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Capitulo Diecinueve.

 —No entiendo porque nunca me dicen nada, no soy una niña pequeña, enserio, soy mucho más inteligente de lo que ustedes creen.

Sonriendo, Blue aferró mejor la mano de Ashley mientras la guiaba por la vereda con dirección a la casa de su padre. La pequeña malcriada no había dejado de quejarse desde que había abierto los ojos esa mañana. Había que darle credito, ella se había percatado de que algo sucedía a su alrededor desde que Blue se rehusó a esperar por ella dentro de la casa cuando pasó a buscarla. Ella había tenido esa mirada curiosa en el rostro cuando salió por la puerta principal con su mochila aferrada a su mano, y aun así, había esperado para comenzar el bombardeo de preguntas y sentimientos de culpa que sabía provocar, hasta la siguiente mañana.

Saltando en cada paso, ella dio pequeños jalones a su brazo y lo miró ofuscada—. Soy inteligente, ¿verdad?

Mirandola, asintió—. Mucho más que yo, con seguridad.

—Entonces, si es algo obvio para todos —dijo—. ¿Por qué siguen tratandome con una niña pequeña?

—Uh, ¿por qué tienes seis años y apenas mides más de un metro de estatura?

Puso mala cara—. ¿Cuantos años tengo que esperar para que dejen de tratarme así?

—Mm, no lo sé —se rascó la nuca, pensativo—. ¿Diez años? Si, creo que diez años serían suficientes.

—Eso suena como demasiado tiempo de espera para un simple secreto.

—No es un secreto —negó, al menos, él no estaba manteniendo en secreto el enojo con ellos—. Es más... una cosa de adultos.

—Aghh —hizo un sonido en su garganta antes de chasquear—. Detesto cuando dicen esas palabras.

—Pues preparate, las vas a escuchar mucho durante algunos años más.

Ella sacudió la cabeza, luciendo fastidiada—. De todas maneras —dijo—. ¿Que tienen de diferentes los asuntos de los adultos y los de los niños?

—Mm —pensó en ello por un momento antes de decir—. Es como las matematicas, Ash. Primero debes aprender a contar y restar para poder saber dividir y multiplicar, y luego todas esas otras cosas complicadas que te enseñan en secundaria. Esto es igual, aun debes aprender algunas cosas, para entender los asuntos de los adultos, ¿entiendes?

Se encogió de hombros—. Supongo —dijo—. Esto va a tomar mucho tiempo entonces, yo soy muy mala en matematicas.

Mordiendose el labio, apenas retuvo la risa que quería salir. Ella obviamente no había comprendido totalmente lo que le había dicho, pero eso estaba bien, aun era joven, tenía mucho tiempo para aprender y si era sincero consigo mismo, él la prefería así, inocente e ignorante de los problemas, al menos un tiempo más.

Con un salto, ella subió sobre un pequeño muro y comenzó a balancear su camino por el mismo, aferrando su mano—. ¿Te quedarás a cenar hoy? Tu no viniste a la cena familia, papá dijo que estabas ocupado.

Mentirle no era algo que le gustara, pero decirle la verdadera razón por la que él se había perdido la cena familiar estaba completamente fuera de cuestión. Ella ni siquiera sabía sobre Beck o de que ellos solo fueran medio hermanos. Y ahora que lo pensaba, eso había sido tremendamente hipocrita por parte de Luke, el pedirle que mantuviese eso en secreto de ella y simplemente la dejase pensar que también era hijo de Ashton.

Ironicamente, la única persona, a parte de sus padres, que sabía la forma real en que estaba formada su familia, era su hermanita de seis años.

Apretando suavemente su mano, la ayudó a saltar del pequeño muro y suspiró—. Lo siento, no podré quedarme hoy —dijo, agregando rápidamente cuando su expresión cayó—. Tengo una cita.

Ella levantó la mirada, sus ojos iluminandose—. ¿En serio?

Blue asintió, sonriendo.

—¿Con quién? —ella interrogó—. ¿Lo conozco? ¿Como se llama? ¿Como es? ¿Que edad tiene? ¿Es bueno contigo? ¿Cuando voy a conocerlo? ¿Y cuando va a veni-

Con un suave movimiento, le cubrió la boca, deteniendo la catarata de preguntas que ella estaba soltando—. Ya, ya —la acalló—. Es solo una cita, Ash, no estoy casandome con el tipo.

Empujó su mano fuera y lo miró—. Puede suceder, así pasa en las peliculas. Luego de una cita, las personas se enamoran y se casan, ¿no?

—Cariño, eso no sucede así en la vida real —rió—. En las peliculas no te muestran muchas cosas porque debe durar solo un par de horas, pero se necesita más que una cita para decidir casarte con alguien.

—¿Cuanto?

—Mm, no lo sé —pensó en ello, haciendo calculos mentales—. A ver: unos seis meses de conocerse, otros seis meses de ser amigos, ponle unos dos años siendo novios y... mhm, ¿dos años de compromiso? Si, creo que eso sería suficiente. Así que son, unos cinco años, al menos.

Cuando la miró, su boca colgaba abierta y sus ojos amplios—. Esa es casi la edad que tengo ahora.

—Lo es —asintió—. Debes estar totalmente seguro de amar realmente a una persona y de querer pasar el resto de tu vida con ella, antes de decidir casarte.

—¿Que hay del amor?

—¿Que con él?

Ella parecía pensativa mientras hablaba—. Papá dice que cuando dos personas se aman, entonces ellas estan juntas para siempre.

—Dos personas que se aman, no tienen la obligación de casarse —explicó, intentando simplificarlo para ella—. Si tu quieres a una persona, la quieres a tu lado, a veces a las personas eso les basta para ser felices.

—¿Como si fuesen mejores amigos? —preguntó.

Haciendo una pausa, se preguntó cuanto debía expandirse en el tema. Ella era pequeña aun, todo el concepto de relaciones y parejas, ella estaba muy lejos de poder comprenderlo completamente. La simplificación hacia el trabajo por ahora, ella tenía una respuesta para sus preguntas y él no se veía obligado a mentirle.

Así que, asintió y respondió—. Si, Ash, como si fuesen mejores amigos.

Pareciendo conforme con esa respuesta, caminaron algunos metros más antes de que ella volviera a hablar—. ¿Nuestros papás se va a divorciar?

Eso lo tomó completamente por sorpresa—. ¿Por qué preguntas eso?

—Bueno, yo antes tenía una amiga que se llamaba Tania, pero entonces peleamos y ya no fuimos más amigas —ella explicó—. Nuestros papás... ellos estaban peleando la otra noche, y si ellos son mejores amigos como tu dijiste, entonces-

—¿Ellos estaban peleando? —la interrumpió.

Asintió con fuerza—. Yo los escuché desde mi habitación, gritaban muy fuerte —dijo—. Quizá ya no quieren ser mejores amigos. Mi amiga, Miranda, me dijo que cuando dos papás ya no se quieren más, se divorcian y viven en casas separadas.

Mierda, eso era lo único que le faltaba. Intentando tranquilizarla, apretó suavemente su mano y le sonrió—. No creo que eso vaya a suceder, cariño, Luke y Ashton se quieren mucho, quizá ellos solo... tuvieron un pequeño desacuerdo, pero deben haberlo arreglado ya.

—¿Entonces no van a separarse?

—No, no van a separarse —dijo, no muy seguro pero tampoco completamente desconfiado, Luke y Ashton habían estado juntos por años y aunque eso no era seguridad de nada, por el bienestar de su hermanita, se encontró confiando en ello.

Llegando frente a su casa, la inercia y la costumbre lo llevó hasta detenerse justo en la puerta principal. En otro momento, habría entrado sin esperar una invitación, se suponía que Luke estaba esperando por ellos. En vez de eso, se estiró y tocó el timbre, ignorando el pequeño ceño confundido que Ashley le dedicó.

Pasaron unos minutos antes de que escuchara pasos acercarse y la puerta fuera abierta. Ashton estaba de pie al otro lado, hubo un momento de sorpresa en su expresión antes de que frunciera el ceño.

Quitando la pequeña mochila roja con forma de San Antonio de su espalda, Blue la empujó en las manos del mayor—. Se nos hizo un poco tarde para la merienda, así que quizá ella no tenga mucha hambre en la cena. Durmió bien y no comió nada de comida chatarra —le informó con voz monotona antes de girarse a su hermana y abrazarla brevemente, dejando un beso en su frente—. ¿Vas a portarte bien y esforzarte mucho en el colegio?

Ella asintió con seriedad—. Siempre —dijo—. ¿Irás a verme jugar el próximo sabado? Es un partido importante, para entrar al campeonato, debes ir.

—No me lo perdería por nada —le aseguró, pellizcando suavemente su mejilla antes de suspirar y volver a erguirse—. Debo irme, nos vemos el sabado, enana.

—Esta bien, te quiero —dijo, girandose y entrando a la casa.

Ashton seguía de pie en la puerta, mirandolo. Abriendo la boca para despedirse, decidió que no valía la pena y en vez de eso, solo le hizo un pequeño gesto con su mano y se giró para irse.

—Dylan —lo llamó, atrapando su brazo antes de que pudiese alejarse—. Dylan, espera.

Girando, se sacudió el agarre y miró al mayor—. ¿Que?

Ashton hizo una obvia mueca ante el tono cortante—. Puedes... ¿puedes al menos quedarte a cenar? Luke y yo tenemos que hablar contigo.

Una desagradable respuesta estaba justo en la punta de su lengua, pero antes de que pudiese dejarla salir, Ashley respondió por él desde algún punto en el pasillo—. ¡Él no puede quedarse, tiene una cita!

Hizo una mueca ante eso y la expresión sorprendida de Ashton—. ¿Tienes una cita? —interrogó—. ¿Con quién?

—¿Que demonios te importa? —siseó antes de ver sobre su hombro a Ashley—. Escuchar conversaciones ajenas es de mala educación, ¿recuerdas?

—Si, si, lo siento —masculló de mal humor, su cabello castaño balanceandose sobre su espalda mientras marchaba lejos de la puerta.

Cuando volvió a mirar a Ashton, este seguía viendolo—. El tipo con el que tendrás una cita, ¿es el padre del bebé?

Blue bufó—. Hablaba enserio cuando dije que eso no te importa —masculló de mal humor antes de agregar—. Deberías poner más atención a tu propia vida en vez de meterte en la mía.

—Dylan-

—Si tu y Luke van a pelear, al menos tengan la inteligencia de hacerlo cuando Ashley no este en la casa —le gruñó—. Los escuchó pelear hace unos días, me preguntó si ustedes iban a divorciarse.

—Mierda —dijo—. Pensamos que ya estaba durmiendo, jamás habriamos elevado el tono de saber que estaba despierta.

—Si, bien, no me importa, lo único que voy a pedirles, es que mantengan esa mierda lejos de sus oídos —dio varios pasos atrás—. Me largo.

Logró llegar al cordón antes de que su nombre fuese llamado nuevamente. Cuando miró hacia atrás, se encontró con que era Luke quién se acercaba a él a paso rapido. Su padre siempre se veía como la personificación de la elegancia, con sus suaves camisas de seda y pantalones perfectos. Blue había arruinado muchas de esas camisas siendo niños, volcando jugo accidentalmente sobre ellas, dañandolas con sus nuevas tijeras sin punta que había recibido por navidad o simplemente actuando con su usual torpeza de niño, y cada vez, Luke le había sonreido cariñosamente y le había dicho que todo estaba bien.

Se preguntó brevemente que haría su padre ahora, que él era un adulto, si al menos ensuciaba un poco esa pristina camisa blanca que parecía tan suave.

Deteniendose frente a él, Luke pasó una de sus manos a través de su rubio cabello y suspiró—. Y-yo... —dudó, pero logró recomponerse un momento después—. ¿Por qué te vas tan rapido? ¿No te quedarás a cenar?

Bufó en su dirección—. ¿Estas de broma?

—Tenemos que hablar en algún momento, cariño.

—Tuviste veinte años para hablar conmigo —le recordó—. Y no lo hiciste, ahora soy yo quién no quiere escucharte a ti.

—¿Y qué? ¿Simplemente vas a desligarte de mi? ¡Sigo siendo tu padre, Dylan! —le recordó.

—Si, y esa es la única cosa que me esta impidiendo mandarte a la mierda en este momento —dijo—. Tu mentiste, Luke, me mentiste durante veinte años, ¡no puedes pedirme que haga de cuenta que eso no pasó!

—¡No te estoy pidiendo eso! —casi gritó de vuelta, controlandose rápidamente—. Sé que me equivoqué, sé que te hice daño, lo sé. Solo quiero que intentes comprender mi posición, la razón por la que hice lo que hice.

—Lamentablemente, no me estoy sintiendo muy comprensivo en este momento. —admitió.

—Dylan... —murmuró, pareciendo desinflarse con cada segundo que pasaba, luciendo más y más derrotado—. Sé que me odias, tienes todo el derecho a hacerlo. Pero-

—Yo no te odio —interrumpió suavemente, echando una breve mirada en dirección a la puerta, donde Ashton observaba el intercambio sin interceder—. Sin importar cuan herido y traicionado me sienta, sigues siendo mi padre, no creo ser capaz de odiarte.

Hubo un poco de humedad en los ojos celestes del mayor—. Yo... gracias.

Pasando una mano por sus rizos de manera nerviosa, Blue suspiró—. No me des las gracias por no odiarte —dijo—. Necesito tiempo para procesar todo, necesitas darme ese espacio.

Ni siquiera se había dado cuenta de que había tenía la mano sobre su abdomen, hasta que los ojos de Luke bajaron allí, había obvias lágrimas en su voz al hablar—. No quiero perderme esta etapa de tu vida. Siempre pensé que estaría a tu lado cuando esto sucediera, que estaría a tu lado para verte convertirte en padre.

—Y-yo... por favor, no me hagas esto —rogó—. No me hagas sentir culpable por apartarme cuando yo no he hecho nada malo.

—No estoy intentando hacer eso, te lo juro. Solo quiero estar a tu lado, Dylan.

Se alejó algunos pasos—. Debo irme —hizo un gesto sobre su hombro, dispuesto a huir, pero algo lo detuvo—. Los nombres ya estan escogidos.

—¿Que?

—Diana si es niña —dijo—. Shiloh si es niño.

Luke le dedicó una sonrisa llena de lágrimas—. Son nombres hermosos, cariño.

Asintió brevemente, girandose y alejandose antes de ceder al impulso de llorar que estaba haciendo arder sus ojos. Parecía que sin importar cuanto lo intentara, él no era tan insensible como le gustaba creer.

(...)

Blue realmente lo había intentado, había intentado con todas sus fuerzas apartar los pensamientos de su padre de su cabeza pero no había logrado hacerlo. Había regresado a ese mismo punto una y otra vez, y él finalmente había perdido la batalla contra las lágrimas. Se había sentido malditamente sensible por semanas, y el enfrentamiento con Luke había sido demasiado.

—Dios, Shiloh, estas haciendo pedazos mi reputación de idiota insensible —susurró, sorbiendo su nariz, algunas lágrimas más bajando por sus mejillas. Tocó su abdomen suavemente con su mano—. Esta bien, podemos ser llorones mientras nadie nos vea.

Y entonces, alguien tocó a su puerta.

Irguiendose en sofá donde había estado acurrucado lastimosamente, Blue echó una mirada al reloj y maldijo en voz baja. Ni siquiera se había dado cuenta de que había pasado una hora, había pensado que aun tenía tiempo de limpiar el desastre que era. Al parecer, eso no sería una posibilidad ahora.

Los golpes sobre la puerta regresaron—. ¿Blue? —la voz de Damon llamó, un poco más bajo que un grito verdadero.

Sorbiendo su nariz, tomó un par de pañuelos y limpió su rostro, arrojando los mismos a la papelera mientras se acercaba a la puerta. Una rápida pasada de dedos por su cabello, tomó aire en un intentó de alejar el aspecto lastimoso y abrió la puerta.

Damon estaba de pie al otro lado, luciendo malditamente bien en unos oscuros jeans azules, su pálida camiseta celeste y con su recortada barba perfectamente acomodada. Los moretones en su rostro estaban apenas coloreados, sus cabello arreglado y sus ojos verdes perfectamente resaltados. Apretaba un enorme peluche de un gatito sonriente en su brazo y mantenia una caja de bombones en la otra, Blue logró obtener el suave atisbo de colonia proviniendo de él.

Solo le bastó un vistazo al rostro del Blue, para que su sonrisa se perdiera y la preocupación apareciera—. Hey, gatito. —sostuvo todo lo que traía con un brazo y extendió su mano hacia su mejilla, acariciando la piel con su pulgar—. ¿Que sucedió? ¿Por qué estas llorando?

—No es nada —se sacudió, haciendole un gesto para que entrara, cerró la puerta detrás de él—. Se me hizo un poco tarde, si me esperas un momento, iré a vestirme y podemos salir.

—No, no, no, espera —dejó las cosas en el sofá y lo alcanzó, atrayendolo a su pecho sin importarle las quejas que masculló—. Vamos, gatito, dejame abrazarte un momento. Los abrazos siempre hacen todo mejor.

—Los abrazos no hacen que nada sea mejor.

—Entonces, nunca te han abrazado correctamente —dijo, guiando suavemente su cabeza hasta que Blue pudo escuchar el sonido de su corazón contra su oreja y sus brazos lo rodearon con cálidez—. Quedate un momento así y verás que todo será mejor pronto.

—No creo que esto funcione —susurró, sorbiendo un poco su nariz e intentando que las lágrimas no regresaran.

—Dale una oportunidad. —pidió.

Con un suspiro, se dejó acurrucar contra el pecho del mayor, dejando que unas pocas lágrimas bajaran, escuchando la suave voz de Damon mientras lo arrullaba suavemente. Blue tuvo que admitir que era reconfortante de una extraña manera, como si su mundo pudiese ser contenido a ese reducido espacio entre los brazos de Damon, donde de alguna manera podía respirar sin la culpa por alejar a su padre y el dolor de la traición que latía en su pecho.

Se acercó más, intentando fundirse en el suave calor del cuerpo del mayor y absorber la tranquilidad que este le daba.

—¿Quieres hablar de lo que sucedió? —su voz fue suave al preguntar—. ¿Quién te hizo llorar, gatito?

Sorbió—. ¿Recuerdas lo que te conté de mi papá? Sobre que él me mintió acerca de mi otro padre y que lo descubrí sin querer.

Damon asintió—. Lo recuerdo.

—Hablé con mi papá hoy, cuando fui a dejar a mi hermana en su casa —dijo—. Él dijo que no quería perderse mi embarazo, pero yo aun estoy enojado con él y al mismo tiempo... es su nieto, Damon, no puedo mantenerlo apartado. Y yo solo...

—Shhh —lo arrulló cuando el llanto volvió—. Está bien, Blue, todo estará bien.

—Me siento una mala persona por mantenerlo lejos de todo esto. —musitó.

—No, tu no debes sentirte así —lo apretó más fuerte, besando su frente—. Tu eres una persona increible, gatito, y lo estas demostrando ahora mismo, solo con tener tanta consideración con los sentimientos de tu padre.

—No soy considerado, yo realmente no quiero perdonarlo, no aun —susurró—. Y me siento muy egoísta por eso.

—A ver —se apartó un paso, enmarcando su rostro con suavidad y limpiando algunas lágrimas con sus pulgares—. Tu no eres ni egoista, ni una mala persona, ¿si? Tu padre fue quién se equivocó, él es quién hizo las cosas mal, y ahora es él quién tiene que buscar una forma de obtener tu perdón.

—¿Y si nunca puedo perdonarlo realmente? Me siento muy herido en este momento, no sé si dejaré de sentirme así pronto.

—Lo lograrás, lo perdonarás, porque es tu padre y tu lo amas —le aseguró—. Pero para eso, él debe ser quién te dé las razones suficientes para lograrlo. Por ejemplo, ¿se ha disculpado contigo?

Blue rememoró su conversación, negando suavemente—. No, él solo dijo que quería que comprendiera sus razones.

—Mm, quizá el tendría que empezar disculpandose —dijo—. Y luego, explicar sus razones, quizá esa sea la manera correcta.

—¿Crees que pueda perdonarlo?

—Por supuesto que si, tienes un corazón enorme, gatito, podrás hacerlo —dejó un beso en su nariz—. Tu solo necesitas hacerle entender a él, que necesitas que te ayude a reparar la herida que dejó en ti, que él debe disculparse para que tu puedas comenzar a sanar.

Chupó su labio inferior dentro de su boca, intentando no hacer pucheros mientras bajaba la mirada a los botones de la camisa del castaño—. Mi corazón no es tan grande, tu tienes una idea equivocada de mi.

—No, tengo la idea correcta —lo atrajo a un nuevo abrazo y besó su mejilla—. ¿Por qué crees que sigo aquí? Tu eres especial, más especial de lo que siquiera te das cuenta.

—Tantos golpes en la cabeza dañaron tu correcta percepción de la realidad. —susurró.

El aliento caliente golpeó sus rizos cuando Damon se rió—. Eres increible, Dylan Hemmings —susurró—. Eres un hijo asombroso, un amigo genial y serás un padre sensacional.

Levantó la mirada, encontrandose con esos bonitos ojos verdes que tan fascinado lo tenían últimamente—. Gracias.

Dejó un breve beso en sus labios—. Y algún día, serás un fantastico esposo para mi.

Soltando un bufido, no pudo evitar la pequeña risa que se le escapó—. Eres un idiota.

—Un idiota que te hizo reir —canturreó.

Sonriendo, se acurrucó en su pecho—. Siento haber arruinado nuestra cita.

—Tu no arruinaste nada —le aseguró—. Esto así, sostenerte, es suficiente para mi.

Y eso era tan lindo, pero Blue captó un vistazo de la caja de bombones y el peluche y supo que no podía dejarlo así—. No, no es suficiente —se apartó un poco, recomponiendose—. Tu planeaste una noche de cita para los dos y vamos a tenerla.

—Cariño, no tenemos que hacer esto si no estas de humor, podemos hacerlo otro día.

Tomando el peluche de gatito entre sus manos, lo apretó entre sus brazos, sintiendo la suavidad del pelaje gris antes de mirarlo—. Al parecer, tu eres lo único que necesito para que las nubes grises sobre mi cabeza se alejen.

—Eso es lo más bonito que me han dicho —dijo con una sonrisa.

—No te acostumbres —masculló, acercandose, se puso en puntas de pie y dejó un beso en sus labios—. Esperame un momento, voy a cambiarme y podemos irnos.

Antes de que pudiese detenerlo, se apresuró a su habitación, el peluche en sus manos, sintiendose mucho más liviano con respecto al tema de su padre. Si, definitivamente, Damon era el tipo perfecto para alejar su mal humor y tristeza. 

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