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Capítulo 7

Este lugar evocaba malos recuerdos en mí. Observé el edificio de arriba abajo varias veces, tratando de comprender por qué me encontraba aquí de nuevo. Cinco minutos habían transcurrido, y noté cómo algunas personas me miraban al entrar o salir del edificio, como si intentaran averiguar si necesitaba ayuda o si simplemente estaba parada allí como una persona perdida.

«Pueden fotografiarnos»

En este momento, me resultaba indiferente que me tomaran fotografías, pero sabía que más tarde lamentaría o me sentiría estresada al ver esas imágenes. Aunque, si eso ocurría, esperaba al menos lucir bien y aparentar felicidad, aunque la última parte probablemente fuera imposible. Acomodé mi pequeño bolso blanco sobre mi hombro y entré en el edificio. Thiago tenía buen gusto en la decoración y era un abogado competente, características raras para alguien tan despiadado, sin corazón y sentimientos.

Repasé mi cabello una última vez antes de dirigirme a la secretaria. Ella no dijo una palabra, simplemente tomó el teléfono y marcó dos números, pronunciando algunas palabras que resultaron difíciles de entender, luego me indicó el ascensor.

—Piso tres —anunció con un gesto de cabeza.

Asentí y, antes de que pudiera cambiar de opinión, ingresé al ascensor. No había nadie más acompañándome, lo cual era un milagro, ya que necesitaba concentrarme mentalmente para la reunión que me esperaba. Me sentía satisfecha con mi elección de vestimenta: pantalones blancos que combinaban con mis tacones, junto con una camisa sin mangas de color olivo. Llevaba unos pendientes sencillos y un pequeño collar. Mi elección de atuendo me daba confianza, como una especie de tranquilizante.

El ascensor se detuvo en el piso correcto, y allí me recibió un hombre vestido con un traje negro a medida y una corbata de tono azul suave.

—Señorita Zhou —susurró el hombre mientras tachaba algo en su lista—. Ha llegado dos minutos antes de tiempo. La están esperando en la sala de reuniones. La llevaré allí.

—Conozco el camino —dije, alzando la mano para detenerlo—. Gracias.

Mi atrevimiento no pareció agradarle mucho, pero de todas formas conocía el camino y sabía hacia dónde dirigirme. Ya había estado aquí antes, en un recuerdo desagradable. Me mentalicé en el breve trayecto, podía lidiar con la situación. Abrí la puerta con cuidado y noté que solo estaba la secretaria de Thiago, una mujer con la que había cruzado palabras a lo largo de los años.

Asentí en señal de saludo, pero por alguna razón, las palabras no fluían, a pesar de mis intentos. No quería parecer descortés, ya que esa no era mi intención, pero la situación era abrumadora. La mujer terminó de servir el agua y organizó las carpetas en el escritorio, dejando dos frente a mí.

—Fue idea de ambos —susurró antes de cerrar la puerta como señal de despedida.

Con curiosidad, abrí las carpetas, luchando contra mis nervios para no delatarme. No sabía qué esperar de Thiago en esta reunión.

ACUERDO DE CONFIDENCIALIDAD

Definición de Información Confidencial: La "Información Confidencial" se refiere a cualquier información, datos, registros o material de cualquier tipo relacionado con la vida personal de Leonardo Cassiatore o cualquier otra información que pueda perjudicar patrocinios, contratos, acuerdos o relaciones comerciales. Esto incluye, pero no se limita a, información financiera, relaciones personales, actividades personales y cualquier otro asunto de naturaleza privada.

Obligación de Confidencialidad: Liang Zhou se compromete a mantener la confidencialidad de toda la información confidencial y a no divulgarla a terceros sin el consentimiento previo y por escrito de Leonardo Cassiatore. Liang Zhou tomará todas las precauciones razonables para proteger la confidencialidad de la información.

Leí los siguientes puntos con los labios apretados, sintiendo una impotencia creciente ante la absurda situación en la que me encontraba. Nunca hubiera imaginado que llegaríamos tan lejos con un acuerdo de confidencialidad.

—Perfecto, ya estás aquí —escuché la voz de Thiago cuando abrió la puerta—. Podemos comenzar la reunión, aunque parece que ya has empezado sin nosotros.

No lo miré, pero percibí el movimiento de las dos sillas frente a mí. Mi corazón latía rápido, Leonardo estaba aquí después de tanto tiempo. Traté de calmarme, no quería mostrarme débil ni dar la sensación de que ya habían ganado. Aparté la carpeta y abrí la otra.

Modificaciones al Acuerdo de Tenencia Original

Cambio en la Custodia Física: Las partes acuerdan que la custodia física de Lucca Zhou será otorgada al padre en los siguientes términos:

a. El Padre tendrá la custodia física del hijo durante los siguientes momentos breves y específicos:

- Cuatro días al mes, acordados previamente.

b. La Madre mantendrá la custodia física del hijo durante el resto del tiempo.

c. Las partes acuerdan que esta disposición refleja el deseo del padre de asumir la custodia en la medida de lo posible, dada su limitada disponibilidad de tiempo.

—Esto tiene que ser una broma —musité mientras miraba a Thiago y cerraba la carpeta de un golpe—. Modificar la tenencia es absurdo.

—No lo es —respondió Thiago con tranquilidad—. Es el deseo de Leonardo. No puedes culparlo; solo quiere recuperar gradualmente ese vínculo con su hijo.

—¡No quieres conocer a tu hijo! —mi tono de voz se elevó cuando mis ojos se encontraron con los de Leonardo. Hice una mueca, consciente de la necesidad de mantener la calma.

Él apartó la mirada en respuesta a mi acusación, y mi mandíbula se tensó ante lo que consideraba una situación absurda. Leonardo había dejado crecer su cabello y sus rizos caían libremente. Su barba estaba más prominente de lo que recordaba, y luché por evitar que sus ojos marrones se conectaran, aunque mis esfuerzos fueron en vano.

—Solo quieres mantener tu reputación —intenté contener las lágrimas que amenazaban con brotar—. Es patético, ahora que lo pienso.

Tomé mi bolso y saqué el bolígrafo que mi padre me había regalado. Agarré la carpeta que contenía el acuerdo de confidencialidad y lo firmé. Prefería poner fin a esto antes de enfrentar cualquier posible demanda o movimientos legales con los que no deseaba lidiar. Luego, tomé ambas carpetas y las deslicé sobre la mesa de vidrio.

—No tendrás a mi hijo —dije con los labios apretados, luchando por mantener la calma. No quería gritar, pero la frustración me invadía.

Thiago me devolvió la carpeta que aún no había firmado y se levantó de su silla con una sonrisa de superioridad antes de retirarse.

—Liang... —comenzó Leonardo, pero levanté la mano para silenciarlo. No quería escuchar su voz, ya que traía consigo una marea de recuerdos.

—Esta situación me resulta insultante —lo enfrenté—. Sabes que jamás revelaría nada sobre ti a la prensa. Fuimos pareja y tenemos un... —me detuve y reconsideré mis palabras—, tengo suficiente respeto por ti como para no permitir que nada dañino salga de mí o de mi entorno. Lo he hecho durante todos estos años. Con respecto al otro acuerdo, no te entregaré a mi hijo solo para que puedas mejorar tu imagen. No permitiré que Lucca se vea afectado por esta situación.

—Escucha, no es lo que piensas —interrumpió—. La prensa continuará acosándome con este tema, y cuando se den cuenta de que no obtendrán información de mí, se enfocarán aún más en ustedes. Esto es por su seguridad.

—No te creo, Leonardo —fruncí el ceño—. Cometiste un error, así que corrígelo y déjanos en paz.

—Liang... es por su seguridad. Estoy tratando de encontrar una manera de solucionarlo. Si me ven con él, estoy seguro de que la atención mediática disminuirá.

Me levanté de la silla porque no estaba dispuesta a ceder en este asunto. Caminé hacia la salida, y antes de irme, saqué un pequeño sobre, llena de dudas, y lo dejé sobre la mesa. Él no merecía el amor de mi hijo, pero Lucca había estado tan ilusionado con la idea de entregarle esa carta. Al final, fue una promesa entre ambos que no podía romper. Dejé el sobre con pegatinas y lo deslicé por la mesa hasta que Leonardo lo atrapó, mirándome con curiosidad.

—Nuestro hijo —apreté los labios y corregí mis palabras—. Mi hijo... Lucca... te envía esta carta.

Abrí la puerta para marcharme de ese lugar, y temblé durante todo el trayecto. Había pensado que tal vez tenían un plan para proteger a Lucca, pero parecía que no era el caso. Ahora tendría que idear un plan para protegernos de Leonardo.

Mis tacones resonaron en el suelo y eran lo único que podía percibir antes de chocar contra alguien. Mi hombro había recibido el impacto con fuerza debido a mi falta de atención al caminar. Di dos pasos hacia atrás y resoplé cuando me di cuenta de que era Thiago.

—Siempre complicando las cosas, Liang —murmuró con un tono de desagrado—. Esta situación podría resolverse de manera sencilla, pero tú siempre tienes que complicarla aún más.

—No pondré a mi hijo bajo los reflectores de la fama de Leonardo, no ilusionaré a Lucca con que su padre aparecerá mágicamente y querrá conocerlo. Ambos sabemos que Leonardo no quiere eso, no desea formar un vínculo, solo lo está utilizando.

—No quiero involucrar a Lucca en esto —suspiró—, pero es por el bien de la reputación de Leonardo. Los patrocinadores no ven con buenos ojos que no se haga responsable de su hijo, no quieren este escándalo.

—Ellos deberían preocuparse más por su reputación con las mujeres. Si Leonardo emite un comunicado en el que afirme que no tiene contacto, pero se hace responsable de la manutención, eso ayudaría.

—No limpiaría por completo su imagen, pero sería un paso en la dirección correcta. Sabes que Leonardo es uno de los tenistas más cotizados, carismáticos y con uno de los presupuestos más altos. Es uno de los mejores deportistas del mundo. No permitiré que este pequeño problema afecte su carrera.

—No fue mi error —lo enfrenté—. Las decisiones traen consecuencias y él debe aceptar las suyas.

—No querrás jugar con fuego, Liang —sus palabras adquirieron un tono más serio—. Tómate un tiempo para reflexionar. Si no aceptas, hay ciertos aspectos personales que aprecias y en los que estoy dispuesto a interferir. Tu hijo es uno de ellos.

Con esas palabras, se retiró, dejando un vacío en la habitación. Hablaba en serio, él y su padre siempre tenían un as bajo la manga para inclinar la situación a su favor. Ya lo había vivido en el pasado, y no quería revivirlo en el presente.

—Te enviaré las modificaciones del acuerdo de tenencia por correo —dije antes de que se marchara.

—Buenas tardes, Liang. Es un placer conversar entre colegas. —Sus últimas palabras fueron de despedida.

Hice un ruido de molestia ante su osadía. La situación que se me presentaba era complicada y maldije en todos los idiomas que conocía el día en que me enamoré de Leonardo.

2017, Italia

—Deberías probar este helado —Leonardo me entregó una pequeña cuchara—. Vamos a compartirlo como postre.

Ambos estábamos sentados en la arena mientras la noche caía, y afortunadamente, no hacía frío; solo podíamos escuchar el sonido del agua chocando contra la costa.

—¿De qué sabor es? —pregunté mientras tomaba un poco del helado.

—Es tiramisú —respondió—. Mi favorito.

—¡Vaya, también es mi favorito! —reí ante la coincidencia.

—Tenemos muchas cosas en común, Liang —comentó antes de sacar otro poco de helado.

Nuestra conversación continuó mientras compartíamos el helado de tiramisú bajo el manto estrellado. La brisa marina acariciaba suavemente nuestros rostros, y el sonido constante de las olas creaba un ambiente relajante.

—Recuerdo la primera vez que probé el tiramisú —comentó Leonardo con una sonrisa nostálgica—. Fue en un pequeño café después de un torneo. Desde entonces, siempre ha sido mi elección número uno.

Asentí, saboreando el delicioso postre y recordando mi propia experiencia con ese exquisito sabor.

—También fue en Italia donde lo probé por primera vez —le respondí—. Estaba en un viaje de negocios con mi padre. Él es un apasionado de la comida italiana, y siempre me anima a probar nuevos platos. El tiramisú se convirtió en uno de mis favoritos desde entonces.

Nuestra conversación continuó fluyendo, y el helado se desvanecía poco a poco a medida que compartíamos historias y risas en la playa. La brisa marina refrescaba la atmósfera, y las estrellas se multiplicaban en el cielo nocturno, creando un escenario casi mágico a nuestro alrededor.

Leonardo y yo compartíamos anécdotas de nuestras vidas, desde aventuras culinarias hasta las peculiaridades de nuestros trabajos y viajes. A medida que la charla avanzaba, podía sentir una especie de complicidad renacer entre nosotros, como si el tiempo y la distancia se desvanecieran por un momento.

—Tuvimos algunas experiencias similares, ¿verdad? —comenté con una sonrisa, mientras nuestras miradas se encontraban.

Leonardo asintió con una mirada suave en sus ojos, y un momento de silencio se apoderó de nosotros. En ese instante, un palpable nerviosismo parecía flotar en el aire, como si ambos estuviéramos conscientes de la conexión especial que compartíamos.

De manera tímida, nuestros rostros se acercaron el uno al otro, casi de forma instintiva. El sonido de las olas en la orilla proporcionaba un suave telón de fondo para lo que estaba por suceder. Y luego, como si el universo mismo lo hubiera orquestado, nuestros labios se encontraron en un beso tímido pero lleno de significado. Fue un contacto suave y dulce, como el tiramisú que habíamos compartido momentos antes, uniendo nuestros sentimientos y memorias en un efímero pero poderoso gesto de cariño.

La playa, las estrellas y el sonido del mar fueron testigos silenciosos de ese momento, mientras dejábamos que nuestros corazones hablaran por nosotros en medio de la noche.

¡Hola tulipanes! Aprecio mucho que me acompañen en esta emocionante travesía con estos fascinantes y complejos personajes. Espero sinceramente que disfruten de la historia y continúen brindándoles su apoyo. Agradezco de antemano sus votos y comentarios, ya que son fundamentales para el desarrollo y éxito del libro ¡Muchísimas gracias por estar aquí!

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