Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo

Había pasado casi un mes desde que Senku y Kohaku se enteraron que tendrían otro bebé.

Durante ese mes, les dijeron a sus familias del embarazo, adelantaron la fecha de la boda y dieron la bienvenida al mundo al cuarto hijo de Taiju y Yuzuriha.

Cuando vieron que se trataba de otro varón, Senku miró con incredulidad a sus dos mejores amigos.

-¿Qué son ustedes? ¿Fábrica de varones?-

La pareja solo rió de buena gana, demasiado contentos por la llegada de su nuevo hijo.

Y cuando Senku cargó torpemente al recién nacido en sus brazos, no pudo evitar emocionarse al pensar en que pronto cargaría a su propio recién nacido.

Ahora que estaba viviendo en la misma casa con Kohaku y Tsukiku, estaba pasando las épocas más felices de su vida. Aunque aún tenía mucho trabajo, hacía todo lo posible por llegar todas las noches a cenar a casa, y a veces más temprano si podía. Y hacía todo lo posible por pasar más tiempo con su pequeña hija.

Aunque nunca pudo cargarla como una recién nacida, y solo había visto fotos y unos cuantos videos de cuando era una bebé, estaba inmensamente feliz de tener la oportunidad de verla crecer. Y daría todo de si por ella y por su hermanito o hermanita.

Ese día, primero de abril, Tsukiku cumplió sus siete años.

Ryusui insistió demasiado en hacer la fiesta él mismo, aunque aún así Senku y Kohaku ayudaron y supervisaron todo.

Tsukiku tuvo una gran fiesta donde pudo estar con todos sus amigos y familiares, con Byakuya mimándola, Gen haciendo trucos de magia que no la impresionaban ni un poco, Francois consintiéndola con sus comidas y postres favoritos, incluso Myuji y su hijo fueron y él cantó un poco junto a Lillian, y sus amigos también estuvieron jugando con ella. Además de que tuvo a su padre y su madre siempre a su lado.

Como regalo sorpresa, Senku trajo a la maestra de Tsukiku en Estados Unidos, la que le había recomendado sus videos, a unas cortas vacaciones a Japón junto a su hijo y esposo.

La pobre mujer casi se había desmayado cuando contactó con ella. Él sabía que Tsukiku la quería mucho así que insistió en invitarla a su fiesta de cumpleaños y de paso le dio una estancia pagada en un hotel de lujo. La mujer estaba muy agradecida, sobre todo porque nunca tuvo la oportunidad de despedirse de Tsukiku antes de que se marchara de Estados Unidos.

Cuando cayó la noche y la fiesta se terminó, Senku y Kohaku llevaron a Tsukiku a casa, sonriendo inmensamente al verla brincando por todas partes diciendo que tuvo el mejor cumpleaños.

Sin embargo, una vez llegaron a su hogar, ambos intercambiaron una mirada y le pidieron sentarse en el sillón.

Les habían dicho a casi todos del embarazo... menos a su hija.

Y finalmente les llegó el momento de hablar.

-Hija... mamá y papá tienen un último regalo para ti hoy.- Kohaku sonrió nerviosamente, llevando sus manos a su vientre aún plano.

-¡¿Qué cosa?!- sus ojos brillaron. -¿Finalmente me darás el celular que me debes, sensei?- miró ceñuda a Senku. -Eh, quiero decir... papá.- rió nerviosamente, aún no del todo acostumbrada a llamarlo papá. Pero Senku estaba dispuesto a esperarla, dejar que ella vaya a su ritmo.

-Lo siento, mini-leona, tu madre ya dijo que te esperes mínimo hasta los diez años.- encogió los hombros. -Pero si te compre la computadora, aunque solo puedas usarla en horarios limitados y para cosas específicas. Además, ya comencé a planear la producción en masa de los mini rei-bots.-

-Entiendo que tuviste que mejorar mi modelo... ¡pero aún así fue mi idea!-

-Por supuesto que lo fue.- sonrió dulcemente. -Por eso todos los modelos tendrán como inicial una letra T. Aunque no entiendo por qué te gusta tanto ponerle tu inicial a todo...-

-Me pregunto de dónde lo habrá sacado...- Kohaku rodó los ojos con una sonrisa resignada.

-Como sea... ¡¿Y cuál es mi regalo?! ¡¿Dónde está?!- miró ansiosamente de un lado a otro.

-Bueno...- Kohaku sonrió con nerviosismo. -Está aquí mismo.- palmeó su vientre. Su hija ladeó la cabeza con confusión. -Tu regalo es... ¡un hermanito!-

-¡O hermanita!- añadió Senku.

Se quedaron sonriendo tensamente, hasta que lentamente el rostro de su hija se torció en una mueca de desagrado.

-¡Ese es un regalo horrible!- se cruzó de brazos. -¡No lo quiero!- hizo pucheros.

Senku y Kohaku suspiraron profundamente. Ya habían estado esperando esta reacción.

-Escucha, mini-leona, no es como que podamos devolver a este mocoso.- señaló el vientre de Kohaku. -Ya está aquí y nacerá en noviembre y tu deber es cuidarlo y cuidar a mamá por mientras. Eres una hermana mayor ahora, responsabilízate.- rió entre dientes, un poco divertido con la situación a pesar de que realmente no estaba del todo seguro cómo lidiar con eso.

Tsukiku siguió malhumorada, pero dijo que ella siempre cuidaría a su mamá de todas formas.

Sin embargo, el resto del mes siguió malhumorada cada que recordaba el tema. Senku solo se divertía por sus pucheros, mientras que Kohaku le tenía mucha paciencia aunque no le gustara su actitud.

Cuando nació su nueva sobrinita, hija de Chrome y Ruri, hermanita de Ruchiru con el mismo cabello castaño y ojos azules, Kohaku la amo de inmediato y Tsukiku finalmente dejó su mal humor, queriendo hacer todo por no dejar que su madre fuera robada por su nueva primita.

Las nauseas, mareos y algunos vómitos comenzaron y Kohaku se alegró de tener a Senku siempre a su lado cuando lo necesitaba. Él la cuidaba mucho... diría que hasta demasiado. Parecía tener pánico cada vez que hacía un movimiento brusco, aunque Kohaku le aseguraba que no había de qué preocuparse.

Como claramente no podía trabajar de guardaespaldas en su estado, decidió volver a su antigua afición por el kendo.

Había estado enamorada del kendo desde muy niña, pero lo dejó de lado al embarazarse y mudarse a Estados Unidos. Ahora incluso embarazada decidió volver a entrenar y estudiar para retomar su aspiración al máximo grado en kendo donde la había dejado.

Senku no estaba del todo contento con que fuera físicamente tan activa, pero después de que su doctora le dijera que estaría bien tuvo que callarse la boca. Aún así Kohaku le prometió siempre tener cuidado.

De todos modos, no podría quejarse de él. Siempre intentaba dar su mejor esfuerzo para mantenerla contenta y saludable. Y todo mientras seguía siendo un padre maravilloso para Tsukiku.

Todas las noches a la hora de dormir, siempre le gustaba posar una mano en su vientre, aunque tuviera que estar en una posición incómoda para ello, y Kohaku no podía hacer más que derretirse por eso.

Entrando al quinto mes de embarazo, finalmente celebraron su boda.

Fue una boda pequeña, para el disgusto de algunos (Ryusui, Gen, Byakuya), pero los amigos más cercanos y sus familiares asistieron y para Kohaku fue un día perfecto.

El vestido de novia era sencillo, blanco y sin tantos adornos. Con un lazo por debajo de los pechos y la falda fluyendo suelta desde allí, corta hasta las rodillas de frente y larga detrás, disimulando un poco su vientre ya abultado. El velo era mucho más largo y detallado, y le hicieron muchos rizos en el cabello, aparte de un ligero maquillaje.

Le dieron un ramo de flores rojas que se llamaban flores de gerbera o algo así, y marchó al altar del brazo de Byakuya, ya que desgraciadamente hace muchos años que perdió a su padre.

Tsukiku no entendía por qué tanto escándalo por la boda, pero aún así la sobornaron con postres de Francois para que se comportara y participara. La vistieron con un vestidito blanco con una falda de tul y ella fue la encargada de llevar los anillos, y aún con su carita de aburrimiento se vio adorable.

Senku la espero en el altar con una de las sonrisas más suaves que le había visto nunca, y ojos brillantes que la hicieron sonrojar como si aún fuera una adolescente irremediablemente enamorada del indiferente presidente del club de ciencias. Y así se sintió al estar frente a él y verlo tan guapo en su traje de gala. Decidió echarle la culpa a las hormonas del embarazo por sus inmensas ganas de llorar.

Fue una ceremonia rápida. No hubo discursos ni votos porque ambos decidieron que preferían guardarse sus pensamientos más íntimos para sus momentos más íntimos. Aunque sabía que no se salvarían de que los demás les dieran discursos.

Finalmente, se colocaron los anillos, firmaron los papeles, el juez los declaró marido y mujer, unieron sus labios y se convirtieron en una pareja casada.

Todo el mundo celebró efusivamente y ellos no dejaron de sonreír por el resto de la celebración.

Byakuya y Lillian dieron el mejor discurso durante la cena, haciendo que las lágrimas se le escaparan a Kohaku y que Senku pareciera inmensamente conmovido. Ruri también la hizo llorar. Gen y Ryusui dijeron muchas idioteces que los hizo reír, pero también supieron dar algunas palabras conmovedoras. Y todos los felicitaron y les desearon lo mejor en su nueva vida juntos.

No hubo luna de miel, pero Senku le prometió que en algún momento la tendrían. Aunque Kohaku le aseguró que ya se sentía más que satisfecha solo en casa, juntos.

Como Chrome había decidido usar el apellido Hizashi al casarse con Ruri, Kohaku no vio ningún problema en usar solo el apellido Ishigami. Y Tsukiku dijo que le daba absolutamente igual.

Luego de acabado el asunto con la boda, comenzaron a prepararse para la llegada del bebé.

No se había dejado ver muy bien en las ecografías, y aunque había tecnología suficiente para averiguarlo de todos modos, Kohaku quiso que fuera sorpresa y compraron productos unisex por el momento.

Prepararon la habitación del bebé pintándola de violeta, con muchas estrellas y constelaciones topográficamente bien ubicadas.

Se prepararon para el momento del nacimiento y Kohaku ayudó a Senku a practicar en eso de cambiar pañales y calmar a un recién nacido con ayuda de los bebés de Taiju y Yuzuriha y Chrome y Ruri.

Tsukiku estaba increíblemente celosa, pero dejó de prestar tanta atención a eso cuando se enteró que su amigo Yok había sido adoptado y se iría de la ciudad.

-Vamos, te prometo que cuando tú quieras te llevaré a visitarlo.- Senku hizo su mejor esfuerzo por consolarla mientras estaba enfurruñada en su cama, cruzada de brazos con mala cara.

-No es lo mismo... ya no lo veré en la escuela. Y ese tonto me dijo que no me extrañara.- infló las mejillas.

-Bueno, a veces decimos cosas que no son ciertas por motivos ocultos.- frotó su nuca, intentando concentrarse en consolarla y no en ir a matar a ese mocoso mafioso por poner triste a su niña.

-¿Ejemplo?-

-Pues... ¿recuerdas cuando mamá me preguntó si estaba gorda?-

-Tú le dijiste que no.- asintió.

-Sí, y...- se detuvo al sentir un aura maligna y amenazante de pronto. Suspiró. -¿Está detrás de mí, verdad?...-

Esa noche durmió en el sofá.

Al día siguiente fueron a despedir al niño mafioso y, aunque él supuestamente le tenía fobia a los gérmenes, dejó que Tsukiku lo abrazara por un buen par de minutos a modo de despedida.

-Adiós, Yok...- le dijo tristemente.

-Adiós...- solo por esa vez él no se quejó de que lo llamara por su nombre y no por el apellido.

Luego de despedirse de Misaki también, finalmente Yok se marchó con su nueva familia adoptiva.

Tsukiku se quedó medio triste después de eso, pero el pasar más tiempo con sus otros amigos la hizo sentir mejor. Como su mamá se había interesado en kendo, ella también lo hizo, y empezó a entrenar con Haishi, a veces siendo instruida junto a él por Tsukasa.

Y aún con todo el trabajo duro que le dedicaba al entrenamiento, también no había un solo día en el que al menos por una hora no se sentara junto a Senku y escuchara con ojos brillantes sus enseñanzas sobre todo tipo de ciencias.

Finalmente, llegó noviembre y ya todo estaba preparado para la llegada del nuevo integrante de la familia Ishigami. Aunque habían tenido problemas para decidir el nombre, ya que Kohaku quería nombres horrorosos y Senku era demasiado fiel a su costumbre de ponerle su nombre a todo, pero finalmente decidieron unos nombres que les gustaron a los dos para la llegada del hermanito o hermanita de Tsukiku.

La mañana del catorce de noviembre, Kohaku entró en trabajo de parto.

Llamaron solo a sus familiares (adultos) y a Ryusui y Francois por el momento. Tsukiku se quedó con ellos mientras Senku acompañaba a Kohaku dentro de la sala.

Él estaba más nervioso que ella, sobre todo al verla gruñir de dolor por las contracciones. Kohaku, aunque ya sudando y adolorida, le aseguró que estaba aliviada de que esto pareciera ir mucho más rápido que cuando nació Tsukiku.

Después de un par de horas, un agudo chillido se hizo oír.

Había nacido.

Kohaku lloró de felicidad y Senku apenas pudo contener su propia emoción por el momento.

Era... otra niña.

Ambos la observaron maravillados mientras una enfermera se la entregaba a Kohaku, que rió en medio de sus lágrimas cuando el llanto de su segunda princesa cesó de inmediato en el momento exacto en el que la tuvo contra su pecho, sintiendo el familiar calor de su madre.

Senku rozó su mejilla con la punta de los dedos, y dos grandes ojos tan rojos como los suyos se dirigieron a él.

-Hola... Shizuku.- rió encantado, ya completamente enamorado de esta nueva vida que había creado junto a la mujer que amaba.

Ishigami Shizuku.

Tenía el cabello del mismo color que su padre y su hermana, y... podría estar equivocado pero... le parecía que un pequeño mechoncito estaba queriendo asomarse en su frente.

Sus rasgos eran completamente idénticos a los de Kohaku, desde la forma de sus ojos hasta la naricita respingona y adorable.

Era hermosa. Era perfecta. Era su hija. Su segunda princesa.

Pudo estar una buena hora en la sala hasta que las enfermeras lo echaron para que Kohaku y Shizuku pudieran descansar en paz. Y Senku salió a encarar a su hija mayor y el resto de sus familiares y amigos con la más grande de sus sonrisas.

-Felicidades, mini-leona.- la miró con una sonrisa emocionada. -¡Tienes una hermanita!-

Tsukiku no pareció contenta, aunque Byakuya hizo caso omiso a su expresión y de inmediato la cargó y empezó a bailar por todo el lugar celebrando la llegada de su nueva nieta.

Ryusui se acercó a Senku con una sonrisa petulante.

-¿Qué son ustedes? ¿Fabrica de niñas?-

Senku solo rodó los ojos mientras Ryusui se carcajeaba como si no hubiese un mañana. Aún así, Senku no dejó de sonreír.

Un mes después, cansado como nunca antes en su vida mientras cargaba a su pequeña Shizuku esperando que pudiera dormirse, Senku de todos modos no dejó de sonreír. Estaba pasando por la época más feliz de su vida, con cansancio y todo.

Aunque el cansancio venía más que nada porque insistía en hacer todo lo que pudiera por su bebita mientras Kohaku descansaba sus buenas ocho horas. Porque según su esposa Shizuku era una bebé de lo más tranquila.

-Tsukiku daba mucho más trabajo, incluso aunque tenía la maravillosa ayuda de Francois.- le dijo un día de esos. -Shizuku apenas llora, es un angelito de lo más tranquilo.-

E incluso con dos meses, siguió siendo muy tranquila. A Senku le preocupaba un poco lo poco que lloraba esa niña, pero Kohaku parecía entenderla como si pudieran comunicarse telepáticamente, por ilógico que eso sonara. Y él solo se quedaba fascinado en un rincón mientras ella descifraba todo lo que su pequeña podría querer.

A los tres meses, Shizuku comenzó a sonreír y Senku se sorprendió al descubrir que si podía ser más adorable y si podía enamorarlo incluso más. Ellos estaban que se derretían cada día con su bebé.

Sin embargo... Tsukiku no estaba del todo contenta. Efectivamente estaba muy celosa, pero Senku no había esperado que hasta se negara a ver y pasar tiempo con su hermana. ¡No había querido cargarla ni una sola vez!

Estaban tan ocupados cuidando a Shizuku que al principio dejaron a Tsukiku tener su espacio y acostumbrarse a la idea, siempre asegurándose de no descuidarla, pero igual su pequeña de siete años estaba muy celosa y descontenta con ya no ser el centro de la atención de sus padres.

Nadie supo bien cómo aconsejarlos con este problema, y ellos empezaron a considerar la opción de un psicólogo infantil. Aunque decidieron que primero intentarían sus propios métodos para intentar solucionar el problema.

Aunque... era difícil.

Ya con cuatro meses, Shizuku empezó a reír y Senku y Kohaku hasta tenían problemas para mantenerse de pie por la sobrecarga de ternura.

Y Tsukiku observaba todo con molestia a la distancia.

¿Qué tenía de bueno la tonta bebé? Ni siquiera podía hablar ni hacer nada. ¡Era diez billones por ciento aburrida!

Un par de semanas después, mientras su padre trabajaba y su madre tomaba una siesta rápida, Tsukiku dejó su tarea de lado y se acercó al cesto de la bebé con el ceño fruncido.

Bien... ella se parecía a su mamá, así que no podía negar que era linda. Y tenían el mismo color de cabello, aunque el suyo era ondulado en vez de lacio, atado en una coletita, y no tenía flequillo, solo un mechoncito en medio de la frente.

Era innegable que eran hermanas, pero Tsukiku solo sentía molestia al verla.

-Pulga...- le dijo con voz rencorosa. -Te robas a mis padres.- se cruzó de brazos. -Y ni haces nada interesante. ¡Pulga, pulga, pulga!- exclamó pataleando.

Su madre se removió en su cama, pero afortunadamente no despertó o ya estaría regañándola.

Quien si despertó... fue la pulga.

Ella abrió sus grandes ojos rojos y la miró con curiosidad.

Tsukiku hizo una mueca.

-No me mires así... Que sea tu hermana no quiere decir que me agrades.- alzó la barbilla orgullosamente. Shizuku solo parpadeó. -Eres solo una pulga roba padres.- infló las mejillas. -No entiendo por qué...- calló cuando, de repente, Shizuku le sonrió.

Tsukiku jadeó, con las mejillas sonrosadas.

Apretó los puños, mirando con los ojos muy abiertos el rostro sonriente de su hermanita.

Rayos... si que es demasiado adorable...

Con un poco de duda, estiró los brazos hacia el cesto y trató de cargarla. Era más pesada de lo que creyó y casi se tropieza... pero supo mantenerse firme en sus dos pies y de todos modos su madre estuvo detrás de ella en menos de un segundo.

-¿Estabas despierta?- la miró con la boca abierta.

-Sí.- sonrió, ayudándola a acomodar mejor a su hermanita en sus brazos. -Veo que finalmente quieres cargarla.- pareció inmensamente feliz.

Tsukiku habría querido negarlo, pero ya tenía a su hermanita en brazos y ella seguía sonriendo, mirándola con sus grandes y curiosos ojos rojos.

-Es pesada.- se quejó de inmediato.

-Bueno, ella es tan glotona como tú cuando eras bebé.- rió encantada.

Al ver a su madre reír, Shizuku también rió, y Tsukiku volvió a jadear, con las mejillas rosadas y los ojos brillantes.

Muy bien... quizás sí entendía un poco a sus padres.

-Pero aún no me agradas, pulga.- murmuró recelosa, pero ella siguió sonriéndole y Tsukiku no pudo evitar sonreír también.

Se la devolvió a su madre, para luego seguir encargándose de su tarea.

Sin embargo, esa noche cuando su padre llegó y su madre le contó lo ocurrido, luego de cenar la sentó en su regazo y junto a su madre la ayudaron a cargar a su hermanita, y mientras le hablaba sobre ciencia Shizuku se durmió en brazos de su hermana mayor.

Después de eso, Tsukiku dejó de estar tan celosa de su hermanita y empezó a sonreírle y cargarla más, pero cuando la pequeña cumplió los siete meses, dijo su primera palabra:

-Pa... pa... papá.- y Senku volvió a sorprenderse de que efectivamente sí podía ser muchísimo más adorable y enamorarlo muchísimo más.

Y Tsukiku, ya con ocho años, volvió a ponerse un poco demasiado celosa.

Mientras Senku jugaba con Shizuku, Tsukiku llegó con su experimento para la feria de ciencias de ese año.

-Sensei...- lo llamó. -Digo, papá.- a pesar de que pasaron casi dos años, a veces se le escapaba llamarlo sensei.

-¿Qué pasa, mini-leona?- la miró de reojo mientras seguía atando el cabello de su bebita en una coletita de costado.

-Quiero...-

-Papá...- luego de que terminara de atar su cabello, Shizuku envolvió su manita alrededor de su dedo índice. -Papá. ¡ Da-ba! ¡ Da-ba!-

-Bueno, según tu madre ese balbuceo significa que quieres q haga lo mismo otra vez.- rió entre dientes, volviendo a desatar su cabello ondulado para luego volver a peinarlo.

Roja por la molestia de ser ignorada, Tsukiku se subió al sofá donde estaba sentado y se abrazó al cuello de su padre.

-¡Papá, quiero que me ayudes!- pidió poniendo sus mejores ojos de cachorrito. -¡Por favor, papá!-

Aunque sabía que ese era su tonito de manipuladora, Senku igual estuvo más que feliz por la muestra de afecto de su pequeña leona, así que rápidamente terminó de atar el cabello de Shizuku y la llevó con su madre para luego ponerse a trabajar en ayudar a Tsukiku con su proyecto de ciencias.

Y para el próximo año, ya no volvió a llamarlo sensei, más que nada por celosa de que Shizuku le robara la atención de su padre, pero Senku se contentaba con eso.

Shizuku crecía sana y feliz, a sus nueve meses dio el primer paso y ya pasado el año corría por toda la casa. A Senku le dio un ataque la primera vez que se tropezó (frente a él) y tomó medidas que a su esposa no le gustaron.

-Senku, no puedes hacer que un mini rei-bot la siga todo el tiempo y le impida caerse, ¡ella debe aprender sola!-

-¡¿Prefieres volver a ver sangre en su carita?!- abrazó protectoramente a su pequeña.

-¡Prefiero que aprenda por sí misma!-

Al final, solo pudo hacer que desista de su idea del mini rei-bot después de enseñarle a Shizuku a poner sus brazos para no lastimarse la cabeza. Aún así costó mucho convencerlo.

Tsukiku cumplió nueve años y Senku ya la había convertido en toda una pequeña científica genio. Todos los días le enseñaba algo nuevo y ella aspiraba a convertirse en una mejor científica que él.

-¡Ya verás, papá, voy a ser mucho mejor que tú!- y él reía completamente encantado.

-Eso espero.- se inclinó a acariciar su cabeza. -Siempre hay que mejorar la ciencia, avanzar como humanos y aspirar a crecer y desarrollarnos como especie. Mi mayor orgullo sería que fueras diez billones de veces mejor que yo.-

Después de decirle eso, ella lo miró con ojos brillantes y una sonrisa decidida.

-¡Puedes estar diez billones por ciento seguro!- exclamó decidida, antes de lanzarse a abrazarlo.

Y Tsukiku se concentraba mucho en la ciencia y aprender todo lo que pudiera, pero también seguía siendo una niña inquieta con mucha energía. Y cuando no estaba estudiando siempre gustaba de entrenar con su madre en kendo y taekwondo, principalmente.

Fue a los diez años que ganó su primera feria de ciencias contra Ruchiru, y aunque a la próxima perdió, a sus once años se preparó para participar en su primer torneo de kendo, e iba decidida a ganar incluso aunque Haishi, invicto desde sus siete años, también iba a participar.

Senku y Kohaku fueron a apoyarla, llevando también a Shizuku por supuesto.

La segunda princesita ahora tenía tres años y adoraba a su hermana mayor.

-¡Nee-chan gana!- se abrazó a su pierna antes de que ella entrara al vestidor a ponerse el uniforme de kendo.

-Gracias, pulga.- rió emocionada, acariciándole el cabello.

Shizuku tenía su cabello ondulado mayormente suelto, aunque una pequeña porción estaba atada en una pequeña coletita de costado. Ahora dos mechoncitos cubrían su frente, uno a cada lado derecho de sus grandes ojos rojos.

Tsukiku seguía teniendo el cabello atado en dos coletas bajas, solo que ahora le había crecido casi hasta la cintura en vez de por debajo de los hombros como lo tenía en primero de primaria. También seguía teniendo el flequillo igualito al de su madre. Y aunque le gustaba llevar el cabello en dos coletas, para la ocasión se lo ató en una coleta alta y lo guardó dentro del casco, colocándose la máscara del uniforme, ya lista para cuando la llamaron a combatir.

Había estado entrenando duro para este torneo, porque tenía una promesa que cumplirse a sí misma: quería derrotar a Haishi.

Él ahora tenía trece años y era como una cabeza más alto que ella, y probablemente en cualquier otra arte marcial no podría ganarle, pero se había esforzado mucho para ganarle esta vez.

Estaban compitiendo con niños de otras escuelas y ciudades, pero Tsukiku ya tenía en mente varias estrategias para distintos tipos de oponentes. Su mayor preocupación era vencer a Haishi.

Cuando los combates empezaron, Tsukasa se sentó junto a Senku, mientras que Minami decidió sentarse junto a Kohaku solo para ayudarla a apachurrar a Shizuku.

-Pero qué princesa más hermosa. ¡Es increíble que seas tan adorable siendo tan parecida a tu padre!- le pellizcó la naricita.

-Papi ed mejod del mundo.- dijo sonriente la pequeñita.

-Aw, ¿tu papi es el mejod de todod lod tiempod?- habló Minami con voz ridícula, haciendo reír a la niñita.

-Habla bien, reportera. Confundirás a la leonita.-

-Ja, mira quién habla.- Kohaku rodó los ojos. -Tú también le hablabas así, por eso le pusiste ese ridículo apodo.-

-¿Leonita?- Minami ladeó la cabeza. -¿No quieres decir leoncita?-

-No lo entenderías.- Kohaku suspiró dramáticamente.

Volvieron a concentrarse en la competencia cuando fue el turno de sus hijos. Haishi ganaba siempre con facilidad, mientras que a Tsukiku se le hacía más difícil a medida que avanzaban los combates.

Para colmo, no llegó a enfrentar a Haishi en la final. Debido a las posiciones en las que acabaron al ser repartidos los participantes, acabaron enfrentándose en la semifinal. Aunque para Tsukiku se sentía como si ese fuera el combate final, el que más había estado esperando.

Ya había calculado sus posibilidades. Debía ser rápida y certera para ganar. Debía atacar antes que él y ser más veloz. Era su única oportunidad.

Le colocaron una cinta blanca y a Haishi una roja. Ambos se colocaron en posición, se saludaron, y apenas el árbitro dio la orden, el encuentro comenzó.

Tsukiku no le dio tiempo a Haishi de hacer el primer movimiento, corrió hacia él no en línea recta sino que variando su posición y, sabiendo que él intentaría golpear su cabeza por su diferencia de altura, esquivo su intento de atacar y lo golpeó en la muñeca con su shinai.

El árbitro levantó una bandera blanca en diagonal hacia arriba y Tsukiku sonrió victoriosa y aliviada. ¡Se había llevado el primer punto!

Solo necesitaba otro más y ganaría.

Volvieron a sus posiciones y Tsukiku pudo decir que Haishi estaba más en guardia esta vez.

Intentó no ponerse nerviosa y volvió a atacar, pero esta vez él la bloqueó y cuando atacó ella intentó bloquearlo pero en su lugar su shinai salió disparado volando.

El arbitro dirigió la bandera blanca en diagonal hacia abajo. Eso fue una falta. Otra más y le restarían su punto.

Cuando volvió a atacar, Haishi una vez más la bloqueó y esta vez sí alcanzó a golpear su casco con el shinai. La bandera roja salió disparada en diagonal hacia arriba y fue punto para Haishi.

El siguiente punto sería el decisivo. O bien si él volvía a quitarle el shinai de las manos ella perdería su punto.

Volteó a ver a su familia mientras volvían a sus posiciones iniciales. Sus madres estaban discutiendo quién sería el ganador mientras sus padres estaban muy atentos a cada momento del combate.

Al verla mirando, su papá le sonrió en señal de apoyo y Tsukiku también sonrió. Tomó aire y recordó su estrategia.

Ya lo había comprobado, ella podía ser más rápida que Haishi. Incluso aunque él se esperara el golpe, ¡solo necesitaba golpearlo primero y el punto sería suyo!

Cuando el árbitro dio la señal, ambos corrieron a atacar y, justo cuando Haishi iba a bloquear su ataque a su muñeca derecha, ella cambió su peso de un pie al otro y lo golpeó en la muñeca izquierda, al mismo tiempo que el golpe de Haishi caía en su cintura.

Normalmente, golpear al mismo tiempo significaba que no había punto, pero había una diferencia que siempre se tenía en cuenta en el kendo: la intención de golpear. Tsukiku había querido golpear su muñeca izquierda y en el último segundo todo su cuerpo gritó sus intenciones, mientras que Haishi obviamente había aterrizado el golpe como una consecuencia de su bloqueo fallido.

Una bandera blanca se alzó y el punto fue para Tsukiku.

Todos celebraron y Kohaku se rió en la cara de Minami, solo para avergonzarse ante la mirada reprobatoria de Tsukasa. Senku sonrió con orgullo mientras Shizuku gritaba emocionada por la victoria de su hermana.

Luego de saludar otra vez, salieron del área de combate y se quitaron los cascos.

Ella sonrió burlonamente ante la mirada descontenta de Haishi.

-¿Ves que si puedo patearte el trasero mientras me convierto en una gran científica?- lo miró petulante.

Él suspiró profundamente.

-Bien, tú ganas.- pareció frustrado por un momento, antes de relajarse y sonreír suavemente. -Felicidades... Fue una buena pelea.-

Ella sonrió de forma radiante.

-¡Muchas gracias! ¡Tú estuviste genial!-

Él se sonrojó levemente, antes de apartar la mirada.

-Suerte en la final. Aunque creo que no la necesitarás.- le revolvió el cabello antes de ir con sus padres.

El combate final fue con un niño de otra ciudad que, aunque era increíblemente bueno, no era tan difícil como Haishi. Le dio pelea, pero Tsukiku logró ganarle al final sin muchos problemas.

¡Ella logró ganar el torneo!

Corrió hacia su familia, a lo que sus padres la esperaron con los brazos extendidos... pero ella los ignoró y abrazó directamente a Shizuku, que la felicitó y le dio un besito en la mejilla.

Luego de eso no pudo salvarse de que su madre la abrazara y su padre la felicitara con otro abrazo, pero su atención pronto volvió al niño que acababa de vencer cuando este se le acercó, felicitandola por su victoria.

-¿Gracias?...- dijo un poco confundida, pero aún sonriendo.

-¿No me reconoces, Hizashi?- se quitó el casco, dejándola apreciar unos ojos verdes claro y cabello castaño alborotado. -Aunque ahora te apellidas Ishigami, pero tú me entiendes.- encogió los hombros, con una sonrisa divertida.

Él tenía una cicatriz en forma de garra atravesando su boca, y Tsukiku no tenía ni idea de qué hablaba.

-¿Nos conocemos...?...-

Él rodó los ojos, dio media vuelta y caminó hasta su bolso. Luego regresó hasta donde ella estaba, colocándose una mascarilla.

-¿Y ahora?-

Tsukiku jadeó.

-¡Yok!- se lanzó a abrazarlo, para luego apartarse y pisarle el pie.

-¡Auch! ¡Oye!-

-¡Eso fue por dejar de escribirme!- reclamó, pero luego no pudo evitar sonreír. -¡Pero que bueno verte!-

-Gracias.- bufó. -Fue una buena pelea. Me divertí.- le dijo sonando satisfecho. -Bueno... debo irme ahora. Sigo viviendo en otra ciudad.-

-Espera. Ya tengo celular. ¿Tú tienes?-

-Eh, sí. Misaki tiene mi número, pídeselo.-

-Siempre dando órdenes, ¿eh, majestad?- sonrió burlona.

-¡No me llames así!- refunfuñó, para luego suspirar. -Tal vez venga de vacaciones aquí en unos meses. Espero verte para entonces.- agitó una mano hacia ella, antes de retirarse.

Tsukiku no dejó de sonreír todo el camino de regreso a casa, feliz por haber vencido a Haishi y haber vuelto a ver a Yok otra vez.

Senku y Kohaku decidieron comprar helado para celebrar y al llegar a casa sonrieron felizmente al ver a sus dos hijas tan contentas.

-Y pensar que hace cinco años todo era tan diferente...- susurró Kohaku de pronto, llamando la atención de su esposo. -Pronto tendremos cuarenta y apenas he sentido a los años pasar...-

-¿Por eso estás nostálgica?- rió entre dientes. -Aunque seamos unos cuarentones, aún queda mucho por vivir. No empieces a pensar como abuela.- se burló tomándola de la cintura.

-Oh, quiero verte cuando finalmente nos llegue la hora de ser abuelos.- rió malvadamente ante su mueca de horror.

-No digas tonterías... Faltan treinta años para eso.- Kohaku se carcajeó, llamando la atención de sus hijas.

-Qué interesante. Espero que estemos vivos para entonces.- acercó su rostro al suyo.

-Estaremos vivos, y en esta exacta misma posición, en esta exacta misma sala.- rozó su nariz con la suya.

-¿Oh?- alzó las cejas. -¿Me seguirás mirando como me miras ahora incluso siendo una abuelita arrugada?-

-Yo seré el más arrugado, considerando nuestros estilos de vida.- rió entre dientes, pero luego su mirada se suavizó. -Y siempre te he mirado igual... Desde que nos conocimos como unos mocosos hasta ser unos adolescentes y adultos jóvenes... Siempre te he mirado de la misma forma.- tomó su barbilla, clavando su mirada sorprendida en la suya. -Y siempre te voy a mirar así, diez billones por ciento seguro.-

Kohaku sonrió con los ojos aguados, antes de besarlo de forma lenta pero intensa, queriendo transmitir todas sus emociones, y que entendía lo que había querido decir indirectamente.

Y de repente...

-¡EWW!-

-¡AWW!-

-¡Papá y mamá son unos pervertidos!- Tsukiku los miró con repulsión.

-¡Papi y mami che aman!- exclamó Shizuku brincando en su sitio.

-Tú no mires estas cosas asquerosas, pulga.- Tsukiku cubrió los ojos de su hermanita y se la llevó lejos de allí.

Kohaku quiso ir con ellas, pero Senku la jaló de la cintura y volvió a besarla.

Porque aunque tenían toda la vida por delante, le gustaba aprovechar el momento. Ya luego irían con sus dos princesas, sus dos pequeñas leoncitas, pero por ahora quiso tomarse un tiempo para disfrutar solo de la compañía de su leona, su mujer, quién le había dado tantas alegrías incluso después de que él le dio tantas tristezas.

Pero bueno... tendría toda la vida para compensárselo.

Tendrían toda una nueva vida juntos.

El Fin.

Holaaaaaa :D

Ay... esto me duele TTwTT

Este fue el final definitivo de Una Nueva Vida, se acabó... para siempre :'(

Bueno... fue un honor escribir este fic para ustedes QwQ

Y bueno... tal vez no haya sido completamente del agrado de todo el mundo pero me vale, yo lo quería terminar así x'D

Y... bueno, llevaba mucho tiempo queriendo presentarles a Shizuku :'3

Me ponía nerviosa porq sé que muchos querían un varón pero desde que invente a Tsukiku se me ocurrió darle una hermanita porque tenía dos diseños mentales de hijas de Senku y Kohaku que me gustaban mucho XD Y bueno... más tarde o mañana publicaré un fanart que una querida amiga hizo de Shizuku en mi página de Facebook llamada Celeste kaomy-chan uwu Y lo compartiré en el grupo llamado Senku & Kohaku claro uwu

Espero que este epílogo y la historia en general les haya gustado TwT La dramática relación entre Senku y Kohaku, Tsukiku, los demás personajes, mis personajes originales, el final y la presentación de una nueva princesa, Shizuku :')

Quería presentarla aquí, pero ya ira apareciendo más en mis futuros fics y one shots del reto tabla periódica y eso xP

Muchísimas gracias a todos los que han apoyado esta historia con sus votos y comentarios :'3

También muchas gracias a las personitas que hicieron fanarts de este fic, eso si que fue una gigantesca e increíblemente grata sorpresa TuT Me han traído una alegría inmensa QuQ

Los amo muchísimo, por favor no lo olviden! ❤

Sin más que decir... me despido! :'D

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro