La primera clase fue Encantamientos, si bien no era la materia favorita de Cordelia, sabia que era de prioridad tener un buen conocimiento en Encantamientos.

Para su futuro papel como esposa y madre se esperaba que supiera encantamientos de curación y otros que faciliten sus labores como ama de casa. Si bien sabia cosas básicas, un poco de magia le harían las cosas más sencillas.

Cordelia aprovecharía cada ventaja, cada paso que se pueda presentar. Se aferraría a él con fuerza.

La clase era compartida con Ravenclaw y si no se equivocaba luego seguía DCAO con Gryffindor.

A medida que el profesor Flitwick dictaba la cabeza, Cordelia anotaba en su libreta todo lo que considerada importante de resaltar.

En las vacaciones se había surtido de resaltadores con lo que podía señalar las cosas importantes o que debería tener en consideración.

A su lado Hermione leía en voz baja, recorriendo con su dedos cada renglón por el que su mente grababa.

Hermione había dicho que tenia algo de memoria fotográfica, así que podía recordar con casi absoluta claridad cualquier cosa que haya leído con anterioridad.

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La siguiente clase fue DCAO y Cordelia supuso que terminará en desastre.

Ella y Hermione se sentaron juntas, delante de ella estaba Eowyn junto a Neville Longbottom y a la derecha Pansy y Lockhart.

Cuando todos estuvieron sentados, Lockhart se aclaró sonoramente la garganta y se hizo el silencio. Se acercó a Neville , cogió el ejemplar de Recorridos con los trols y lo levantó para enseñar la portada, con su propia fotografía que guiñaba un ojo.

Cordelia frunció su nariz.

—Ególatra— pensó para si misma. Y supo que no estaba equivocada cuando Lockhart alardeaba de sus títulos que incluían: Orden de Merlín, de tercera clase, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa Contra las Fuerzas Oscuras, y ganador en cinco ocasiones del Premio a la Sonrisa más Encantadora, otorgado por la revista Corazón de bruja.

—Hasta un gato daría mejor la clase— murmuró Heir Zabini detrás de Cordelia y Hermione, Cordelia evitó reírse por el comentario.

A Hermione se le instaló un rostro entre de molestia y sorpresa cuando Lockhart dijo que empezaría la clase con un cuestionario.

Eowyn se giró para mirarla a ella y Hermione.

—Ayuda— dijo en voz baja— No he leído nada de sus libros, me dormí del aburrimiento.

—¡Mirada al frente señorita Fraser!— dijo Lockhart con esa tonta sonrisa mientras repartía las hojas, Cuando terminó de repartir los cuestionarios, volvió a la cabecera de la clase y dijo: —Disponen de treinta minutos.

Cordelia miró la hoja y su pensamiento de que Lockhart era un tonto se reafirmaron por las preguntas.

1. ¿Cuál es el color favorito de Gilderoy Lockhart?

2. ¿Cuál es la ambición secreta de Gilderoy Lockhart?

3. ¿ Cuál es, en tu opinión, el mayor logro hasta la fecha de Gilderoy Lockhart?

y así fueron tres paginas, en ambas carillas

54. ¿Qué día es el cumpleaños de Gilderoy Lockhart, y cuál sería su regalo ideal?

Cordelia como podía rellenaba las preguntas, cortas y rápidas. No gastaría esfuerzo en contestar tan absurdas preguntas. Pasada la media hora, las hojas fueron recogidas y Lockhart empezó las hojas frente a la clase.

—Vaya, vaya. Muy pocos recordáis que mi color favorito es el lila. Lo digo en Un año con el Yeti. Y algunos tenéis que volver a leer con mayor detenimiento Paseos con los hombres lobo. En el capítulo doce afirmo con claridad que mi regalo de cumpleaños ideal sería la armonía entre las comunidades mágica y no mágica. ¡Aunque tampoco le haría ascos a una botella mágnum de whisky envejecido de Ogden!

Él guiñó un ojo a la clase, Cordelia puso una expresión de desagrado. Hermione lucia molesta, Pansy y Daphne desconcertadas, y Eowyn, bueno Eowyn miraba todo con absoluto aburrimiento.

—... pero la señorita Hermione Granger sí conoce mi ambición secreta, que es librar al mundo del mal y comercializar mi propia gama de productos para el cuidado del cabello, ¡buena chica! De hecho —dio la vuelta al papel—, ¡Está perfecto! ¿Dónde está la señorita Hermione Granger?

Hermione alzó su mano, aun manteniendo su expresión de seriedad fija el maestro.

—¡Excelente! —dijo Lockhart con una sonrisa—, ¡excelente! ¡Diez puntos para Slytherin! Aunque debería sonreír más , señorita Granger, las niñas deberían sonreír siempre, las hacen ver más bonitas. Y en cuanto a...

De debajo de la mesa sacó una jaula grande, cubierta por una funda, y la puso encima de la mesa, para que todos la vieran. —Ahora, ¡cuidado! Es mi misión dotaros de defensas contra las más horrendas criaturas del mundo mágico. Puede que en esta misma aula tengan que encarar a las cosas que más temen. Pero sepan que no les ocurrirá nada malo mientras yo esté aquí. Todo lo que pido es que conserven la calma.

Lockhart puso una mano sobre la funda, la aparto con un gesto teatral.

— Duendecillos de Cornualles recién cogidos.

Seamus Finnigan se rio ampliamente, diciendo que esas criaturas no eran tan atemorizantes, y al aparecer eso fue señal para que Lockhart desatará el caos en el salón al liberar a los duendecillos.

Los duendecillos salieron disparados como cohetes en todas direcciones. Dos cogieron a Eowyn por las orejas y la empezaron a jalar con fuerza, Neville Longbottom había tomado uno de sus libros y los golpeo como si fueran pelotas de tenis, Eowyn tomó de la manga a Neville y lo jaló para refugiarse debajo del escritorio.

Lockhart trato de detenerlos, pero su varita se le fue arrebata y se refugio detrás de su escritorio.

Hermione ya estaba debajo y tomó de la mano para jalar a Cordelia, pero una de esas cosas endemoniadas jalaron con fuerza su cinta del cabello.

Heir Nott imitó la técnica de Neville y golpeo al duendecillo con un libro dejando que Cordelia se refugió junto a Hermione.

Fue Heir Malfoy que junto Hermione, que saliendo por unos segundos del escritorio, conjuraron de manera perfectamente sincronizada un Immobilus que detuvo a todas las molestas criaturas.

Los Slytherin salieron de inmediatos de ese chiste que se llamaba clase, Neville Longbottom y Eowyn salieron con ellos.

—¿Esta bien, Lady Cordelia?— preguntó Heir Nott fuera del salón, Cordelia asintió con la cabeza.

—Gracias a ti, gracias— respondió Cordelia con una ligera sonrisa— Y muchas gracias por los dulces, no sabia que habían de miel.

—Pensé que le gustarían— le sonrió Theo. Las mejillas se Cordelia se sonrojaron levemente.

Cordelia se despidió y se fue con sus amigas

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Luego de ese desastre de clase, Cordelia y su grupo se fueron para el Comedor a tomar el almuerzo, en el camino Cordelia notó que había dejado su libreta de la siguiente clase en su habitación, así que le dijo a sus amigas que lo iría a buscar sola.

Camino a las mazmorras, que estaban desoladas, vio algo interesante, cerca de la sala de común había una parte que se asemejaba a un arco de puerta, no se distinguía bien, pero era casi notable la silueta del arco.

Cordelia por curiosidad se acercó para verlo mejor, con despacio coloco sus manos, el arco crujió levemente, la pared dentro de la silueta se desvaneció y Cordelia cayó dentro.

Cordelia, aun en suelo, miró el lugar, estaba oscuro, así que con un simple Lumus con su varita, miró donde estaba.

El lugar era un estudio privado, un poco descuidado. Había un modesto escritorio de color negro, encima de él había un poco de polvo, en una esquina había un Arpa de color blanco y un cofre a su lado.

El estudio contaba con dos sofás grandes y una mesa pequeña, también había un vacío librero con solo tres diarios. Cordelia se acerco para ojear un poco el contenido, los tres estaban forrados de cuero café, uno simple y los otros dos con detalles de plata en el filo.

Cordelia abrió el primero y lo encontró vacío.

Lo que más al sorprendió fueron los otros dos, en la primera del segundo pudo leer Prometeo Slytherin y el tercero Rhea Slytherin.

Cordelia dejó caer los diarios y salió de ese estudio como si fuese perseguida por un fantasma.