Any Means Necessary
Thor se llevó la mano izquierda a su herida y palpó la sangre que corría desde su interior.
—¡¿Lord Thor fue herido por un simple humano?!—exclamó Forseti—. ¡¡Imposible!!
—Qué demonios...—murmuraban los dioses—. Claramente no está jugando.
En ese momento, un pensamiento pasaba por la mente de Thor. Aquel humano que tanto clamaba ser su reencarnación, venido desde un universo distante
PODRÍA HABERSE VUELTO SU RIVAL
—¿Continuamos ahora, dios del trueno?—preguntó Thorlief, apuntando con el filo de su hacha al dios.
Thor apuntó su martillo y sonrió animadamente.
—Bastardo. Ese poder es un desperdicio en un humano como tú.
Thorleif se encontraba parado sobre la cubierta de un barco junto con el resto de sus compañeros protestantes, acababa de ahuyentar "pacíficamente" a un gran buque ballenero y se encontraba celebrando su victoria cuando la figura de un avión militar a la distancia llamó su atención.
—Espérenme abajo—pidió a sus compañeros manifestantes mientras observaba a la aeronave aterrizar en la cubierta de su barco.
Dos hombres descendieron del avión, siendo no muy bien recibidos por el dios del trueno.
—Nicolás Fury, nunca es un placer—dijo de inmediato Thorleif.
—Hola, rizitos—respondió Fury, sin caer en la provocación.
Thorleif ignoró por completo a Nick y se dirigió rápidamente hacia donde el otro hombre, a quien le extendió la mano inmediatamente.
—Capitán, espero que se encuentre bien.
Steve Rogers le estrechó la mano de regreso, un tanto incómodo.
—Yo... no tengo el gusto.
—Así es—respondió Thorleif—. No oficialmente, ¿tiene sed?
El dios del trueno llenó un gran tarro con una bebida que almacenaba en un barril antes de ofrecérsela al capitán.
—Hidromiel de Asgard, el néctar de los dioses, garantizada para sentirse inmortal.
El capitán se limitó a declinar la oferta tan amablemente como pudo.
—No, gracias.
Thorleif se volvió hacia Fury.
—Espero que no esté aquí para arrestarnos por haber hecho protestas en Washington, general—dijo el dios, mientras se recargaba en una pared—. Era una manifestación pacífica, hasta que...
—Hasta que fuiste provocado, sí, lo sé—terminó Fury—. De hecho, el capitán y yo estamos aquí para extenderte una invitación. Estamos formando un equipo para combatir una amenaza mundial, ¿qué me dices?
Thorleif dio un buen trago a su bebida antes de responder.
—Esto—y procedió a eructar con ganas—. Y esto—soltando un gran eructo más.
—¡Thor, esto es una amenaza muy real!
Thorleif lanzó con violencia su tarro al suelo, que rebotó haciendo un gran estruendo metálico.
—¡Regrese con sus superiores, general!—le espetó a Fury—. Y dígales que el hijo de Odín no está interesado en las guerras de los hombres.
—Thor...
—¡No me interesa!—cortó el dios del trueno—. Pero por lo menos... su equipo tendrá una conciencia.
Thor le dio un gran abraso al Capitán America, levantándolo algunos centímetros sobre el suelo.
—Buen viaje, mi amigo.
—Ejem, igualmente...—murmuró Steve.
Thorleif miró pocos segundos después como la aeronave de Fury se alejaba entre las nubes, siendo sorprendido por una nueva voz a sus espaldas, ahora una femenina.
—No luchas en las guerras de los hombres—dijo la desconocida—. ¿Pero que me dices de las de los dioses?
Thorleif se volvió hacia sus espaldas, encontrándose con una joven de vestido blanco y ojos verdes que se presentó haciendo una educada reverencia.
—Es posible que alguna vez me conociera, Lord Thor—dijo la desconocida—. Soy Brunhild, de las valquirias.
—Valquirias...—murmuró Thorleif—. No había visto a ningún otro asgardiano desde...
—Me temo que no soy de por aquí—se disculpó Brunhild—. Vengo de otro mundo, una realidad distinta, para ser exactos.
Thorleif alzó una ceja.
—Vas a tener que hablarme de eso. ¿Hidromiel?—ofreció alzando un tarro.
—No voy a negarme—se encogió de hombros la valquiria, aceptando el ofrecimiento.
Thor se recargó contra una pared y sujetó distraídamente a su Mjölnir.
—¿Una realidad diferente, eh?—murmuró—. Como es eso que dices, joven valquiria.
Brunhild ladeó la cabeza.
—El abismo sin fondo, Ginunngagap, fue quien me permitió viajar entre los reinos en la búsqueda de guerreros de excepcional poder, con el objetivo de proteger la vida de toda la raza humana en mi universo.
—¿Y dices que los dioses están involucrados?—preguntó Thorleif.
Brunhild asintió sombríamente con la cabeza.
—En mi realidad, los dioses han decidido que la humanidad ha de ser exterminada en su totalidad, a pesar de que ésta no dista mucho de la que veo aquí en tu mundo. Mismas virtudes, mismos problemas, pero sin el poder para defenderse—explicó la valquiria—. Mira a ésta "voluntad de los dioses" como una herramienta de política exterior estadounidense llevada a la milésima potencia.
—Comprendo...—murmuró Thor, dando un trago a un nuevo tarro de su bebida—. ¿Y exactamente para que me necesitas?
—Trece guerreros tendrán permitido luchar en nombre de la humanidad en busca de su supervivencia—dijo Brunhild—. Y tú, un dios que ha reencarnado como humano, vivido y crecido entre ellos, eres más que perfecto para sacudir el corazón de los dioses, así como suficientemente fuerte para plantarles cara.
Thorleif pensó en lo que la valquiria le había dicho durante algunos segundos.
—Te ayudare—aceptó—. Pero sólo bajo una condición.
Brunhild entrecerró los ojos y miró al dios del trueno.
—¿Y cuál sería esa condición, Lord Thor?
El asgardiano sonrió divertido.
—Quiero que te asegures de que los presidentes de todas las potencias de tu mundo aumenten los presupuestos de ayuda exterior de sus respectivos países, ya sabes, en caso de que logremos vencer a sus dioses.
Brunhild asintió con la cabeza.
—Considerando el nivel de amenaza, será bastante sencillo convencerlos de cooperar, puedes contar con ello.
Thorleif tomó su Mjölnir con una mano y cargó un barril de hidromiel sobre su hombro con el brazo libre.
—De acuerdo, ¿cuando nos vamos?
El choque de dos martillos iluminó los cielos una vez más, mientras que ambos señores del trueno medían fuerzas y entrecruzaban sus armas en el campo de batalla.
Una gran sonrisa se había apoderado del rostro de Thor mientras observaba al filo del Mjölnir de su rival impactar contra su propio legendario martillo.
"¡¡TE ENCONTRÉ!!"—pensaba el berserker del trueno—. "¡¡Aquel digno de ser mi gran oponente!! ¡¡La cura a mi inconmensurable aburrimiento!!"
Incluso si sus motivos para luchar eran meramente humanitarios, Thorleif no podía negar estar disfrutando inmensamente la lucha, su sangre asgardiana adoraba el combate después de todo.
Desde su trono, Zeus se rascaba la barba pensativo y con una sombría mirada en sus cuencas vacías.
—Hmmm... qué raro—dijo el anciano.
A su lado, un hombre delgado vestido con ropas elegantes, traje y corbata se inclinó hacia Zeus. Este chico se veía joven, tal vez unos veinte años, su cara estaba marcada con unos extraños tatuajes rojos sobre el ojo izquierdo y bajo el ojo derecho.
Él no era nadie más ni nadie manos que Hermes, uno de los doce dioses del Olimpo en Gracia, el mensajero de los dioses.
—¡LORD ZEUS!—gritó en el oído del viejo—. ¡¿HAY ALGO QUE LE INTERESE ACERCA DE ÉL?!
Zeus ladeó la cabeza, aturdido por el golpe de sonido.
—Ha ocurrido algo imposible...—murmuró con seriedad.
—¡¿SE ESTÁ PREGUNTANDO POR QUÉ UN SIMPLE HUMANO ES CAPAZ DE LUCHAR A LA PAR CONTRA UN DIOS?!—volvió a gritar el joven al oído del Zeus.
Zeus se volvió hacia Hermes y le espetó:
—¡¡Cállate ya!!—gritó furioso—. ¡¡No me grites en el oído!! ¡¡No estoy tan viejo como para que mis oídos dejen de funcionar!!
Hermes ladeó la cabeza, aturdido por el grito del anciano.
Zeus refunfuñó enojado mientras se re acomodaba en su trono.
—Aparte de eso... hay otro problema—dijo el anciano—. Y es que se está enfrentando al Mjölnir de Thor, cualquier arma creada por humanos debería ser destruida con un solo golpe. Así que eso, sería imposible.
Thor cargó hacia delante con un aplastante movimiento descendente, el cual Thorleif bloqueó alzando su propio Mjölnir y recibiendo el ataque con ambos brazos.
El viento hacia hondear las largas cabelleras de ambos guerreros, rayos iluminaban las alturas y truenos retumbaban con cada golpe, y ambos luchadores poco a poco eran empujados hacia sus límites.
—Las armas hechas por humanos no tendrían ninguna oportunidad contra las armas divinas—siguió Zeus—. Espera un momento...
Zeus miró hacia el otro lado de las gradas, donde estaban las dos valquirias.
En el rostro de Brunhild creció una sonrisa de confianza y superioridad.
—Hmph—rió Zeus—. Entiendo tu plan, valquiria.
Geir se aferró nuevamente al vestido de Brunhild.
—Hermana, Lord Zeus está mirando hacia aquí con una sonrisa aterradora.
La mayor de las valquiria sonrió y respondió tranquilamente:
—Parece que se ha dado cuenta.
Antes del comienzo del Ragnarok.
—Relájate Geir—dijo Brunhild—. Ya he decidido quienes serán los luchadores de la humanidad.
La más joven se volvió hacia ella alarmada.
—¡¡No, esto es una mala idea, hermana!!—gritó—. ¡¡Ese tipo podrá haber sido un dios, pero ahora es sólo un hombre muy loco!! Y aunque sea el más fuerte de los nueve reinos, ¿tiene alguna oportunidad contra los dioses? Por no mencionar a Lord Thor.
—Obviamente—dijo Brunhild fríamente—. No tiene ninguna posibilidad.
Geir estaba en extremo alarmada.
—¡¿"Ninguna posibilidad?!"—repitió asustada—. ¡¿"Obviamente"?!
—El as que tienen los dioses bajo la manga es su habilidad de forjar armas divinas, las cuales han sido perfeccionadas en los cielos—Brunhild respondió con sencillez y tranquilidad—. En comparación, para los dioses, las armas de los humanos no son más que juguetes. Serán destruidas en segundos.
La valquiria se volvió hacia su hermana.
—Así que Geir, es imposible que los humanos puedan derrotar a los dioses mientras empuñen sus armas divinas.
—Imposible...—repitió Geir desesperanzada mientras caía de rodillas el suelo—. ¡Estamos acabados!
Brunhild se arrodilló a su lado riendo alegremente.
—Tienes razón en eso. Estamos completamente acabados—concedió la valquiria—. Pero déjame preguntarte esto: ¿Qué pasaría si los humanos tuvieran armas divinas?
La joven se levantó y miró a su hermana.
Brunhild extendió su mano.
—Es verdad que solo un arma divina puede enfrentar a otra arma divina.
El viento empezó a soplar violentamente.
Geir miró el vórtice que se creaba frente a ellas, del cual una voz salió.
—¿Nos llamaste, querida hermana?
Quien habló fue una chica de larga cabellera quien se hacía una reverencia hacia su hermana mayor.
—Debido a la convocatoria de nuestra hermana Brunhild—dijo una nueva chica, oculta entre las sombras.
—Nosotras. Las 13 hermanas valquirias nos hemos reunido—terminó una joven del lado izquierdo de la sala.
Entre las sombras, once nuevas figuras habían llegado al lugar, todas mirando atentamente a Brunhild.
—Oh... ¡nuestras hermanas!—dijo Geir sorprendida—. ¡¿Es la primera vez que nos reunimos las 13 en un mismo sitio? Pero, ¿por qué...?
—Randgriz—llamó Brunhild—. De un paso hacia adelante.
La primera joven que había hablado se les acercó.
—Sí, querida hermana.
La cuarta hermana valquiria, Randgriz se presentó frente a las otras dos.
—Hermana Griz...—saludó Geir.
—Randgriz—dijo Brunhild—. ¿Supongo que conoces las armas de Lord Thor?
—Claro—respondió la cuarta hermana—. Järngreipr, unos guantes capaces de resistir cualquier ataque. Y el más importante, "La Pesadilla de los Gigantes", mejor conocido como Mjölnir.
—En efecto—asintió Brunhild—. Para derrotar a Lord Thor, primero tenemos que superar esos obstáculos. Randgriz, ¿me prestarías tu cuerpo?
La cuarta hermana se puso de rodillas, y con una sonrisa en sus labios respondió:
—Por supuesto, hermana. Con mucho gusto.
Geir miró confundida a sus hermanas mayores.
—¿Prestar... tu cuerpo?
Una vez más en el presente, Thorleif cargó con un ataque frontal, el cual, aunque fue bloqueado por Thor, empezó a emitir una cegadora luz, pero no era el usual brillo azul eléctrico, sino un potente destello de un verde esmeralda.
—¡¿QUÉ SS ESO?!—exclamó Heimdall—. ¡¿ "THE ULTIMATE MJÖLNIR" DE THORLEIF HA EMPEZADO A LIBERAR UNA NUEVA LUZ?!
—Hm, cómo pensaba—murmuró Zeus.
Hermes se inclinó para mirar la batalla desde más cerca.
—¡¿Qué es esa arma?!
Brunhild sonrió desde la distancia.
"Eso de ahí, es nuestro poder secreto, el poder secreto de las hermanas"—pensó para sí misma—. "¡Nuestro contraataque al gran poder de los dioses! ¡¡Y nuestro único as bajo la manga!!"
El cuerpo de una valquiria puede tomar la forma de un arma humana, o en su defecto, fusionarse con una ya existente. ¡Lo que significa que ese hombre puede obtener su propia arma divina!
Ese poder es llamado...
VÖLUNDR
—¡Este es el destino de todo aquel que ose dañar a la humanidad en mi guardia!—rugió Thorleif, al mismo tiempo que presionaba con todas sus fuerzas a su oponente, empujando a su Mjölnir contra el suelo y exponiendo la guardia de Thor—. ¡¡POR MIDGARD!!
Entre una gigantesca ráfaga de rayos azules y verdes, Thorleif lanzó un veloz ataque con su hacha en contra del cuerpo descubierto de su rival.
Thor soltó su martillo y alzó su brazo derecho para frenar el embate con su guante, sin embargo, más energía fue liberada del Mjölnir del humano.
Un arma convertida en arma divina tomará las características de la valquirias que la posea. El nombre de la cuarta valquiria es Randgriz, y significa...
¡¡ROMPE-ESCUDOS!!
Grietas brillantes surgieron en los guantes de Thor, en el punto exacto que el hacha de su oponente lo había golpeado.
Dichas grietas se extendieron por todo el guante rápidamente para que luego la reliquia divina fuera destruida en una brillante explosión de poder puro.
—¡¿EL ARMA DIVINA FUE DESTRUIDA?!—preguntó Heimdall anonadado.
Brunhild sonrió confiada y se cubrió parte del rostro con la mano derecha.
"Es cierto"—pensó—. "Es hora de divertirse"
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