Cordelia miró la caja que Eowyn trajo en un aula vacía. Eowyn prácticamente las arrastró a las cuatro hasta ese lugar desolado.

La mirada de su amiga era pura seriedad y dentro de la caja envuelta en varias cintas chillaba una rata.

—¿Qué esta sucediendo Eowyn?— preguntó Cordelia.

Eowyn no dijo nada, solo sacó un sucio mapa de su bolso.

—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas— conjuró tocando la varita

El sucio pergamino empezó a llenarse de trazos em tinta negra formando ramificaciones y dando un mensaje de bienvenida:

«Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, los proveedores de ayuda mágica a los traviesos se enorgullecen en presentar el Mapa del Merodeador.»

—¿De donde sacaste esto?— preguntó Hermione mirando el pergamino como si fuera oro puro.

—Se los robe a las Bludger Weasley— contestó Eowyn—Pero eso no es lo importante.

Eowyn abrió el mapa y señaló una parte, un nombre. Que estaba en el mismo salón que ellas.

—Peter Pettigrew— dijo Cordelia casi sin aliento y miro la caja donde la rata chillaba.

—Es una rata, mas bien un animago—hizo una mueca Eowyn picando la caja con su varita— Sirius Black no lo mató.

Cordelia dejó su vista del mapa para tomar la caja. Y olvidándose de sus modales empezó a agitar la caja con mucha fuerza, dentro de ella la rata chillaba aun más alto.

Hermione tuvo que detenerla, con sus manos le quitó la caja a la par que Daphne le frotaba los hombros a Cordelia.

—Debemos dar aviso al Ministerio— dijo Pansy tomando las rienda de la situación— Yo y Daphne buscaremos al profesor Snape. Hermione, Eowyn y Delia irán con la profesora McGonagall y llevaran a la rata, debemos llamar a Lady Malfoy y algún Auror para que vengan.

Todas asintieron, Eowyn guardo el mapa en su bolso y fue la encargada de llevarse la caja. Hermione la tenia con el brazo entrelazado para sostenerla.

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La siguiente hora fue un total caos en donde la mente de Cordelia pareciese haberse desconectado con su cuerpo.

El caos al saber que Pettigrew estaba vivo se desató como un ligero tornado. La profesora McGonagall rápidamente transformó la caja en una jaula, Cordelia no podía identificar su mirada. El profesor Snape miraba con absoluto asco la rata dentro de la jaula y el director pareciese estar pensado.

Eowyn y Hermione fueron sacadas del salón a regañadientes.

—Estaremos aquí afuera si nos necesitas— fue lo ultimo que dijo Eowyn antes de ser sacada de la oficina.

Sentada frente al escritorio notó como por la red Flú salió Lady Malfoy, inmediatamente la abrazó mientras le frotaba la espalda.

De la chimenea salió el señor Tonks con una mirada seria y un hombre de aspecto " intimidante" con un ojo de cristal y pata de palo.

—Moody que bueno que has llegado— dijo el director— Cordelia, el Auror Alastor Moody.

—Es un gusto—contestó Cordelia aun sin poder procesar la información.

—Si, si si— dijo el señor Moody sin paciencia— ¿Y donde esta Pettigrew?

El profesor Snape señalo la jaula que descansaba en el escritorio de la profesa McGonagall. El Auror tomó la jaula y la alzó a la altura de su rostro para luego chasquear los dedos.

—Es un animago— dijo la profesora.

—Entonces eso significaba los balbuceos de Black— comentó el Auror Moody.

—¿Disculpe?— dijeron Lady Malfoy y Cordelia al mismo tiempo con notable confusión

—La ultima vez que visite Azkaban, Black murmuraba algo de cazar a una rata— contestó Moody a la par que miraba a la Pettigrew—He aquí a la rata.

—¿Cómo supiste de Pettigrew, Cordelia?— le preguntó el señor Tonks.

—Eowyn lo descubrió, por un mapa y luego lo capturó— contestó Cordelia. Ella estaba abrumada, se sentía muy mareada, solo quería irse a su habitación a descansar.

—De acuerdo— dijo Moody— Llevaremos a la rata para interrogarlo y luego a Azkaban.

—¿Y Sirius?— interrogó Lady Malfoy muy a la defensiva— Como pueden ver Pettigrew esta con vida. Deben sacar a Sirius de Azkaban. ¡Ahora!

Cordelia nunca había visto a Lady Malfoy tan molesta.

—Sirius será llevado a San Mungo para una evaluación— dijo Dumbledore— Cordelia podría visitarlo en vacaciones.

—Lady Potter— dijo Cordelia— Puede que sea el director, pero no tiene la confianza y la familiaridad para llamarme por nombre de pila.

—Comenzare los tramites para que enjuicien a Peter— comentó el señor Ted— Sirius estará fuera de Azkaban esta misma noche.

—Quisiera irme a mi sala común— pidió Cordelia con una mano sobre su frente. Estaba exhausta

—Por supuesto, señorita Potter— dijo el director de inmediato— Esta exenta de las clases por el día de hoy.

Cordelia se levantó y se despidió de los adultos presente con una leve inclinación de la cabeza. Salió de la oficina de la profesora sumamente cansada.

Hermione y Eowyn no estaban, así que Cordelia camino hacia su sala común un poco rápido, quería llegar a su cama lo antes posible.

—Cordelia— alguien la llamó sus espaldas. Ella se giró encontrándose a Theo, y sin pensar, se arrojó a sus brazos.

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Theo se quedó estático por un momento cuando Cordelia lo rodeo con ligera fuerza mientras se apoyaba en él. Por reacción la cubrió con sus brazos a la par que escuchaba un sollozó.

—¿Cordelia, estas bien?¿Te duele algo?— preguntó rápidamente Theo.

—Si— la voz de Cordelia salió con mucho cansancio. —No, han sido días muy complicados.

Cordelia se separó de él, Theo vio como las lagrimas bajaban de las mejillas sonrojadas de Cordelia, se podía ver en sus ojos que estaba muy cansada.

Theo sacó su pañuelo y con mucho cuidado secó sus lagrimas.

—Solo quiero paz, pero entre el asunto de mi padrino y mi descendencia Slytherin a sido mucho porque procesar.

—Espera. ¿Descendencia Slytherin? — dijo Theo muy confundido.

—¿Te puedo contar un secreto?— Cordelia lo miró con esos ojos de cierva en alerta.

Theo asintió con la cabeza mientras aun su pañuelo descansaba cerca de las mejillas de Cordelia.

—En Yule fue Gringotts, me hice un mapeo genealógico— empezó de susurrar bajito, pero Theo la escuchaba con claridad— Mi madre descendía de la hija de Salazar Slytherin.

Theo se quedó sin habla, si estaba información sale a la luz, muchos se disputarían por Cordelia, y eso podría envolverla en muchas situaciones desagradables.

Él mantendría esa valiosa información para él.

Theo guardó su pañuelo para tomar las manos de Cordelia, que delicadamente estaban envueltas en suave seda blanca, y tomándose el atrevimiento, deposito un suave beso en sus nudillos.

—Juro que guardare esta confesión conmigo— le prometió Theo mirándola a los ojos.

—Gracias, Theo.

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Cuando Cordelia se acostó en su cama rápidamente fue traslada nuevamente a los recuerdos del diario.

Era una mesa de guerra, que estaba liderada por Rhea y Lucien.

Como la mesa redonda de Camelot, había muchas personas alrededor con miradas serias.

Cordelia rápidamente se fijo en Rhea, ahora de unos veinte y con el estomago de una mujer próxima a dar a luz.

—Tendremos que dejar el lugar esta misma noche— dijo Rhea con la vista un mapa extendido en la mesa— Las barreras cayeron.

—No cayeron— dijo rápidamente una bruja de aspecto joven y con el cabello castaño sujeto en varios alfiles de cobre— Un sangre sucia se aprovecho de su estado y destruyó nuestras barreras. El traidor nos vendió a los cazadores.

—Mara— dijo en tono serio Lucien.

—Estoy diciendo la verdad— siguió la bruja muy molesta— Llegó aquí como un perro herido, los sanamos ¿Y que hace? ¡Les dice nuestra ubicación a los malditos cazadores!

El resto de los presentes le dieron la razón.

—Puedo ofrecerle aisló— dijo una mujer alta de cabello plata. Cordelia notó las orejas puntiagudas —Las tierras Fae estarían gustosos en darles asilo hasta que encuentren un nuevo lugar.

—Gracias Gwyn— dijo Rhea— Irán esta noche, preparen suministros y los caballos. Mara, sabes que hacer.

—Los barriles de vino con veneno están listos, mi señora— dijo la bruja joven con una amplia sonrisa y los ojos brillando de emoción— Iré por mi laúd para ir a la pub donde siempre tendemos nuestra mejor trampa, esos cazadores beberán hasta morir.

Cordelia notó como Mara se emocionaba con la idea de envenenarlos.

—Bien— dijo Rhea— Yo me quedó aquí.

—¿Qué?— preguntó Lucien a Rhea— Ni pienses que te voy a dejar aquí.

—Es un viaje de cuatro días hasta el refugio de Gwyn— contestó Rhea— Mírame, estoy a poco de dar a luz, este viaje podría matarme a mi y a la bebé.

—Entonces me quedo contigo.

—No— se mantuvo firme Rhea— Tu guiaras a nuestra gente e hijo a las tierras de Gwyn, es tu deber. Marigold, Mara y Erik se quedaran como mi defensa. Debemos tener fe que Mara acabara con los cazadores en esa trampa.

—Salgan— gruño Lucien. Todos salieron del lugar rápidamente a la par que Rhea se sentaba agotada.

—Mi alma— dijo Lucien arrodillándose frente a Rhea— No me pidas que te deje. Eres el amor de mi vida, es mi deber protegerte.

—Estaré bien— le sonrió Rhea, con un movimiento de varita, un cepillo de oro con relieves de serpientes y esmeraldas llegó hasta ella. Con delicadeza Rhea se lo entregó a Lucien— Déjalos a salvo en el refugio y regresa por mi. Llévate mi cepillo como promesa de que me encontraras a salvo con nuestra bebé en brazos.

Cordelia notó los ojos suplicantes de Lucien, él apoyo su cabeza sobre el regazo de Rhea.

—Solo regresa a mi— pidió Rhea. 

N/A: Las cosas se pusieron buenas. El perro estará libre, les di un momento Thelia.