Cordelia sentía su cuerpo sentirse como el plomo, su mente estaba lucida pero su cuerpo no le respondía.

¡Oh no! Estaba muerta y vagaría como un fantasma por el resto de la eternidad.

Cordelia abrió sus ojos y reprimió un gruñido ante la luz del día. Con cuidado se sostuvo de sus brazos como para estabilizarse de donde estaba acostada, viendo a su alrededor se fijó que estaba en la enfermería.

Notó que su cabello caía un perezoso trenzado a un lado. Cordelia como pudo se levantó con el tobillo izquierdo doliéndole levemente.

—Señorita Potter— escuchó a Madame Pomfrey llamándola, Cordelia alzó su mirada al ver a la enfermera acercase a ella. —¿Qué hace levantada? No, no, no. Usted necesita descansar, tres días inconsciente deben ser agotadores.

—¿Tres días?

Madame Pomfrey la tomó de los brazos y la regresó nuevamente a la cama. El tobillo la molestaba y la cabeza tenía la sensación de agujas picándola.

¿Que era esa criatura con la que se enfrentó?

Al menos estaba viva, eso era bueno.

Cordelia se pasó los dedos por su trenza y miró a la enfermera buscando respuesta.

—La señorita Granger fue la encargada de cepillarle y trenzarle el cabello mientras estuvo dormida— explico Pomfrey pasándole un vaso de agua.

Cordelia sintió alivio al saber que su querida Hermione cuidó de ella, era lo más cercano que tenía. Ella y sus demás amigas.

Permaneció casi una hora hasta que sus amigas entraron a la enfermería por cinco minutos por orden de Madame Pomfrey.

Eowyn fue la primera en lanzarse sobre ella, con el rostro pálido como papel, y envolvió en sus brazos con mucha fuerza que pareciese que quería exprimirla.

Cordelia tuvo que darle unas palmaditas en la espalda y pedirle que la soltará porque la estaba apretando muy fuerte. Eowyn la soltó con los ojos brillando en lágrimas.

—Casi me da algo cuando nos enteramos de que estabas en la enfermería y herida— empezó a explicar Hermione sentada a la derecha de Cordelia, apoyó su cabeza en el hombro de ella. Cordelia le dio suaves palmaditas en las manos de Hermione.

—Gracias a la Madre Magia solo tengo una fea migraña y un tobillo lastimado— respondió Cordelia.

—Deberías conseguirte algo para defenderte— dijo Eowyn extendiéndose boca arriba como un gato a los pies de Cordelia— Algo con filo e impregnado de veneno.

—Un pasador de cabello— apoyó la idea Pansy. — Así cuando alguien trate de lastimarse solo lo empuñas y ¡Chas! — hizo el ademan de apuñalar algo.

Daphne negó con la cabeza ante tal descabellada idea.

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Luego de la vista de las chicas durmió un rato más, Madame Pomfrey le dio algo para el tobillo que la hizo dormir unos minutos y cuando despertó tuvo una charla con el director.

—Es una total pena que te hayas envuelto en tal situación— dijo con tacto. Cordelia permaneció todo el mundo con la postura recta y tomando nota de todo.

—¿Qué era eso que quería matarme? — dijo Cordelia con voz firme— Está vinculado a Voldemort ¿verdad?

El director asintió con la cabeza. Cordelia apretó los labios, había leído de Voldemort. El-que-no-debe-ser-nombrado. El señor Oscuro.

Dumbledore siguió hablando. Que lo que se llevó era algo que un viejo colega le pidió cuidar.

Que fue el que le envió la Capa de Invisibilidad de su padre.

¿Por qué Dumbledore tenía la Capa en su poder? se preguntó Cordelia con sutileza.

Que su mamá había creado una especie de encantamiento que la protegía.

Runas.

Voldemort mencionó a su madre como una Maestra Rúnica

El director se despido de ella diciéndole que no sintiera a mal no por proteger la piedra.

Cordelia arrugó la nariz con disgusto, el mismo gesto de su tía Petunia, ante la frase del director.

No era deber de ella de proteger esa cosa.

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La siguiente visita fue más agradable y sorpresiva.

El guardabosque Hagrid la sorprendió con un regalo precioso. Un álbum de fotos de sus padres.

Cordelia pasó sus dedos por una foto en particular. Sus padres sonriendo y cargándola de bebé, una pequeña bebé.

Su madre tenía el cabello rojo sangre y brillantes ojos esmeraldas, trenzado suavemente cayendo en armonía y elegancia. En la fotografía, ella de bebé se aferraba al cabello rojo.

Luego estaba su padre, alto y con el cabello despeinado. Con sus ojos almendrados brillando de felicidad y orgullo envolviendo a su madre con uno de sus brazos.

Cordelia agradeció el obsequio con una sonrisa suave y los ojos brillando en lágrimas.

Para la noche un paquete de dulces llegó a ella, Cordelia los dejó de lado al recordar las palabras de Tía Petunia de no aceptar dulces de extraños.

Claro, hasta que Madame Pomfrey los examinó y les dijo que, si podía comerlos, con moderación.

Bueno, sí una experta en la salud le decía que podía comer dulces, los comería.

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—¿Le entregaste de forma discreta la caja de dulces a Lady Cordelia? — preguntó Theo al elfo frente a él.

—La señorita Potter descansaba— contestó el pequeño ser— Pero le fue entregado la caja.

Theo asintió con la cabeza y se dirigió a su sala común.

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Cuando al fin fue dada de alta, fue justo para el banquete de despedida. Su casa celebró haber ganado la Copa de las Casas.

Cuando las notas de los exámenes fueron entregadas, Cordelia quedó satisfecha al saber que estaba en el cuatro lugar en las notas de su año.

Hermione se posicionó en el primer lugar a la par con Heir Malfoy.

Pansy y Daphne estaban contentas con su nota. La que celebró como si se hubiera ganado la lotería fue Eowyn.

—Siempre fue un completo desastre académico— dijo sonriendo— Tal vez las materias muggles no eran lo mío.

Sus notas todas eran satisfechas

Cuando llegó el momento de partir se le fue entregado un papel que advertía que no utilizaran la magia durante las vacaciones.

El viaje del tren fue tranquilo, Cordelia estaba leyendo la señora Daloway mientras Hermione leía un libro de tradiciones mágicas.

Eowyn escuchaba música en su Walkman mientras admirada el paisaje, Pansy y Daphne revisaban un catálogo de vestidos y accesorios.

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En la estación de trenes, se encontró con Lady Narcissa y Lord Malfoy.

Lady Cissy la abrazó cariñosamente mientras le extendía una invitación para el verano.

Cordelia respondió que debería consultarlo con su tía. Invitación también extendida hacia Hermione y Eowyn.

—También debería hablar con mis padres— dijo Hermione.

—¡Con gusto! — accedió Eowyn— Y seria aún mejor si no tuviera que regresar a Wools.

Lord Malfoy le indicó de la prueba de herencia en Gringotts, y Eowyn aceptó la ayuda de Lord Malfoy, aun si eso le daba el nombre del hombre sin rostro en su vida.

—Tal vez pueda sacarle algún tipo de pensión por estos años— le murmuró discretamente Eowyn a Cordelia.

Bueno, la menos le estaba viendo la ventaja.

Las tres cruzaron la barrera, Cordelia avanzó unos cuantos metros hasta que vio a su tía Petunia y Dudley, detrás de ellos estaba una pareja de castaños.

Cordelia miro por su hombro como Hermione sonreía y Eowyn ya se había ido.

Empujó su carrito hasta su tía y primo. Tía Petunia abrió sus barcos y Cordelia se refugió en ellos, su tía le llenó la cara de besos y Dudley le dio un abrazo.

—Usted debe ser la tía de la señorita Potter— dijo el padre de Hermione extendiéndole la mano a su tía— Mi nombre es Richard Granger y ella es mi esposa Eliza.

—Es un gusto— aceptó el saludo tía Petunia— Cordelia me ha escrito de su hija.

—Estamos agradecidos con Cordelia— dijo la señora Granger— Ayudar a nuestra Mimi a adaptarse al mundo mágico y guiarla.

Luego intercambiaron números para estar en contacto durante el verano. Cordelia y Hermione se abrazaron despidiéndose.

Cordelia salió de la estación a lado de su tía y primo. 

N/a: Y terminamos el primer año.