Capitulo Treinta y Uno.
Con el celular pegado a su oreja, Blue volvió a escuchar el sonido del correo de voz de Damon antes de soltar un pequeño gruñido y cortar la llamada. Entrando a la habitación que compartían, arrojó el aparato sobre la cama y se sentó en el borde de la misma, mirando distraídamente alrededor con su mente a kilometros de distancia.
Estaba a punto de perder la maldita cordura.
Ni siquiera se dio cuenta de cuanto tiempo estuvo sentado allí, intentando poner sus pensamientos en orden, pero cuando miró la hora, ya había pasado del mediodía. Damon no había regresado aun del gimnasio y él se había salteado el desayuno y el almuerzo, y no tenía ningún deseo de siquiera levantar el teléfono y pedir algo a domicilio. No tenía hambre, y eso era realmente raro, porque desde que había quedado embarazado, él siempre tenía hambre.
—No podemos seguir así, Shiloh —murmuró, sintiendose mucho más triste de lo que recordaba haber estado, al percatarse de que la idea que había estado tomando forma en su mente últimamente, podía ser su única opción—. Han pasado cuatro días, esto no es bueno para mi, ni para ti. Es hora de que haga algo, aunque ese algo nos duela.
Dudó, dudó por un largo momento, porque no había siquiera una parte de él que estuviese deseosa de hacer aquello. Y aun así, se puso de pie y caminó hacia su closet, recuperando su amada mochila negra. Abriendo la cremallera, comenzó a tomar prendas de los estantes y empujarlas dentro, solo lo necesario para unos días, si esto se extendía más allá de eso, ya vería la forma de solucionarlo. Tenía dinero ahora, así que supuso que podía comprar lo que necesitara.
—¿Que estas haciendo?
La voz de Damon lo sorprendió, logrando detenerlo por un momento, pero rápidamente volvió a moverse. Empujó algunas prendas más antes de girarse para ver al mayor de pie en la puerta, llevaba su usual ropa de deportes, pero su cabello estaba húmedo, lo que le decía que había tomado una ducha antes de regresar a la casa. El bolso de deportes resbaló por su brazo y golpeó el suelo, sus ojos saltando de la mochila en manos de Blue a su rostro.
—¿Ahora sí vas a hablar conmigo? —elevó una ceja—. Pensé que había dejado de existir en tu mundo.
—Blue...
Sacudió la cabeza cuando fue obvio que Damon no sabía que decir en su defensa, tomando su chaqueta del closet y metiendose en ella antes de arrojar la mochila sobre su hombro—. Si tu solución para arreglar este desacuerdo es ignorarme, entonces voy a hacerte más fácil el hacerlo.
Tomando su telefono de la cama, esquivó a Damon y salió de la habitación dirigiendose a las escaleras. Las lágrimas ardían en sus ojos, se sentía tan malditamente mal al hacer esto, pero no se estaba deteniendo y no iba a llorar frente al idiota que las provocó, eso podía jurarlo. Si le quedaba algo, era orgullo y no había manera de que lo perdiera llorando frente a Damon.
—¡Blue! ¡Gatito! —Damon se apresuró detrás de él, atrapando su brazo y deteniendolo antes de que pudiese llegar a la puerta—. Gatito, espera, no te vayas.
Se giró a mirarlo, sacudiendose del agarre—. ¿Y para qué quieres que me quede, Damon? ¿Para que puedas seguir aplicandome la ley del hielo? —le gruñó, aferrandose al enojo, porque sabía que una vez que este desapareciera, todo lo que quedaría serían lágrimas—. Si quieres joder psicologicamente a alguien, buscate a otro, porque yo no voy a quedarme aquí y soportar tus estupidos jueguitos de poder.
—Blue-
—No quiero que mi bebé pase por lo mismo que yo, no quiero que él sufra lo que es la falta de un padre —dijo—. Prefiero que no te conozca, a que tenga que perderte cuando nos percatemos de que no funcionamos. Y si las cosas van a ser como estos ultimos días, entonces no funcionamos, Damon.
Damon retrocedió, en su rostro estaba escrito lo doloroso de esa declaración.
—¡Me has ignorado por cuatro días! —siguió, porque no iba a abandonar esa casa sin sacarlo todo—. Ignoraste mis llamadas, ¡Tuve que ir solo a comprar la cuna de nuestro bebé porque tu ni siquiera estas por aquí ahora! —sacudió la cabeza—. Esto no es lo que me prometiste, no es lo que yo esperaba. Si esta es tu forma de enfrentar un pequeño desacuerdo, no quiero quedarme y ver lo que sucederá cuando tengamos una verdadera pelea.
Se dio vuelta, acercandose a la puerta y tomando el pestillo, pero Damon volvió a detenerlo—. No puedes irte así, Blue —lo rodeó con sus brazos, su voz baja y suplicante—. Por favor, no te vayas así.
—Tu no me hiciste caso cuando te rogué que dejarás de ignorarme, que me hablaras —le recordó—. ¿Por qué tengo que hacerte caso yo?
—Yo solo necesitaba resolver algunas cosas en mi cabeza, Gatito, necesitaba tiempo —murmuró—. Lamento si te lastimé.
—¿Por qué no hablaste de eso conmigo? ¿Por qué no me explicaste? —sacudió la cabeza—. Tu aún sigues pensando como si solo fueses tú y eso ya no es así. Si no puedes encontrarnos un lugar en tu vida, si no puedes ordenar tus prioridades, entonces debes dejarnos ir.
Los brazos de Damon parecieron apretarse—. Por favor, no me hagas esto, no me obligues a elegir.
—Nunca se trató de eso, Damon, yo solo te pedí que lo pensaras —murmuró—. Pero supongo que ya tomaste una decisión, lo has dejado muy claro con tus acciones.
—Gatito...
—Solo... dejame ir, Damon —pidió con cansancio—. Dejanos ir.
Y de alguna manera, cuando Damon hizo exactamente lo que le pidió, liberando su agarre y dando un paso atrás, Blue sintió su corazón hacerse trizas dentro de su pecho. No sabía que era lo que esperaba, pero el que los dejara ir con tanta fácilidad...
Era tan idiota, que ni siquiera llegó a traspasar la puerta principal antes de que las lágrimas corrieran por sus mejillas. Salió a la vereda y se alejó lo más que pudo de la casa, llamando a Nee para que fuese por él. Necesitaba un hombro amigo para llorar sus penas, y su primo era la persona correcta para eso, al menos, sabía a ciencia cierta que le permitiría desahogarse antes de empezar con las preguntas, era todo lo que quería.
(...)
—¡DAMON MALDITO BASTARDO!
Haciendo una mueca, Damon se enderezó de donde estaba acostado en el sofá y miró sobre el respaldo del mismo, viendo a Wolf entrar como si fuese su maldita casa. Ni siquiera quería averiguar como el tipo había logrado abrir la puerta, después de todo, Damon había estado ignorando su insistencia con el timbre y los gritos y amenazas de muerte que había prometido si no abria y lo dejaba pasar. Debería haber sabido que Wolf no iba a marcharse con fácilidad, después de todo lo conocía desde hacia años.
En el momento en que los grises ojos de su mejor amigo cayeron sobre él, Damon supo que estaba en problemas. Había enfrentado a Wolf enojado solo un par de veces en su vida, pero esta vez, podía sentir la ira salir en oleadas del tipo mientras avanzaba hacia él. Tenía la extraña sensación de que iba a tener más que un par de moretones para recordarlo.
—¡¿Que demonios hiciste, pequeño imbecil?! —tomandolo del frente de su camiseta, lo sacudió como si fuese un muñeco—. Te advertí que no lo arruinaras, ¡y vas y la jodes en grande! ¡¿Que pasa contigo?!
Empujó las manos de Wolf lejos de su cuerpo y se movió en el sofá, quitandose la manta de encima y bajando los pies al suelo—. ¿Que infiernos te importa?
—Me importa, porque Nicky aun esta angustiado después de pasar casi una hora intentando calmar a su primo y lograr que dejase de llorar —le gruñó—. ¿Sabes lo que puede hacerle tanto llanto a un embarazado? ¿Tienes la menor idea del daño que estas haciendole a tu propio hijo?
—Yo no le estoy haciendo nada, ¡él se fue porque quiso!
—¡Él se fue porque tú no lo detuviste! —replicó.
—¿Y que querias que hiciera, Wolf? —se puso de pie, haciendo un gesto de desconcierto—. ¿Atarlo a la pata de la cama? Él quería irse.
—¡Él quería que le demostraras que los quieres más que a un estupido deporte!
—¿Estupido deporte? —repitió, sacudiendo la cabeza—. Tu amas ese deporte tanto como yo.
—No, Damon —negó, pareciendo tan serio—. Yo amo a mi pareja y a mis hijas, me gusta el deporte, pero es secundario, siempre lo será. Debes aprender a tener prioridades.
Cruzó sus brazos sobre su pecho—. Tengo prioridades.
—No, lo que tienes es esa estupida necesidad de probar algo —señaló, comenzando a pasearse por la sala—. Desde que eramos niños, has tenido metida en la cabeza la idea de que debes probarle a todos lo bueno que eres peleando, ¿siquiera te gusta realmente el deporte?
—Por supuesto que me gusta —era absurdo pensar lo contrario, Damon había estado practicando boxeo desde la adolescencia, ¿como podía no gustarle?
Wolf sacudió la cabeza, algunos mechones de su castaño cabello se desprendieron de la coleta que llevaba y cayeron para enmarcar su rostro—. Eres tan estupido que ni siquiera te das cuenta —negó suavemente, dejandose caer en el sofá, como si todo eso lo cansara—. Tu solo quieres ese titulo para poder decirles a tus padres que estaban equivocados respecto al boxeo.
—No es-
—¿Quieres saber la razón por la que dejé de boxear profesionalmente? —lo interrumpió.
Damon lo miró sorprendido, había estado preguntando a Wolf eso mismo durante años y el tipo se había negado a darle una respuesta clara cada vez, y ahora estaba ofreciendole una explicación sin más—. Siempre has evitado esa pregunta, ¿por qué me dirías ahora?
—Porque cada vez que preguntaste antes, pensé que no entenderías mis razones. —se encogió suavemente de hombros—. Ahora, con todo esto, creo que porfin podrías hacerlo.
Dudó un momento, pero asintió—. Si, quiero saberla.
Wolf dejó salir un pequeño suspiro, recostandose en el sofá y pareciendo algo pensativo—. Durante una pelea de entrenamiento, días antes de que el campeonato comenzara, un tipo me golpeó justo aquí —tocó con sus dedos su sien—. Ni siquiera estoy completamente seguro de lo que sucedió luego, solo sé que caí y todo mi mundo se volvió oscuro. Desperté en el hospital, me hicieron miles de examenes, al parecer el golpe había sido malditamente certero, toda la fuerza directa a ese punto en particular.
Sentandose en otro sofá, Damon lo miró confundido—. ¿Como es que no supe sobre eso?
—No quise decirtelo, estabas en Australia con tus hermanos, no quería preocuparlos y luego, simplemente lo dejé pasar —hizo un pequeño gesto con su mano—. Pero esa fue la sacudida que necesitaba para decidir retirarme.
—¿Que? —parpadeó, sorprendido—. ¿Un pequeño golpe te hizo dejar el deporte que amabas? He tenido miles de esos golpes y aun sigo.
—No fue solo un golpe, fueron las consecuencias que podría haber tenido. Podría haber quedado ciego, perdido la audición, entrado en coma... o podría simplemente haberme matado —explicó—. ¿Tienes una idea de la cantidad de daños que un golpe a la cabeza puede ocasionarte? La fuerza, el lugar, todo puede desencadenar un final horrible.
—Pero... pero nada te pasó, estas aquí, estas bien.
—Pero, ¿y si me hubiese sucedido? Si hubiese muerto ese día, ¿que hubiese sido de mis abuelos? —sacudió la cabeza—. Hay personas que dependen de mi, de mi bienestar, como podría haber dejado que ellos pagaran el precio por mis decisiones.
—¿Que hay de tus sueños? ¿y tus metas? —presionó—. ¿No valen nada?
—¿Cual es tu sueño, Damon? —replicó—. ¿Ganar el campeonato o ver a tu hijo crecer, verlo aprender y convertirse en una buena persona, enseñarle a serlo? Ponlo en una balanza, amigo, ¿realmente quieres tanto seguir con el boxeo? ¿te importa tanto?
Pasó ambas manos por su rostro en frustración—. No puedo elegir.
—Elegiste tener una familia, hacerte cargo de ese niño —le recordó—. Aceptaste una responsabilidad y ahora dos personas dependen de que tu estes bien, no para comer ni para proveerles nada, sino para ser felices.
—El boxeo es lo que soy —susurró.
—Y ahí es donde te equivocas. Eres más que eso, Damon, pero te has encasillado por años diciendo que es todo en lo que eres bueno cuando no es así. —suspiró—. Además, por lo que entendí, Blue no quiere que dejes el boxeo, solo que dejes de presentarte profesionalmente.
—Eso no fue lo que él dijo —sacudió la cabeza, bastante seguro de ese hecho.
—¿Siquiera te tomaste el tiempo de escucharlo con tranquilidad? —rodó los ojos cuando Damon no respondió—. Puedes seguir como yo lo hago, entrenar, mantenerte en forma y participar de enfrentamientos de práctica de vez en cuando. O quizá, puedas convertirte en entrenador como Malcom. No tienes que dejar el deporte que amas completamente, Blue jamás te pediría eso, él solo no quiere volver a tener que pasar por el dolor de casi perderte.
—¿Que pasa si no puedo ser feliz sin el boxeo? —interrogó—. La mayoría de mis mejores momentos han llegado gracias a él, ¿como puedo renunciar a eso?
—Dame tu telefono —pidió, extendiendo la mano y dedicandole una intensa mirada hasta que Damon cedió y le tendió el aparato. Wolf tocó la pantalla un par de veces, el sonido suave de un latido inundó el lugar antes de que le dejase ver la imagen de la última ecografía que Blue se había realizado—. ¿Realmente, tus mayores alegrías han llegado por el boxeo, Damon?
Tomando el celular, Damon observó a su hijo moverse en la pantalla antes de que la imagen cambiara y una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver un video que él había grabado de Blue intentando entrar en unos pantalones que obviamente ya no le quedaban. Pasó su dedo por la pantalla, tenía cientos de fotografías y videos con Blue, de Blue sonriendo, durmiendo e intentando fallidamente aprender a cocinar, fotos de cada ecografía y hasta un video de la barriga del rubio donde podía apenas distinguirse a Shiloh moviendose en su interior.
Todos sus mejores momentos, los más felices, habían llegado a él en los últimos seis meses. Blue había hecho eso por él, con una sonrisa, una caricia o un beso, o cuando sentía a Shiloh moverse y se apresuraba hacia él, sabiendo cuanto le gustaba sentir esos pequeños movimientos bajo sus palmas, su Gatito era quién lo había hecho feliz... si era sincero con él mismo, esa felicidad empañaba completamente la sensación que el boxeo le había dado en cada victoria.
—Me comporté como un asno con él —admitió, sintiendo sus ojos arder—. Lo traté como si fuese mi enemigo, estaba tan centrado en mi mismo, que no me di cuenta de que estaba lastimandolo. Cuando llegué a casa y lo vi empujando ropa en una mochila, supe que lo había arruinado.
—¿Por qué no hiciste nada para convencerlo de quedarse?
—Porque soy un imbécil —se pasó sus dedos a través de su cabello en un gesto nervioso—. Todas las relaciones anteriores que he tenido, han tenido un final desastrozo. Siempre llega un punto en que algo sucede, algo que hace que todo se desintegre. Cuando Blue dijo eso sobre el boxeo, pensé que habíamos llegado a ese momento.
Wolf asintió suavemente—. Tus antiguos novios eran unos idiotas. Todos y cada uno de ellos, me cansé de decirtelo. No les importaba tu bienestar, solo pensaban en si mismos y lo que podían conseguir de ti. —hizo un pequeño gesto—. Pero Blue es diferente. Damon, ese chico salió de esta casa, con el corazón destrozado, porque piensa que el boxeo es lo que realmente te hace feliz y decidió hacerse a un lado para que puedas seguir con tu carrera.
Mordisqueó su labio, secando la húmedad de sus ojos—. Lo amo, Wolf, pero tengo demasiados miedos.
—¿Y crees que él no los tiene? Demonios, por lo poco que he escuchado, ese chico no ha tenido una vida color rosa, estoy seguro de que todo eso también dejó miedos y dudas en él. Ustedes dos deben hablar, aclarar todo y decidir juntos como funcionará todo de ahora en adelante —dijo—. Sé que es dificil para ti, estuve allí cada vez que rompieron tu corazón antes y sé porque tienes miedo. Pero no pierdas algo que puede ser increible por eso, porque vas a arrepentirte. Habla con él, llega a un acuerdo.
Sorbió su nariz y asintió con determinación—. Eso haré —miró alrededor, en busca de sus zapatos—. ¿Se esta quedando en tu casa?
—Eh, acerca de eso...
Damon levantó la mirada cuando Wolf vaciló, sosteniendo uno de sus zapatos en su mano—. ¿Que?
—Bueno, ¿recuerdas tu advertencia sobre la sobreprotección de la familia Payne? —esperó a que Damon asintiera antes de hacer una mueca—. Aunque Blue no es un Payne, ellos lo sienten como su familia directa, y tu lo heriste, mucho.
—Ah mierda.
Wolf asintió—. Los mellizos estan exigiendo tu cabeza, Nicky hasta mencionó algo de ponerla en una estaca y decorar el jardín en noche de brujas con ella —levantó un dedo, agregando—. Y eso no es todo.
—¿Que? ¿Ya consiguieron una zona vacía donde arrojar mis restos? —bufó.
—Estaban en eso cuando salí de casa —espantó la importancia con un movimiento de mano—. Blue pidió a Nee que lo llevara a casa de sus abuelos, y por lo que me dijo Nicky, vas a tener que enfrentar un par de dragones para poder hablar con él, eso si convences a los mellizos de decirte como llegar a su casa.
Pasó ambas manos por su rostro y gruñó—. Bien, al diablo con el mundo, voy a ir a buscar a mi pareja y mi hijo y rogar de rodillas si es necesario para que regresen a mi lado. ¡Y que se joda el resto del mundo!
—¡Esa es la actitud! —Wolf secundó, poniendose de pie y aplastando una lata con su pie. Miró la misma con curiosidad—. ¿Estabas ahogando tus penas en cerveza?
Damon sacudió la cabeza—. Es una lata de soda —pateó otra que estaba cerca—. Le prometí a Blue dejar el alcohol, así que tuve que ahogar mis penas en soda.
Wolf rió—. Definitivamente, debes convencer a ese chico de que regrese contigo o seré yo quién te golpeé.
—Lo convenceré, ¡Vamos por Blue! —se dirigió a la puerta, deteniendose a mitad de camino—. Espera, tengo que ir al baño primero.
—¿Estas bromeando?
—No, tomé mucha soda —admitió.
El mayor lo miró con gesto asesino—. Ve allá y apresurate, y ya que estas, emprolijate un poco, vas a tener que convencer a varias personas antes de llegar a él y no lo harás con ese aspecto de deportista en decadencia.
Le enseñó el dedo medio sobre el hombro mientras se apresuraba por las escaleras a su habitación, maquinando a mil por hora en su mente una disculpa que lograse que Blue lo perdonara. Hablaba en serio cuando decía que iba a rogar de rodillas, se arrastraría, si eso lograse que su amado Gatito y su hijo regresaran con él.
Y fue cuando llegó a la puerta de su habitación, que se dio cuenta de que eso era todo lo que necesitaba, Blue y Shiloh eran lo que en verdad lo hacia feliz. Wolf tenía razón, lo demás era secundario. Era hora de cambiar el rumbo de su vida, y estaba más que dispuesto a hacerlo para tener una vida larga y feliz con el amor de su vida.
Capitulo Treinta y Uno.
Haciendo muecas y caras graciosas en dirección a su bebé, Kai sonrió al escuchar la pequeña risita de Natsu mientras terminaba de prender el pañal de éste. Mirando alrededor, frunció el ceño al no encontrar las pequeñas medias con lunares que había tomado para ponerle, hasta que levantó la mirada y vio que Haru las había tomado y estaba intentando ponerselas a uno de sus peluches. Nee había estado enseñandole a vestirse solito, por lo que decidió que era mejor dejarlo, quiza esa práctica le ayudaría luego.
—Vamos por otro par de medias, Natsu —dijo, tomando a su hijo en brazos y pasando una suave toalla por el humedo cabello del infante mientras se dirigía a la habitación del mismo y tomaba otro par de medias.
Haru estaba exactamente en el mismo lugar cuando regresó, justo en el centro de las almohadas, con una concentrada expresión mientras torcía la pata del pobre peluche. Para cuando le pusiera esa media, el pobre animalito tendría una fractura bastante fea.
Poniendo a Natsu en la cama, le puso sus medias y estaba terminando de ponerle un bonito sueter gris con orejitas de conejo, cuando su celular comenzó a sonar desde la mesa de noche. Apenas apartó las manos de su bebé, este se giró sobre la cama y gateó rápidamente en dirección a su hermano, tomando un juguete olvidado y mirando de cerca lo que el mayor hacía.
Manteniendo una mirada estrecha en esos dos para evitar posibles peleas, Kai tomó su celular y aceptó la llamada entrante—. ¿Wolf? —interrogó—. ¿Sucede algo? ¿Por qué estas llamandome?
—Kai, hola —la voz del mayor se escuchaba dudosa, como si estuviese repensando lo que estaba a punto de decir—. No, no sucede nada, al menos nada nuevo. Supongo que Nee te llamó para contarte lo que sucedió con Blue y Damon.
—Uh, si, hace como una hora, yo hasta hablé con Blue por unos minutos —respondió con sospecha antes de que una luz se encendiera en su mente—. Estas a punto de lanzarme en el medio de eso, ¿no?
—No lanzarte. Más bien convencerte de que entres por voluntad propia.
Rodó los ojos—. Te expliqué la razón por la que no me involucro en las peleas de los Payne, demasiada sed de venganza recorriendo sus venas —dijo, sentandose en el borde de la cama y observando de cerca como Haru le quitaba una media a su hermano e intentaba reemplazarla con la que había estado intentando ponerle al peluche—. Pensé que había sido claro contigo, ¿por qué estas metiendote en ese lío?
—Damon es mi mejor amigo —dijo—. Sentí que al menos le debía el intentar salvar su cuello aquí.
—Mm —asintió—. ¿Eres consciente de el hecho de que si Nicky se entera que estas de su lado, tu probablemente duermas en el sofá por un tiempo?
—Si, y Damon es malditamente consciente de que me debe una enorme por esto. —dijo.
Kai asintió, deteniendo a Haru de torcer el pie de su hermanito—. Cariño, ponle las medias al peluche, Natsu esta bien así —dijo, tendiendole el animal de felpa antes de volver a la conversación con Wolf—. El problema es que yo apenas conozco a Damon y no estoy de humor para hacer que Nee se enoje conmigo.
—Vamos, Kai, por favor, estamos rogandote aquí —una voz en el fondo secundó las palabras de Wolf—. Damon realmente ama a Blue, él metió la pata, pero quiere disculparse, debería tener derecho a al menos eso, ¿no?
—Si lo que estas buscando, es saltar a través de los mellizos y obtener la dirección de los abuelos de Blue por mi, estas más loco de lo que pensaba —sacudió la cabeza—. No estoy a punto de meterme en eso, Damon erró y estas son las consecuencias, tiene que enfrentarlas.
Wolf suspiró desde el otro lado—. Bien, no quería llegar a esto, pero Nicky me contó tu historia con Nee —dijo—. Y por lo que entendí, tu también metiste la pata con él, ¿no habría sido injusto si los padres de Nee se hubiesen involucrado y te hubiesen negado el verlo o disculparte con él?
Kai hizo chirriar sus dientes ante tal desfachatez—. ¿Chantaje? ¿Ese es tu plan para convencerme?
—Eso y recordarte que nos debes un favor por sacar a Haru del auto y no decirle nada sobre eso a Nee. —dijo.
—¿Sabes? Hubo un momento en que realmente me agradaste —sacudió la cabeza—. ¿Que quieres que haga?
—Darnos la dirección de la casa de los abuelos de Blue será suficiente.
—Mm, puedo hacer eso —asintió—. Pero en realidad, no les servirá de nada. Ellos viven en un vecindario muy exclusivo, necesitas estar en la lista de personas permitidas para poder entrar o ser llevado allí por una de ellas.
Wolf soltó un bufido—. Tienes que estar de broma, ¿que tan adinerada es la familia de Blue en realidad?
—No puedo decirlo con exactitud, ¿alguna vez viste la pelicula "Richie Rich"?
—Estas tan jodido, Damon —murmuró—. Bien, ¿quienes estan en esa lista?
—Los mellizos y sus padres, y algunos de sus tíos —apartó algunos mechones de cabello de los ojos de Haru distraídamente—. Nick y Nee no han involucrado a nadie de su familia aun, y en realidad, creo que eso es lo mejor. En este momento solo son los cachorros, los adultos son un poco más malvados.
—Ahhh —suspiró—. Damon solo quiere hablar unos minutos con Blue, ¿como es que eso es tan dificil?
—No quiero tratarlos de ineptos, ¿pero han intentado llamarlo a su celular?
—Lo intentamos, pero no responde —dijo—. Y además, esto funcionaría mejor con la ayuda visual del rostro demacrado de Damon. —hubo una queja al fondo, pero fue rápidamente acallada—. Necesitamos tu ayuda, Kai.
Kai suspiró, sonriendo un poco cuando Natsu gateó hacia él y se acurrucó en su regazo—. Miren, ¿quieren un consejo? —preguntó—. Esperen hasta mañana antes de que Damon enfrente a los mellizos, permitanles procesar todo y que las aguas se calmen. Intentaré hacer entrar en razón a Nee, por tu parte haz lo mismo con Nicky, ¿si? Es la única manera de que esto no se descontrole completamente.
Hubo un sonido de murmullos al otro lado, dos voces discutieron por un momento antes de que Wolf volviera a hablar—. Está bien, supongo que es la mejor manera.
—Es lo mejor, Nee y Nicky no son personas irracionales, ellos cederán... tarde o temprano —el brillo de luces sobre las ventanas le dijo que Nee había regresado, el motor de su automovil se escuchó como un lejano ronroneo—. Debo colgar, hablaré con Nee, pero no prometo nada.
Una vez que la llamada había terminado, frotó suavemente sus ojos, ¿en que se había metido? Él en realidad lo sentía mucho por Damon y Blue, pero si todo eso comenzaba a entrometerse en su propio matrimonio de alguna manera, entonces Kai se apartaría al instante. Había pasado por demasiadas cosas, y esperado demasiados años por su esposo, no iba a perderlo por entrometerse en asuntos que no le concernian.
(...)
—¿Quieres que prepare algo para ti? —la dulce voz de Lily arrancó a Blue de sus propios pensamientos deprimentes y lo hizo enfocar el amable rostro de la mujer frente a él. Ella le sonrió con dulzura—. Comiste muy poco durante el desayuno, ¿no quieres que haga otra cosa para ti? Puedes pedir lo que quieras, tengo todo el tiempo del mundo para prepararlo.
Le devolvió una suave sonrisa mientras negaba con la cabeza—. Gracias, Lily, pero estoy bien, no tengo mucho apetito últimamente.
—Mm —ella puso mala cara—. Aun así, debes intentar comer algo más, por tu bebé. ¿Que si preparo algo liviano para ti? ¿Un sandwich? ¿O quizá una quesadilla? Tu solo dime y lo tendré listo antes de que te des cuenta.
Blue soltó un suspiro al percatarse de que ella no iba a rendirse, así que cedió, quizá podía obligarse a comer lo suficiente para hacerla feliz—. Un sandwich estaría bien. —dijo—. ¿Mis abuelos se unirán a mi para el almuerzo?
—No lo creo, cariño —negó—. Ellos tenían un día bastante ocupado hoy, pero dijeron que harían todo lo posible para llegar antes de la cena.
—Ah, bien —asintió—. Gracias, Lily.
La observó marcharse antes de regresar su mirada a la vista frente a él, hundiendose nuevamente en sus pensamientos. Ahora comprendía la razón por la que su abuela amase tanto aquel pequeño rincón de su casa, no solo era malditamente tranquilo para perderse en uno mismo, sino que el paisaje justo frente a él, ayudaba a esa sensación de estar lejos y protegido de todo a su alrededor. Él necesitaba demasiado esa sensación, al menos por un tiempo.
Aun era un desastre emocional, y esta vez no podía simplemente culpar a su embarazo. Él había obtenido el corazón roto de dos formas diferentes en un corto lapso de tiempo, alguien debería darle una medalla o algo por eso. Lo peor era que ni siquiera se había dado cuenta de en que momento había entregado completamente su corazón a Damon. Se había dicho a si mismo que alejarse de Damon ahora, antes de enamorarse completamente de él, era lo mejor, que dolería menos. Le había bastado pasar una sola noche lejos del castaño, para percatarse de que ya había caído de cabeza por él.
Todo en su interior le gritaba para que regresara a su casa y pidiese disculpas al mayor por obligarlo a elegir entre el boxeo y ellos, convencerlo de volver. Pero también sabía que no podía hacer eso, él no sería capaz de vivir su vida con tranquilidad, sabiendo que un día ese deporte que el mayor tanto quería, podía arrebatarselo sin previo aviso. No creía que su salud mental pudiese soportar tanto y Damon había dejado claro con sus acciones que no iba a ceder con su petición de alejarse un poco del boxeo.
No, lo mejor era mantener la distancia, con el tiempo su corazón sanaría, él debía confiar en eso. Esperaba que el tiempo pasara rápido, porque dolía demasiado.
Estaba completamente perdido en sus pensamientos cuando escuchó los pasos de Lily acercandose. Sorbiendo su nariz, secó la húmedad que había corrido por sus mejillas con las mangas de su sudadera e intentó recomponerse lo mejor que pudo para evitar preocuparla. Ella había estado comportandose como una mamá gallina a su alrededor desde que había traspasado la puerta principal, y no la culpaba, él realmente debía verse mal.
Sintiendo que estaba lo suficientemente bien para no preocuparla, se giró hacia la puerta y se detuvo. Damon estaba de pie allí, luciendo igual o aun más demacrado de lo que Blue lo hacia. Sus ojos verdes estaban enrojecidos por el obvio llanto y su cabello, usualmente ordenado, parecía haber sido victima del pasar de sus nerviosas manos. Parecía que Blue no era el único pasandola mal.
—¿Que haces aquí? —preguntó confundido.
Damon se detuvo en el umbral de la puerta, había culpa y arrepentimiento mezclados en su mirada—. Necesito hablar contigo.
Blue lo miró por un largo momento, prestando especial atención a cada detalle; como esas pequeñas líneas alrededor de su boca que se marcaban cuando sonreían, la forma en que su cabello castaño caía desordenado sobre su frente y el tono opaco que obtenían sus ojos debido a sus emociones. Y aun así, vestido con una sudadera simple, jeans claros y una mirada de cachorrito abandonado bajo la lluvia, Damon se veía como la representación exacta de su hombre soñado.
Frunciendole el ceño por un momento, Blue apartó la mirada. Era injusto que Damon se apareciera así de la nada, luciendo tan malditamente bien. ¿Acaso el tipo no iba a tener ninguna compasión con él? Le había dado lo que quería, Blue se había apartado y permitido que siguiera su vida, como si nunca se hubiesen conocido. Damon no se vería obligado a tomar una decisión y Blue se evitaría disgustos que no merecía. ¿Por qué el tipo tenía que aparecer y hacer las cosas complicadas?
—Vete, Damon —pidió, rehusandose a verlo. Casi salta fuera de su silla por la sorpresa, cuando Damon se dejó caer de rodillas frente a él y colocó su cabeza en su regazo—. ¿Que demonios-
—Perdoname, por favor, Gatito. —murmuró—. Perdoname, soy un idiota, por favor, perdoname.
Blue parpadeó, completamente confundido mientras el mayor seguía pidiendo una y otra vez que lo perdonara—. ¿Damon? —llamó suavemente, hundiendo sus dedos en el castaño cabello e inclinando la cabeza del mayor para poder ver su rostro—. ¿Por qué demonios estás pidiendo perdón exactamente?
Sus ojos eran enormes y húmedos por las lágrimas no derramadas—. Yo lo arruiné y lo lamento —dijo—. Yo me comporté como un imbecil contigo, te alejé, y lo siento muchisimo.
Pasó su mano por el suave cabello—. Me estas dejando fácil el culparte a ti de todo —suspiró—. Tu no tienes que disculparte por algo que iba a suceder tarde o temprano.
—¿A que te refieres?
—El boxeo estaba en tu vida mucho antes que nosotros —explicó—. Yo no iba a soportar mucho tiempo viendote subir a un cuadrilatero sin saber si ibas a estar bien al bajar, y tu no tenías ningún plan de dejar el deporte que amas en algún momento cercano. Esto iba a suceder, Damon, esta situación iba a darse tarde o temprano, quizá fue mejor que lo hiciese ahora, así no duele tanto.
—¿No duele tanto? —repitió—. No sé como estas sintiendo tú esta separación, pero yo... yo sentí me arrancaron el corazón en el momento en que saliste de nuestra casa.
—Damon-
—Te amo, Gatito —interrumpió, y el solo sonido de aquellas palabras logró que Blue sellara sus labios juntos—. No sé en que momento comencé a hacerlo, cuando mis sentimientos por ti se volvieron tan fuertes, lo único que sé es que te amo, los amo a los dos, y no puedo imaginarme una vida sin ustedes dos en ella.
Apartó la mirada cuando el ardor de las lágrimas se hizo presente—. No puedo vivir con el miedo de perderte, Damon.
—Lo sé, lo sé —dijo—. Hablé con Malcom antes de venir aquí, dijo que puedo ser su ayudante hasta que me sienta lo suficientemente preparado para entrenar a alguien por mi cuenta.
Eso logró que volviese a verlo con sorpresa—. ¿Que significa eso exactamente?
Damon le dedicó una sonrisa aguada—. Desde hoy, estoy oficialmente retirado del boxeo profesional —dijo—. Estaré del lado de seguro de las cuerdas a partir de ahora.
Blue tuvo que tomarse un momento extra para realmente procesar lo que le estaba siendo dicho antes de comenzar a sacudir la cabeza—. No, no, no —se puso de pie, apartandose—. Me fui para que esto no sucediera, me aparté para que no terminases haciendo algo como esto.
—Pensé que querías que dejara el boxeo. —parecía tan confundido.
—No quería que lo dejaras por nosotros —dijo, pasando una de sus manos por su rostro—. Amas ese deporte, por eso no insistí, porque me di cuenta de cuanto realmente te gusta, no quería que nos guardaras rencor por obligarte a elegir entre nosotros, así que tomé la decisión por ti.
El ceño del castaño se frunció—. ¿Me dejaste para que pudiese seguir boxeando sin sentirme culpable?
Bajó la mirada a sus zapatos, sintiendose culpable—. Quería que fueses feliz de nuevo —admitió—. Te habías tornado tan cabizbajo y huraño, pensé que si solucionaba eso para ti, entonces volverías a ser el tipo alegre que conocí.
—¿Que, en el universo, te hizo creer que yo podía ser feliz sin ti en mi vida? —preguntó.
—¿Puedes ser feliz sin el boxeo? —replicó, intentando no dejar que sus inseguridades salieran a la vista.
—Me hice esa misma pregunta hace poco —se acercó, deteniendose frente a él y dejando que sus manos descansaran en las caderas del más joven. Sus ojos verdes brillaron cuando se encontró con la mirada de Blue—. Y me di cuenta, de que la idea de dejarlo no me duele ni siquiera un decimo de lo que me duele estar sin ti.
Descansó sus manos en el pecho del mayor, parpadeando las lágrimas—. No quiero que nos guardes rencor. No quiero que en unos años, te arrepientas de esta decisión de dejar el boxeo y nos odies por haberte obligado a hacerlo.
—Ustedes no me estan obligando a nada, estoy dejando el boxeo por mi —una de sus manos se deslizó a su barriga—. Porque quiero ser un padre para Shiloh, quiero estar en cada momento de su vida que pueda, enseñarle a caminar, a hablar, en cada uno de sus cumpleaños, no quiero perderme nada. Y también deseo ser un esposo ejemplar para ti, uno que te traiga alegrías en vez de angustias, que te haga sonreír por sobre todas las cosas.
Blue tragó las lágrimas—. Nunca dije que iba a casarme contigo.
Damon rió entre dientes—. Detalles menores. —lo besó—. Vuelve conmigo, Gatito, vuelve a nuestra casa.
Consiguiendo otro dulce beso, Blue dijo con seriedad—. Nunca vuelvas a ignorarme otra vez, nunca. Si tenemos algún problema, debes venir y hablar directamente conmigo, sin importar de que se trate, debes hablarme para poder solucionarlo.
—Hecho —estuvo de acuerdo al instante—. Lamento haberte ignorado, Gatito, esa nunca fue mi intención, lo siento mucho.
—La próxima vez voy a patearte el culo —gruñó antes de que otra cosa llamase su atención—. ¿Cómo llegaste hasta aquí? Esta lugar tiene más seguridad que la cárcel de Alcatraz.
—Uh —hizo un pequeño gesto—. Hubo algunos chantajes involucrados, pero logré convencer a Nee de traerme. Hablando de eso, la mitad de tu familia me odia ahora, así que vamos a ahorrarnos las reuniones familiares por el momento y por lo concerniente a mi propia familia, esto nunca sucedió.
—Serás idiota. —masculló con una sonrisa.
Rodeando con sus brazos, Damon lo abrazó lo más cerca que la barriga de Blue le permitió y suspiró, dejando largas caricias en la espalda del menor—. Mi familia, mi pequeña familia, los amo tanto a los dos.
—Nosotros también te amamos, Mono. —devolvió en un susurro.
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