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C U A T R O

“¡Viktor! ¡No pienses, solo déjate llevar por la música!”

Viktor asintió para sus adentros, profundizando su concentración, envolviéndose con la música que sonaba al fondo, queriendo volverse parte de las notas y la melodía. Que su cuerpo pudiera describir la historia que hacía. Sus patines se deslizaban con gracia y suavidad en el hielo. Su cuerpo delgado y formado se movía con elegancia y sus ojos cerrados y sus expresiones tensas indicaban cuan entregado estaba en su rutina.

Viktor Nikiforov, omega, ahora un adolecente de 12 años actualmente. Reciente aspirante a patinador, esperando su primera competición junior en el patine artístico y con una hermosa medalla de oro esperando por él.

“¡Muy bien cielo!”

“¡Ese es mi hijo!”

Viktor sonrió ampliamente ante las voces provenientes de la barandilla de la pista, sus padres, los cuales estaban admirando su coreografía le sonreían radiantemente, apoyándolo y deleitándose con sus pasos. Rápidamente patino hacia ellos, siendo recibido con una botella de agua y una pequeña toalla con la cual limpio su sudada frente. Mientras que Yakov, su ahora entrenador, se acercaba a la familia para regañar a su discípulo y hacer reír a los adultos. Porque Viktor siempre había sido así, hacia lo que quería en el hielo, porque ahí se sentía completamente libre.

Su vida en los últimos 3 años había sido casi completamente plena y alegre, con su familia adoptiva, recibió la educación necesaria mediante tutores y cuando expreso su deseo de querer aprender danza y luego patinaje artístico sus padres no duraron en ayudarlo y apoyarlo, porque sabían que su pequeño hijo tenía un gran talento. A pesar de los percances y muchas malas pasadas con la ISU (que cedieron ante el constante trato con los abogados de sus padres) lograron que Viktor llegara al mundo del patinaje, siendo el primer omega en la división junior.

Ahora, preparándose para las nacionales rusas, de las cuales aún faltaba bastante, pero él ya casi tenía completamente la coreografía. Por la emoción de por fin participar. Todo parecía ir en marcha. Siendo el estudiante estrella de Yakov demostrando talento nato y una vida buena con sus padres.

Aunque no todo era miel sobre hojuelas, muchos esfuerzos, muchas puertas cerradas por su condición de omega y queriendo hacer algo a lo que la sociedad se negaba. Los medios se habían vuelto locos ante la noticia de que un omega planeaba competir nacionalmente.

Pero por suerte, Viktor había conseguido a uno de los mejores entrenadores rusos de la historia, quien estaba enlazado con una omega, esta sorprendentemente se trataba de Lilia Baranovskaya, prima ballerina en el ballet Bolshoi. Y también una de las primeras omegas en sobresalir mundialmente en Rusia y defensora de sus derechos de su casta. Siendo ella la maestra de danza de Viktor.

Como siempre, sus padres habían llegado a recogerlo de los entrenamientos. Luego de una rápida ducha, teniendo cuidado con la diadema de flores que había hecho con su madre la noche anterior y que hoy había lucido con elegancia al patinar. La guardo en su bolso y sacó un cambio de ropa. Para cuando termino, salió del lugar junto con ellos mientras entrelazaba sus manos.

El frio de Rusia era azotador y en unas semanas se pondría peor, el invierno se acercaba y lo único que deseaba hacer era acostarse junto a sus padres, envueltos en cobijas mientras tomaban algo caliente. Aunque eso se vería frustrado ya que estos tendrían que ir a una junta de negocios fuera del país por unos días. Sin embargo no era la primera que pasaba, a veces tenían este tipo de juntas en el extranjero y era necesario dejarle solo o con una niñera. Pero esto era realmente difícil ya que no había persona que trabajara para poder cuidar a Viktor más de unas veces, por su condición muchos se alejaban de ellos o los discriminaban. Sí las niñeras se quedaban con él podrían ya no tener más trabajo y obtendrían malas referencias, ninguna se arriesgaban a eso.

Viktor teniendo este tipo de trato desde pequeño, no le afectaba más de lo necesario, él sabía y tenía que lidiar con ese tipo de sociabilidad todos los días. Habría personas buenas que no lo mirarían como algo inferior y, muchas más que harían lo contrario, pero sabía que algún día las cosas cambiarían. Por ahora, mientras sus padres siguieran ahí para él, era suficiente.

Esta vez no habían tenido suerte y lamentablemente no era una opción llevarlo con ellos, así que se quedaría en casa desde el viernes en la mañana hasta el sábado en la noche. A pesar de no ser la primera vez que pasaba, dejarlos ir y quedarse absolutamente solo en casa no le dejaba más que inquietud.

¿Por qué?

“Buenas tardes señores Nikiforov

Por él.

Un escalofrió lo recorrió involuntariamente, apretó más las manos que lo tenían agarrado, poniéndose rígido y aguantando repentinamente su respiración. Su vecino, un alfa aparentemente solo. Le ponía los pelos de punta.

Desde el primer momento que le vio nunca soportó bien su presencia, su instinto le hacía rehuir y sus padres siempre habían tenido cierto recelo con el hombre después de verlo demasiado “amigable” con su pequeño hijo hace un año.

Sus padres fueron cortantes pero educados al devolver el saludo, acercando más a Viktor a sus cuerpos, marcando el territorio. El hombre hizo una pequeña elevación de labios, casi imperceptible, para luego asentir un segundo después con su expresión impertérrita y se dedicó a entrar otra vez a su hogar, cerrando la puerta con suavidad.

A pesar de todo, el hombre no había hecho nada por lo que se le pudiera denunciar y aunque se podía poner una orden de restricción, él había preferido no hacerlo para evitarse escándalos con su carrera de patinaje, que apenas iba empezando. Pero no dejaba de ser precavido. Igualmente sus padres, le protegían y acompañaban la mayoría de las veces y aunque él era una mancha negra en su lienzo lleno de colores suaves, no todo podía ser completamente perfecto.

“¿Estas bien, Vitya?”

Viktor elevo su mirada para encontrar a su padre, quien con expresión afligida y preocupación en sus ojos, le miraba mientras extendía una mano para enredar con suavidad sus dedos entre los mechones de su cabello largo platinado. Sonrió de forma sincera y se dejó hacer, tranquilizándose por el toque.

“Lo siento Erick” dijo con pena mientras balanceaba sus pies “Es solo que… me quedare solo unos días y no me gusta” habló con tono infantil mientras un puchero surcaba su rostro.

Escucho un bufido, seguido de una risilla de parte del adulto. Luego de eso, sintió como era levantado y abrazado entre los fuertes brazos de su padre y como costumbre, enredo sus brazos en el cuello de Erick mientras este se dirigía a la estancia, en la cual, sentada viendo televisión se encontraba su madre, esperándolos.

Había estado algo distante desde que llegaron a casa y lamentaba el preocuparlos, pero simplemente tenía un mal presentimiento.

Solo esperaba que no fuera más que su imaginación.


Luego de haber despedido a sus padres en la puerta, se encontraba tranquilamente recostado en el sofá de la sala. Disfrutando de una buena película y comiendo algunas botanas. Su teléfono estaba cargando en su habitación y en la cocina se estaba calentando su cena. Cuando sintió que debía ir a revisar, se levantó del sillón y camino tranquilamente hacía la cocina, pero un tirón en su cuerpo lo detuvo en seco.          
  
Sintió como un calor nacía desde sus entrañas, enviando oleadas de dolor a sus extremidades, jadeo ante esto, inclinándose sobre la pared para encontrar soporte, sus brazos y piernas empezaron a temblar, sintió como su palpitar se disparó y su visión se volvió borrosa, calambres y jalones se sentían en su vientre y de repente entre sus piernas empezaba a correr un líquido espeso.

Mierda.

Su celo.

Esto no podía estar pasando, había ido con sus padres hace apenas unas semanas al médico preguntando sobre el tema. Recibiendo como respuesta (según los análisis de varios exámenes) que aún tenía su nivel hormonal en lo normal y que podría estar tranquilo un par de meses más.

¿Qué había pasado?

Soltó un quejido ya que no tenía la fuerza necesaria para gritar, las lágrimas que no había querido dejar salir, fueron bajando por sus sonrojadas mejillas, su cuerpo era recorrido por espasmos incesantes y fuertes, una fiebre atroz había empezado a recorrer sus extremidades y su miembro, el cual estaba erecto entre sus piernas, chorreando líquido preseminal. Sus piernas en un momento ya no llegaron a reaccionar. El dolor agudo en la parte baja de su cuerpo y los calambres en el vientre le hacían jadear y buscar aire, apenas logrando pasarlo por su garganta.

Su mente se nublaba, la neblina de la calentura no dejaba que sus pensamientos coherentes le dijeran que hacer, pero no podía dejarse llevar por el calor infernal, debía encontrar las medicinas y rápido. Buscando la poca fuerza que le quedaba, intento arrastrarse por el suelo hasta su habitación, ahí había una caja de supresores, si las conseguía, podría controlarlo y llamar a sus padres y a Lilia.

Siendo su primer celo, su olor debía ser muy intenso y no tenía un nido en el cual podría pasarlo, no había preparado nada. Y era peligroso estar en ese estado, si un alfa o algún beta llegaran a olerlo afuera de su casa, podrían forzar la entrada a la residencia y violarlo.

Sentía como su cuerpo quemaba, las contracciones en su abdomen se hacían más poderosos y le hacían dar gritos ahogados. Lucho contra su naturaleza, contra el dolor y el miedo que recorría en todo su ser. Pero a pesar de todo su esfuerzo las cosas se darían de la peor manera.

Escucho como la puerta de su hogar era tocada violentamente mientras que la perilla de la misma era forzada con brusquedad, sintió como momentáneamente su sangre se helaba, con desesperación trato inútilmente de avanzar, rasguñando el suelo y moviendo sus acalambradas extremidades por el incesante dolor, con horror escucho como los golpes y ruidos se habían más ásperos y lloro por la impotencia y ansiedad.

Tratando con todo su ser, vio cómo se aproximaba a su recámara, pero sintió su corazón se hundirse hasta su estómago cuando la puerta fue abierta. Lo que más le asusto no fue ese hecho, sino que, la puerta, la cual anteriormente había sido golpeada y forzada, se había abierto con tranquilidad y el sonido tintineante de unas llaves hizo que las campanas sonaran en alerta dentro de su cabeza. Con desesperación, trato de recorrer el camino que quedaba para poder llegar a encerrase en su cuarto, escucho como con pasos apresurados se aproximaban a su dirección y lloro mientras contenía sus gritos.

De pronto sintió una presencia a sus espaldas y volteándose se encontró con él hombre de sus pesadillas, sus ojos grandes y dilatados le miraban fijamente, sus facciones contorsionadas y una sonrisa horrorosa se formaban en su rostro mostrando completamente sus dientes. Y Viktor grito. Mientras él se acercaba, aún trataba de arrastrarse y aferrarse a la esperanza de ponerse a salvo, cuando sintió sus manos encima de su cuerpo sintió que ya no había nada que pudiera salvarlo y con alaridos suplico piedad.

Pero no importo, ni esa vez, ni las que le siguieron.

Pa' que dije lo de actualizar diario.

Bueno, no saben como me costo editar, este capi es muy sad. Me duele.

Gracias por todo su apoyo bellezas 💙

Nethany.

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