Justo antes de la batalla:

Nostradamus se deslizó frente a las valquirias y se recostó en la barda que separaba el palco del resto de las gradas.

—Bien, veamos esta cosa.

La respuesta de las valquirias, sacarlo de la habitación de una patada y cerrar las puertas tras él.

El astrólogo se puso de pie, molesto, y comenzó a hablar al aire:

—Hombre, ver una pelea completamente sólo... ¡Es muy aburrido!

Entonces, una idea cruzó por su cabeza.

—¡Ajá!

El humano comenzó a recorrer los alrededores, curioseando entre las habitaciones cercanas.

"¡Tenemos a todas las otras valquirias para ver!"—pensó, al tiempo que habría silenciosamente las puertas de una habitación.

Al asomar la cabeza, el chico fue testigo de como un hombre de poblado bigote y marcado acento británico servía una taza de té y se la ofrecía a una joven valquiria.

—Adelante. Es lapsang sou chong. Es un té muy refinado proveniente de China.

"¡Ohh, me gusta!"—pensó Nostradamus—. "¡Espero que no les importe si me les uno!"

La valquiria observaba la taza con mucho recelo.

—Una vez más, ¿quién dices que eres?

El hombre sonrió con amabilidad.

—Sólo un hombre perdido en busca de compañía para ver las batallas...

En ese mismo instante, rompiendo una ventana con gran estruendo, la oscura sombra del murciélago de Gotham se hizo presente, lanzado un batarang contra el desconocido, quien esquivó el ataque con un ligero quiebro hacia la izquierda.

—¡Hlǫkk! ¡Aléjate de él! ¡Ahora!—ordenó el caballero de la noche, al tiempo que cargaba contra su enemigo.

Jack el Destripador evadió el embate, rodando por el suelo, y saltó a través de la misma ventana por la que el murciélago había entrado.

—Lo lamento—se disculpó el asesino—. Linda noche para correr.

El héroe se lanzó tras él, iniciando una persecución a través del Valhalla.

Nostradamus cerró la puerta de golpe y decidió ir mejor a otro lado.

"Intentemos en un lugar menos estresante..."—pensó.

En las antecámaras de la humanidad, el profeta se asomó a la habitación en la que permanecían Lester, Percy y la valquiria Hrist observando fijamente la pantalla en la que se reproducía el combate, mientras que sentada de piernas cruzadas frente a ellos, también mirando el combate, estaba Meg McCaffrey.

Sin embargo, a pesar de que nada extraño estaba ocurriendo, algo inquietaba a Nostradamus.

"¿Por qué están todos de pie detrás de ella?"—pensaba—. "¿Supongo que es su cultura...? ¿Como... reunirse alrededor de niños pequeños o algo...? Los griegos son raros"

El humano siguió visitando más y más lugares, descartándolos todos tras breves observaciones.

Al mirar el salón en el que el dios Thor permanecía sentado y en silencio miando el estadio a través de una pantalla, decidió que estaba muy oscuro.

Y al asomarse a la enfermería, decidió no meterse en la habitación de Shiva al ver como el deva se recuperaba de sus heridas en la compañía de sus tres esposas, al tiempo que las enfermeras trataban de explicar que las visitas no estaban permitidas.

Nostradamus terminó recostado sobre las paredes exteriores del estadio del Valhalla, mirando las estrellas con melancolía.

Y entonces, de un segundo para otro, sus ojos relucieron con estrellas, brillantes de emoción.

—¡Aquí solamente hay bichos raros!