Lord of the Flies
—¡¡LAS GRADAS SE LLENAN DE INQUIETUD CUANDO, AÚN CONTRA LAS CUERDAS, LEX LUTHOR SIGUE DESAFIANDO A LOS DIOSES!!
Göll se abrazó a sí misma.
—Ese hombre me perturba...—negó con la cabeza—. Pero da igual, nunca se sabe lo que puede ocurrir hasta el final. ¡Aguante hermana Göndul!
Brunhild frunció el ceño y analizó detenidamente la situación del combate.
—Luthor está actuando extraño—murmuró—. Él jamás lucharía de frente tan abiertamente. Jamás arriesgaría su vida de esa forma si no contase con la certeza de que todo va según sus planes. Aún así... atravesar el escudo de Belcebú puede resultar muy problemático...
El humano en el campo de batalla apretó los puños y se puso en guardia.
—¡¡AÚNQUE LUTHOR ESTÉ COMPLETAMENTE HERIDO, ESTÁ REUNIENDO TODAS SUS FUERZAS PARA ATACAR A BELCEBÚ!!
Los espectadores, aún un tanto contrariados, empezaron a vitorear:
—¡¡Tú puedes, Luthor!!
—¡¡Acaba con él, Belcebú!!
El humano cargó a toda velocidad.
—Si yo muero... ¡Tú te vas primero!
¡¡¡CYBER HAMMERFIST!!!
El dios alzó su bastón y desplegó su escudo. El choque de poderes sacudió el estadio.
—¡¡LUTHOR LANZA UN DERECHAZO EL CUAL ES BLOQUEADO RÁPIDAMENTE POR BELCEBÚ!!
El humano dio un salto, posicionándose en un flanco del señor de las moscas y disparando una ráfaga de balas de alto calibre.
La deidad oscura desvió el ataque y respondió golpeando el suelo con el asta de su bastón, abriendo una grieta que se extendió por el suelo asta los pies de Lex.
El hombre esquivó el embate con un salto y volvió a cargar frontalmente, lanzando una serie de veloces puñetazos uno tras otro.
Belcebú flexionó las piernas para resistir el embate y concentró todo su poder en su barrera vibratoria.
—Es rápido...—se admiró Percy, mirando a travez de una pantalla.
—¡Ninguno cede con su ataque y defensa!—asintió Lester.
—Esto... no puede ser posible—murmuró Hirst.
Desde la espalda del Warsuit, un enjambre de drones esféricos alzó el vuelo, rodeando desde todos los ángulos posibles al señor de las moscas y abriendo fuego con una lluvia de rayos láser.
¡¡¡LEX PROBE!!!
Viéndose acorralado, el señor de las moscas apuntó al cielo con su bastón y lanzó un único ataque en todas direcciones. La energía dispersa apenas y rasguñó la armadura de Lex, pero fue más que suficiente para acabar los drones de este.
El humano lanzó un nuevo ataque frontal, y el dios se vio obligado a apoyar su bastón en el brazo derecho para estabilizarse y resistir la furia de la ciencia que llovía sobre él.
—¡¿BELCEBÚ SIGUE A LA DEFENSIVA?!
Los científicos humanos empezaron a sudar con nerviosismo.
—¡¿Luthor está...está usando todo su arsenal?!—balbuceó Edison.
Lex retrocedió con un salto y apuntó con su brazo izquierdo. Una ráfaga de choque sónica agrietó el suelo, pero sus vibraciones fueron neutralizadas por las frecuencias de Belcebú.
Un cañón se desplegó desde su hombro izquierdo y disparó un rayo de energía solar roja. Los pies del dios maldito fueron arrasados por el suelo tras desviar el disparo.
—¡¡ÉL NO PUEDE CONTRAATACAR!! ¡¡LUTHOR ESTÁ USANDO SUS ARMAS SIN PARAR!! ¡¡EL ATAQUE DEL SÚPER-HOMBRE NO PARECE TENER FIN!! ¡¿APLASTARÁ EL ESCUDO DE BELCEBÚ DE FRENTE?!
Adamantino sonrió confiado.
—¡¡No hay forma que ese ataque dure para siempre!!—exclamó—. En el momento en que se quede sin energías y se detenga, Belcebú lo comerá vivo y será su fin.
La mirada de Zeus se oscureció.
—Creo que no estás viendo todo el panorama.
—¡¿Qué dices?!
—El cuerpo de Belcebú está totalmente dañado—explicó el anciano—. No puede seguir creando vibraciones y defendiéndose.
Adamantino frunció el ceño y se volvió hacia el campo de batalla pata gritar a todo pulmón:
—¡No pierdas, Belcebú! ¡¡Si mueres ahora, te mataré yo mismo!!
Los humanos empezaron a animarse lentamente.
—¡¡Así se hace, Luthor!!
—¡¡Sigue adelante!!
—¡¡Un poco más y ganaremos!!
Brunhild y Göll apretaban los puños y dientes mientras trataban de manejar la tensión.
—¡¡Vamos, señor Luthor!! ¡¡De todo de sí!!
Los dioses respondieron con el mismo ímpetu.
—¡¡Aguanta, Belcebú!!
—¡Si ese bastardo humano se queda sin juguetes, ganarás!
La lluvia de golpes del humano se intensificaba más y más a cada segundo mientras más y más armas eran desplegadas desde los rincones más insospechados de su traje.
Una avalancha de minas de gravedad empezaron a hacer estragos en la arena, pero el dios se había anclado a su sitio en el suelo como si su vida dependiese de ello. Con cada puñetazo que Luthor descargaba, una ráfaga de balas de calibres superiores al cincuenta lo acompañaba y decenas de rayos solares rojos eran disparados hasta el punto de derretir el cañón que los lanzaba,
Loki estalló en carcajadas.
—¡¡Grandioso!!
Afrodita se jugueteó distraídamente con su cabello.
—Mmh... qué hermoso brillo.
—¿LOS ATAQUES DE LEX LUTHOR O LA DEFENSA DE BELCEBÚ? ¿ROMPER? ¿CONTRAATACAR? ¡LA DISPOSICIÓN Y LA VOLUNTAD DE LOS DIOSES Y LA HUMANIDAD ECHAN CHISPAS!
Luthor seguía golpeando sin cesar, del metal agrietado de su armadura salían aleatoriamente pinchos de kriptonita que se despedazaban al contacto con el escudo de su adversario.
Pedazos del campo de batalla volaban por el cielo, la sangre de ambos oponentes se evaporaba por el calor generado en el intercambio de ataques y el dolor era notorio en las expresiones de ambos.
—He aquí... la ciencia humana equiparando a un dios—sonrió Galileo Galilei.
—Los experimentos de prueba y error no fueron en vano—asintió Marie Curie.
—Vamos, señor Luthor—animó Nikola Tesla—. Demuestre que la ciencia es el orgullo de la humanidad... ¡¡Que puede superar hasta a un dios!!
A costa de su propia vida, intentando hacerse con la victoria: Belcebú, "El Señor de las Moscas"
Con su intelecto, tratando de superar a un dios: Lex Luthor, "El Súper-Hombre"
DESDE QUE TODO COMENZÓ... ÉL SIEMPRE CONOCIÓ EL RESULTADO FINAL
Luthor vomitó un chorro de sangre mientras se lanzaba de frente para otro ataque.
"Caos"—pensó—. "La fase de transición: una primera etapa necesaria en la fundación de cualquier orden social. Y, coincidentemente, el orden de la técnica que está licuando mis órganos internos. Las ondas de choque compensatorias son un subproducto, el ponerme en contacto con las vibraciones defensivas hacen que las vibraciones residuales de Caos atrapadas dentro de mi cuerpo se vean afectadas"
—Que divertido...
Belcebú supo que ese era el momento de la verdad, el ahora o nunca.
El dios trazó un arco con su bastón, usando sus vibraciones defensivas para repeler el debilitado puñetazo del humano y exponer su guardia.
—¡¡Fue capaz de detener la ráfaga de ataques!!—exclamó Hirst.
—Oh... ¡¡No!!
El señor de las moscas alzó su brazo derecho en alto, desplegado su cuchilla vibratoria.
—¡¡Muere!!—ordenó con un desgarrador grito.
Luthor sonrió, recuperando el equilibrio y disparando una lluvia de misiles desde sus hombros.
Los explosivos surcaron el aire en dirección a Belcebú, quien a la desesperada retajo su espada y alzó su bastón.
¡¡¡SORATH SAMEK: PUERTAS DEL INFIERNO!!!
Las explosiones lo mandaron varios metros hacia atrás, desequilibrado y cegado por el denso humo.
El estadio entero abrió los ojos de par en par y se quedó en profundo silencio cuando el caos se despejó y fue posible apreciar como Luthor se cernía frente a su oponente, sosteniéndolo del cuello con una mano.
Lex sonrió de oreja a oreja.
—Heh, no fue tan difícil como me prometieron que sería.
Belcebú, casi sin aire y al borde de la asfixia, estiró débilmente su mano derecha, colocándola a la altura del corazón del humano.
—Te dije... que tu arrogancia... sería tu ruina...
Luthor hizo una mueca.
—Oh, demonios...
La cuchilla vibratoria del dios se manifestó de golpe, perforándole el pecho de extremo a extremo y haciendo llover la sangre sobre el campo de batalla.
Belcebú cayó al suelo, mientras que Luthor lo miraba con una momentánea mueca de conmoción que casi al instante se transformó en una de diversión pura.
—Eso será un problema—dijo el humano—. Pero no para mí, claro...
Belcebú abrió los ojos de par en par al comprenderlo todo.
—Tú... jamás estuviste aquí.
Lex le sonrió condescendiente.
—Ya te habías tardado—rió—. Esto que vez aquí es un cuerpo biotecnológico controlado remotamente. Como todo buen ser humano vive, respira y siente. Pero como toda buena máquina está sometido a la voluntad de su amo.
Sus ojos relucieron con malicia.
—Al mismo tiempo que participaba en su pequeño torneo, tuve una reunión de negocios, comandé un ejercito de drones contra Supermán y curé el cáncer de uno de mis empleados usando un celular y un clip, sólo porque podía. Todo eso desde la comodidad de mi oficina.
Belcebú agachó la cabeza.
—Ya sabía yo que era imposible que alguien como tú me desafiara a una pelea de fuerza. Tenía que haber un truco...
El brazo izquierdo del humano se posó sobre el hombro del dios, sujetándolo con un férreo agarre.
—Te dejaré irte con tu vida y con el punto para el marcador. Pero no te equivoques, señor de las moscas, el ganador de está batalla soy yo y solamente yo.
Belcebú hizo una mueca.
—¿Por qué?—preguntó—. ¿Por qué no matarme con tu verdadero poder nada más entrar en la arena?
Luthor se carcajeo, mientras lentamente su cuerpo comenzaba a desmoronarse en luz verde esmeralda.
—Porque no sería divertido, claro—respondió—. Además... ¡¿Qué podría ser más humillante para Dios Todopoderoso que su vida siendo perdonada por el mero capricho de una de sus "inferiores" creaciones?!
Nikola Tesla apretó los puños desde las gradas, casi a punto de entrar al campo de batalla para atacarle.
—¡¿Arriesgas la supervivencia de toda la raza humana para probar un punto?!—rugió, mientras Thomas Edison y Alfred Nobel luchaban por mantenerlo en su sitio—. ¡¿Y te haces llamar genio visionario?!
Luthor se carcajeó nuevamente.
—Pequeño Tesla, eres el hombre más listo en toda esta farsa de universo, creí que de entre todos estos simios tú lo entenderías. Qué decepción.
Belcebú intentó zafarse del agarre de su oponente, pero una brutal descarga eléctrica lo dejó congelado en su sitio.
—También descubrí que deseas morir más que ninguna otra cosa, señor de las moscas—continuó el humano—. Así que, ojalá vivas para siempre.
Con una macabra risa que sacudió los cielos y los infiernos, el Warsuit de Luthor emanó un cegador destello luminoso y, antes de que nadie atinase a reaccionar, estalló en mil pedazos.
—¡¡¡Hermana Göndul!!!—gritó Göll horrorizada.
El estadio entero guardó un silencio de muerte. Belcebú se quedó mirando a la nada, en medio de un último cráter humeante.
Su cuerpo chamuscado y lleno de heridas apenas y fue capaz de ponerse temblorosamente de pie para salir de la arena.
—Pero qué hijo de puta...
Una cosa le era más que clara: si la explosión de Luthor hubiera sido tan sólo un poco más potente, lo habría matado en el acto. Y si hubiese durado sólo un microsegundo más, le habría causado daños irreparables para toda la eternidad. Quería que viviese para siempre con la humillación de la derrota tanto ideológica como física.
Luthor había tirado a la basura una oportunidad de oro de la humanidad para mandar un mensaje. Se había reído en la cara no sólo de él o de los dioses, sino de todo su universo.
Mientras el dios maldito se tambaleaba torpemente hacia la salida, Heimdall, aún en estado de shock, anunció el inesperado final de la batalla:
—¡¡EL GANADOR DE LA OCTAVA RONDA DEL RAGNARÖK ES EL SEÑOR DE LAS MOSCAS, BELCEBÚ!!
Siendo iluminado por los reflectores, el humillado vencedor miró su Bastón de Apomyus, sin el cual jamás hubiese podido resistir tan feroz combate.
—Hades... tú estás molestándome una vez más...
Belcebú VS Lex Luthor
Duración del combate: 18 minutos y 6 segundos
Ataque decisivo: Inmolación Suicida
Ganador: Belcebú
INCLUSO EN LA VICTORIA, LOS DIOSES SIGUEN PERDIENDO...
INCLUSO EN LA DERROTA, LEX LUTHOR SIGUE GANANDO.
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