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La despedida (3)

Konan se acomodó de tal modo que pudiera ver por completo el rostro de aquel lobo. 

Ren se apoyó en sus patas, dándole a entender a la chica que ya estaba listo para seguir la conversación. 

-Me gustaría conocer su historia, mi señor- pidió la chica del origami, sorprendiendo al guardián. 

-¿Es necesario?- habló el mayor. 

-Quiero entenderlo mejor- sonrió Konan transmitiendo confianza. 

Pasaron unos cuantos segundos, pero por fin esa enorme criatura se había armado de valor para revelar algunas cosas de su pasado.

-Durante años, mi clan se cazado y juzgado, fuimos de los primeros humanos en desarrollar extrañas técnicas, y eso de verdad molestó a las personas, nos tenían miedo, creían que éramos una amenaza, por lo que la opción más fácil era matarnos a todos- dijo Ren, recordando las cicatrices de los guardianes más viejos y sabios. 

La flor de la esperanza bajo un poco la mirada. 

-Con el tiempo el mundo cambió, y ahora le gente nos respetaba, aunque si interés era más que obvio, nos querían de su lado por nuestro poder, sabían que ahora podíamos defenderlos, mi clan no resistió la oferta y nos convertimos en sus guardianes- contó el lobo, apretando un poco los colmillos. 

-¿Qué pasó con tu familia?- se atrevió a preguntar Konan. 

-La montaña comenzó a sofocarlos, ya no querían estar aquí, deseaban conocer otras tierras y vivir entre personas normales- 

De golpe Ren regresó a su forma humana, su cara reflejaba una gran tristeza. 

-Les dije que debíamos quedarnos, que este era nuestro lugar, era donde habíamos progresado y crecido, pero no quisieron escucharme, un día tomaron sus cosas y bajaron al pueblo, jamás volví a saber de ellos- 

Konan estiró su brazo para poder sujetar la mano de ese hombre, se notaba que estaba a nada de desmoronarse. 

-Por décadas me senté afuera de la cueva con la esperanza de que por lo menos uno de ellos me viniera a visitar, que estúpido, era claro que no pasaría, así que me dediqué a seguir protegiendo está zona, ¿y sabe que descubrí?, que todos los aldeanos eran unos malditos cobardes malagradecidos, siempre que iba a visitarlos me recibían con sonrisas y lindas palabras, pero cuando alguien llegaba a invadirme, ninguno se atrevió a levantar la voz, cuando me arrastré muchas veces por las heridas de batalla, nadie se ofreció a atenderme, me di cuenta que mi existencia no tenía valor, que mis esfuerzos por ser aceptado eran inútiles, pero, ¿qué más podía hacer?, era mi deber permanecer aquí- soltó Ren aferrándose a la única mujer de Akatsuki.

Con su mano libre, Konan comenzó a sonar la espalda del más alto. 

-Les juró que estaba por rendirme, cuando tres lindos y adorables cachorros llegaron a estas montañas, eran tan diferentes a cualquiera que haya conocido, tenían tanta energía, no paraban de hablar, siempre de imponían y lo que más me impactó era que no tenían miedo de mí, me retaban y mandaban comos si yo fuera algo tan común y eso me encantó- dijo el guardián con una gran sonrisa. 

"Ya entiendo, por eso los ama tanto, fueron los primeros en la vida del señor Ren que no lo trataron como arma o monstruo" pensó la mano derecha del líder. 

-Los adopté como mis hijos, les ofrecí todo lo que tenía, dinero, joyas, oro, incluso tuve que adaptar la cueva para ellos, compré muebles, conseguí deliciosa comida, yo, yo…- 

Sintiendo un gran dolor, Ren dejó escapar unas cuantas lágrimas. 

-Yo solo quería amarlos y no fue suficiente- dijo el guardián aceptando su derrota. 

Con calma la chica de Akatsuki rodeó al sujeto de cabello oscuro, permitiéndole llorar sobre su hombro. 

-¡No es justo, ustedes pueden reclutar más personas, pueden conseguir ninjas donde sea!, ¿¡por qué tienen que llevarse a mis niños!?, ¿¡por qué tienen que ser ellos!?- gritó con desesperación el padre del año. 

-Porque también los amamos- soltó Konan apretando el abrazo. 

Ren al escuchar eso abrió los ojos lo más que pudo. 

-Los encontramos en momentos difíciles, eran tan frágiles cuando llegaron a la base, Hidan ya era perseguido como un criminal, Deidara había sido nombrado varias veces en la libro bingo y aunque le parezca difícil de creer, Itachi no la pasaba nada bien en Konoha, siempre su Clan le exigía más, sus padres lo empujaron a hacer cosas que no le agradaban, la enviada de sus compañeros fue demasiada para soportarlo- 

El guardián ya no sabía cómo responder. 

-Se que esos jóvenes son su mayor tesoro, pero para nosotros son la nueva esperanza, se lo imploró, por favor, deje ir a nuestros compañeros-

"Creo que brille demasiado y la Luna me mandó el peor de los castigos" pensó Ren. 

************"******** 

En un oscuro cuarto, los jóvenes dormían tranquilamente.

La puerta del lugar se abrió, dejando ver al guardián en su forma de lobo. 

Con calma, el lobito se trepó a la cama de Hidan, se acercó para contemplar ese angelical rostro. 

"Cómo te voy a extrañar, mi pequeño bebé" 

Ren comenzó la lamer la cara del jashinista con la intención de despertarlo. 

-Papá, pare de hacer eso, ya te dije que me cosquillas- dijo Hidan para luego soltar un gran bostezo y abrazar al padre del año. 

"Esto es tan difícil" 

-Mi tierno cachorrito, necesito hablar contigo y también con tus hermanos- dijo el mayor. 

-¿Ahora?, ¿no puede esperar hasta mañana?- 

Cómo respuesta Ren negó con la cabeza. 

El religioso chasqueó la lengua para luego incorporarse. 

De un brincó, el lobito aterrizó en la cama de Itachi, y al igual que con el creyente, lo lamió hasta que comenzó a despertar. 

-¿Qué ocurre Ren?, ¿tuviste una pesadilla?, ¿quieres dormir conmigo?- habló el Uchiha mientras acariciaba el pelaje de su tutor. 

"Extrañaré tu gran corazón" pensó el mayor. 

-Mi niño necesito hablarles de algo importante, por favor siéntate en el suelo junto con Hidan- 

Solo le falta el chico de ojos azules, que abrió los ojos en cuanto siento las patas de su padre sobre su espalda. 

-Mi pequeño, por favor ven con nosotros, debo decirles algo- dijo Ren para bajarse e ir a sentarse. 

Ya cuando los 4 estaban en el piso, el mayor decidió cambiar de forma, extrañando a los presentes. 

-Lamento molestarlos, pero ya no podía esperar más este asunto- dijo el guardián de las montañas con un tono de voz tan apagado que asustó a los jóvenes. 

-Oye, ¿que demonios está pasando?- preguntó el fanático presintiendo lo peor. 

-No es fácil para decir esto, porque los amo- Ren hizo una pausa para luego soltar esas palabras que destruirían todo. 

-Creo que ya es hora de que regresen a su hogar- 

Los menores no podían estar más en shock, ¿de verdad ese hombre tan sobreprotector y egoísta acaba de pedirles que se marcharan?. 

-E-Este es nuestro hogar, hm- dijo el rubio recuperándose un poco de la impresión. 

-Deidara tiene razón, nosotros pertenecemos aquí- dijo Itachi notando como Ren negaba con la cabeza. 

-¡No iremos a ningún lado, no te vamos a abandonar!- gritó el creyente dejando caer su puño.

Ren soltó una pequeña risita antes de acercarse a sus hijos y darles un gran abrazo.

-Gracias, gracias por haberme hecho compañía, gracias por quererme, gracias por haber sido mis hijos estos meses, gracias por recordarme que mi vida tiene importancia- 

Los chicos se sujetaron con fuerza del más alto. 

-¿Por qué quieres que nos vayamos?- preguntó Hidan. 

-Porque se que extrañan el mundo ninja, se que extrañan viajar y conocer nuevas cosas, se que extrañan el campo de batalla y también se que extrañan a Akatsuki- dijo Ren sin querer soltar a los menores. 

-Papá, nosotros no queríamos lastimarte, hm- 

-Lo sé mi pequeño, yo solo quiero que sean felices, y sé que en estas montañas nunca lo lograrán, deben regresar, logren todo lo que siempre soñaron, demuestrenle al mundo y esos sujetos que tantos les gustan lo que realmente son- 

Eso último avergonzó a los chicos, pero a estas alturas era imposible negar que deseaban ser reconocidos por sus antiguas parejas de equipo. 

Tras varios minutos, Ren liberó a sus pequeños, notando que estos estaban más relajados. 

-Bueno, aunque regresemos a ser parte de Akatsuki, no creas que te olvidaremos, apestoso saco de pulgas- sonrió el jashinista, contagiando a sus hermanos. 

-Hidan tiene razón, vendremos a verte siempre que podamos, hm- dijo el artista con mucha alegría.

-Incluso podemos pasar las fiestas aquí- señaló Itachi.

Pero el hombre con aspecto salvaje, les tenía un último mensaje. 

-No mis hermosos cachorros, esta es la despedida- 

*********************** 

En el otro extremo de la cueva, Konan le había informado al resto del grupo la situación con el hombre mitad lobo. 

-¿De verdad accedió a dejarlos ir?- Yahiko era de los más impactados. 

-Si, también dijo que quería que todos nos fuéramos por la mañana- dijo la chica alistando sus cosas. 

-Me siento mal por ese lobito, sus intenciones era buenas- señaló Kisame. 

Kakuzu y Sasori no podían negar eso, tal vez al principio chocaron demasiado con el padre del año pero al final hasta quiso ayudarlos. 

-Tal vez haya un modo de que Ren pueda seguir viéndolos- dijo Nagato, haciendo a un lado a Tobi, el cual seguía dormido. 

-Me temo que eso no será posible- susurro Konan, adivinando lo que pasaba al otro lado de esa guarida. 

********************** 

En un impulso, Hidan tomó a su padre de la ropa para acercarlo más al grupo. 

-¿¡COMO QUE LA DESPEDIDA!?, ¿¡ACASO ESTAS LOCO!?, ¿¡EN SERIO QUIERES SACARNOS POR COMPLETO DE TU VIDA!?-

Ren desvió la mirada, haciendo enojar al resto de sus hijos. 

-¿Por qué haces esto?, hm- Deidara estaba a nada de soltarle un buen golpe. 

-¿Es odio?- dijo Itachi apretando los puños. 

El mayor decidió hablar antes de que lo mataran. 

-Porque me conozco, soy posesivo, y sé que si los sigo viendo, una parte de mi no va a querer soltarlos, necesito que entiendan que nuestros caminos ya no pueden seguir cruzándose, es por el bien de todos- Ren quiso dedicarles una sonrisa, pero se quedó helado al ver cómo sus protegidos ya estaban llorando. 

-Por favor, paren mis niños, no quiero verlos en ese estado- pidió el mayor. 

Pero los chicos no escuchaban nada, estaban muy hundidos en su dolor. 

Ren cerró los ojos y casi de inmediato se le vino a la mente una gran idea. 

-¿Qué les parece si hacemos una promesa?- 

Los menores se limpiaron la cara para prestarle atención a su superior. 

-¿Qué clase de promesa?, hm- 

-Por desgracia en esta vida no pudimos estar juntos, pero les prometo que en la otra vida lo estaremos, los buscaré y llegaremos a ser la mejor familia del mundo- dijo Ren haciendo reír al religioso.  

-¿De verdad crees que exista algo así?- preguntó Hidan. 

-Claro, mi amor por ustedes es tan auténtico, que les garantizo que nos volveremos a reunir- les aseguró el mayor. 

Deidara se colocó al lado de su padre para poder recargarse en él. 

-¿Cómo nos encontrarás?, hm- 

-¿Cómo no podría hacerlo?, en cuanto los vea sabré que ustedes son mis hijos- dijo Ren depositando un beso en la cabeza del rubio. 

El Uchiha decidió imitar a su amigo, y se colocó al otro lado del guardián.

-Espero que en la otra vida podamos seguir siendo buenos amigos- comentó Itachi. 

-Te apuesto a que así será- le sonrió el mayor. 

Hidan dejó escapar un gran suspiro, antes de quitarse su brillante collar y extenderlo hacia Ren. 

-Tómalo, y más te vale no perderlo, ya que será el símbolo de nuestra promesa- 

Ren sujeto la joya de su niño, agradecido de que le confiará su posesión más valiosa. 

-Cuando te vuelva a ver, te juro que te lo regresare- 

************************ 

Las horas pasaron volando, el Sol apareció, indicando que ya era tiempo de partir. 

Los miembros de Akatsuki se reunieron a unos metros de la cueva, ansiosos por irse a casa. 

A la distancia los chicos caminaban aún con las capas que les había entregado Ren, en su espada llevan sus antiguas mochilas, llenas de tesoros y recuerdos. 

El guardián en un intento por aligerar el ambiente les propuso un último juego. 

-Mis niños, ¿que les parece si hacemos una carrera?- 

Los menores sonrieron para después salir corriendo dejando atrás al hombre salvaje. 

-¡Oigan, eso es trampa!- gritó Ren convirtiéndose en lobo para tratar de alcanzar a sus pequeños. 

Por primera vez en ese tiempo, los cuatro llegaron empatados. 

-Jajajajajaja, ¿quién es el lento ahora?- dijo Hidan con mucho orgullo. 

-Bajale a tu ego, te dimos ventaja, hm- se burló el artista. 

-Eso fue muy divertido- admitió Itachi. 

-Si que lo fue- dijo Ren viendo como el resto de los ninjas bajaba por la montaña. 

Poco a poco el mayor regresó a su antigua forma. 

Los jóvenes se le lanzaron dándole un último abrazo. 

-Te vamos a extrañar mucho papá, hm- 

-Cuidate mucho, no dejes que esos asquerosos paganos te venzan- 

-Me alegra haberte conocido, no puedo ser por completo tu hijo, pero igual, te volviste una de mis persona favoritas- confesó Itachi. 

Ren sonrió, deseando que ese momento nunca terminará. 

-¿Podemos darte un último consejo?, hm- habló el rubio. 

-Claro- 

-En la siguiente vida, trata de no querer matar a todos los que se nos acercan- dijo el fanático con una sonrisa. 

-Jajajajajaja, no prometo nada- 

Los miembros de Akatsuki llegaron con la pequeña familia, dándoles un poco de espacio para que terminarán de despedirse. 

Ren dejó ir a sus cachorros, para luego ir con los ninjas. 

-Se que cuidarán bien de mis bebés, Yahiko, Nagato y Konan- dijo el mayor haciendo una pequeña reverencia. 

Los líderes se inclinaron demostrando respeto. 

-Tobi, eres un gran chico y estoy seguro de que protegerás siempre a esos niños- 

-¡Cuente conmigo, mi señor, Tobi se encargará de defender a mis sempais!- gritó el enmascarado mientras alzaba una de sus manos. 

Solo quedaban las parejas de sus hijos. 

-Kakuzu y Sasori, ustedes no me agradan y creo que eso nunca cambiará, pero mis hijos los aman y yo respeto eso, así que ya dejen de ser tan cobardes, el destino no les volverá a mandar a otros así, tienen mucha suerte, no lo arruinen, mocosos inútiles- 

Los sujetos ni siquiera pudieron protestar ante eso. 

-Kisame creo que eres el único digno, pero igual no te confíes, los corazones cambian y no creo que Itachi te perdone otra metida de pata- 

El espadachín soltó una carcajada ante la sinceridad del lobo. 

-Gracias por tus consejos- 

Ren se colocó a unos metros del camino que daba a la montaña, y ante la atenta mirada de todos, comenzó a realizar unos sellos con sus manos. 

-¡Los quiero mucho, mis lindos cachorritos!, ¡sean muy felices!- de decir eso, un fuerte viento sopló provocando que varias cantidades de nieve, junto con una fuerte niebla cubrieran el paso a las montañas. 

Del otro lado, el guardián se dio vuelta para ir a su guarida. 

"De este modo, solo yo podré entrar y salir de este lugar" pensó el lobo, sin lamentarse por sus decisiones, sabía que había hecho lo correcto como padre y amigo de esos chicos. 

Ren llevó su mano al pecho para apretar la brillante joya con el símbolo de Jashin. 

-Algún día, volveremos a estar juntos, solo sean pacientes- 













Y con ésto señores, Ren sale oficialmente del fanfic. Esperó les haya gustado el capítulo nwn ️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️✨❤️

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