Capítulo 6
Siento que alguien me sacude el hombro.
Son más o menos las 05:00 am y ya me quieren levantar
Me rehuso, hago un puchero y me revuelvo en la cama
Siguen sacudiéndome el hombro, pero cada vez más salvaje.
—Déjame —me quejo todavía dormida.
Por suerte, dejan de molestarme, sigo durmiendo un buen rato
Por fin... Pensé que nún...
—¡Ahhhhh! —doy un respingo
Me colocaron una montonada de hielo en el abdomen y en los pies.
Salto de la cama, temblando por el frío que me causaron los hielos.
Miro hacía atrás para ver quién hizo tal cosa
Tenía que ser...
—No tenía que hacer eso —digo furiosa
—Lo siento, pero no me diste de otra —responde abuela Margaret.
—¿A dónde vamos? —pregunto porque ya sé para qué me levantó
—A la plaza —dice ésta mientras busca en mi armario la ropa que me voy a colocar
—Por lo menos será uno de mis lugares favoritos ¿Podemos ir a dónde no hayan hermanos? —voy a mí armario y comienzo a buscar con ella
—Claro, siempre y cuando hagas tú tarea
Asiento
Está apunto de tomar una falda horrorosa cuando la interrumpo
—Déjelo, yo lo hago
Asiente y sale de la habitación
Busco en mi armario y vestido largo que me llega hasta las canillas más o menos
El vestido es ajustado, pero no mucho, es blanco de rayas negras y de ahí no tiene más detalles.
Es muy sencillo
Cómo no tiene mangas, opto por un chaleco de jean de mangas
Tomo la cartera e inserto en ella la biblia, revistas y unos folletos.
Tomo mi teléfono ya que me gusta mostrar videos.
Salgo a la cocina dónde está abuela preparando la comida; abro la nevera y saco un jugo de limón y me lo bebo a pecho.
Luego de unos minutos, abuela me sirve panes con mantequilla y queso tostados junto con una rica taza de café con leche
Me lo como todo y voy a mí habitación en busca de la cartera que ya preparé y nos vamos
* * *
Estoy predicandole a una señora que pasaba por la parte de atrás de la plaza, que es donde estamos.
Le muestro un vídeo con mi celular, el cuál le explico cuando éste finaliza
—Gracias —agradece la señora y luego sigue caminando por su rumbo.
Vuelvo a dónde está abuela para luego esperar a otra persona que pase y pueda predicarle
Pero me llevo una gran sorpresa al darme cuenta de que está hablando con alguien
Él está vestido de traje, pero no trae el chaleco puesto, tiene la camisa roja y los pantalones negros, trae sus mocacines de siempre y tampoco trae corbata.
Creo que está mañana puede ser más entretenida de lo normal.
Me sorprende porque el casi núnca predica por estos lados, él prefiere hacerlo solo, dónde no hay hermanos y tampoco mucha gente.
Me acerco a dónde están, y le hago señas a abuela para que no diga nada
Cubro a Carlos los ojos por detrás
Él, por instinto, lleva sus manos frías hacía las mías
—Vamos, sabés que sé quién éres, Milk —Esta sonriendo, lo sé
—Lo sé, pero de todas maneras es divertido
Quito mis manos de sus ojos y me pongo delante de él
—¿Qué tal?
—¿Qué tal? —respondo juguetona
Él pone los ojos en blanco divertido y me abraza
A lo cuál doy un respingo porque él no suele hacer eso. Él no abraza, no dice cosas lindas, no se preocupa por chicos y mucho menos besa.
—¿A qué se debe esto? —pregunto extrañada
—¿Qué? ¿No le puedo dar un abrazo a mi mejor amiga? —pregunta obvio
"A mí mejor amiga"
Mejor amiga
Mejor amiga
Mejor amiga
Amiga...
Las palabras se reproducen en mi mente como un disco rayado
Mi semblante cambia de divertido a serio
—Claro que puedes, somos amigos
Él me mira extrañado y luego me da un toque juguetón en el hombro
Este chico sabe cómo subirme el ánimo...
—¿Qué haces aquí? —pregunto
—¿No es obvio? Vine a predicar
—Si lo sé, es solo qué... Tú no sueles hacer eso
—Lo sé, pero nunca es tarde para hacer un cambio
Asiento y voy a la banca dónde tengo mi cartera
Meto mi móvil y saco unas revistas
—Ahora con esto —le digo a Carlos en respuesta a su mirada de "¿Khe?"
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