Sofia bajó del auto y caminó por el pasto entre verde y amarillo, hacia la mujer y hombre que conversaban con gestos bruscos al lado de un largo camión.

- En un minuto te alcanzo, voy a contestarle a mi madre así deja de llamarme de una vez por todas - Lucas la miró y le habló al mismo tiempo que se llevaba el teléfono a la oreja.

- Tranquilo, si quieres ve, no me esperes - de detuvo y lo miró.

- Yo te traje, yo te llevo - agregó Lucas antes de alejarse unos metros - no, habla con alguien más.

- ¿Qué ocurre Mary? - preguntó Sofía a la señora de ojos claros y cabello canoso.

- Este señor, se niega rotundamente a llevar el cargamento de manzanas de hoy - Mary lo miró de mala gana.

- No llevaré nada hasta que reciba un aumento de sueldo, en otras empresas están pagando más que aquí - gruño el hombre feroz.

- En esta empresa los salarios fueron aumentados en igual porcentaje hace dos meses, y el próximo se confirmará en 4 meses según la producción, recién estamos comenzando, pero si usted cree merecer más que los demás puede renunciar he irse - le comunicó Sofía, no pensaba despedirlo, sabía que era el chofer de mayor experiencia, pero no se doblegaría.

- ¿Me está despidiendo? - el hombre se le acercó un paso.

- No, solo le explico la situación, decida usted si se queda o se va - continuó ella.

- ¡El mundo no funciona así, soy el mejor del área! - el camionero la sujetó del brazo.

- Pues esta es mi empresa y estas son las normas - Sofía no le esquivo la mirada.

- Enfrente de mi - Lucas le puso una mano en uno de sus fuertes hombros - no vas a maltratar a ninguna mujer - sus palabras hicieron que el sujeto la soltara - ¿desde cuando te comportas así Enrique?- Lucas lo miró a los ojos.

- ¡Luqui amigo! - ambos se abrazaron bajo las miradas sorprendidas de Sofía y Mary.

- ¿Lo conoces? - le dijo Sofía a Lucas cruzándose de brazos - ¿de dónde? - preguntó también de inmediato, sorprendida.

- De mi adolescencia, de aquellos tiempos en los que andaba paseando por todo el mundo, no en aviones ni barcos, sino en caminos forjando grandes aventuras - respondió "Luqui", sin dejar de sonreír.

- Amigo, ya me preguntaba yo que había sido de tu vida, y no solo yo, hay muchas chicas en la carretera que te extrañan - lo golpeó amistosamente en la espalada mientras los dos reían abiertamente.

- Fueron buenos tiempos - Lucas parecía melancólico y Sofía lo miró incómoda - y bueno Riqui, ¿dejarás a la señorita en paz? - su tono fue muy familiar.

- Sí tu me lo estás diciendo, debe valer la pena, así que sí, - volvieron a abrazarse y esta vez hasta Sofía y Mary sonrieron.

- Que guapo es ese muchacho señorita, ¿de donde salió? - le susurró Mary.

- Es primo de Merlo - respondió secamente - Lucas Sheraton - agregó.

- Debe ser su único defecto - comentó logrando que Sofía la mirara molesta - espere...¿su ex?

- Cariño, al fin te encuentro- Mateo caminó directo hacia Sofía y le dio un beso que a todos les resultó incómodo- Erika nos espera a los tres en tu casa para hablar con urgencia - Mateo miró a Lucas de arriba a abajo- vayamos para allá - Mateo se llevaba a su prometida del brazo.

- Primo - Lucas la tomó del otro brazo - yo la traje yo la llevo.

- No - su novio la jalo con más fuerza - se va conmigo.

- Merlo, tranquilo, vino conmigo, me hago responsable - Lucas alzó la voz.

- El ex y el actual, que problemón - susurró Mary mientras Enrique observaba aquello con la boca abierta.

- ¡Ya! - Sofía sacudió sus brazos enfurecida haciendo que la soltarán - no me voy con ninguno de ustedes - caminó hacia el camión y se subió en él - Enrique ¿me lleva por favor?

- Por supuesto - obedeció sus palabras repentinamente con un gran respeto.

- Todo esto es tu culpa, niñito galante y mimado - rezongó Merlo.

- Tú solo estás celoso, el inmaduro eres tú - Lucas respondió de inmediato.

- ¿Celos de ti?, eres un..

- ¡Basta! - Sofía sacó la cabeza por la ventanilla del camión- ¡sígannos!

- Excelente, así se deben de tratar a los hombres - agregó Mary con un pasto entre los dientes.

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Jacobo se asomó por detrás del árbol y observó los pasos lentos y cobardes de Damián por el camino de pedregullo que llevaba a la casa de su enamorada. Pudo escuchar el sonido tan leve como si fuera un muñeco de felpa que hizo al golpear la puerta y el tintineo de sus dientes al chocar unos contra otros por los nervios.

- Disculpe señora, ¿está Lucerito? - al salir una mujer él se mostro cortés.

- No tesoro, ella fue a la casa de su prima, ¿quieres dejarle un mensaje?- lo miró con dulzura.

- ¿Acaso cree que estoy para dejar mensajes? quiero confesarle lo que siento...- Jacobo llegó de repente a interrumpir la conversación tapándole la boca al niño con una de sus manos.

- Disculpe señora - Jacobo la miró de pies a cabeza, y se detuvo unos segundos encantado por el grandioso tamaño de sus pechos y la forma de sus caderas - es que cuando era pequeño se le quedaron los testículos atorados en las fauces del perro de Fermín, ya que ese perro parece transformarse en las noches de luna llena, pero - la miró de una manera asquerosa mientras le guiñaba un ojo y pasaba la lengua por sus labios - no se preocupe que los míos están en perfecto estado- sonrió.

- Señor, antes que nada, soy señorita, y estoy contenta por usted y sus testículos y lamento lo de su hijo pero...

- Pero él no - la mujer no lo dejó culminar, comenzando a cerrarle la puerta en la cara.

- Debo darle de comer a las anguilas de mi hija - miró un momento a Damián que estaba medio colorado por el apretón de la mano de Jacobo, y cerró.

- Niño, pronto seré tu suegro, y parece que por un tiempo también seré tu padre - comenzaron a caminar por la vereda.

- Debo decirle que mamá no se afeita las axilas - apenas pudo susurrar el niño.

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Gladis colocó los platos en el lavavajillas rezongando como siempre. Se sacó el delantal, y lo lanzó sobre una de las sillas de madera que rodeaban la mesa redondo. Abrió la heladera y sacó una jarra de leche de la que sirvió un vaso. Al girarse, la cara de Strim quedó contra la de ella.

- Gladis, amor mío, ¿hace cuanto que muero de amor por ti y tu no me correspondes?

- Pues - Gladis lo corrió y volvió al refrigerador a guardar la leche - creo que desde el día que se golpeó la cabeza con un jarrón que accidentalmente su esposa le tiró enojada - se apoyó contra la mesada y empezó a beber.

- Por favor, dame una oportunidad - él la arrinconó en aquel lugar provocando que le escupiera la leche en el rostro.

- Lo que usted quiere es otra cosa que no le voy a dar - la mucama le dio un rodillazo en su entrepierna, logrando que se arrodillara del dolor, finalmente ella se marchó.

- Que mujer - susurró entrecortadamente de rodillas.

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Erika los esperaba afuera de la casa, de brazos cruzados y con rostro amargo. Sofía fue la primera en llegar. Se bajó del camión, y se despidió de Enrique con una sonrisa y un apretón de manos, Merlo estacionó en su casa, y caminó hasta ahí.

- Mi primo, no puede ser tan desconfiado ¿no? - comentó Erika a su ex cuñada sin mirarla, sino mirando a Lucas que estacionaba su auto al otro lado de la calle.

- ¿Qué quieres decir? - Sofía sabia que ella intentaba molestarla.

- ¡Cuidado! - Erika no le prestó atención, su rostro se transformó lleno de miedos cuando vio como Florentino y Rosita atropellaban en la scooter de Fermín a máxima velocidad a Lucas que cruzaba distraído la calle - ¡Lucas! Erika corrió hacia la calle, su hermano estaba tirado e inconsciente - llama una ambulancia, haz algo.- le exigió a Sofia que llegó tras ella.

- Solo hay un medico en el pueblo y está de vacaciones - respondió nerviosa pero conteniéndose.

- Merlo llévame a buscar a Strim - le ordenó Erika cuando aquel llegaba muy tranquilo.

- ¿Llámalo? - preguntó él que moraba con severidad a Sofía que estaba muy preocupada aunque intentaba contenerse.

- Estamos lejos de la casa, la señal no es buena, vamos - se puso de pie - ustedes llévenlo adentro - ordenó también a Sofía, además de Florentino y Rosita que llegaron temblando de miedo de haberlo matado.

Los vecinos que pasaron por la calle, cortaban el césped no dieron mayo importancia a la sucedido, todos siguieron con sus cosas.