Capitulo Nueve.
Acomodando su mochila sobre sus hombros, Blue enroscó sus dedos entorno al fierro de seguridad del autobús y observó a través de las ventanillas, viendo los edificios pasar como un borrón al otro lado hasta que las nauseas comenzaron a aparecer, amenazando con obligarlo a decorar el interior del transporte si seguía así. Miró alrededor, no prestando demasiada atención a nadie, solo buscando algo en lo que posar su mirada sin correr el riesgo de volcar su desayuno.
Había pasado del medio día ya, la poco enclarecedora reunión con sus primos y Damon, había revuelto sus horas de sueño y solo había logrado abrir los ojos pasadas las diez. De todas maneras, había logrado llegar a la conclusión, de que necesitaba todas sus piezas sobre el tablero antes de tomar cualquier tipo de drastica decisión. Como primera medida, había intentado en vano sacar a Damon de su hogar. Como eso no había funcionado, había optado por bien utilizar su presencia allí y comenzar con su plan, yendo a hablar con Malcom sobre la situación, después de todo era su casi jefe, debía saberlo.
—¡Tu no puedes hacer eso! —Damon había chillado, y sinceramente, a Blue le había parecido bastante chistoso el hecho de que un tipo tan grande como él fuese capaz de producir tal sonido—. Él va a matarnos a ambos cuando lo sepa.
Blue había rodado los ojos en su dirección—. Solo le diré que acabo de averiguar que estoy embarazado, no que tu eres un posible padre.
—Él lo sabrá —insistió, corriendo detrás del Blue mientras este buscaba su billetera alrededor del apartamento—. Él puede saber esas cosas, es como un don, puede saber cuando hice una estupidez antes de que siquiera yo sepa que la hice.
—Exageras, él no lo sabrá.
—Si lo hará —porque era así de terco, se cruzó de brazos y le dedicó una mirada ceñuda a Blue—. Si sigues insistiendo en decirle, busca tu propio camino, porque yo no voy a llevarte hasta allí.
Encontrando su billetera bajo el sofa, Blue la empujó en su mochila y colgó la misma en su hombro antes de mirar al mayor—. Bien, como sea, tomaré el autobús —palmeó su bolsillo, asegurandose de que su celular estaba allí antes de dirigirse a la puerta—. Recuerda cerrar cuando te vayas.
—¡Dylan!
Ignorando completamente al tipo gritando su nombre, se dirigió a las escaleras, soltando un pequeño sonido de queja cuando sintió los pesados pasos detrás de él. Aun quejandose y con la expresión de un niño pequeño al que obligaban a ir al colegio, Damon abrió la puerta de su auto para Blue y lo llevó hasta el gimnasio, donde pudo hablar con Malcom.
El mayor se percató de la seriedad de todo el asunto al instante de verlo, así que lo había llevado a una de las oficinas en la parte trasera del lugar y luego de empujar, fisicamente, a Damon fuera y enviarlo a hacer algo productivo, se había sentado frente a un bonito escritorio para escuchar lo que Blue tenía decirle. Había estado sorprendido, eso seguro, pero recordando que solo se trataba de un contrato de un par de meses, llegó a la conclusión de que en realidad, el embarazo no iba a dañar su rendimiento allí. Obviamente, iban a tener que hacer un par de cambios para su comodidad, pero el puesto aun era suyo.
Sonriendo, Blue había extendido su brazo para estrechar su mano con la del mayor, cuando la puerta explotó abierta al tiempo que Damon gritaba—. ¡No voy a permitir que dejes desempleado al amor de mi vida, Malcom!
Blue se giró a mirarlo. De pie en la puerta, luciendo imponente, al menos lo más imponente que un tipo despeinado, con la camiseta blanca luciendo algunas manchas aquí y allá y saliva seca brillando en su barbilla, podía verse, Damon se veía como la personificación del karma que Blue cargaba de vidas pasadas. Esa era la única explicación viable para entender como demonios había ido a involucrarse con el idiota.
Malcom había mirado entre ellos por un largo momento mientras Blue hacia lo único que podía hacer: cubrir su rostro y desear haber tomado otro camino en su vida que lo llevase lo más lejos posible del idiota. Luego de un momento, el mayor había despedido a Blue, pidiendole que regresara el próximo lunes para comenzar formalmente con su trabajo, antes de clavar su pesada mirada en Damon.
—Cierra la puerta cuando salgas, Dylan —pidió, y con solo escuchar el tono de su voz, el rubio sabía que grado de enojo el hombre estaba manejando en su interior. Un vistazo a la mirada de ruego de Damon y cerró la puerta.
Ni bien la madera tocó el marco, los gritos comenzaron a escucharse, logrando que Blue hiciese una mueca. Pero en perspectiva, el idiota se lo merecía por ir de bocón. Se quedó un momento allí, la palabra "acoso" fue mencionada varias veces, junto con otras coloridas como eran "demanda" y "patadas en el culo".
Blue había salido de allí, sintiendo pena por Damon, pero no la suficiente para volver y hablar en su defensa. Dado que su chofer improvisado estaba siendo regañado por ser un idiota, se había visto en la obligación de tomar el autobús hasta su segundo punto en la lista de cosas por hacer. Él realmente no tenía ningún deseo de hacer lo siguiente.
Bajando del autobús, caminó arrastrando sus pies por el pavimento por varias cuadras antes de detenerse y levantar la mirada. Era increible como un edificio que había sido tan familiar para él unas semanas antes, ahora le era tan aterrador. Hablar con el tramposo de Simon no era algo que estuviese ansiando, pero sabía que era totalmente necesario.
Aferrandose a su valentía inexplorada, se dirigió a la entrada del edificio. Sabía bien que el idiota de Simon no le abriría la puerta por voluntad propia, no habían terminado en muy buenos terminos. Buscando a través de los nombres en los timbres, presionó uno y esperó.
—¿Hola? —la gastada voz de una anciana saludó a través del interlocutor.
Blue puso su tono más dulce—. Hola, señora Piper, soy Dylan, ¿me recuerda? —dijo—. Olvidé nuevamente mi llave, ¿podría dejarme entrar?
—Oh, hace tiempo que no te veía por aquí, pensé que ya no vendrías más —la puerta sonó al abrirse—. Pasa, y recuerda tu llave la próxima vez, ¿si?
—Lo haré, gracias.
Blue sonrió, mientras entraba. Piper era una pequeña anciana de cabello violeta que vivía en el segundo piso, siempre se había comportado simpatica con Dylan, aunque un ceño arruinaba su expresión cada vez que se topaba con Simon. Realmente, debió haber puesto más atención en ello, seguramente la mujer había sabido lo tramposo del tipo todo el tiempo.
Sacudiendo la cabeza ante su estupidez, se dirigió al ascensor, tomandose el tiempo que le tomó subir al cuarto piso para pensar que demonios diría al llegar. Podría haber dicho que estaba sorprendido cuando un joven desconocido abrió la puerta medio desnudo, pero en realidad, había una buena razón por la que él había dejado al imbecil hacia un mes.
—Necesito hablar con Simon —dijo, intentando ser cortés aun cuando no estaba en su mejor momento.
Los ojos del tipo se pasearon por él, desde sus pies a su cabeza, antes de bufar—. Simon no esta disponible ahora.
Rodando los ojos, Blue puso su bota en la puerta para evitar que el chico la cerrara antes de atrapar su muñeca en un movimiento rápido y sacarlo del apartamento. El tipo chilló, pero no le dio tiempo a quejarse cuando cerró la puerta y le colocó el seguro. Lo escuchó gritar desde el otro lado, golpeando la madera exigiendo que abriera, pero lo ignoró.
—¿Que demoni- —Simon apareció por el pasillo que daba a las habitaciones, su oscuro cabello lucía despeinado y solo llevaba una sabana envuelta a su alrededor. Sus ojos marrones. se estrecharon en él—. Dylan.
—Simon —respondió en el mismo tono.
Parandose más erguido, porque era obvio que lo había atrapado en un mal momento, el dueño de casa lo miró—. ¿Que haces aquí? Pensé que habíamos dejado más que claro que todo había terminado entre nosotros hace un tiempo.
Blue lo examinó por un largo momento—. Tengo que hablar contigo.
—¿Y por eso dejaste a... mi chico afuera?
—Ni siquiera sabes su nombre, ¿verdad? —rió, sacudiendo suavemente su cabeza ante lo que era obvio—. Eres tan patetico como siempre.
—Lo dice quién vino aquí a verme.
—No vine por voluntad propia, razones de fuerza mayor me traen hasta aquí —no había forma bonita de soltarlo y teniendo en cuenta que la imagen del idiota engañandolo con algún extraño que conoció en un bar, seguia fresca en su memoria, quería hacerle un poco de daño. Así que solamente lo soltó—. Estoy embarazado.
Si, hubo cierta satisfacción en la expresión de espanto, pero el hecho de que la sabana resbaló de sus manos y lo dejó al descubierto arruinó completamente la sensación. Blue rodó los ojos, observandolo apresurarse a tomar la tela y envolverla entorno a su cintura.
—No es mío —Simon soltó, sonando como si estuviese frente a un juez clamando ser inocente de un crimen—. Usamos protección, siempre.
—Lo sé —dijo—. Pero la protección falla y las cuentas concuerdan.
Si, había terror en esos ojos oscuros—. No puede ser mío, Blue.
—Hay un tercio de posibilidades de que sea tuyo —dijo—. Sinceramente, espero que no lo sea, porque después de maldecir tu descendencia tantas veces, temo que me salga un alien de adentro.
—Ni siquiera intentes jugar al indignado conmigo —bufó—. Tu me pagaste con la misma moneda.
—Dios los hace y el Diablo los junta —se encogió suavemente de hombros, escuchando un par de nuevos golpes sobre la madera de la puerta donde estaba apoyado, los ignoró—. Tu y yo no somos tan diferentes, por eso terminamos juntos desde un principio.
Simon bufó, poniendo esa expresión engreída que Blue siempre había odiado—. Cariño, tu no eres como yo —dijo—. Jamás lo serás, yo no involucro sentimientos, tu los pones todos sobre la mesa sin pensartelo dos veces.
—Wow, tu mismo te has etiquetado como un maldito sociopata, ¿que tan mal esta tu cabeza en este momento?
Los ojos de Simón bajaron a su abdomen por un momento antes de hablar—. ¿Wyatt es una de tus posibilidades?
Asintió—. Me acosté con él luego de descubrirte engañandome con un extraño.
—¡Tu te acostaste con mi mejor amigo, deja de juzgarme! —gritó antes de rodar los ojos—. Da igual, Wyatt es esteril, así que de ahí no salió tu semillita.
—¿En serio?
—Sep —asintió—. Tuvo un problema allí cuando eramos niños, así que tachalo de tu lista.
—Tachado —hizo el gesto con su mano—. Así que hay al menos un cincuenta porciento de probabilidades de que te conviertas en papá, ¿no te alegra?
—¿Por que no te metes el sarcasmo por el cu--
—Shh-shh —lo silenció, poniendo sus manos sobre su abdomen a modo de burla—. No frente al niño.
—Compadezco al ser que te tenga que llamar padre.
—Eres la segunda persona que me dice eso en menos de veinticuatro horas. —musitó.
Simon arqueó una ceja—. ¿Eso no te dice nada? —un golpe aun más fuerte cayó sobre la puerta, Blue pudo escuchar a los vecinos saliendo a quejarse por el escandalo—. ¿Puedes dejarlo entrar?
—No hasta que terminemos de hablar —negó—. Si es tuyo, ¿te harás cargo?
—¿Quieres que mis padres me maten? —chilló, viendolo como si fuese estupido—. Mi padre sería capaz de castrarme si llegó a tener un hijo antes de terminar mi carrera.
—Si controlaras tu maldito pene, no estaríamos en este dilema.
—Yo no estoy en ningún dilema —replicó, haciendo un gesto hacia él—. No es mío.
—¿Como puedes estar tan seguro? ¿Acaso eres vidente?
—Mis soldaditos saben que no nos conviene hacer bebés aun —dijo—. Así que estoy seguro de que no es mío.
Mirando hacia el techo, Blue junto sus manos en suplica—. Dios, escucha sus palabras, no me dejes tener un hijo de este imbecil descerebrado, ya bastante tuve con tener que conocerlo a él.
—¿Para esto viniste hasta aquí? ¿Para insultar mi inteligencia?
—No puedo insultar algo que no posees —bufó—. De todas maneras, solo quería que fueses consciente de la situación.
—No hay situación, no me involucres en esto, no quiero tener nada que ver —afirmó, deteniendose un momento—. ¿Dijiste que había tres posibilidades, no?
—Dos, descartando a Wyatt.
—Bien, endosale el paquete al otro y ya, todos felices y contentos. —solucionó.
Blue sacudió suavemente la cabeza, sin poder creerselo—. ¿Estarías bien con la idea de que un hijo tuyo sea criado pensando que otro es su padre?
—¿Sinceramente? —esperó el asentimiento de Blue—. No podría importarme menos.
Suspiró—. Ni siquiera sé porque lo intento —hizo un gesto de despedida—. Ojala y te de herpes y se te caíga el pene, maldito insensible.
En el momento que abrió la puerta, el actual amante de Simon, quién había tomado asiento a un lado del pasillo, seguramente bajo las amenazas de los vecinos, se puso de pie, preparado para ir sobre él. Estuvo sorprendido cuando Simon fue quién lo detuvo con un pequeño empujón, Blue ni siquiera lo había visto acercarse.
—No lo toques —le gruñó, haciendole un gesto a Blue para que se marchara—. Que te vaya bien, Dylan, gracias por tu inesperada visita, pero no vuelvas a aparecerte por aquí ni siquiera si das a luz a un clon mío, adios.
Jalando a su chico consigo dentro del apartamento, Simon cerró la puerta sin darle espacio para una replica.
Con un suspiro cansado, se dirigió al ascensor. No podía cambiar a las personas, él había hecho lo correcto al venir a informarle, era problema de Simon si la decisión que tomaba hoy era una de la que se arrepintiese en el futuro.
Salió del edificio y se permitió a si mismo tomar un largo respiro de aire fresco antes de comenzar su lenta caminata nuevamente a la parada del autobús. Sentado en el banco de la misma, escuchó su telefono sonar en su bolsillo y lo sacó, atendiendo la llamada sin dar un vistazo a la pantalla.
—¿Quieres cenar conmigo, Gatito?
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