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Capitulo Dieciseis.

Sentado en un banco de pesas, Blue mantuvo el libro abierto sobre su regazo aunque su mirada estaba concentrada en Damon sobre la cinta de correr. Con la pelea a solo un par de días de distancia, Malcom se había decidido por un entrenamiento mucho más ligero y menos extenuante. Eso era bueno, porque con todo lo que estaba sucediendo, el tipo iba a necesitar toda su energía para huir, aunque Blue no estaba seguro de si iba a correr lejos de él o de sus propios padres.

¿En que demonios había estado pensando Damon al asegurarle a su padre que ellos iban a casarse? Había gente idiota en el mundo y luego estaba Damon.

Él no tenía idea de como iba a hacerlo, pero seria mejor que el tipo encontrara una manera de salir de ese compromiso o iba a terminar con el puño de Blue tatuado en su mejilla por el resto de su vida. ¡Tenía veinte años, por el amor de Dios! Ya bastante tenía con tener un bollo en su horno, no necesitaba un compromiso y mucho menos una boda.

¿Como es que siempre terminaba metido en esos líos?

Cerrando el libro, se rindió en su intento de ponerle atención a la lectura. Si no eran los músculos de Damon flexionandose y estirandose, brillando bajo las tenues luces del gimnasio con el sudor que corría por los mismos, eran sus pensamientos de pánico concernientes al matrimonio lo que lo distraían. Ponerse al corriente con sus clases iba a tener que esperar un poco.

—Ah mierda, ¿acaso el horario de la guardería ya terminó? —Malcom masculló, bajando la velocidad de la cinta y mirando a Damon—. Tus hermanos estan aquí, y traen a Noah con ellos.

Caminando ahora, el castaño miró sobre su hombro y dejó salir un pequeño sonido de dolor. Curioso, Blue siguió su mirada hacia la puerta, observando a las tres personas que caminaban a través de las maquinas hacia ellos. Destacaban como un pulgar adolorido en el ambiente, y no solo porque los tres eran increiblemente atractivos, sino que ninguno estaba vestido como si fuese a hacer el más minimo ejercicio fisico, más bien parecía que estaban a punto de ir a tomar el té y hablar de cosas como finanzas e inversiones, cosas sobre las que Blue no tenía idea.

—¡Malcooooooooom! —uno de ellos gritó, castaño cabello oscuro bailó sobre unos grandes ojos verdes mientras el delgado tipo corría hacia el entrenador y lo levantaba en sus brazos con facilidad, sacudiendolo a los lados como si fuese un muñeco de trapo—. ¿Como esta mi viejo favorito de todo el mundo mundial?

—Auch, lo juro, Darius, si me quiebras un hueso, te voy a meter al cuadrilatero y dejar que algunos tipos de golpeen —gruñó el mayor, golpeando suavemente la cabeza de Darius—. Dejame en el suelo de una vez, mocoso.

El chico hizo pucheros—. Tan gruñón como siempre, por lo que veo —lo dejó libre—. Y yo aquí, feliz de ver tu arrugada cara.

—Yo no tengo arrugas. —masculló.

—Si tienes, mira, aquí, aquí —comenzó a señalar las diferentes zonas que mostraban signos de la edad en el rostro del entrenador—. Y por aquí tienes unas muy notorías.

Los oscuros ojos de Malcom se estrecharon—. Tu sigue acumulando puntos para ganarte un puñetazo.

—Deja de molestar al anciano, hermanito —otro tipo, este con oscuros ojos y cabello negro, arrojó su brazo sobre los hombros de Darius—. ¿Acaso no te han enseñado que no debes meterte con las personas mayores?

Blue pudo ver la mandibula de Malcom apretarse antes de que este se girara hacia Damon, el cual había apagado la caminadora y secaba el sudor de su rostro con una toalla—. Firmé para soportar a uno solo de ustedes, no tengo porque aguantar a los otros dos.

Damon rió al tiempo que bajaba de la caminadora, mirando a sus hermanos—. ¿Que hacen aquí, molestias?

—Nada —Darius jugó con sus dedos de forma distraída—. Pasabamos por aquí y decidimos entrar a ver como iba tu entrenamiento.

—¿Pasaban por aquí? —repitió—. ¿Ustedes esperan que me crea que solo pasaron por aquí por casualidad?

—¿Por qué no creerías que simplemente queríamos ver como estaba haciendolo nuestro hermano en su deporte favorito... en su peligroso deporte favorito?

Damon rodó los ojos—. Papá los envió, ¿verdad?

—No, por supuesto que no. —el castaño dudó bajo la mirada de Damon por un momento antes de quebrarse—. Papá tiene miedo de que caigas muerto en el cuadrilatero, nos pidió que viniesemos a asegurarnos que seguías vivo.

Blue, quién se había asegurado de pasar desapercibido sin siquiera hacer un sonido para llamar la atención hacia él, sonrió cuando Damon rodó los ojos, era obvio que estaba intentando no ceder a golpear a uno de sus hermanos por haberse permitido ser el chivo expiatorio de su padre. Su hermana aun era pequeña, pero Blue había visto suficiente del intercambio entre hermanos para esperar la pequeña pelea que le siguió a aquella declaración.

Soltó un pequeño bufido de risa cuando Damon empujó su toalla sudada directamente al rostro de uno de sus hermanos, logrando que este chillara asqueado, alejandose. Esa acción fue el detonante, un momento después, los tres estaban involucrados en una pelea tipica de hermanos, con Malcom intentando separar a los tres cabezas huecas.

Un movimiento a su lado lo tuvo girando la mirada en esa dirección. Parpadeando, tuvo que volver a mirar. Había visto multitud de personas hermosas en el correr de su vida, demonios, practicamente toda su familia iba para modelo, pero jamás había puesto los ojos en una persona tan... hermosamente delicada.

Pequeño y delgado, con la piel tan clara como la nieve y llamativos y brillantes labios rojos. Llevaba su lacio cabello castaño oscuro corto, cayendo sobre su frente y apenas cubriendo sus suaves cejas, las cuales enmarcaban sus delicados ojos oscuros que se inclinaban en las esquinas. Rasgos asiaticos, decidió Blue, demasiado diferentes de los de Kai para ser Japones.

El joven era hermoso de una manera exotica y eterea.

Cuando los ojos oscuros se giraron a verlo, notó el pequeño corazón rosado dibujado en su pomulo derecho, unos centimetros bajo su ojo y el suave delineado negro sobre sus pestañas. El chico le sonrió, todo dulce y radiante mientras se sentaba en el asiento de una maquina cercana.

—Hola —dijo, su voz era tan suave como su aspecto. Extendió una mano de delicados dedos hacia él—. Soy Noah.

Blue aceptó el saludo—. Blue.

El chico parpadeó—. ¿Tu nombre es "Blue"?

—Mi nombre es Dylan —aclaró con una sonrisa—. Pero todos me dicen Blue.

—¡Si no se calman ahora, llamaré a seguridad! —la voz de Malcom hizo eco dentro del gimnasio, llevando su atención hacia los tres idiotas que ahora peleaban en el suelo.

—Uno creería que ellos habrían madurado para ahora —Noah murmuró, sacudiendo suavemente la cabeza—. Es igual que cuando eramos pequeños, son niños en cuerpos de adultos.

—¿Los conoces desde hace mucho tiempo?

Noah asintió con una sonrisa—. Conocí a Darius cuando él tenía siete y yo cuatro, hemos sido amigos desde entonces —dijo—. Te puedo decir, que desde que conozco a los hermanos Baker, siempre se han comportado como un grupo de cachorros revoltosos.

—Mas como perros rabiosos —susurró.

Una suave risa—. Para nada, ellos jamás se han herido entre ellos o a alguien más, solo son demasiado juguetones. —aseguró—. Esta en su naturaleza ser fastidiosos.

—Ya veo, eso explica mucho.

—¿Como conoces a los Baker? —interrogó.

Blue hizo un breve gesto alrededor del gimnasio—. Conocí a Damon hace un tiempo, ahora trabajo para él como su fisioterapeuta.

—Te esta enloqueciendo, ¿verdad?

Se encogió suavemente de hombros—. Estoy comenzando a acostumbrarme —admitió—. Aunque admito que hay veces en que quiero darle un puñetazo en su perfecto rostro.

—Te entiendo, Darius me saca de quicio todo el tiempo —dijo—. Darle un puñetazo no ayuda, te lo digo por experiencia propia. Damon lo usará para hacerse pasar por la victima y terminará logrando que tu te sientas mal por todo y te disculpes con él.

Blue rodó los ojos—. Si, eso es algo que él haría.

—La mejor forma de tratar con ellos es dejandolos creer que tienen la razón en todo —dijo con una sonrisita—. Y cuando se distraen, entonces haces las cosas a tu modo y problema solucionado.

—¿Realmente eso funciona?

—Cariño, si las cosas se hicieran de la manera en que los Baker lo desean, el mundo habría implosionado para ahora. —dijo—. Los adoro, son como mis hermanos, pero ninguno de ellos conoce lo que es el sentido común o la increible sensación de la simple sinapsis de dos neuronas.

—Hablas como una persona realmente experimentada en el tema. —observó.

Noah sonrió—. Llevo veinte años tratando con esos tres, no estoy al nivel de los padres Baker, pero me acerco.

Sonriendo, Blue se giró completamente hacia el chico—. En ese caso, creo que necesito un par de tus consejos.

(...)

Asegurandose de que Darius sintiera sus nudillos en la parte superior de su cabeza por varios días, Damon raspó la misma con más fuerza antes de finalmente liberar a su quejoso hermanito, ignorando la forma en que este hacia pucheros y frotaba su cabello. Al contrario de Dorian y él, Darius estaba acostumbrado a ser quién siempre ganaba las discusiones y quién salia librado de las peleas, ser el bebé de la familia también venía con ser un enorme mañoso. Y ni sus padres, ni Dorian ni él, podían evitar hacerse cargo de ese comportamiento, ellos lo habían malcriado.

Fue por esa razón que Damon lo ignoró completamente y giró la mirada alrededor, notando a Blue conversando animadamente con Noah. Eso no podía ser bueno, no podía ser nada bueno. Adoraba a Noah como si fuese parte de su familia, el pequeño chico se había convertido en una constante en sus vidas, por lo que lo conocía malditamente bien. Y esa sonrisita sadica en sus labios le decía que esa conversación no podía traer nada bueno, y el que Blue estuviese copiando ese gesto solo lo hacia peor.

Gruñó cuando Dorian aprovechó su distracción para darle un golpe en la parte interior de sus rodillas, llevandolo a caer de rodillas sobre el suelo de línoleo. El bastardo hasta tuvo el tupé de reirse cuando lo vio caer. Damon estaba a punto de jalarle los pantalones para que todos en el gimnasio viesen sus cosas, y así devolverle la bromita, pero recordó que en la multitud también estaba Blue y lo último que quería era que el chico obtuviese una vista sin obstrucciones de las herramientas de su hermano mayor.

En vez de eso, solo se puso de pie y lo golpeo en el abdomen, de esa forma que sabía iba a dejarlo sin aire.

Satisfecho con la forma en que su hermano se retorcia, se dirigió hacia donde Blue y Noah hablaban animadamente—. Hey —llamó la atención hacia él, observando entre ellos—. Veo que ya se conocieron.

—Si, Noah me esta contando cosas muy interesantes —Blue comentó, dedicandole una mirada burlona—. Realmente, Damon, no creo poder verte de la misma manera a partir de ahora.

Eso logró que le frunciera el ceño al delgado castaño—. ¿Que le has estado contando, Noah?

—Comparado con todo lo que sé, solo detalles —respondió, poniendo esa expresión inocente que parecía haber perfeccionado junto a Darius—. ¿Que sucede? ¿Acaso había algo que no debía decirle?

—Te lo juro, mocoso —dijo señalandolo—. Tu me arruinas esta relación y te daré la zurra que te faltó de pequeño.

Los ojos de Noah se abrieron de par en par—. Espera un momento —señaló entre ellos—. ¿Ustedes dos estan en una relación?

La voz de Blue se mezcló con la suya cuando respondieron al mismo tiempo:

—¡No!

—¡Si!

Su ceño fruncido fue copiado con Blue cuando le dedicó una mirada de advertencia—. Hemos hablado sobre esto, Damon.

—No, no lo hemos hecho —replicó—. Estoy muy seguro de que no lo hicimos.

—Ayer, cuando cenamos juntos —el rubio murmuró con los dientes apretados.

Revivió la noche anterior, intentando recordar ese momento—. Lo único que dijiste es que no ibas a casarte conmigo.

—¿Le propusiste matrimonio? —Darius tropezó al acercarse, mirandolo con ojos amplios.

—Por supuesto que lo hice —se jactó—. Él lleva a nuestro bebé en el vientre, debía pedirselo.

Tanto sus hermanos como Noah, se giraron a mirar a Blue con sorpresa pintada en su rostro—. ¿¡Estas embarazado!?

Blue lo miró directamente, fuego en sus ojos azules—. Estas en tantos problemas, Damon. 

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