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Capítulo dieciocho

-Hija… Senku y yo tenemos que hablar contigo.- Kohaku se apartó de Senku lentamente, mirando con seriedad a su niña.

Ella alzó una ceja.

-¿Ok?- encogió los hombros.

-Vamos a desayunar al balcón de la biblioteca ¿quieren?- propuso Senku frotando su nuca, con una mirada visiblemente nerviosa. -Les prepararé chocolatada caliente… con malvaviscos.-

-¡Hurra! ¡Yo quiero!- Tsukiku corrió a la biblioteca.

Apenas se fue, Kohaku miró ansiosamente a Senku, que ahora parecía todavía más nervioso, cosa para nada normal en él. Normalmente sonreía incluso ante una situación de vida o muerte, pero ahora parecía superado por la situación y sin saber qué hacer.

-¿Estás realmente seguro de esto? Podemos…-

-No… Está bien.- tomó aire. -Quiero decirle ahora.-

Kohaku asintió lentamente.

-¿Quieres que te ayude a preparar el chocolate?-

-No, yo me encargó. Ve con la mocosa.-

Él fue a la cocina y ella a la biblioteca siguiendo a su hija, que estaba sentada allí con un libro en las manos.

-¿Qué lees, bebé?- se sentó en el sofá frente al sillón en el que ella se acomodó.

-No soy un bebé, mamá.- la miró haciendo pucheros. -Y estoy leyendo El origen de las especies. Es muy interesante.-

-Oh, Senku me obligó a leer eso en… primero de preparatoria.- rió nerviosamente. -¿L-lo entiendes? Porque yo con casi diez años más que tú ahora no entendía nada…-

-Entiendo bastante… y lo que no entiendo se lo preguntó a sensei. ¡Él hace que pueda entender todo!-

-Ya veo.- sonrió enternecida. -¿Y quieres hablarme un poco de eso?- su hija asintió con entusiasmo y comenzó a contarle lo primero que había leído del libro y lo que estaba leyendo ahora, a lo que Kohaku la escucho sonriente hasta que Senku llegó con tres tazas y algunos bocadillos.

-¡Yo quiero, yo quiero!- su hija de inmediato exigió su chocolatada y dejó el libro de lado.

Senku se sentó junto a Kohaku, pálido y con su taza temblando en sus manos. Kohaku tomó su hombro y le dio un apretón en señal de apoyo, a lo que él finalmente tomó aire y se calmó.

-Hija, como te dijimos, debemos hablar respecto a algo muy importante.- Kohaku decidió comenzar a hablar.

-¿Sobre que son novios?- los miró con repulsión.

-Bueno…-

-Sí, más o menos.- Senku la miró con una sonrisa nerviosa. -Tu mamá y yo somos novios ahora… pero aparte de eso, fuimos novios antes… Desde antes que tú nacieras, incluso.-

Tsukiku ladeó la cabeza.

-¿Hace cuánto tiempo?-

-Nos conocimos en la secundaria, y desde allí nos hicimos muy buenos amigos.-

-¿La secundaria? Eso era cuando tenían como doce años ¿no?- pestañeó, sorprendida.

-Sí.- Kohaku sonrió con nostalgia. -Yo estaba obsesionada con convertirme en la mejor en kendo, y entrenaba hasta muy tarde. Y Senku se quedaba en su laboratorio hasta muy tarde también. Y vivíamos muy cerca, así que cuando el conserje nos echaba a los dos de la escuela íbamos a casa juntos. Nos llevamos bien muy rápidamente.-

-Aunque no teníamos casi nada en común, compartíamos la pasión por nuestros respectivos campos, y eso nos hizo seguir siendo muy amigos por años, hasta que termine la universidad y me dediqué a mi trabajo como científico.-

-En realidad… yo me enamoré de Senku durante la preparatoria… pero luego él comenzó a viajar mucho y nos distanciamos un poco. Cuando él se estableció en Japón otra vez pasamos… algunas cosas, y nos hicimos novios.- bueno, fue mucho mas complicado que eso, pero su hija ya estaba poniendo cara de que no le interesaba en lo absoluto el tener detalles, por no decir cara de asco.

-Estuvimos juntos un par de años… cuatro, casi cinco.- Senku comenzó a revolverse incómodamente. -Luego… tuvimos una pelea por un desacuerdo. Terminamos nuestra relación y tu madre se mudó a Estados Unidos.- carraspeó, para luego quedarse en silencio.

-Hija…- Kohaku tragó saliva. Esto era extremadamente complicado. -Nunca me has preguntado por tu padre, y la verdad es que siempre agradecí eso porque no era algo sobre lo que quisiera hablar pero…- tomó aire. -Debes saber la verdad.- miró a Senku.

Él asintió, con sudor frío recorriendo su frente.

-Tsukiku…- dejó su taza en la mesilla y miró fijamente a la niña, que parecía confundida. -Hay algo que debí haberte dicho hace tiempo. Desde que te conocí… desde la primera vez que te vi, yo supe que… que tú eres mi hija.- sonrió temblorosamente. -Soy… tu papá.-

Silencio.

Tsukiku lo miró con ojos muy abiertos, antes de parpadear lentamente y hablar:

-Ya lo sabía.- rascó su oído con el meñique.

-¡¿QUÉ?!- Senku y Kohaku se fueron de espaldas.

-Ya lo sabía.- repitió lentamente, como si fueran tontos. -Sé que sensei es mi padre biológico. Desde hace meses.- sorbió de su chocolatada tranquilamente. -Me preguntaba cuándo iban a decírmelo…-

Ellos se quedaron con las bocas abiertas. Habían creído que iban a darle un shock a su hija, y al final fue ella la que los sorprendió.

-¿Pero cómo…?...- Kohaku no estaba entendiendo nada.

-Eh, por si no lo han notado, somos iguales.- comió un bocadillo mientras ellos la observaban con múltiples gotitas bajando por sus frentes. -Lo sospeché desde la primera vez que lo vi en televisión, pero me había olvidado de eso… creo que era muy pequeña.- murmuró pensativa. -También lo sospeché al verlo por internet, y al conocerlo más, pero lo confirmé cuando… eh… no me castigues pero…- miró nerviosamente a su madre. -Cuando él vino a cenar a casa por primera vez y tú me dijiste que me fuera a dormir… no lo hice. Me quedé escuchando su conversación…- admitió con ojitos de cachorrito que suplicaban salvarse de un buen regaño.

-¡TSUKIKU!- esta vez su carita adorable no la salvaría, Kohaku de inmediato se levantó para darle un buen discurso, pero Senku sostuvo su muñeca.

-¿Qué escuchaste?- preguntó pálido.

-Mmm…- se llevó un dedo a la barbilla. -Pues… que eres mi padre y que finges ser mi sensei, y que quieres pasar tiempo conmigo. Y escuche que peleaban, aunque no entendí mucho de qué estaban hablando, pero mamá dijo que la abandonaste y que ella no te importaba…- Senku pareció incluso más pálido. -Y también dijiste que no ibas a dejar de ser mi sensei y que no ibas a irte a menos que yo lo pida o algo así.- encogió los hombros.

Senku se dejó caer sin fuerza en el respaldo del sofá, pareciendo no tener idea de qué hacer o qué decir.

Kohaku no estaba mucho mejor que él. ¿Su bebita había escuchado toda esa conversación espantosa? Quería regañarla y consolarla a la vez. Pero sobre todo quería encontrar algo que decir ahora.

-Hija…- tragó saliva, dejando con mano temblorosa su taza en la mesa. -¿Por qué no habías dicho nada de eso? ¿Por qué te quedaste callada?-

-Bueno, primero…- alzó un dedo. -Porque no quería que mamá me regañará. Y segundo, porque no sabía qué pensar… porque mamá dijo que sensei es una mala persona que lastimó a mamá, pero sensei es muy bueno conmigo y trató muy bien a mamá en la cena y luego, así que no entendía…- se rascó la cabeza.

-Oh, hija… y-yo no quise decir que Senku es una mala persona…- ahora se sentía culpable por sus duras palabras.

-Está bien, hice mi propia investigación.- sonrió orgullosamente. -Le pregunté a otros niños mayores en mi escuela, y todos dicen que cuando los papás están separados dicen cosas malas del otro pero a veces no es cierto. Así que hice mi investigación y le pregunté a Ruchiru-nii-chan y él dijo que ustedes se llevaban muy bien cuando él era pequeño, y que sensei te trataba muy bien también, que siempre se daban besos aunque eso era asqueroso.- rió divertida. -Y después de salir varias veces juntos, vi que sensei siempre trataba bien a mamá y que siempre se preocupaba por no molestarla porque mamá estaba enojada con él. Así que me dije que estaba bien que me guste que sea mi sensei.- asintió complacida consigo misma.

-Oh… wow…- Kohaku pestañeó, mientras que Senku siguió en silencio y visiblemente pálido y nervioso. -Bueno, pues… es cierto que tuvimos problemas, pero tu padre no es malo, y es verdad que yo estaba molesta con él, pero eso no debería importarte. Lo importante es que tú te sientas a gusto con tu padre.-

-Ajá.- asintió repetidamente. -Me gusta que sea mi sensei.-

-Eh, no es solo tu sensei, bebé, él es…-

-Sí, ya sé que también es mi papá.- se cruzó de brazos. -Pero eso me da igual. Me gusta que sea mi sensei.-

Kohaku ladeó la cabeza, mientras que Senku se quedó estático en su sitio, observando expectante a su hija.

-¿Qué quieres decir con que te da igual?...-

-Que no me importa, no voy a decirle papá, eso seria raro.- encogió los hombros. -Pero me gusta que sea mi sensei.- sonrió de forma resplandeciente. -Y si es tu novio y eso te hace feliz también soy feliz, como dijo Umi-nee-chan. Pero no le voy a decir papá, sería muy raro. ¿Podemos volver a leer?- terminó su chocolatada y alzó el libro del origen de las especies.

Kohaku miró nerviosamente a Senku, que se notaba visiblemente dolido, pero rápidamente cambió su expresión a una sonrisa nerviosa y se puso en pie, acercándose al sillón donde estaba la pequeña y arrodillándose frente a ella.

-Lamento no haberte dicho que soy tu padre.- dijo lentamente.

-Eso no me importa.- Tsukiku encogió los hombros, ajena a la mirada devastada de Senku.

-Yo… quisiera intentar ser un buen padre para ti. Sé… sé que tal vez no fue lo mejor fingir ser tu profesor, pero quiero redimirme. ¿Me dejarías…?...-

-Pero yo no quiero.- hizo pucheros, devastando todavía peor a su padre. -Sería raro. Eres mi sensei. Además ¿para qué sirve un papá?- se cruzó de brazos. -Sí vas a dejar de ser mi sensei, entonces serás solo el novio de mi mamá ¿no? ¿O vas a vivir con nosotras? De cualquier forma es raro.- frunció el ceño. -Me gustan las cosas así, ¿no se pueden quedar así?- bufó caprichosamente.

-Hija, tu padre solo quiere…-

-Tu novio, no mi padre.- apartó la mirada orgullosamente. -¿O para qué sirve un papá? Creo que es mejor mi sensei. ¿No puedes ser solo mi sensei?- volvió a mirar a Senku con pucheros. -Solo quiero que todo siga así…- se cruzó de brazos. -Me gustan las cosas así…-

Senku, con la cabeza gacha, se puso en pie lentamente, dándole la espalda.

-Voy a… voy afuera.-

Kohaku suspiró profundamente, mirando con reprobación a su hija.

-¿Qué?- infló las mejillas, como presintiendo un regaño y enfurruñándose por eso.

-Tsukiku…- negó con la cabeza, para luego alzarla en sus brazos y sentarse en el sillón con ella en su regazo. -¿Qué pasa? ¿No quieres a papá?-

-A mi sensei, y si lo quiero. Lo quiero mucho.- hizo más pucheros, esta vez con ojitos tristes.

-Pero… si ya sabías que es tu padre, ¿por qué no lo quieres de esa forma? Él te ama como a su hija, no como a una alumna. Él ha hecho todo por ti y quiere ser tu padre, y si lo quieres, ¿por qué no lo aceptas?-

-Pero…- apartó la mirada. -Eh…- volvió a inflar las mejillas. -No sé… Ya sé que es mi papá pero… pero es raro. No es como los papás de los otros niños… esos papás han estado con sus hijos siempre y… no sé.- sus ojos se aguaron. -Es muy raro… me gusta como mi sensei, pero nunca ha sido mi papá… aunque sé que lo es, no se siente como un papá, sino como el mejor sensei, pero…- hizo una mueca pensativa. -No sé… Al principio me sentía culpable porque me agradará, porque tú estabas molesta con él y te hizo gritar y llorar y eso me hizo molestarme con él también.- su rostro se puso rojo por el enfado. -Pero luego él se portó como el mejor sensei del mundo así que… no sé.- se abrazó a su cuello. -¿Estás enojada conmigo? ¿Soy mala por no saber?- habló con voz llorosa.

-¿Qué dices, hija? Por supuesto que no.- la abrazó cariñosamente. -Eres muy pequeña, amor, aún te falta mucho por crecer y mucho por entender, y está bien que aprendas a tu ritmo.- la apartó un poco para besar su frente. -Pero no descartes por completo que puedas querer a tu sensei como a un padre también… Puedes tomarte todo tu tiempo para pensarlo, estoy segura de que él esperará.- acarició sus mejillas mientras ella asentía con otro puchero triste. -¿Quieres ir a leer ese libro con tu tía Rei?- sonrió dulcemente.

Ella se secó los ojos y asintió.

Kohaku llevó a su hija con la hija mayor de Byakuya y le explicó la situación. Rei le prometió que no mencionaría nada aunque estuviera muy emocionada porque su sobrina sabía que era su sobrina y que simplemente se divertirían con la ciencia. Luego de agradecerle, Kohaku fue a buscar a Senku.

Él era muy poco resistente al frío, así que dudaba que realmente haya salido fuera de la casa… Y su auto seguía allí así que se le ocurrió buscar en la azotea de la casa de campo, sonriendo cuando lo vio parado allí, apoyado en el barandal.

Se apoyó a su lado y él la miró de reojo, antes de sonreír tristemente.

-¿Cómo está? ¿No la hice llorar ni nada, verdad?- la miró preocupado.

-Está… confundida. Pero ella te quiere, Senku. Me dijo que te quiere mucho.- colocó su mano sobre la suya en el barandal en señal de apoyo.

Él sonrió levemente, girando su mano para envolver sus dedos en los suyos.

-Tenías razón, sabes…- murmuró en voz baja, haciéndola arquear las cejas.

-No es algo que digas muy a menudo…- rió suavemente.

-Pues es algo que pasa más seguido de lo que crees.- soltó una pequeña y breve carcajada, antes de bajar la mirada. -Tenías razón. Esto de fingir ser su profesor era una mala idea. Solo estaba siendo un cobarde, buscando la ruta que me permitiera pasar tiempo con ella sin que me rechace… ahora sé que tome el camino equivocado, y no tengo derecho a sentirme mal por eso pero aquí me tienes.- suspiró. -Estoy feliz de que me tenga cariño, pero no solo quiero ser un profesor, menos ahora que me has perdonado. Realmente quisiera ser una familia y… lo arruine.-

Kohaku lo miró tristemente mientras él se apartaba de ella, dándole la espalda y mirando al cielo nublado. No obstante, ella rápidamente frunció el ceño y tomó sus hombros, volteándolo y mirándolo con determinación.

-Vamos, Senku, ¿qué pasa con esa actitud? ¿No dijiste esta mañana que no ibas a rendirte fácilmente por mí? ¿Acaso te piensas rendir con nuestra hija?- él la miró con los ojos muy abiertos. -Ella ya te quiere, Senku. Ya tienes la mitad del trabajo hecho, pero tendrás que esforzarte más. ¿O creías que iba a ser tan sencillo?-

Él se quedó mirándola en silencio un buen rato, antes de reír entre dientes y tomar sus manos, apartándolas de sus hombros y entrelazando sus dedos otra vez.

-Tienes razón, otra vez. Las leonas no son fáciles de conquistar.- bajó la cabeza para pegar su frente a la suya, con una sonrisa engreída más acorde a él que la hizo reír.

-No nos digas leonas, bastardo.- fingió una mueca de enojo mientras soltaba sus manos para rodear su cuello con sus brazos.

-Sabes, por mucho que me encantaría seguir aquí… me estoy congelando.- ella rió de buena gana, negando con la cabeza mientras lo arrastraba dentro de la casa.

Decidieron preparar más chocolate caliente y lo tomaron juntos en su habitación mientras hablaban, hasta que Senku le dijo que debía confesarle algo.

Cuando le habló respecto a su acuerdo con Myuji, Kohaku se sintió indignada.

-¿Entonces me contrató solo por hacerte el favor?- se cruzó de brazos con mala cara.

-Por favor, Kohaku, sabes que eres excelente en tu trabajo.- rodó los ojos. -Le di la idea y planee beneficiarme con ello, lo admito. Por eso te lo estoy diciendo, me siento mal por eso.- bufó, recostándose contra el respaldo de la cama.

-Ok… realmente nos beneficia a ambos, y es verdad que no descuide mi trabajo y me sentí tranquila cuidando a nuestra hija. Todavía no me gusta que hayas hecho eso pero veo por qué lo hiciste.- tomó aire para calmarse. -Aunque igual voy a renunciar.-

-¿Por qué? Es un buen trabajo.-

-Una vez que nos libremos de Ibara, voy a buscar un empleo que consiga por mis propios medios. Estoy segura de que Myuji podrá contratar a otra persona.-

-Muy bien, muy bien.- rió divertido. -En ese caso también tendré que contratar a alguien para proteger a nuestra hija, solo por las dudas, durante sus horas de clase.-

-Bueno, si tienes tantos enemigos como dices que tienes entonces lo aceptaré. Pero yo puedo cuidarla en casa, siempre estoy alerta.-

-Por eso eres la mejor.- sonrió de costado. -Aunque, sabes… en mi casa tengo uno de los sistemas de seguridad más avanzado del mundo…- apartó la mirada. -Podría instalar uno en su casa o…- Kohaku alzó mucho ambas cejas. -O tal vez… ¿quisieras considerar la posibilidad de… vivir conmigo?-

Kohaku resistió su primer impulso de saltarle encima y gritar que sí, apretando los puños y obligándose a pensar con la cabeza fría. No es como que vivirían solos, ahora tenían a su hija, y primero debían ver por los intereses de Tsukiku antes que los suyos propios.

Aunque su bebita estaría más segura en casa de su padre, probablemente no fuera el mejor momento para ello. Pero Kohaku realmente quería aceptar… quería ser una familia y pasar tan buenos momentos juntos como en contadas ocasiones antes. Lo mejor probablemente sería decirle de estos pensamientos a Senku, aunque quizás lo haría sentir un poco mal otra vez, estaba segura de que entendería.

-La verdad es que… si me gustaría, pero…- fue rápida en decir un pero. -Creo que hay que esperar más tiempo por Tsukiku. Esperar a que se acostumbre más a verte como su padre y entonces hablar con ella y tratar de convencerla. Creo que eso sería lo mejor.-

-Una vez más, tienes razón.- rió y se acercó a darle un rápido beso. -Aun así me alegra que tú estés de acuerdo. En cuanto a nuestra mocosa… esperaré todo lo que haga falta.- Kohaku le sonrió y lo jaló para darle un beso más largo y profundo.

Él le correspondió apenas, contentándose con simplemente sentir su tacto y cercanía, pero Kohaku quería hacerlo olvidar los problemas, así que se apartó por un momento para cerrar la puerta y luego volver con él y besarlo con más entusiasmo y también mucho cariño, queriendo borrarle toda la tristeza con sus caricias. Eventualmente él correspondió con el mismo entusiasmo y finalmente volvió a regalarle esas sonrisas sinceras que tanto amaba.

Esta vez intentaron ser silenciosos, sobre todos porque todos estaban despiertos y la mitad de los presentes eran niños. Aunque nadie los llamó a almorzar así que probablemente los mayores se habían dado cuenta… intentaron no pensar en eso y después de un par de horas y tomar un baño juntos bajaron a comer algo.

Lillian les guardó comida así que solo tuvieron que calentarla. Según Rei, Tsukiku estaba jugando con Suika, así que comieron tranquilos y luego fueron a la habitación de las más pequeñas, sorprendiéndose al no verlas allí.

Kohaku de inmediato corrió a interrogar a Rei, que le dijo que estaban jugando afuera, ya que hace unas horas comenzó a nevar y eso las emocionó.

-Oh, vaya, ni siquiera lo notamos.- Senku rió entre dientes, pero entonces notó que Kohaku había palidecido. -Eh… ¿leona?-

-E-están con Shinichi y Roy, no las dejaría sin supervisión.- Rei levantó las manos con nerviosismo. -Sé que a veces pueden ser inmaduros, pero son chicos responsables.-

-¿La abrigaron bien, verdad?- preguntó Kohaku ansiosamente. -¿Le pusieron una bufanda?-

-Eh…- Rei se vio increíblemente culpable, antes de negar con la cabeza.

Kohaku maldijo y corrió escaleras abajo hasta el patio trasero. Senku la siguió lo más rápido que pudo.

La nieve no caía tan intensamente, pero un poco había alcanzado a acumularse en el suelo y las niñas y los preadolescentes estaban jugando a lanzarse bolas de nieve, todos riendo felizmente.

Aunque sintiéndose mal por arruinar la diversión, Kohaku no perdió tiempo al ver a su hija abrigada solo con un suéter, de inmediato la tomó en brazos, alzándola del suelo sin precio aviso.

-¡Tsukiku!- su hija se estremeció al escuchar su típica "voz de regaño", como ella decía. -¿Qué haces así de desabrigada? ¡Sabes que te enfermas fácilmente en estas épocas!- la abrazó contra su cuerpo mientras la metía dentro de la casa.

-Ustedes.- Senku miró con desaprobación a sus hermanos apenas llegó afuera. -Entren, debemos hablar.- aunque refunfuñando, sus hermanos entraron.

-Voy a bañarla con agua caliente.- murmuró Kohaku ya yendo a medio camino de las escaleras.

-¡Yo puedo bañarme sola, mamá!- se quejó la pequeña pataleando.

-Preparare más chocolate caliente luego de hablar con mis hermanos.- le dijo Senku, a lo que Kohaku asintió y se retiró.

.

-¿Tsukiku-chan es nuestra sobrina?- Suika se llevó las manos al rostro, mientras que sus hermanos varones se fueron de espalda por la sorpresa.

Senku asintió con un suspiro.

-Y-ya lo sospechaba…- murmuró Shinichi cruzando los brazos. -Bueno, en realidad lo sospeché por un momento y luego descarté la idea… ¡p-pero no me sorprende tanto!-

-Era bastante obvio.- Roy sofocó una risa con su mano. -Papá parece quererla más que a nosotros.-

-No digas eso delante de él o va a llorar por una semana y sofocarlos con atención por el resto de su adolescencia.- advirtió Senku, haciendo a sus dos hermanos estremecerse.

-¡Yo estoy feliz de tener una sobrina! Aunque no soy mucho mayor que ella.- Suika sonrió emocionada.

-Sí, sí, son tíos, felicidades. Pero ser tíos viene con responsabilidades. Y una de ella es recordar que su sobrina es una niña pequeña de seis años a la que no pueden sacar solo en un suéter cuando está nevando.- los regañó, haciéndolos bajar la mirada con culpabilidad. -Los niños a esa edad se enferman más fácilmente. No todo es juegos, si tienen una sobrina no es solo para divertirse, también deben cuidarla.-

-Lo siento…- dijeron los tres al unísono.

Senku iba a seguir regañandolos, pero entonces Rei se apareció y colocó una mano en su hombro.

-Vamos, no seas tan duro con ellos. Es mi culpa, debí haberme fijado más en los detalles…-

-Bueno, de los errores se aprende.- colocó una mano en su cabeza, suspirando. -Solo espero que no se haya enfermado…-

Desgraciadamente, la preocupación de Kohaku no fue para menos, Tsukiku sí se enfermó. Faltando pocos días para navidad y estando de vacaciones en la casa de campo con su familia recién descubierta, la pequeña se encontró confinada a su habitación y a su cama.

-¡No es justo!- pataleó por debajo de sus sábanas. -¡Quiero jugar afuera!-

-Absolutamente no.- dijeron sus padres al mismo tiempo.

-Debiste pensar en eso antes de ignorar por completo todas mis advertencias y salir así.- regañó Kohaku.

-Debes tener paciencia, mini-leona, pronto mejorarás.- Senku le acarició el cabello, para luego tomar el termómetro debajo de su axila.

-¿Sigue teniendo fiebre?- Kohaku miró ansiosa a Senku en cuanto retiró el termómetro.

-Sí, treinta y ocho grados.- bufó, volviendo a guardar el termómetro. -Es solo un resfriado común, al menos no ha empeorado desde ayer.-

-¡Mi pequeña princesa!- Byakuya llegó pateando la puerta con cascaditas corriendo por su rostro. -¡El abuelo te ha traído todos los libros y juguetes que has pedido! ¡¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte!?-

-¡Hurra!- Tsukiku aplaudió entusiasmada, antes de estornudar y posteriormente comenzar a toser.

-Deja de mimarla, viejo.- Senku rodó los ojos mientras su padre corría a abrazar a su nieta y darle palmaditas en la espalda.

-Mira quién habla.- Kohaku sonrió burlonamente. -Ustedes dos hacen competencia en quien la malcría más.-

-¿De qué estás hablando? Yo no la malcrió.- Senku se hizo el desentendido, intentando patear la bolsa llena de regalos que él había traído bajo la cama.

Kohaku rió, negando con la cabeza con resignación.

A pesar se todo, su hija estaba feliz con tantas personas cuidándola y pasando el rato con ella.

Senku se aseguró de cuidarla lo mejor posible y para cuando llegó navidad, aunque no se había curado del todo, pudo celebrar con ellos.

Byakuya se disfrazó de Santa Claus e hizo muchas de sus tonterías para divertir a la familia.

Tsukiku se divirtió mucho, aunque se cansó bastante rápido y se durmió en el regazo de Lillian.

Kohaku iba a llevarla a su habitación, pero Senku insistió en ser él quien lo hiciera.

Cargó a su hija en sus brazos, dejando a su cabeza reposar en su hombro y sintiendo una indescriptible sensación de felicidad y ternura cuando ella inconscientemente envolvió sus bracitos alrededor de su nuca.

Se cansó bastante, pero logró dejarla en su cama cuidadosamente. La arropó y la miró por un momento.

Dudó un poco, antes de inclinarse y apartar el cabello de su frente para depositar un pequeño beso allí.

Cuando se alejó un poco, se estremeció al ver sus ojos entreabiertos. ¿La había despertado? ¿Se enojaría con él?

Ella bostezó, antes de que sus ojos cansados se fijaran en Senku.

-¿Papá?...- preguntó confundida.

Senku de inmediato se quedó sin aliento, sintiendo su corazón saltarse un latido.

¿Su hija… acababa de llamarlo papá?...

No lo llamó sensei, ni por su nombre y apellido, ella… ¡ella realmente le dijo papá!

Un ardor en sus ojos lo dejó sin aliento otra vez y de inmediato tendió una mano para acariciar la mejilla de su hija y pedirle que repitiera lo que acababa de decir para asegurarse de haber escuchado bien, pero ella ya estaba profundamente dormida.

¿Acaso hablaba dormida igual que Kohaku a veces?

La idea lo hizo sonreír.

Ya sin dudar, volvió a besar su frente y se aseguró de arroparla bien antes de abandonar la habitación.

Estas sin duda eran épocas de felicidad. Y de las más felices de su vida.

Definitivamente no iba a rendirse. Iba a luchar por su Kohaku y por su Tsukiku, por su familia, como debió de ser desde el principio. Y no se iba a rendir no importa qué, diez billones por ciento seguro.

Continuara...

Holaaaaaaaaaaaaa :D

Saben, cuando planee como seguiría este fic desde el capitulo 2, nunca imaginé que llegaría a esta parte de la historia justo en estas épocas XD

Me hubiera gustado subir el cap ayer para que sea justo en Navidad pero escribiendo por celular soy más lenta x'P

Hmm... quería terminar este fic antes de que se acabara el año pero ni modo x'D

A Una Nueva Vida le quedan solo dos o tres capítulos más para terminar! TwT

Ojalá que este cap les haya gustado y que la historia en general les esté gustando! Y espero actualizar pronto!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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