Capitulo Treinta y Cuatro.
Empujandose fuera de la cama antes de tener la oportunidad de volver a dormirse, Damon alcanzó su télefono sobre la mesa de noche y apagó la alarma, dandose un momento para pasar ambas manos por su rostro en un intento de eliminar los restos de sueño de sus pestañas. El sol ni siquiera había hecho su aparición fuera, la noche aun se aferraba a la ciudad mientras él buscaba la fuerza de voluntad en su interior para ponerse en marcha.
Mirando sobre el hombro, sonrió a la mirada adormilada de Blue antes de inclinarse y dejar un pequeño beso en sus labios—. Es mi turno, vuelve a dormir.
—Mm, eres mi persona favorita en todo el mundo. —el rubio murmuró, comenzando a dormirse de nuevo.
Sacudiendo la cabeza con diversión, se puso de pie y se arrastró fuera de la habitación. Bajando las escaleras, se dirigió a la cocina, siguiendo los pasos que se sabía de memoria para preparar la fórmula de Shiloh. Biberón en mano, habiendo comprobado la temperatura, volvió a subir a su habitación y sacó a su bebé de la cuna que estaba pegada a la cama, del lado de Blue.
—Si, si, ya sé que no te gusta que te despierten —susurró cuando recibió una nariz arrugada debido a la interrupción—. Vamos a cambiar tu pañal y luego a tomar tu biberón, ¿que dices? ¿mm? ¿Eso mejora tu humor, cariño?
Shiloh parecía más interesado en acurrucarse en su pecho y volver a dormir. Buscando los pañales, Damon se dirigió al cambiador a un lado e hizo un rápido trabajo cambiandolo, esta vez se había salvado de una sorpresa allí, pero no se confiaba mucho de eso. Ya le había sucedido un par de veces, en que ni bien terminaba de cambiar a Shiloh, este hacia sonar su pañal y lo obligaba a volver a hacerlo. Esperaba que esta no fuese una de esas veces.
Con un limpio y adormilado Shiloh en sus brazos, volvió a la cama y se sentó contra la cabecera de su lado, acomodando mejor el babero del pequeño antes de ofrecerle el biberón. Solo hubo un momento de duda antes de que pareciera percatarse de que era comida y aceptara el mismo. Era increible como en solo tres semanas, Damon se había acostumbrado tanto a esa rutina.
¡El maldito sol ni siquiera estaba fuera!
Pero aquí estaba él, sentado en la cama con las piernas cruzadas, vigilando de cerca como su bebé se alimentaba. Ellos habían caído rápidamente en una fácil rutina, tenían turnos y horarios ahora, y aunque no era nada fácil, estaban logrando sobrevivir a todo el proceso. Shiloh era tan malditamente tranquilo, él no daba muchos problemas y aunque ahora estaba mucho más despierto, él seguía disfrutando de sus siestas y poniendose gruñón cuando estas eran interrumpidas.
Su pequeño gatito malhumorado, Damon lo amaba tanto que ni siquiera podía describirlo con palabras.
Esos hermosos ojitos claros se abrieron mientras bebía, parecíendo intentar enfocar el rostro de Damon. Esa era una de las cosas que más le gustaban, la forma en que Shiloh parecía buscarlos instintivamente. Sucedía mucho cuando lo alimentaban, pero también estaban esas veces en que se los quedaba viendo fijamente cuando le hablaban, pareciendo entender cada palabra. Damon sabía que no funcionaba así, era demasiado pequeño para comprender, pero su carita cuando los miraba... él podía pasar todo el día hablando si mantenía esa mirada en él.
—Hola, precioso —susurró, besando la pequeña frente—. Papá siente haberte despertado, pequeño, pero no podemos saltarnos la hora del biberón, ¿verdad? Es importante que comas para que crezcas y seas grande y fuerte. ¿Quieres ser grande y fuerte como papá? ¿mm? Podria enseñarte a boxear, ¿te gustaría?
—Damon —Blue gruñó.
Cuando lo miró, el joven estaba estrechando la mirada hacia él, así que le sonrió con inocencia—. Era solo una idea.
—Mm, solo tiene tres semanas de edad, guardate tus ideas para cuando tenga diez años y le puedas enseñar a ocultarme cosas. —murmuró.
Damon sonrió—. ¿Me vas a dejar hacer eso?
—Por supuesto que no, pero me resulta cruel pisotear tus ilusiones tan pronto.
Hizo pucheros—. Acabas de hacerlo.
—Son las cinco de la mañana, Mono, pisotearía tus sueños de la infancia si con eso consigo volver a dormir. —tenía los ojos cerrados mientras hablaba.
—Y luego dices que no tienes malhumor. —susurró.
Los bonitos ojos azules se estrecharon en su dirección—. ¿Que dijiste?
—Nada —negó rápidamente, apartando la mirada—. Solo hablaba con Shiloh, solo eso.
Blue bufó suavemente, pero no replicó lo que obviamente era mentira. En vez de eso, se giró para ponerse de lado y ver el rostro de Damon—. Hoy debemos levantar los resultados del examén.
Eso logró que cualquier buen humor que pudiese haber tenido, se esfumara—. Lo recuerdo.
—Tu estuviste de acuerdo con hacer el examén, Damon —le recordó.
—Lo estuve —asintió—. Pero eso no quiere decir que me guste.
Blue suspiró—. Cariño, es solo un papel, tu ni siquiera vas a saber lo que dice.
—Si, pero tu si lo sabrás —murmuró—. Y Shiloh también lo hará, algún día.
—Damon...
—Lo sé, sé que necesitas saber —porque lo sabía perfectamente, lo habían hablado hasta el cansancio y Damon lo comprendía, por eso había estado de acuerdo—. Puedo entenderlo, pero al mismo tiempo... soy su padre, ¿por qué no podemos dejarlo así?
Blue cerró los ojos, y por un momento, Damon pensó que había decidido volver a dormir en vez de entrar en una nueva discusión. Pero para su sorpresa, esos bonitos ojos azules volvieron a abrirse con un brillo triste en ellos—. No creo posible que puedas llegar a comprender lo importante que es esto para mi —musitó—. Tu creciste con tus dos padres, con la seguridad absoluta de que ellos son quienes te trajeron al mundo.
—También tuviste ambos padres —le recordó—. Desastrozos, pero estuvieron allí.
—Si, y por eso, gran parte de mi vida estuve preguntandome que había hecho mal para sentirme tan fuera de lugar en todos lados. Siento que si hubiese sabido la verdad, de haber sabido que Beck me había adoptado, que Ashton era mi verdadero padre, todo hubiese sido diferente —se mordisqueó el labio suavemente, pareciendo más vulnerable de lo que Damon nunca lo había visto—. Al menos, habría tenido el consuelo de saberlo. —volvió a mirarlo—. No quiero que nuestro bebé sienta nunca que lo hemos traicionado como yo lo sentí al enfrentarme a la verdad.
—La diferencia, Blue, es que sin importar la sangre que corra por sus venas, es mi hijo —remarcó las últimas tres palabras—. Es mío, lo amo desde que supe que crecía en tu interior y lo voy a amar siempre. Nunca se va a sentir aislado, nunca voy a permitir que él se sienta de esa manera.
—Lo sé. —susurró.
Retirando el biberón vacio de los labios del pequeño, lo dejó sobre la mesa de noche antes de poner a Shiloh contra su pecho y golpearle suavemente su espalda—No somos tus padres, Dylan. Somos un desastre, si —sonrió un poco—. Pero no vamos a cometer sus mismos errores con Shiloh, este pequeño de aquí va a tener tanto amor a su alrededor que seguramente llegue a un punto en que se sienta asfixiado por él.
Blue rió entre dientes cuando Shiloh dejó salir un sonoro eructo antes de acomodarse para dormir nuevamente. Alcanzando la toallita que Damon había colocado bajo la barbilla de Shiloh, limpió los labios manchados de leche del pequeño.
—No quiero equivocarme con él, Mono —susurró—. Necesito saberlo, para mi paz mental, para tener la seguridad de poder decirselo si el momento lo requiere.
Él lo entendía, realmente lo hacía, pero...— Tengo miedo de que él no me quiera si ese resultado es negativo.
—Ah, Mono —sentandose, Blue se inclinó y beso suavemente su mejilla—. Mi lindo mono tonto, él va a amarte sin importar nada.
—Pero, ¿y si no lo hace? ¿Y si quiere conocer a su verdadero padre y-
—Basta —lo cortó. De rodillas en la cama, enmarcó el rostro del mayor con sus pequeñas manos—. Ya eres un padre asombroso, y estoy seguro de que Shiloh te ama tanto como tu a él. El resultado del examen no cambiará nada, ¿si? Solo es algo que yo necesito hacer, no va a cambiar nada.
Dejando un beso en sus labios, le dedicó la mejor sonrisa que pudo improvisar—. Está bien —susurró—. Vuelve a dormir, Gatito, es muy temprano para charlas como esta.
—Eres un asco desviando conversaciones —aun así, volvió a recostarse, pero le dedicó una última mirada de advertencia—. Volveré a dormir, pero ni siquiera creas que esta conversación terminó aquí.
Si, era obvio que Blue no iba a dejarlo pasar, por eso Damon había estado guardandoselo para si mismo y evitando exponer sus inseguridades. Palmeando suavemente el pañal de Shiloh, intentó empujar todas esas dudas al fondo de su mente, no iba a preocuparse de eso antes de tiempo. Todavía tenía algunos años para ganarse completamente el amor de Shiloh antes de que las preguntas comenzaran.
(...)
Girando el sobre entre sus dedos, Blue jugó suavemente con la solapa del mismo sin atreverse a jalar la misma y finalmente abrirla. La charla con Damon había logrado que comenzara a dudar sobre su decisión de hacer el maldito examén de ADN. Hacer algo que hiriese al castaño era lo último que quería, pero no podía evitar que sus propias dudas lo atormentasen.
Él necesitaba saber... ahora tenía que averiguar, si esa necesidad era mayor a su deseo de no lastimar a Damon de ninguna manera.
El sonido del timbre hizo eco en la casa, pero además de erguirse en el banco que estaba ocupando, frente al desayunador, no se movió. Sus cuñados parecían creer que su casa era una plaza de encuentros o algo por el estilo, estaban por allí seis de cada siete días. Por un lado, eran fastidiosos como el infierno. Por otro, ambos eran buenos con los bebés, así que tenía dos niñeras a su disposición cada vez que necesitaba descansar un momento.
Así que sí, había tomado el consejo de Damon: Si no puedes echarlos, entonces usalos.
Empujando el sobre bajo el frutero en el centro del desayunador, levantó la mirada cuando Darius entró a la cocina. Llevaba una chaqueta de mezclilla hoy, jeans oscuros y una mochila negra colgando de su hombro. Dada la sobriedad de su atuendo, Blue sabía que había salido directamente desde el colegio donde trabajaba hacia la casa.
—Blue —le dedicó un guiño en saludo.
—Darius —devolvió del mismo modo—. ¿Debo preguntar como consiguieron una copia de la llave esta vez?
—¿Quieres sentirte como un tonto? —replicó con una ceja alzada.
Con un suspiro, negó con la cabeza—. No quiero saber.
—¿Damon y mi sobrino?
—En la terraza, ambos durmiendo —hizo un gesto al exterior.
Dorian, quién entró un paso atrás, le dedicó un pequeño saludo antes de seguir a su hermano menor hacia la puerta trasera. Blue los observó irse por un momento, preguntandose si debería ir a buscar a Shiloh o no. Había dejado a su pequeño hijo durmiendo en el moisés, justo al lado de la tumbona donde Damon dormitaba. Sabía que los tres lo cuidarían, pero los Baker eran malditamente inestables, solo hacia falta una palabra mal dicha y los tres terminaban enredados en una de sus usuales peleas. Claro, los tres seguían insistiendo en que era solo juego, pero aun así...
Estaba a punto de bajarse del banco para ir por Shiloh, cuando una tercera persona entró a la cocina, logrando que se detuviese y mirase extrañado—. ¿Papá?
Beck le dedicó una pequeña sonrisa—. Hey, cariño, lamento haber llegado si avisar, los chicos dijeron que estaría bien venir.
—El día que los hermanos Baker sean conscientes de cuando incomodan, la tierra seguramente empiece a girar en sentido contrario —sonrió, abrazandolo brevemente antes de hacerle un gesto a uno de los bancos—. Sientate, ¿quieres beber algo? ¿Café? ¿Té?
—Café estará bien.
—Genial —buscando alrededor, encendió la cafetera y buscó una taza—. La curiosidad me gana aquí, ¿que estas haciendo tu con los hermanos Baker?
—Me topé con Dorian en la recepción del hotel en el que estoy quedandome, había tenido una reunión de negocios en el restaurant del edificio —explicó—. Hablamos, me comentó que venía hacia aquí y me preguntó si quería venir también.
Taza en mano, Blue lo miró sospechosamente sobre el hombro—. Ya veo, todo fue tan... casual. —apoyó la cadera contra la línea de los gabinetes y lo miró con seriedad—. Así que, estas llevandote bien con la familia de Damon.
—Mm, supongo —pareció algo evasivo.
—Si —asintió—. Tu y ellos tienen bastante en común, ¿no? Dorian con el tema de las empresas y finanzas... tu estabas trabajando en una empresa también, ¿verdad?
—Si, pero yo trabajaba en una empresa de construcción —corrigió—. Dorian es el CEO de una empresa de publicidad.
—Ah, si, claro —hizo un gesto de acuerdo, buscando el azúcar—. Y Darius, con sus planos y cosas, seguramente tienes mucho de que hablar con él también.
—Oh, si, por supuesto, hemos tenido grandes charlas sobre estructuras y cosas así.
Dejó el azucarero sobre la superficie y lo miró—. ¿Papá?
—¿Si?
—Darius es profesor de música en una secundaria del centro, no tiene ni idea sobre estructuras ni nada relacionado a la construcción —dijo, arqueando una ceja hacia él—. ¿Hay alguna razón por la que parezcas ser cercano a uno de mis cuñados?
El rostro de Beck pareció pálidecer varios tonos justo bajo la mirada de Blue antes de que se aclarara la garganta—. ¿De que estas hablando ahora? Yo no soy cercano a nadie, simplemente he hablado con él algunas veces, por eso sé en que trabaja, pero nada más.
Blue lo miró, preguntandose internamente hasta donde podía presionarlo para conseguir información—. ¿Hace cuanto te divorciaste de Bianca?
—Sé a donde estas intentando ir, detente.
—Yo no estoy haciendo nada —puso su expresión más inocente.
Beck bufó hacia él—. Mm, si no te conociera, diría que estas intentando parecerte más a tu primo Yannick.
Eso logró que le arrojara una mala mirada. Debido a que sus primos parecían ser incapaces de mantenerse al margen de su vida, ellos obviamente habían organizado una reunión familiar de última hora para poder conocer formalmente a Beck, unas semanas atrás. Blue lo había encontrado gracioso al principio, su padre no había tenido idea de a que se enfrentaba hasta que estuvo frente a frente con los mellizos problema y sus respectivas familias.
De alguna manera, debía estar agradecido con Kai por mantener a Nee en línea e impedirle ser el grosero habitual que solía ser. En cambio a Nick, Wolf no parecía tener ningún control en absoluto sobre el moreno. En realidad, Blue tenía la impresión de que al tipo le gustaba la conducta alegre y positiva del más joven. Por supuesto, esto desembocó en que, luego de indagar su vida por completo, Nick anunciara que Beck definitivamente necesitaba encontrar a alguien más para pasar el resto de su vida.
Porque según Nicky, todo el mundo necesitaba a alguien para ser feliz... hablando de personas dependientes.
Beck había arrojado una clara mirada de "auxilio" en su dirección en el momento en que el moreno se había autonombrado a si mismo como el celestino que iba a traer al alma gemela del tipo. Por supuesto, como el buen hijo que era, Blue se había carcajeado a su costa, ganandose una gruñona expresión de Shiloh, quién dormía en sus brazos en ese momento.
El punto era, que, ni en esta vida, ni en la siguiente, él estaba aspirando a ser algo parecido a Yannick. Nunca.
—Solo por eso, la próxima vez que hable con él, voy a decirle todo sobre esto entre tú y Dorian —movió su mano en dirección al mayor, abarcando todo—. Para cuando termine el mes, estarás casado y con un niño en camino, y yo voy a estar riendome de ti.
—¿Estas contandome tu historia o qué? —replicó.
Estrechó los ojos—. No me estas agradando mucho en este momento, espero que seas consciente de ello. —y entonces sonrió—. Y para que conste, tu no negaste que algo estuviese pasando entre ustedes.
—Todo esta en tu mente, hijo, todo —se burló.
Rodando los ojos, decidió que eso era lo mejor que podría sacarle por ahora... siempre podía atrapar a Dorian con la guardia baja e interrogarlo. Sus cuñados parecían ser fuertes e independientes, pero había descubierto con rápidez que se quebraban como ramitas bajo la más minima presión.
Sirviendo el café, dejó la taza y el azucarero frente a su padre antes de tomar asiento al otro lado del desayunador para poder enfrentarlo. Su mirada se deslizó automaticamente hacia el sobre bajo el frutero, así que extendió el brazo y lo sacó, sosteniendolo entre sus manos como había hecho antes.
—¿Que es eso? —Beck interrogó con una curiosa mirada.
Moviendo el sobre entre sus dedos, Blue respondió—. Los resultados del examén de ADN.
Él le había contado antes todo el asunto de la paternidad de Shiloh, como el hombre imperturbable que siempre parecía haber sido, Beck ni siquiera había dudado por un segundo en aceptar la situación y asegurarle que todo iba a estar bien. Blue lo adoraba por eso, tenía la sensación de que sin importar lo que le dijese, el tipo simplemente iba a sonreir y palmear su espalda.
—Aun esta sellado —observó—. ¿Por qué no lo has abierto aun? Pensaba que estabas deseando poder salir de dudas con respecto a todo eso.
—Lo hacía —sacudió suavemente su cabeza, dejando salir un suspiro—. Tuve una charla con Damon, supongo que las cosas cambiaron un poco ahora que sé lo que realmente esta en su cabeza.
—Pensé que habían hablado de esto antes de ir a hacerse el examen, ¿no había estado de acuerdo?
—Si, pero al parecer, solo dijo que si porque era lo que yo quería —musitó—. Así de buen samaritano es el bastardo.
Beck sonrió—. ¿No quiere saber?
—Nunca lo quiso —admitió, dejando el sobre sobre la superficie para poder pasar ambas manos por su rostro—. Desde el principio, cuando accedió al examén, me dijo que no quería saber el resultado. Según él, Shiloh es su hijo sin importar nada, el resultado no cambiaría eso.
—Pero cambió de opinión ahora, ¿no?
—Algo como eso. No creo que lo que diga aquí —hizo un gesto al sobre—, cambie en algo lo que él siente por Shiloh. Damon es como un cavernicola, luego de que pone sus sentimientos en alguien, no existe ser vivo que lo haga cambiar de opinión. Y te lo puedo asegurar, él adora con todo su corazón a Shiloh.
Asintió suavemente—. ¿Entonces?
—Tiene miedo de que esto cambie lo que Shiloh pueda sentir por él. Le dije que si el resultado es negativo, Shiloh iba a tener que saberlo en algún momento, es su derecho.
—Y tiene miedo de que vaya tras su verdadero padre y deje de quererlo —razonó.
—Exactamente —asintió—. ¿Alguna vez te sentiste así con respecto a mi?
—A veces —admitió, antes de sonreír—. Pero te eduqué para ser un hijo de perra rencoroso y funcionó bien para mi.
—¡Papá!
—Tu preguntaste —elevó las manos en señal de paz. Perdiendo lentamente la sonrisa pareció pensar en ello por un momento antes de responder—. Si quieres una conversación completamente sincera... si, hubo un tiempo en que me sentí así.
Lo miró sorprendido—. ¿Enserio?
—Si, recuerdo que cuando eras pequeño, estaba aterrado de que tu verdadero padre apareciera en nuestra puerta y te alejara de mi.
—¿Que hiciste para dejar de sentirte así?
—Nunca dejé de temer, de esperar que sucediera. Pero con el pasar de los años me di cuenta de que era un miedo irracional. Sin importar quién apareciese en tu vida, yo seguiría siendo el padre que había estado allí para ti. Yo era a quién buscabas cuando te sentías triste o feliz, a quién esperabas en la puerta para contarle sobre tu día y a quién llamabas "Papá". —sonrió un poco—. Eso era algo que nadie podía quitarme.
—Entonces, ¿por qué te alejaste cuando Ashton apareció en mi vida?
Beck hizo una mueca ante eso—. Porque por mucho que la idea no me gustase, era tu derecho el saber quién era realmente tu padre —se encogió suavemente de hombros—. Yo hice las cosas tremendamente mal contigo, Dylan, lo arruiné y lo sabía. Pensé que me odiabas y que habías decidido darle una oportunidad a Ashton, yo no me sentía en el derecho de entrometerme en eso.
—Eres igual que Damon... Un imbecil.
—¡Hey!
Se encogió de hombros sin importarle la queja—. ¿Que quieres? ¿Que te felicite por hacer esa enorme estupidez? —bufó—. Tu mismo lo dijiste, tu eras mi padre sin importar nada, ¿que demonios estaba pasando por tu cabeza cuando pensaste que podía ser capaz de odiarte alguna vez? Admito que maldije tu nombre un par de veces en el correr de los años, pero, ¿odiarte? No creo alguna vez ser capaz de hacerlo.
—Oww —bajando del banco, rodeó el desayunador y llevó a un renuente Blue a un apretado abrazo—. Mi pequeño malcriado.
—Quita, quita, quita —se revolvió, intentando escapar de los brazos del mayor—. ¿Que tienen las personas con abrazarme? Damon, Nicky y ahora tu, ¿acaso hay algo en mi expresión que los invite a abrazarme?
—No es tu rostro, es lo que dices —rió, dejando un sonoro beso en sus rizos antes de finalmente liberarlo—. Damon tiene razón, eres como un gato que no ha sido domesticado.
—Ehh, Damon tiene otras razones para decirme "Gatito".
Cuando Beck lo miró confundido, Blue solo le devolvió la mirada hasta que las mejillas del mayor se tiñieron de rojo—. Oh. —frunció el ceño—. Oh, diablos, no quería saber eso.
Eso logró que el rubio riera antes de alcanzar el sobre y sostenerlo en alto, mirando a los ojos café-verdoso de su padre, preguntó—. ¿Que piensas que debería hacer? ¿Lo abro o lo arrojo lejos y me olvido del asunto?
Beck se detuvo, tomandose varios minutos para pensar realmente en ello antes de responder—. ¿Realmente podrás olvidarte de ello o pasarás el resto de tu vida mirando a Shiloh y buscando rasgos de Damon en él?
—No quiero lastimar a Damon.
—Damon tiene que entender, como yo lo hice, que esto no se trata de él. Se trata de Shiloh y de su derecho a saber de donde viene. Si me preguntas a mi, deberías abrirlo y terminar de una vez por todas con esto. —dicho eso, se puso de pie—. Iré a ver a mi nieto, ¿estan en la terraza?
Asintiendo distraídamente, Blue mantuvo la mirada en el sobre, escuchando los pasos de su padre perderse en el exterior. Su dedo rompió ligeramente el sello del sobre y todas las dudas lo asaltaron. ¿Y si no es de Damon? ¿Y si Shiloh era hijo del idiota de Simon? ¿Podría vivir toda su vida sabiendo eso sin soltarlo en algún momento frente a Damon? El tipo no quería saber, ¿podría Blue mantener eso en secreto?
Con un gruñido, se puso de pie y empujó el sobre dentro de uno de los cajones de la encimera. Shiloh era un bebé aun, tenía tiempo de tomar la mejor decisión, no era algo que tenía que saber ahora.
—Puedo esperar, pensarlo con más calma —se dijo a si mismo, sacudiendo la cabeza antes de salir de la cocina y hacia la terraza, en busca de Damon y de su hijo.
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