Lo que daría yo por ser Kimberly. Tengo que superarlo, ¡ya! necesito que salga de mi cabeza. 

Llego al otro salón y me siento. No quiero ver ni saber de nadie, solo quiero hundirme en mi miseria.

Al terminar la escuela, decido caminar hasta mi casa, sola como siempre. Voy caminando y ahí está él, Aaron, ¿no puedes dejar de aparecer dos segundos? Está caminando junto a Amy. Su compañera de viaje. No puedo quejarme, estos momentos me dejan pensar y ser lo que soy.  En este camino pienso que se debe sentir ser la novia de Aaron, verlo cada día y que él me diera todos esos detalles románticos que él debe de darle. Incluso imagino sus besos o sus abrazos, el solo hecho de que un hombre como él me ame. El hecho de merecer eso. Miro su cuerpo, miro su cara y su forma de vestir. Quisiera ver ese hombre cada día para besarlo y amarlo. No puedo.

Al llegar a mi casa despierto de mis pensamientos y enciendo mi celular. Veo lo de siempre: No hay mensajes. Es algo común. Me siento en la sala a mirar el televisor. Normalmente veo muchos programas de crímenes, asesinatos y etc. Me calman y los disfruto mucho, porque me divierte saber como lo haría yo. Tomo café. No hay nadie en mi casa. Mi madre trabaja de giras, mi hermana está con mi abuela y mi padre, trabaja demasiado. Estoy sola todo el tiempo y me he acostumbrado. Durante el día casi no como y en la noche no como en absoluto. Mi madre se queja, pero ¿qué puedo hacer si no tengo apetito?

Ya es hora de dormir, así que voy a la cama e intento dormir, algo muy imposible de lograr rápidamente. 

Mis sueños son una constante advertencia de mi locura. No puedo evitar imaginar el delirio más grande que aqueja mi corazón: tener uno de esos dos hombres conmigo. David o Aaron. Dos sueños realmente imposibles y dos opuestos que no saben nada de mis sentimientos. Aunque estoy segura de que Aaron huiría, David no lo sé. Él es demasiado bueno.

Suena la alarma y no puedo evitar levantarme, son las 8:00am. Hoy entro hasta las 12:00pm. Me levanto y voy a bañarme. Cuando termino de vestirme, me miro frente al espejo. Soy un completo desastre, dos ojeras se posan en mis ojos y mi cabello es realmente feo. Mi cara ¿no me pudieron dar un rostro hermoso? De verdad me pegué la lotería, me dieron el cuerpo más indeseable. Salgo de mis pensamientos y me dirijo a la escuela. Llego y no hay nadie, he llegado muy temprano. Espero fuera y pongo música en mi teléfono. Nada bueno. Solo gustos que las chicas de la escuela llaman raros, escucho música en inglés, no es nada del otro mundo, ellas se conforman con su música vulgar en español. 

Veo como se acerca gente y entro al salón. Al verlos a cada uno recuerdo todos estos años de burlas, lo único que me queda es pensar en cada cosa que dijeron o hicieron. Tantos años de sufrir. ¿No podían dejarme en paz? No era tan complicado. ¿Saben qué? me van a pagar cada cosa que me hicieron. Voy a hacerme como ustedes, voy a cambiar y juro que cada persona que me hizo sufrir, va a llorar. Que cada hombre que se burló de mí, va a comer de mi mano y cada mujer que me ofendió, va a tenerme envidia. ¡Dios! si lo logro seré lo que siempre quise y podré vengarme. Venganza.