Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Especial

Había algo curioso en empezar una nueva vida...

Y eso era que, realmente, todos los días se sentían como un nuevo comienzo y al mismo tiempo se sumaban a la rutina. Una rutina encantadora, cálida, con sus altos y sus bajos, con sus locuras y aventuras, con sus aburrimientos y disgustos, pero que se sumaban a lo que Senku muy orgullosamente podía llamar su vida con su amada familia.

La rutina se rompió cuando su hija mayor cumplió dieciocho años, se graduó de preparatoria y decidió que iba a mudarse a vivir sola con su mejor amiga.

Cuando les dio la noticia, Senku y Kohaku intercambiaron miradas, sorprendidos y, para ser honestos, un poco dolidos.

—¿Así que ni cinco minutos con dieciocho años y ya quieres abandonar a tus padres, eh? —Senku rascó su oído con sequedad—. Mocosa malagradecida.

—¡¿Qué ya no quieres a mamá?! ¡¿Me vas a abandonar?! ¡Si todavía eres muy jovencita! —chilló Kohaku con lagrimitas en los ojos.

—Tsk, ¿por qué son tan dramáticos? —Tsukiku bufó, también rascando su oído—. Agradezcan que voy a estudiar en la universidad de Tokio y no en una de Estados Unidos, con todas las becas que me ofrecieron, solo estaré a media hora de distancia de la casa.

—No es lo mismo... —Kohaku se recargó en el hombro de Senku, todavía lloriqueando—. Pensé que como elegiste Tokio te iba a tener en casa otro par de años, pero parece que estás ansiosa por abandonarme y dejarme sola para que envejezca y muera.

—¿Y yo estoy pintado? —Senku bufó.

—Por favor, mamá, tienes a la pulga... y al viejo —agregó como una ocurrencia de último momento, antes de mirar con curiosidad por la sala—. Por cierto, ¿dónde está Shizuku? Le dije que quería hablar con los tres.

—Dijo que tenía hambre así que empezaría a preparar el almuerzo. —Kohaku sonó su nariz ruidosamente con un pañuelo y miró en dirección a la cocina—. Aún me preocupa que esté tan cómoda cerca de los cuchillos y el fuego, pero cocina mejor que todos en la familia... y eso que solo tiene diez años.

—Bueno, la cocina es técnicamente química aplicada, y se combina con cuchillos, quebrar huesos y cortar y rebanar, es una rara pero buena forma de combinar sus habilidades. —Tsukiku rio entre dientes—. Iré a ayudarla y de paso le daré la noticia...

Apenas la adolescente los dejó solos, Kohaku cruzó los brazos con un puchero.

—Esa niña, mira que abandonarme tan rápido, apuesto que ni siquiera lo dudo...

—Bueno, ya la conoces, le gusta mucho ser independiente y tiene sus sueños de querer sobresalir por su cuenta. —Senku rio suavemente—. Además, por lo menos irá con su amiga Misaki y estará cerca de casa... —A pesar de decir eso, Senku no pudo evitar una mueca de preocupación, ya que a él tampoco le gustaba la idea de que se fuera de casa tan pronto.

Pronto, escucharon un chillido espantado y corrieron a la cocina, viendo a Shizuku llorando a moco tendido y a Tsukiku torpemente tratando de consolarla.

—Vamos, pulga, te llamaré todos los días, ¡por la mañana y por la tarde y por la noche si quieres, te lo prometo! ¡Y voy a visitarte! ¡Y puedes visitarme tú todos los días que quieras!

Senku y Kohaku intercambiaron miradas. Con ellos ella no había sido tan comprensiva al verlos sufriendo por su partida...

—¡P-pero no es lo mismo...! —La miró con sus ojitos carmín llenos de lágrimas.

—Vamos, ahora soy una adulta, no es nada tan malo, es más, hasta podremos salir las dos juntas solas, podemos salir los sábados o domingos o cuando tú quieras, lo prometo, lo prometo, lo prometo. —Pasó las manos por sus mejillas regordetas rebosantes de lágrimas.

—Mmm... —Shizuku se llevó las manos tras la espalda, balanceándose de un lado a otro distraídamente mientras pensaba en algo, todavía con lagrimitas asomándose por sus ojos—. Entonces... ¿me prometes que un día a la semana harás exactamente lo que yo quiera?

—Sí, sí, lo prometo. —Asintió rápidamente—. Solo deja de llorar, ¿está bien?

—Bueno... pero promete por el meñique. —Alzó la mano y Tsukiku ni dudó y entrelazó sus meñiques.

—Bien, lo prometo por el meñique, ya está. ¿Contenta?

—¡Sip! —Sus lágrimas desaparecieron por completo y se lanzó a abrazarla—. ¡Aun así te voy a extrañar mucho, nee-chan!

Finalmente, el matrimonio suspiro aliviado.

Ninguno vio la sonrisita maliciosa de Shizuku mientras abrazaba a su hermana mayor.

.

Por fin, llegó el día en el que Tsukiku iba a mudarse, cargaron las cosas en el camión de mudanza (mayormente se llevaba su equipo de laboratorio) y los tres esperaron en fila para que ella bajara con su maleta de mano a despedirse.

Tsukiku bajó las escaleras del pórtico con una gran sonrisa, y sus padres notaron que ya no estaba usando sus dos coletas bajas de siempre conteniendo su largo cabello, sino una simple coleta alta, lo que le daba una apariencia algo más madura, y Kohaku de repente comenzó a lagrimear otra vez, a lo que Senku rodó los ojos y rodeó sus hombros con un brazo, frotando su hombro con cariño.

—Oww... Mi nee-chan se va... —Shizuku hizo pucheros cuando su hermana mayor se arrodilló a su lado.

—No te preocupes, pulga. —Tsukiku la abrazó cariñosamente—. Te dije que un día a la semana haremos lo que tú quieras, y te voy a llamar todos los días, lo prometo, seguro al diez... no, seguro a los veinte billones por ciento. —Besó su frente y Shizuku se frotó los ojos antes de devolverle el abrazo.

Estuvieron así un buen rato hasta que Kohaku carraspeó y Tsukiku, riendo, fue a abrazarla, a lo que Kohaku no la soltó en unos buenos diez minutos, llorando y exigiéndola llamarla también lo más posible, a lo que Tsukiku dijo que "tal vez, lo intentaré, fines de semana seguro" y luego solo se la pasó rogando que no la asfixiara tanto.

Finalmente, Kohaku soltó a Tsukiku, que volvió a tomar su maleta y miró a su padre.

—Bueno... nos vemos, viejo. —Le hizo una seña con dos dedos y lo pasó de largo para ir a su auto, ignorando su expresión congelada.

—¡Jovencita! —Kohaku la regañó de inmediato.

Tsukiku se carcajeó, dejó la maleta en el auto y se lanzó a abrazar a su padre.

—¡Ja, solo bromeaba! También te voy a extrañar, papá. —Apoyó su mejilla felizmente en su hombro mientras él rodaba los ojos, palmeando su cabello.

—Eres una mocosa malagradecida, pero supongo que estoy pagando el karma por hacerle exactamente lo mismo a Byakuya. —Rio entre dientes.

—¡Ja, eso sin duda! Dios, ni siquiera le he dicho al abuelo aún... ¡y ustedes ni lo mencionen! —exigió al romper el abrazo—. Le diré solo cuando ya esté bien instalada porque sé que al instante en el que lo diga querrá ir a ver mi departamento, así que silencio.

—Sí, sí, sí, solo ve antes de que tu madre vuelva a su idea de secuestrarte. —Senku señaló con el pulgar como una muy llorosa Kohaku estaba con los brazos extendidos hacia ella con claras ganas de encerrarla en otro abrazo y esta vez no dejarla ir.

—A veces me das miedo, mamá. —Tsukiku rio alegremente, con un toque de nostalgia, antes de mirarlos con una sonrisa suave—. Nos vemos pronto... ¡los amo! —Subió al auto y le lanzó una última sonrisa a Shizuku antes de conducir lejos de la casa, con el camión de mudanza siguiéndola.

Senku y Shizuku rápidamente abrazaron a Kohaku, que comenzó a llorar a moco tendido, murmurando que su bebé creció demasiado rápido.

Esa noche, después de convencer a Shizuku de dejar de acosar a su hermana por videollamada y arroparla, Senku siguió consolando a Kohaku ya solos en su cama, con ella muy nostálgica por la partida de su hija mayor.

—Parece que fue ayer que la cargue por primera vez... o que dio sus primeros pasitos o dijo su primera palabra... —Sonó su nariz ruidosamente en un pañuelo.

Senku sonrió con tristeza.

—Me hubiera gustado ver eso...

De repente, Kohaku lo miró con pánico y un claro brillo de culpa iluminó sus ojos.

—Lo siento...

—Nah, descuida. —Rio, recostándose y jalándola para que se recostara sobre su pecho—. Todo eso fue mi culpa de todos modos.

—No es cierto...

—Tienes razón, fue diez billones por ciento tu culpa.

Kohaku hizo un puchero y Senku rio.

—Bromeo, ¿de dónde crees que sacó lo bromista esa mini-leona abandonada?

—Ja, no tienes remedio. —Le dio una suave palmada en el pecho, antes de acurrucarse con una sonrisa suave—. Realmente los dos tuvimos la culpa, y ella fue nuestra victima... Creo que nos merecemos que nos abandoné. —Hizo un puchero triste.

—Sigue siendo una mocosa malagradecida. —Senku rio y Kohaku le dio otra palmada en el pecho—. Ja, bromeo, pero en parte estoy orgulloso de que quiera hacer las cosas por sí misma, solo que... la voy a extrañar... incluso aunque es una chiquilla engreída y malcriada.

—Ja, ¿y quién la volvió así? —Lo miró burlona.

—Mi viejo.

—Ajá, sí, claro... —Kohaku rio, antes de besarlo suavemente—. Oye, ¿crees que podemos...?

—Sí.

—Ni siquiera sabes lo que iba a decir...

—Claro que sí. —Desvió los ojos a la puerta—. Hagámoslo.

De inmediato, compartieron un beso profundo e intenso, antes de ponerse de pie e ir a buscar a Shizuku a su habitación, cargándola con todo y sus mantas cuidadosamente para no despertarla, entonces la llevaron a su habitación y se recostaron los tres juntos allí, ambos padres abrazando felizmente a su hijita menor.

Los niños crecían rápido, y nunca se estaba realmente listo para dejarlos ir.

.

—¡Por el nuevo departamento!

—¡Hurra!

Siete copas chocaron, resonando en el espacioso departamento nuevo.

Tsukiku bebió su bebida de golpe, antes de toser un poco, todavía no muy acostumbrada al alcohol, ya que sus padres solo la dejaron beber por primera vez en su cumpleaños dieciocho hace un par de meses, aunque ese par de hipócritas bebían desde los quince y dieciséis años por lo que dijeron sus tíos.

—Me sorprende que quisieras escaparte de tus padres tan rápido —dijo su primo Ruchiru riendo, ya medio borracho solo después de una copa—. ¿Tan desesperada estás por sentirte niña grande?

—Mira quien habla, señor comprometido a los veintitrés. —Lo miró secamente.

—¡O-oye, Ayami es genial! —Ruchiru defendió a su prometida rápidamente.

—Claro, la adoro, su único defecto es que por alguna razón se enamoro de ti. —Rio burlonamente.

—¿Nunca pueden dejar de pelear? —Umi suspiró resignada al ver a los dos primos llevarse con su amor-odio de siempre.

—¡Yo te felicitó por tu compromiso, Ruchiru! —gritó Kinji, también ya borracho con media copa.

—Sí, gracias, por millonésima vez. —Ruchiru rodó los ojos.

—Eres el primero de nosotros en comprometerte, y yo que pensaba que sería Kinji, ya que es mayor, graduado en medicina y muy guapo —comentó Misaki con una risita.

—A él le gusta esa loca de deportes extremos que siempre me quiere desafiar a pelear. —Rio Tsukiku, pensando en la sobrina de la compañera científica de su padre que hace años tenía a Kinji enamorado como cachorrito.

—Bloom y yo t-tenemos una relación a distancia... más o menos. —Kinji rio nerviosamente.

—Si por relación te refieres a que tú rechazas a todas por ella y que ella está demasiado enfocada en sus deportes como para hacerle caso a otros, claro, súper relación. —Haishi sonrió divertido.

—Ya, no lo molesten. —Tsukiku se apoyó felizmente en el hombro de Kinji—. Yo digo que Bloom-nee sí lo quiere, así que ya tiene mejor vida amorosa que la mitad de nosotros.

—Eso es deprimente —bufó Yok, que era el único que estaba tomando agua y no licor.

—El deprimente eres tú bebiendo agua, ¡bebe un poco! —Misaki intentó servirle alcohol, pero Yok le quitó la botella y la puso sobre su cabeza, obligándola a hacer equilibrio para que no cayera y se rompiera en su piso nuevo.

—No estén ensuciando —riñó Tsukiku.

—Si ensuciará, él lo limpiaría, así que no te preocupes. —Misaki rio mientras tomaba la botella con cuidado—. Lo bueno es que seremos vecinos, así que podremos llamarlo cuando Tsukiku explote el departamento y derrame sus químicos raros.

Si es que llega a pasar —bufó Tsukiku.

Cuando pasé —aclaró Misaki.

—Ya les dije que vendré a cocinarles y a limpiar cuando quieran —aseguró Yok con aburrimiento— por un precio moderado, claro.

—Tacaño. —Tsukiku bufó, antes de tomar otra copa.

Eventualmente las dos anfitrionas se durmieron, y los invitados decidieron retirarse, siendo Yok el primero en irse, aunque vivía justo en el piso de abajo.

Luego, Umi decidió retirarse y Haishi insistió en acompañarla.

Bajaron las escaleras hasta el estacionamiento y se subieron al auto de Umi, solo que esta vez a Haishi le tocó conducir, a diferencia de cuando llegaron al edificio.

—Me alegra no haberme emborrachado, me gusta conducir tu auto —admitió Haishi con una risa—. El mío es bueno, pero como no tenía muchos ahorros no fue exactamente mi opción preferida... Mi padre insiste en que debo comprarme mis propios lujos. Y aún me falta para graduarme, no como tú que ya eres una exitosa bióloga marina...

—Muchas gracias. —Umi rio tímidamente—. Es agradable viajar juntos, pero no te preocupes, seguro también serás un gran abogado... Aún me sorprende que estudiaras leyes, creí que te dedicarías a las artes marciales como tu padre —comentó mientras Haishi comenzaba a conducir.

—Yo también lo creí, por mucho tiempo, me creía el mejor, pero recibir una paliza de una niña más pequeña te cambia la perspectiva. —Rio con nostalgia al recordar los múltiples torneos en los que Tsukiku lo venció—. Aún amo las artes marciales, y son mi pasión en la vida, pero quiero ayudar a la gente, la guerra tecnológica es algo que siempre ha preocupado a mi padre, y veo potencial en el arma petrificadora como un elemento para la paz... Quisiera dejar una huella y marcar la diferencia para que eventualmente las leyes contemplen su uso para el bien mayor y... —Se detuvo, sonrojándose un poco y mirándola con pánico—. Lo siento, hablo demasiado.

—No te preocupes. —Umi soltó una risita, mirándolo con ojos brillantes—. Me gusta escucharte... y espero con todo mi corazón que logres ese sueño... —Aprovechando un semáforo, los dos se miraron con sonrisas sinceras.

Poco después, Kinji terminó de ordenar lo último en el departamento (la mayoría ya lo había limpiado Yok) y cargó a Ruchiru dormido y borracho sobre su hombro, para luego llevarlo hacia las escaleras y el estacionamiento y subirlo a su auto en el asiento del acompañante, poniéndole el cinturón debidamente, para luego poner el piloto automático ya que él no se sentía en condiciones para conducir y por suerte esa tecnología había mejorado mucho, en parte gracias al padre de Tsukiku y el padre de Ruchiru.

Apenas arrancar, aunque el motor apenas se escuchaba como un ronroneo, Ruchiru despertó con un bostezo y miró a su alrededor con pereza.

—Mmm... ¿ya terminó la fiesta?

—Hace tiempo, sí. —Bostezó.

—Ah... ¿Fuimos los últimos en salir? —Frotó sus ojos, enderezándose.

—Sip, y no te preocupes, llevé a las niñas a sus cuartos y las cubrí bien con sus mantas, y les dejé unos medicamentos para calmar la resaca mañana. Ah, y cerré la puerta y pasé la llave por abajo. —Kinji sonrió felizmente.

—Je, aún les dices niñas. —Ruchiru lo miró divertido—. Ya crecieron, ¿sabes? La fiesta fue para celebrar su independencia, vivirán solas ahora.

—Sí, pero supongo que aún me gusta cuidarlas. —Kinji rio nerviosamente—. ¿Tú no?

—Sí... yo la sostuve en brazos cuando era una recién nacida, es difícil creer que ha pasado tanto tiempo y mi primita ya es toda una adulta. —Llevó los brazos tras la nuca, pero luego miró a Kinji con ojos entrecerrados—. Ni se te ocurra decirle que dije eso, ahora es mi rival y una mocosa engreída que necesita aprender a respetar a sus mayores.

—No te preocupes. —Rio—. Lo bueno es que seguiremos cuidándola, ¿no?

—Al menos hasta que se digne a conseguirse novio... o sea que tal vez debamos cuidarla para siempre. —Rio burlonamente y Kinji lo miró con un puchero—. ¿Qué? No es que ella sea tan terrible, incluso aunque es una gorila, creo que Haishi tuvo un flechazo con ella de pequeño, pero parece que ahora se trae algo con Umi, o sea que solo le queda el niñito orgulloso ese que volvió a la ciudad hace poco y parece que odia el contacto físico.

—No todos pueden tener tu suerte en el amor. —Kinji rio suavemente—. Aun así, ella ahora piensa demasiado en la ciencia, pero ¿quién sabe? Quizás a futuro...

—Eso si su padre no mata a todos los que se le acerquen. —Ruchiru rio burlonamente aunque, para ser sincero, a él también le daba algo de tristeza saber que su primita ya había crecido tanto.

El tiempo pasaba sin piedad... sin importar quien quisiera quedarse estancado, todo cambiaba, todo avanzaba, era parte de la vida.

.

Ya había pasado más de un mes desde que Tsukiku se mudó, y en un fin de semana se reunió con sus padres y hermanas para pasear por el parque y Shizuku de repente le recordó su promesa de hacer lo que ella quisiera.

—Ja, debí saber que tarde o temprano me lo sacarías en cara. —Tsukiku frotó su oído con una sonrisa resignada—. Bien, ¿qué quieres? ¿Cocinar juntas o algo así?

—Quiero... ¡que tengas una cita! —La miró con ojos brillantes.

Tsukiku se congeló, antes de alzar una ceja.

—Ja, no.

—¡¿Quéééé?! —Shizuku hizo pucheros—. ¡Dijiste que harías lo que yo quisiera!

—Sí, todo menos eso. —Bufó—. Pide otra cosa u olvídalo, tú elige.

—P-pe-pero... ¿por qué? —Sus ojos rojizos se aguaron.

—Porque el amor es un fastidio, demasiado drama. —Rodó los ojos, mirando de reojo a sus padres, que la miraban con sorpresa—. No voy a terminar criando a algún mocosito malcriado mientras algún idiota anda por ahí disfrutando de su ciencia, la que va a disfrutar de la ciencia seré yo, soltera y contenta. —Alzó mucho la barbilla, ignorando por completo el berrinche de Shizuku y caminando con la barbilla muy en alto hacia una fuente del parque.

Senku y Kohaku intercambiaron miradas.

Nunca habían visto que Tsukiku hubiera sido muy afectada por lo que pasó entre ellos, pero... claro que todo el drama entre ellos había acabado teniendo influencia sobre ella, y fue entonces que la culpa acabó pesando con fuerza sobre ellos.

Kohaku rápidamente tomó a Shizuku en brazos al verla con su carita confundida y llorosa y se la dio a Senku, caminando hacia Tsukiku, pasando un brazo por sus hombros y apoyando su cabeza cariñosamente contra la suya, aprovechando tener la misma altura.

—Sabes... creo que fui una madre terrible contigo...

—¿Pero qué dices? —Tsukiku la miró ofendida—. Eso es totalmente falso, me dedicaste tu vida entera, eres la mejor mamá del mundo, eres incluso la mejor esposa del mundo, cuando por fin entendí del todo lo que pasó entre ustedes, debo decir que me sorprendí mucho de que perdonaras a papá, yo lo habría mandado al diablo. —Kohaku soltó una risita—. ¿Qué? Es en serio, eres demasiado buena... No conozco a nadie más así... y yo nunca podría ser como tú...

Kohaku la miró fijamente, pero Tsukiku ahora no la miraba.

—No tienes que ser como yo... —La abrazó, pasando una mano cariñosamente por su largo cabello—. Yo hice muchas cosas mal, hija... y lo último que quisiera es que tú te prohíbas vivir cosas por creer que no puedes ser como yo... o por miedo a repetir mis malas decisiones...

—El caso es que no quiero. —Tsukiku bufó—. Simplemente no me interesa...

Kohaku sonrió levemente.

Dios, a veces sonaba demasiado igual a su padre...

—Y eso está perfecto, pero si vas a cerrarte al amor, espero que no sea por mi culpa... porque enamorarme fue lo más hermoso que pudo pasarme. —Rompió el abrazo para tomar su rostro y mirarla con puro amor—. Enamorarme hizo que te tuviera a ti y a tu hermana... incluso con un poco de dolor ahí por el medio. —Rio un poco, nostálgica—. Simplemente... es parte de la vida... y mi vida con ustedes es realmente maravillosa.

Tsukiku sonrió un poco, volviendo a abrazarla.

—No te preocupes, mamá, estoy bien, en serio. No tienes que sentirte culpable, tampoco es que esté traumada ni nada, y agradezco que hubieras perdonado al viejo, o no tendría a la pulga, y sabes que es lo único que amo más que a la ciencia y los gatos. —Rio divertida.

—Hm, ¿y yo y tu padre? —Alzó una ceja.

—Ah, sí, también están por ahí en el top de la lista. —Le guiñó un ojo y Kohaku le jaló la oreja cariñosamente, antes de caminar hacia Senku.

Tsukiku se quedó mirando la fuente, así que Kohaku tomó a Shizuku en brazos y le hizo una seña a Senku.

—Tu turno.

Él bufó, para nada contento de tener que tener esta conversación.

Se acercó a su hija y se paró a su lado, los dos con las manos metidas en los bolsillos de sus batas de laboratorio, con las miradas al frente y rostros serios.

En algún momento, cuando Tsukiku tenía quince años, Kohaku tuvo una conversación con ella explicándole detalles de su historia que nunca antes habían querido decirle, pero Senku no participó de la conversación esa vez, porque había creído que madre e hija se entenderían mejor.

Ahora se daba cuenta de que, quizás, debería haber participado.

"Ah, paternidad... también se le puede aplicar la prueba y error", pensó Senku, riendo para sí mismo.

—¿Sabes por qué rompí con tu madre? —preguntó luego de un momento de silencio.

—¿Por qué eras un pervertido inmaduro que se creía la gran cosa? —Lo miró con sequedad.

—Sí, exacto. —Sonrió ladinamente—. "Inmaduro" es la palabra clave ahí. No medí las consecuencias de mis acciones... —Se llevó una mano a la barbilla, pensativo—. Pero también... fue porque tenía miedo...

—¿Miedo? —Volteó a verlo con sorpresa.

—¿Qué tal si acababa amando a Kohaku más que a la ciencia? ¿Qué tal si acababa amando más a un hijo o hija con ella que a la ciencia? ¿Qué tal si el amor me volvía incapaz de ser el mejor científico de la historia? ¿Y si me volvía débil? ¿Y si dejaba de ser quien realmente soy por una mujer o por un bebé? ¿Si yo no era el científico frío que amaba a la ciencia más que a nada... entonces quién sería? —Tomó aire—. En ese momento, sentí que o elegía el amor y la familia... o elegía la ciencia... y odié a tu madre por sentir que quería obligarme a elegir.

Tsukiku lo miró en silencio, sus ojos lentamente llenándose de temor y un deje de inseguridad que hizo que él rápidamente sonriera, llevando una mano a su mejilla.

—Sé exactamente lo que estás pensando ahora, y no, ni se te ocurra creer que no te amo más que a nada en el maldito universo o en cualquier universo hipotético que posiblemente pueda existir, a ti, a tu hermana y a tu madre, porque ya cometí el error de creer que no necesitaba amar y ¿cómo crees que me fue?

Tsukiku tragó saliva, pestañeando rápidamente para ocultar que sus ojos por un momento se habían aguado.

—Sé que... bebías mucho... antes de que yo te conociera... —Apartó la mirada.

—Y volvemos a la parte en la que era un idiota inmaduro. —Rio suavemente, jalándola para envolverla en sus brazos—. Mira, honestamente quisiera que no tengas novio hasta los cuarenta o preferiblemente hasta después de que muera, pero si vas a tomar esa decisión, más te vale que no sea por los dramas idiotas que pasamos tu madre y yo... Creo que mis estupideces ya causaron suficiente sufrimiento... me perdí de verte crecer...

Al escuchar su voz quebrarse, Tsukiku rápidamente correspondió a su abrazo, enterrando el rostro en su pecho.

—El miedo al amor es inevitable, pero... mírame. —Senku rio suavemente—. ¿Crees que soy menos científico por amar a mi familia? —Ella negó con la cabeza lentamente—. No uses el pasado como excusa para alimentar ese miedo, mini-leona... úsalo para aprender de esos errores y... trata de ser feliz... ¿está bien? ¿Puedes prometerme eso?

—Ja... —Ella se apartó con una sonrisa nerviosa, por una vez sin saber bien qué decir—. Vas a lamentar haberme dado este discurso algún día...

—Oh, eso es diez billones por ciento seguro. —Rio secamente—. Anda, prométemelo.

—Veinte billones por ciento seguro. —Rio felizmente—. Y lo prometo.

.

Dos meses después, cuando Tsukiku y Shizuku paseaban por el mismo parque, ahora sin sus padres, Tsukiku de repente miró a su hermana con curiosidad.

—Y dime, pulga... si quisiera acceder a tu locura de tener alguna cita con algún pobre diablo... ¿exactamente qué tendría que hacer?

Shizuku jadeó, completamente emocionada.

—¡¿Vas a aceptar?!

—Depende. —Le pellizcó la nariz—. ¿Qué tienes en mente?

Shizuku le hizo una seña para que se agachara y Tsukiku así lo hizo, arqueando una ceja ante lo que le susurró en el oído segundos después.

—Cielo santo, ¿segura que eres parte de esta familia? —Tsukiku rio divertida y algo perturbada.

—¡Por favoooor!

—Bien. —Bufó—. Pero más vale que sepas que tu locura no va a llevar a nada, solo será una cita y ya.

.

Diez años después, campanas de boda resonaron por Tokio en un día especial ya que la famosa y brillante Ishigami Tsukiku, hija del famoso y brillante Ishigami Senku, iba a casarse.

Senku hizo una mueca mientras marchaba al altar para entregar a su hija a un maldito mocoso bastardo que no la merecía ni un milímetro... pero bueno, Kohaku y especialmente Shizuku habían pasado diez años intentando llegar a este día, sabía que ya no podría arruinarlo o lo matarían.

Además, su mini-leona se veía bastante feliz...

Suspiró resignado y le sonrió a Tsukiku mientras entregaba su mano a su novio que obedientemente la esperaba ya en el altar.

Miró de forma amenazante al mocoso, pero el chiquillo no le devolvió la mirada, sino que solo tuvo ojos para Tsukiku, por lo que no le quedó de otra más que irse a sentar junto a Kohaku.

—Ishigami Tsukiku, ¿aceptas a...?...

—Oye —susurró Kohaku en el oído de Senku, que dejó de escuchar al juez y la miró con curiosidad—. Deja de rechinar los dientes, sabes que él la va a cuidar.

—Por supuesto que la cuidará, o lo mataré.

—Ja, no si yo lo mato primero. —Se abrazó a él felizmente, en parte en un gesto cariñoso y en parte para que no levantara la mano en la parte de "si alguien se opone".

Senku decidió relajarse y pasar un brazo por la cintura de su esposa, abrazándola también, desviando la mirada a su hijita Shizuku que ya tenía veinte años y estaba en su puesto de dama de honor junto a Umi y Misaki, las tres llorando a moco tendido, probablemente porque estuvieron años convenciendo a Tsukiku de casarse.

Je, Senku realmente no tenía todos los detalles, todos le habían ocultado el noviazgo de Tsukiku como por dos años hasta que la mocosa malcriada le dio la noticia de que iba a casarse en abril justo el día de su cumpleaños.

—¿En serio la sorpresa que me tenías para mi cumpleaños era decirme que te vas a casar? —había preguntado con una ceja temblándole, justo después de terminar de amenazar de muerte al maldito mocoso roba-hijas.

—Ja, eso te pasa por darme de regalo de cumpleaños la noticia de que tendría una hermanita. —Le sacó la lengua con una sonrisa vengativa.

—Lo dices como si no amaras a tu hermana más que a nada...

—Claro, la amo, así que velo por el lado positivo, seguro algún día acabaras queriendo también a...

—Ja, no, eso no pasará —la cortó, bufando.

—Yo los declaro marido y mujer... Puede besar a la novia —dijo el juez finalmente, y Kohaku afianzó su agarre en Senku, que solo bufó y apartó la mirada.

Sin embargo, al notar a Kohaku llorando suavemente, pasó su brazo por su hombro en una caricia reconfortante, sonriendo al verla limpiándose los ojos rápidamente para no arruinar su maquillaje, aunque de todos modos se veía hermosa.

Él se veía ya bastante viejo, con más de cincuenta años, mientras que ella parecía que con cada día solo se volvía más hermosa, aunque la leona loca decía que él seguía viéndose guapo, prueba irrefutable de que incluso con esa buena vista suya el amor era ciego, je.

Cuando ella volteó a verlo con una sonrisa llorosa, Senku la besó suavemente.

Tsukiku miró a sus padres desde el altar con una sonrisa, feliz de comprobar una vez más que el amor quizás no era solo puros problemas, y que dándole una oportunidad para florecer siempre había esperanzas para un futuro mejor.

—Hora de arrojar el ramo, o llegaremos tarde a la recepción —Su ahora esposo, el bastardo persistente que la había convencido de oficializar la extraña relación que tuvieron por años, tomó su mano con una sonrisa.

Tsukiku rio entre dientes.

—Siempre dándome ordenes... ¿eh, Yok?

—Lo dice la que acaba de firmar un contrato para volverme legalmente su esclavo de por vida. —La miró con sus ojos verdes más cálidos que nunca antes.

—Ja, no hables como si no lo fueras a disfrutar. —Le dio un suave y rápido beso.

Acto seguido, se dio la vuelta y lanzó el ramo... pero sus bracitos débiles de fideo hicieron que el ramo acabara en brazos de Umi, que ya hace tiempo estaba casada con Haishi, así que rápidamente lanzó el ramo con fuerza hacia las solteras, donde Misaki saltó para agarrarlo, riendo como loca y mirando a su novio Kei, que le guiñó un ojo a la distancia.

Kohaku y Shizuku corrieron a abrazar a Tsukiku, pero Senku permaneció en su asiento un poco más.

No podía decir que estuviera especialmente contento, después de todo esto en parte se sentía como si su hijita ya no fuera a necesitarlo, pero sabía que eso era solo su paranoia hablando, y confiaba en que su hija estaba construyendo una buena vida.

Además... se había perdido demasiadas cosas en la vida de Tsukiku, por culpa de su propia arrogancia y no saber valorar lo que tenía... un error que, por lo que Kohaku le contó, Tsukiku estuvo a punto de cometer muchas veces, pero finalmente decidió escuchar los consejos que él hace años le dio y ahora parecía dispuesta a avanzar en su vida con el hombre que había escogido.

Senku estaba agradecido de poder estar aquí con su hija ahora, con la hermosa familia que Kohaku le había dado al perdonarlo con ese enorme corazón que tenía, por lo que ya no dudó y fue con sus leonas, abrazando a su esposa y besando las frentes de sus hijas.

La vida seguía, siempre renovándose, cambiando, avanzando, en eso era igual a la ciencia, un hermoso regalo del universo para que una mente tan minúscula como la suya en la vastedad de la existencia pudiera apreciar la belleza entre el caos y el cambio constante de simplemente... vivir.

Una nueva vida empezaba con cada día, cada hora y cada minuto, y Senku y Kohaku siempre agradecerían el haber escogido vivir esa maravillosa experiencia juntos.

El Final.

Hola :'D

Este capítulo extra especial fue una petición de mi querido Miguel Rodriguez :'3

Muchas gracias por pedirme esto, no sé si al final te haya gustado, pero siempre pensé que si alguna vez continuaba Una Nueva Vida, sería para mostrar la boda de Tsukiku, porque creo que este fic fue en el que más la llegaron a conocer en principio, y nuestra pequeña Tsukiku tiene que crecer :')

Ya los hice sufrir mucho sin mostrarles a su esposo, no podía seguir con la broma aquí, respeto demasiado este fic xD aunque como tú dices, Miguel, era obvio x'D

A los que les haya gustado este cap extra especial, sepan que deben agradecer a Miguel Rodriguez por su comisión ;D

Una Nueva Vida es un fic muy espeial para mí, y sé que para muchos de mis lectores, espero que este capítulo de tributo les sirva como una especie de último adiós y una digna despedida a esta obra que amo tanto TwT

No tengo mucho más que decir, solo gracias a los que aún recuerdan este fic, a los que alguna vez lo apoyaron, a los que recuerdan a Tsukiku, a Shizuku, a todos mis OCs de Dr. Stone, a los que quieren a estas niñas SenHaku que hice con todo mi corazón... gracias c':

Por una última vez en este maravilloso fic... me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro