos minutos entró su padrino y el señor Moony (Cordelia notó los ojos triste de el señor Remus cuando lo llamaba por su apellido), su padrino con una gran sonrisa le dijo que había una sorpresa esperándola en el salón principal.
Cordelia se arropo con una bata afelpada y bajó con mucho cuidado ya que a su padrino tuvo la brillante idea de cubrirle los ojos.
—¡Tadan!— dijo emocionado su padrino a la par que le quitaba la venda de los ojos— ¡Feliz cumpleaños mi dulce y preciosa Bambi!
Cordelia se quedó sin habla al ver el magnifico piano de cola, de madera negra.
—Gracias padrino— dijo llena de alegría Cordelia abrazando a su padrino con algo de fuerza.
—Cissy me dijo que eras buena en piano— le contestó alegre— Y me puse a pensar que era una pena que no tuvieras tu propio piano para que sigas practicando.
—Padrino no debiste.
—Si, si debía— le sonrió— Digamos que este es el equivalente a todos los regalos de cumpleaños que te debía.
Cordelia sonrió y se sentó en el banquillo del piano, Cordelia tocó una poca teclas. El piano esta bien afinado. Ella se levantó y una vez más lo abrazó.
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Para la tarde hubo una pequeña reunión para su cumpleaños. Todos los más cercanos a ella, incluyendo a Dudley y a tía Petunia.
Cordelia se había visto con un vestido blanco con flores lilas bordas y cabello con dos de los cuatro pasadores de lirios que su madre uso en su boda.
Ginny había llegado con Percy y la señorita Clearwater, Pansy y Daphne llegaron juntas, también llegó Neville junto a su abuela. Sam llegó un poco tarde alegando que tuvo una emergencia en su trabajo.
También estaba Lady Malfoy con sus hermanas e hijo, Cordelia se sintió feliz cuando legó Theo.
Era una pena que Hermione aun siguiera en Francia.
Su padrino puso a trabajar el viejo tocadiscos de su abuelo mientras que Sam revisó los discos de vinilos que estaban apilados de forma pulcra.
—Si que tienen un buen gusto musical— comentó la señorita Clearwater mientras ojeaba los vinilos, a su lado estaba Sam y Percy Weasley.
—Los señores Potter les gustaba mucho el jazz y las canciones de salón— dijo su padrino— James por su parte tenia una debilidad por los Beatles.
—¿Y quien tienen no tienen una debilidad por los Beatles?— dijo con sarcasmo Sam— Deberían ser considerados un patrimonio nacional junto a Queen.
Sam colocó un vinilo de Sinatra. Percy sacó a bailar a la señorita Clearwater quien se sonrojó pero muy gustosa bailó.
Su padrino también sacó a bailar a Cordelia, la hizo girar con gracia, él tenia una expresión de paz, luego bailó con el señor Moony quien tenia una sonrisa amplia.
Cordelia notó como su tía tenia una tranquila charla con Lady Malfoy, Madame Longbottom y la señora Tonks. Dudley conversaban de algo con Neville y Eowyn.
Su padrino se tuvo que morder la lengua cuando Theo la sacó a bailar. Por alguna razón, Cordelia podía sentirse cómoda con Theo.
También se ha dado cuenta que Theo estaba más alto y que tenia un lindo tono azulado en sus ojos. Y ante sus pensamientos Cordelia se sonrojo al pensar sobre Theo.
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Caída en la noche, Remus le extendió la carta a Sirius.
—Dumbledore te quiere como profesor de DCAO— dijo molesto. —¿Aceptaste?
—Si, canuto.
—¿Y que pasará con tu PPP?
—Severus me elaborará la poción— le respondió Remus, Sirius murmuro algo por lo bajo— Deja de quejarte Sirius, Severus es el único mago con la habilidad para prepararme el matalobos.
—¿Pero a cambio de qué?
—Quiere formular una variante más potente— contestó Remus.
—Te quiere como conejillo de indias— gruñó molesto
—Y acepte gustoso— le recordó— Severus es un excelente Maestro de pociones, se que priorizará su investigación en lugar de tratar de envenenarme.
Sirius solo se cruzó de brazos y siguió murmurando molesto.
—Este seria el primer trabajo fijo que se me ofrece debido a mi condición— le dijo Remus— Y debemos decirle a Cordelia.
—¿Tu crees?
—No le puedo ocultar para siempre que soy un hombre lobo— contestó Remus— Ella se dará cuenta y pensará que le mentimos.
—De acuerdo, le diremos a Bambi— dijo Sirius— Y estaré ahí en forma de animago para ti en Luna Llena. Como los viejos tiempo, en la casa de los Gritos pasando las noches. Además, debo curar tus heridas cuando todo acabe.
—Gracias canuto— le sonrió Remus.
—Solo quedamos tu y yo, Moony — le sonrió Sirius.
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