
Out of Hell
Buda se plantó ante la multitud, sonriente e imponente.
—¿Eh...?
TOTAL ADMIRACIÓN...
—¿P... pero qué...?
TEMOR...
—¿Matar a los dioses?
COMPLETAMENTE BOQUIABIERTOS...
—¿¿Qu... qué dijo...??
LLENOS DE ASOMBRO...
¡HIZO TEMBLAR DESDE LOS CIMIENTOS AL CIELO Y LA TIRRRA!
SIN SER NI UN DIOS NI UN HOMBRE
NO...
En la enfermería, recostado en una camilla, con el cuerpo lleno de vendajes y los dos brazos inferiores dentro de cápsulas regenerativas, Shiva sonrió adolorido.
—Hijo de...
En una oscura habitación, sentado en su trono, sosteniendo a Mjölnir frente a sí, Thor observó la arena a través de una pantalla, y sonrió, más divertido que otra cosa.
Por otro lado, en los palcos VIP, las cosas eran muy diferentes.
Los sirvientes de Afrodita tuvieron que sostener a su diosa con tal de evitar que esta se lanzara en contra del iluminado. Su rostro estaba ensombrecido y solamente era visible su ojo izquierdo, lleno de rabia.
Ares destruyó un gran trozo de las recién reparadas paredes sólo al apretar su puño. El usualmente tranquilo Hermes hacía gala de una mirada furiosa en su rostro. Loki se mordía el dedo pulgar con tanta ira que se hizo sangrar, y los cuervos de Odín graznaron asustados mientras la oscuridad se apoderaba de la expresión de su amo.
NI SIQUIERA LOS LÍDERES DE LOS DIOSES PUDIERON CONTROLAR SU IRA
Göll miró todo el espectáculo con nerviosismo.
—¿Qué...? ¡¿Qué demonios?! ¡¿Por qué Lord Buda peleará por...
SÓLO UNA VALQUIRIA SE MANTUVO IMPASIBLE.
Göll miró a su hermana, con los ojos muy abiertos.
—N... no me digas. ¡¿Esto era también tu plan, hermana?!
Brunhild se cruzó de brazos.
—"En todo el cielo y la tierra, yo soy el elegido" ¿no es así?
—¿Huh?
—Desafortunadamente, Buda es demasiado engreído como para dejar que alguien le diga que hacer.
MOMENTOS ANTES DE LA SEXTA RONDA...
Brunhild salió de su oscura habitación privada, limpiándose las lágrimas derramadas.
Entonces, la voz del iluminado resonó por el pasillo, llamando su atención:
—Hey, Bru-chan—llamó—. Sabes, no te ves bien cuando lloras.
La valquiria lo miró fijamente.
—¿"Bru-chan"? ¿Acaso... me había a mí, Lord Buda?
El iluminado se llevó un puño de palomitas a la boca.
—Sí, sí, ¿quieres?—ofreció, acercándole a la valquiria el bote que tenía entre brazos.
—No, gracias.
Buda le sonrió.
—Y bueno, ¿por qué estás tan triste?
Brunhild lo miró con los ojos entreabiertos.
—Es obvio, estoy de luto por los fallecidos.
Buda lo observó con una fracción de segundo con total seriedad, sólo para llevarse otro puñado de palomitas a la boca y retomar su habitual actitud despreocupada.
—Eh, si tú lo dices.
—¿Qué más quiere de mí, Lord Buda?—preguntó la valquiria.
—Eh... oh, sí.
Buda vertió todo el contenido de su bote de palomitas en la boca, sorprendiendo a la mayor de las valquirias por la cantidad de alimento que el humano era capaz de meterse de golpe.
El iluminado se relamió los labios brevemente antes de volver a hablar:
—El pequeño Zeus me dijo que quiere que pelee en la sexta ronda, pero... voy a pelear del lado de la humanidad.
Brunhild lo miró a los ojos.
—Ya veo. Gracias por informarme.
Buda hecho la cabeza hacia atrás.
—¡Dios! ¡Que respuesta tan pobre!—una sonrisa de superioridad se extendió en su rostro—. Dime, ¿las cosas han salido como las planeaste, Bru-chan?
La joven ladeó la cabeza inocentemente.
—No sé a que se refiere.
Buda hizo una mueca mientras recordaba.
—Es decir, tú viniste a mí para aprender de "Los Destinos Entrelazados"—dijo—. ¿O deberíamos ponerle otro nombre? Así que seguro has planeado esto por mucho tiempo, ¿cierto?
Buda se inclinó, para que sus ojos quedaran a la altura de los de la valquiria. Su mirada relució con inteligencia.
—Y sólo quizás... estabas planeando que yo peleará contra los dioses, ¿lo planeaste?
Una sonrisa se ensanchó en el rostro de Brunhild.
—Nunca le daría en algo tan irrespetuoso. Sin embargo, en todo el Valhalla... ¡No hay nadie que odie a los dioses más que usted!
Las miradas de ambos quedaron fijas sobre la del otro, antes de que Buda levantara la vista y se comenzara a carcajear.
—¡Me gustan!—exclamó—. ¡Me gustan esos ojos llenos de problemas! Es como si el bien o el mal no te importaran en lo absoluto, mientras puedas cumplir tu objetivo.
Brunhild guardó silencio, con un rostro de total seriedad.
—Bueno, como sea—suspiró Buda—. Pero hay algo que debes recordar...
El iluminado se acercó a la valquiria, hablándole al oído.
—No puedo permitir que personas así existan.
Buda abandonó la sala, dejando a la valquiria tan conmocionada que ni siquiera tuvo la oportunidad de avisarle que ya había seleccionado a un luchador, y que éste, de hecho, ya se estaba dirigiendo a la arena de batalla.
De regreso en el presente, una gota de sudor frío recorrió la mejilla izquierda de la mayor de las valquirias.
—Es una persona que causa terror...—murmuró, mientras veía al iluminado desde la distancia.
Heimdall se acercó corriendo hasta donde Buda.
—¡Oye, oye, oye! ¡¡No puedes hacer eso!!—le reclamó—. Ya se decidieron a los trece dioses y trece humanos que van a participar, así que si te cambias de bando podrían haber muchos proble...
La voz de Zeus resonó por todo el Valhalla.
—No tengo problema.
Todas las miradas se volvieron hacia el dios padre del cosmos, quien bajaba las escaleras entre las gradas tranquilamente, con los brazos cruzados tras la espalda.
El anciano dio un salto y aterrizó en el campo de batalla.
—¡L-Lord Zeus! Pero... pero las reglas del Ragnarök...
—Esos trece dioses y trece humanos deben representar a sus bandos como guerreros, y el primer bando en lograr siete victorias es el ganador—interrumpió el viejo—. Eso es lo que dicta el Artículo 62, cláusula 15 de la Constitución del Valhalla.
Los ojos del dios relucieron.
—Ademas, no todos los días se tienen giros inesperados como este—una sonrisa se extendió por el rostro del anciano—. De hecho, esto me hace querer pelear de nuevo.
Buda le sonrió de regreso, con actitud retadora.
—Gracias... Es decir... ¡Tampoco tengo problemas en pelear contigo, pequeño Zeus!
Ambas deidades se miraron a los ojos seriamente. El ambiente era tenso en extremo, pero fue interrumpido cuando una poderosa y antigua voz habló desde el palco VIP:
—Déjame preguntarte algo, Buda—dijo Odín, para la sorpresa de todo el Valhalla—. ¿Estás preparado para que todos los dioses seamos tus enemigos?
El iluminado bostezó con aburrimiento.
—Dios, que insistentes...—suspiró—. ¿No acabó de decirlo? Amigo o enemigo, bueno o malo, dios o humano, nada de eso importa, porque en este mundo... ¡Sólo importo yo!
EN TODO EL CIELO Y LA TIERRA
YO SOY EL ELEGIDO
Odín guardó silencio. Loki casi se arrancaba los pelos por la furia.
Los dioses estallaron en ira una vez más, mientras que Buda recibía sus insultos con los brazos abiertos.
—¡Vete al diablo!
—¡¿Quién diablos crees que eres, maldito ex-humano?!
—¡No nos jodas!
—¡Lo que acabas de decir te ha condenado!
Buda sonrió y los animó con un gesto de la mano.
—Entonces, ¿con quién voy a pelear?
No muy lejos de allí, T'Challa se cruzó de brazos y esperó pacientemente para ver como se desarrollaban los eventos antes de intervenir.
Zeus comenzó a reír.
—La sexta ronda ya está decidida.
Buda lo miró.
—Hmph, no digas más.
CASTIGO...
CASTIGO...
CASTIGO...
CASTIGO...
El cielo fue cubierto por oscuras nubes de tormenta. Y de entre la negrura, un destello luminoso atravesó las alturas. Un gigantesco barco volador con motivos japoneses cuyo mascarón de proa tenía la forma de una cabeza de dragón oriental descendió hacia el campo de batalla.
NA KA KI YO NO
JŌ NO NEFURI NO
MINA MESAME
NAMINORI FUNE NO
OJO NO YOKI KA NA
Göll y Brunhild miraron hacia las alturas sorprendidas.
—¿Esos... esos son...?
¡LOS SIETE DIOSES DE LA FORTUNA!
Efectivamente, las siete deidades se mostraban imponentes sobre la cubierta del barco, lideradas por Bishamonten, quien como de costumbre lucia una apariencia completamente seria y estoica.
Zeus se cruzó de brazos tras la espalda.
—Muy bien, entonces...—el anciano le dio un par de palmadas en la espalda al líder de los dioses de la fortuna—. Te lo encargo.
Bishamonten asintió seriamente.
—Entendido.
Heimdall se removió nervioso.
—Uh... ejem... Representando a los dioses en la sexta ronda, ¡¡Bishamonten!!
Nadie en el estadio movió un músculo.
—Esperen... um...—murmuraba el presentador—. Todos los que no sean el señor Bishamonten... ¿podrían salir del campo de batalla?
Nadie respondió.
—Um... verán... ¡No podemos tener siete dioses peleando al mismo tiempo!
Bishamonten golpeó su cetro contra el suelo, plantándose firmemente.
—Nosotros no somos siete—exclamó—. En el comienzo de todo, ¡Éramos uno!
Los otros seis dioses de la fortuna se extendieron alrededor de su líder, mientras que Heimdall sólo podía verlos sumamente confundido.
—¿Eh?
Bishamonten respiró profundamente, y con un gruñido extendió los brazos y flexionó los músculos, con tanta potencia que su armadura se hizo pedazos al instante, revelando el enorme y musculoso cuerpo del dios.
Heimdall retrocedió, impactado.
—¿Qué...? ¿Eh...?
El dios de la guerra y la fortuna, Bishamonten, extendió ambos brazos y rugió salvajemente:
—¡Siete desgracias! ¡Provoquen la destrucción!
Ebisu echó a correr a toda velocidad hacia su líder.
—¡¡Aquí vamos!!—gritó—. ¡¡Buda!! ¡¡Voy a darte una paliza que nunca olvidarás!!
Ebisu se lanzó contra Bishamonten, siendo absorbido completamente por este.
El cinturón del dios relució, y varios atributos del dios de la fortuna, los negocios y la pesca se reflejaron en el cuerpo del señor de la guerra.
BISHAMON-EBISU
Hotei igualmente echó a correr hacia su líder, lanzándose sobre él con un salto.
—¿Eh? ¡¡Espera!!—pidió Heimdall.
Hotei sonrió mientras se acercaba a su destino.
—¡Maldita sea, que emocionante!
Su cuerpo fue igualmente absorbido por el dios de la guerra, y sus atributos fueron asimilados por este.
BISHAMON-EBISU-HOTEI
Incluso los dioses estaban anonadados. Ares y Zeus, quien ya había vuelto a su palco, miraban con horror el espectáculo. Mientras que Hades y Hermes se limitaban a observar todo en silencio.
Benzaiten saltó hacia su líder, de la misma forma que sus compañeros.
—¡Combinación!
BISHAMON-EBISU-HOTEI-BENZAITEN
El público no sabía cómo debía reaccionar, por ambos lados se mostraban igual de atónitos.
—¿Qué?
—¿Pero qué?
Los tres dioses de la fortuna restantes gritaron emocionados y se lanzaron hacia el señor de la guerra:
—¡Ahora!
—¡Daikoku!
—¡Vamos!
Entre carcajadas, sus cuerpos fueron absorbidos por su líder, quien ahora se mostraba gigantesco e imponente, con sus ojos brillando con una cegadora intensidad.
BISHAMON-EBISU-HOTEI-BENZAITEN-JUROJIN-FUKUROKUJO-DAIKOKUTEN
El cuerpo del dios de la fortuna comenzó a brillar más y más, convirtiéndose en una masa luminosa que obligó a todo el público a apartar la mirada.
—¿Qué...? ¡¿Qué demonios?!—volvió a preguntar Göll.
Los siete dioses de la fortuna.
Siete dioses quienes se encargan de la fortuna en el mundo
SIN EMBARGO...
Entre sus siete rangos, existe uno más.
ESTO SE CONOCE COMO "LA LEYENDA DE LOS OCHO DIOSES DE LA FORTUNA"
De echo, esta tradición puede encontrarse alrededor de todo el mundo.
En la India es la diosa Lakshmi, también llamada Kisshoten.
Y en Japón, Daruma, o Bodhidharma, se puede ver como el octavo miembro en algunos santuarios.
En China, los "Ocho Inmortales" son venerados, y se dice que son el origen de ésta leyenda.
¿ENTONCES... ¿DE VERDAD EXISTE UN OCTAVO MIEMBRO ENTRE LOS SIETE DIOSES DE LA FORTUNA?
¡NO!
¡¡NO!!
¡¡¡NO!!!
EN EL COMIENZO, LOS DIOSES DE LA FORTUNA NO ERAN SIETE...
ERAN UNO SÓLO.
CUANDO ÉSTE DIOS DESCENDIÓ A LA TIERRA...
El cielo se rasgó, la fortuna se marchitó...
¡Y CALAMIDADES INDESCRIPTIBLES FUERON DESATADAS!
Los dioses de la fortuna estallaron en pedazos de luz, como si de un cascarón vacío se tratase.
Intensas ráfagas de poder azotaron el campo de batalla, y ante las miradas sorprendidas de todos los espectadores, una oscura silueta se alzó frente a ellos:
Era pequeño y con un cuerpo musculoso, tenía un agujero en el pecho ubicado donde debería estar su corazón. Su cabello era largo y de un color oscuro con una serie de rayas horizontales de un tono de color mas claro. Sus iris eran de color amarillo, mientras que su esclerótica y pupilas eran completamente negras. Los lóbulos de sus orejas eran más grandes de lo habitual y tenía un par de cuencas en los extremos, todos sus dientes eran colmillos y las uñas de sus manos y pies eran largas y afiladas. En las mejillas y en la lengua tenía una serie de tatuajes, los caracteres invertidos de "fortuna". Ademas contaba con unos pequeños cuernos de color rojo. Vestía con un par de pantalones anchos rasgados.
El dios tenía siete cuencas que atan su largo cabello, cada una de estas tenía el kanji japonés para cada uno de los siete pecados capitales inscrito en ellas. Ordenados de izquierda a derecha: Envidia (嫉), Pereza (怠), Avaricia (強), Ira (怒), Lujuria (色), Orgullo (傲), Gula (暴).
ESTE DIOS ES LLAMADO...
¡¡ZEROFUKU!!
El polvo se despejó, permitiéndoles a los espectadores vislumbrar la apariencia de la criatura que se mostraba ante ellos.
—Es... pequeño—murmuró Heimdall—. ¿Es un niño?
El dios oscuro señaló con un dedo a Buda.
—Ah... Tú... Me repugnas—exclamó, mientras una torcida sonrisa se apoderaba de su rostro—. ¡Quiero masacrarte!
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