Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Veinticinco




Capítulo veinticinco.

Maximiliano.


29 de marzo, 2016.

—¿Y bien? —pregunta Allen alzándose por encima de mí mientras levanto la pesa manteniéndome acostado en la banca.

—¿Y bien qué? —digo en medio de un gruñido cuando mis bíceps se tensan.

—¿A dónde iremos? —insiste por milésima vez y estoy a instantes de decir algo odioso por lo que me quedo en silencio y ella suelta un resoplido.

Es un poco distractor que esté viéndome desde arriba con toda esa piel descubierta y sudada porque solo trae un sujetador deportivo y un diminuto ajustado short gris. Terminando mi última serie de levantamiento de pesas, la ubico con seguridad y me incorporo tomando mi toalla mientras ella me ve a la expectativa.

—¿Eres consciente de lo distractora que resultas? —pregunto dándole una larga mirada antes de tomar agua.

Su sonrisa descarada es inmediata cuando camina frente a mí, se ubica entre mis piernas abiertas y se inclina hacia adelante hasta que su rostro esté a la altura del mío.

—¿Por qué me deseas? —susurra con complicidad y sonrío.

—Porque me gustas, pequeña descarada.

Llevo mi pulgar a un lado de su ombligo y trazo la humedad de su sudor, viendo la manera en la que exhala con lentitud.

—¿Para qué quieres saber a dónde vamos? —pregunto, poniéndome de pie y en consecuencia ocasionando que retroceda aunque la distancia entre nosotros no queda tan escasa.

—Para saber qué usar —Intenta engañarme.

—Cómo si ese tipo de cosas te importaran, además ¿No quedamos en peluca y bajo perfil? No me vas a engañar.

Me paso la toalla por el rostro bajo su atenta mirada y luego vuelvo a sonreírle porque se ve algo tonta despistada, es una mujer muy hormonal, lo que no es malo, pero encuentro divertido la manera en la que mi aspecto parece distraerla con facilidad.

—Iremos a cenar a un lugar bastante casual —Sus ojos vuelven a mi rostro—, pero puedes vestirte cómo quieras, elegante, sencilla e incluso un pijama.

—¿Qué tal en bikini? Con uno muy, pero muy pequeño.

—Ese sería tu asunto —Enarco una ceja—, pero te advierto que tendrías frío.

—Se supone tú me darías calor.

—Suena romántico, pero seamos sensatos, por mucho que te abrace te congelarías —Le guiño un ojo y comienzo a caminar hacia los vestuarios, pero me detengo cuando me doy cuenta de que no está hablando.

Porque Allen de alguna manera siempre tiene algo para decir, no al nivel de Grace Spear cuando está nerviosa, pero digamos que no es una persona precisamente silenciosa. Cuando volteo, la encuentro de pie frente a una cartelera viendo un cronograma de actividades físicas, así que apoyo la espalda contra la pared en tanto decido esperarla y aprovecho para revisar rápidamente uno de los teléfonos, respondiendo unos cuantos mensajes y un par de correos.

Estoy aprendiendo o al menos haciendo el intento de entender cómo hacer equilibrio entre lo profesional y personal; hoy particularmente tengo que estar atento a mi teléfono personal por si Justin necesita ayuda en la primera responsabilidad real que le estoy dando. Le estoy dando un voto de confianza que sé que necesita.

Trataré de responder tanto cómo pueda durante estas horas teniendo en cuenta que estaré fuera de servicio desde temprano y ruego al cielo porque no suceda una emergencia cómo sacar a algún BG.5 de la cárcel, un chisme fuerte que sea súper real o cualquier situación que me haga correr y desistir de la primera cita que he tenido en un buen tiempo y que Allen clasifica cómo su cita de cumpleaños.

—Creo que comenzaré Pilates —dice su voz y cuando alzo la vista la tengo frente a mí—. Soy flexible, me irá bien y tengo resistencia.

—¿Tienes tiempo para hacer pilates?

—Esa es una pregunta bastante importante que tengo que plantearme —Asiente con seriedad y ruedo los ojos—. Así qué ¿En dónde están tus amigos? Siempre vienes con un guardaespaldas.

—Hoy fue la excepción.

—¿Porque?

—Porque me los saqué de encima —respondo despegándome de la pared y sonándome el cuello lo que hace que haga una mueca—. ¿Qué pasa?

—Eso  me pone de los nervios, se siente como si fueses a torcerte el cuello.

Riendo me adelanto y le tomo el rostro en las manos, ahora soy el que está haciendo una mueca que la hace entrecerrar los ojos hacia mí.

—Estás bastante sudada, necesitas una ducha, pero hueles bien todavía.

—Wow tu romanticismo es impresionante, Maximiliano.

—Solo señalo un hecho —Me rio.

Acerco mi rostro al suyo hasta que solo nos separan pequeños milímetros, lo que ocasiona que ella se lama los labios.

—Vine solo porque se supone que hoy te estoy dando más de mi atención y cuando me dijiste para entrenar a la misma hora, lo último que necesitaba era estar acompañado de chismosos que después corrieran chismes de nosotros —Le acaricio los pómulos con los pulgares y le sonrío con diversión—. ¿No es ese un gesto romántico?

—¿Para un fanático del control y el trabajo? Uhmm, yo diría que sí.

—Ahora ve y toma una ducha, haré lo mismo y nos veremos más tarde.

Le libero el rostro y retrocedo para retomar mi camino, pero vuelvo más lentos los pasos cuando se ubica a mi lado rozando su brazo con el mío.

—La verdad es que tendrás que llevarme a mi apartamento, le dije a Loraine que lo harías porque pensé que necesitaría una excusa para pasar tiempo contigo. Por cierto, ella sabe que me follaste, no le di grandes detalles, pero le dejé en claro que fue muy, pero muy bueno.

Tengo que admitir que incluso yo estoy sorprendido cuando comienzo a reír, pero me es inevitable no hacerlo cuando de una manera tan espontánea y tranquila lo ha dicho. No tengo problemas con que Loraine lo sepa después de todo la mujer debe ser la primera en querer que todo se mantenga en silencio para no exponer a Allen.

No me creo que critico dotado con el don de saber qué persona es buena o mala, pero basándome en los gestos de Loraine y lo que Allen dice sobre ella, sé que es leal y la quiere, que la considera familia y la ha estado cuidando a lo largo de lo que ha sido un duro recorrido.

—Entonces no te molesta que le dijera.

—No, no me molesta y no sé lo he dicho a nadie, pero puedes apostar todo lo que quieras que BG.5 es muy consciente y serán tan entrometidos cómo puedan.

—No importa, ellos me caen bien ¿Te conté que Dexter me dio un recorrido social por toda la fiesta? Todos fueron amables y geniales conmigo incluso obtuve un resumen de sus historias de amor, aunque la de Ethan fue aburrida.

—¿Aburrida? No me pareció aburrido todo el estrés que acumulé cuando Ethan salió besando a Grace o con modelos, los fanáticos enloquecidos, accidente...Sí, deja que te den el resumen más completo y no lo encontrarás aburrido —Finjo estremecerme.

»Por cierto, ellos te llaman Allen.

—Ah, sí, le dije a Dexter y a Doug que podían hacerlo —Suena entusiasmada.

—Sí, pero no solo ellos lo hacen, todos te están llamando Allen cómo viejos amigos.

—¿De verdad? No me lo puedo creer, quiero escucharlos ¡No me lo creo!

—Créetelo, te creen íntima amiga de ellos, son así de confianzudos —Sonrío a medias—. Te veo en minutos —Le doy una suave caricia en la cadera y entro a la puerta frente a donde ella camina.

Lo que me gusta de este gimnasio exclusivo es que hago los saludos cordiales, breves intercambios de miradas y no estoy comprometido a conversar también se encuentra ese acuerdo de confidencialidad en donde sabes que todos quieren la misma privacidad y por tanto no encontrarás chismes de lo que hizo alguna figura pública sea artista, político, persona de la elite o incluso uno que otro trabajador de la familia real, no es que crea que a las personas les interese lo que hace Maximiliano Greene y no es que yo haga cosas cuestionables.

Así que intercambio un breve saludo con los dos hombres que se encuentran en el vestuario conversando y casi rio escuchando a un tipo cantar una canción que de hecho hace poco fue lanzada por Brody Gallagher y debido a que Andrew es su "padrino" o así lo llamamos por diversión, grabo un audio y se lo hago llegar.

Maximiliano: prueba del éxito es cuando te cantan con pasión durante una ducha.

No espero por su respuesta porque seguramente no le responderé y me saco la camisa iniciando una llamada con Justin para preguntarle por enésima vez si tiene alguna duda, creo que firmemente en que lo hará bien, pero ¡Mierda! Me siento cómo un padre llevando a su hijo al primer día de escuela en donde sabe que se encontrará con pequeñas mierdas que podrían hacerlo sentir basura cuando no lo es.

Es un pensamiento de una persona vieja, pero está ahí mientras me escucha pacientemente darle un consuelo y palabras de ánimos que no necesita, pero que a mí me reconforta decirle, para cuando termino la llamada estoy en bóxer y asintiendo al tipo cantarín que sale desnudo y luego maldice viendo la hora en su teléfono, deberían darle un record por lo rápido que se viste y corre, maldiciendo y disculpándose cuando tropieza con alguien.

Con alguien que conozco muy bien.

—Buenos días —Saluda a los dos tipos que conversan y que ya se encuentran casi listos para irse.

Desconcertados le devuelven el saludo y uno de ellos le dice con amabilidad que es el vestuario y duchas de caballeros.

—Oh, sé que soy una dama, no se preocupen —Les sonríe caminando hacia mí y dejando su bolso al lado del mío.

Veo de ella a los dos hombres que siendo honesto parecen estar dando más que una mirada amistosa a los diminutos shorts de Allen y que me condenen si digo que no lanzo una mala mirada a su dirección antes de centrarme en ella.

—Estás loca —Es lo único que digo antes de girarme, tomar la toalla y caminar hacia una de las duchas desocupadas.

—¿Es una locura querer ahorrar agua? —pregunta detrás de mí y cuando volteo, la encuentro con toalla en mano.

—Es una locura entrar aquí y pretender tomar una ducha conmigo cuando claramente hay dos... —Veo detrás de su espalda y de hechos los hombres me están sonriendo con complicidad mientras se van.

—¿Ves? Ya ni siquiera están.

—¿Y si alguien viene?

—Acuerdo de confidencialidad, todos firmaron uno.

—No —Corto y resopla.

—¿Cuál es tu maldito problema, Maximiliano?

Avanzo hacia ella, tomándole la mano y ubicándola sobre la muy notable erección cuya punta sobresale del bóxer.

—El maldito problema es que no tomaré una ducha contigo en tranquilidad cuando claramente tengo un serio problema aquí que no se aliviara con verte enjabonarte ni mojada ¿Si notas que las puertas de estas duchas son transparentes?

—No todas —Me toma por sobre la tela cómo si quisiera palpar todo mi contorno.

—Claro qué... —Me detengo y me paso una mano por el rostro riendo con incredulidad—. No me digas qué...

—No juzgues, no estamos quitándole oportunidad a alguien, solo digo que está en desuso —Pasa de mí hacia una de las dos duchas que de hecho no tiene puerta de vidrio, cuelga su toalla.

La veo sacarse el sujetador deportivo y ese bendito piercing podría ser mi perdición luego contonea adrede las caderas para deslizar el short junto a una tanga – lo que explica la falta de línea interior cuando admito que me le veía el culo al hacer sentadillas –  y me tapo la boca con una mano para evitar la risa cuando su plan de seducción se ve saboteado por el hecho de que no se sacó los zapatos, pero ella lo resuelve. Oh, lo hace, dándome la espalda e inclinándose para darme una vista completa  de su entrepierna desnuda cuando se inclina para sacárselo junto al calcetín.

Sé que no tengo oportunidad de seguir siendo sensato sobre esto.

Desnuda entra a la ducha y suspiro viendo al techo antes de sacudir la cabeza, ir hacia el lugar, tomar su ropa y zapatos para llevarlos junto a mis pertenencias antes de sacarme el bóxer y volver hacia la ducha dejando mi toalla junto a la suya.

Cuando entro, ya hay vapor en el lugar y se encuentra debajo del agua de la ducha ni siquiera tengo que describir lo que esa visión me hace cuando cierro la puerta – que no es transparente y nos da privacidad – detrás de mí.

—Iremos al infierno —Le hago saber—. Las duchas de los discapacitados no fueron hechas pensando en nosotros dos portándonos mal.

—Solo la estamos tomando prestada.

Se estriega la piel con las manos y me acerco haciéndola a un lado para conseguir agua sobre mí, eso la tiene riendo y sonrío pasándome las manos por el cabello, pero la sonrisa se borra cuando siento su cuerpo detrás de mí y luego veo sus dedos extendidos sobre mis abdominales, percibiendo sus labios en el centro de mi espalda con suaves besos junto a su aliento cálido.

—Max —dice pasando sus uñas debajo de mi ombligo y haciéndome sentir sus pezones contra la espalda.

—¿Si?

—Me alegra haber subido a tu camioneta por error y que vieras mis tetas, creo que fue la mejor presentación.

Riendo, cierro la llave de la ducha cortando el flujo de agua antes de girar y encontrarla de frente con una sonrisa.

—Primera impresión memorable —Hago saber deslizando los ojos desde su rostro hasta pasar por cada lugar de su cuerpo al que mis ojos tienen acceso.

La dejo tomar la iniciativa, disfrutando de sus manos ascendiendo y aplanándose contra mis hombros antes de alzarse de puntillas y besarme la barbilla, mordisqueando y lamiendo un camino hasta mi boca en donde me besa con lentitud y sin perder tiempo su lengua pide acceso a mi boca. Me besa a su ritmo y cómo quiere, lo disfruto muchísimo, sobre todo por los pequeños sonidos que intenta contener cuando deslizo una de mis manos por el centro de su espalda, pasando por una de las mejillas de su trasero y luego llevando mis dedos entre ellas hasta llegar al lugar en donde ya se encuentra bastante húmeda. La acaricio y con mi otra mano consigo un agarre en el centro de su cabeza tomando tantos rizos cómo puedo cuando la hago inclinarse más hacia atrás y abriendo la boca sobre la de ella tomando el control de beso.

Le encanta lo que le hago, sus piernas se abren a mis dedos invasores entre sus piernas desde atrás y sus labios siguen el movimiento de los míos de manera ansiosa y hambrienta.

Se acerca tanto que creo que no se da cuenta de que monta mi pierna, presionando contra mi muslo en tanto sus uñas me arañan los abdominales.

—Espera, espera —dice contra mi boca, alejando su rostro, pero aun con dos de mis dedos dentro de ella desde atrás y mi otra mano sosteniéndole la cabeza—. No tenemos condón.

—No necesitamos que esté dentro de ti para que tengas un orgasmo y eso lo sabes —Sonrío.

—Sí, pero esta vez no quiero que se trata de mí o...Bueno sí, es un premio para mí.

Me hace alejar mis agarres y lo hago bastante interesado en si su ruta de pensamiento es la que sospecho y en efecto lo es cuando comienza a arrodillarse, pero retrocedo y me frunce el ceño con desconcierto.

—¿Me estás rechazando? —Pregunta cuando tiro de sus manos para que se levante.

—Nunca rechazaría a tu boca envolviéndome, Mary Alena, pero te lastimarás las rodillas y te necesito sana e intacta para nuestra cita más tarde, además mañana tienes una sesión de fotos en ropa interior ¿No? Los moretones en sus rodillas no son algo que necesites hoy.

Su entrecejo se relaja y una sonrisita la invade antes de que deje besos por todo mi pecho antes de succionar la piel,  estoy muy seguro de que está dejando un chupetón antes de que su camino de besos viaje por mi cuello y llegue a la comisura de mi boca.

—Lo siento, yo iba muy dispuesta a presentarle mi boca a tu pene, pero las circunstancias se presentan.

—¿Y quién dice que no conoceré lo que tu boca puede hacer en este instante? —Le sonrío y me ve con genuino interés—. Déjame te muestro, pequeña descarada.

»Te voy a alzar ¿De acuerdo? —advierto.

—De acuerdo. Sé que no me dejarás caer porque tienes súper fuerza en los brazos. Amo tus brazos.

—¿No preguntarás por qué te alzo?

—No, confío en ti, estoy adentro con tu idea. Además, qué emocionante, siento que tengo un profesor sexual, en serio eres todo un Daddy.

Le doy un pequeño azote en una mejilla del culo y ríe por lo bajo antes de jadear cuando la alzo todo lo que puedo. Desde mi punto de vista Allen es un peso bastante ligero, cosa que nunca comentaré más sabiendo todo lo que su peso ha representado en el pasado.

—¿Y ahora? No sé si te das cuenta, pero mi boca está bastante lejos de tu polla —Dice de manera engreída y luego grita— ¡Ay! ¿Eso por qué fue?

—Te lo merecías —digo, lamiendo para calmar el escozor de la carne de su cadera en donde mordí.

»Date la vuelta con cuidado, te prometo que no te dejaré caer —Le aseguro con voz suave.

Y hay una calidez en mi pecho cuando no duda, realmente confía en mí y eso resulta muy significativo incluso cuando no me lo había planteado.

Agradezco que el vestuario siga en silencio y que cómo la mayoría de las veces a esta hora no hayan muchas personas entrenando, además este suele ser el menos usado, las personas prefieren el cercano a la entrada o el del segundo piso que incluye un sauna. La vida quiere que esto suceda y yo no lo llevaré la contraria.

—Ahora baja con cuidado, de nuevo, te prometo que no te dejaré caerte y partirte la cabeza, al hacerlo te ayudaré a poner tus piernas alrededor de mi cuello ¿De acuerdo? Y aprietas fuerte, no me vas a ahocar.

—¿Boca abajo?

—Sí, boca abajo.

—¡Qué aventurero! Y yo que creía que ponerse de perrito ya era bastante caliente, me siento una contorsionista.

Rio de su ocurrencia en tanto mis brazos la envuelven uno a la altura de la cintura y otra en una de sus caderas. La aprieto con fuerza para que no se deslice y porque de ninguna manera la dejaré caer, pero dejo de reír cuando se encuentra expuesta, justo frente a mi rostro, húmeda y necesitada de la atención de mi boca.

—¡Listo! —dice y detecto la emoción en su voz—. Por favor, cámbiame la vida y dime que este es un sesenta y nueve de pie porque eres súper fuerte y puedes con esto. Por favor, por favor, por favor, confírmame este milagro divino que ha tocado a las puertas de mi vida.

—Allen, cállate por favor y méteme en tu boca en tanto yo sacio mi hambre de ti —Deslizo mi lengua sobre ella y gime— y trata de no ser ruidosa ¿Puedes?

¡Dios! En este momento yo haría cualquier cosa por ti.

—Supongo que eso significa que estás de acuerdo. Y sí, estamos haciendo un sesenta y nueve de pie.

Vuelve a hablar, pero la callo cerrando mis labios sobre el pequeño nudo de nervio y la sostengo con fuerza cuando tiembla, retrocediendo para recargar un poco la espalda de la pared, ampliar las piernas para mejor equilibrio y devorarla a gusto. El primer contacto que llega de su parte es el de una mano, la otra se aferra a mi muslo y tengo que hacer una pausa cuando siento su aliento y posterior a ello su lengua, porque Allen me lame cómo si fuese su maldita paleta favorita.

—Uhmm, delicioso —tararea y no miente porque mientras me lame, más se humedece.

Me encanta la manera en la que reacciona a mi boca, la forma en la que cuando introduzco mi lengua intenta apretarme y el cómo se sacude cuando mis atenciones viajan a su clítoris. Las horas en el gimnasio demuestran haber valido cada segundo en el momento en el que no colapso cuando finalmente su boca se cierra entorno a la punta de mi miembro y chupa, pero luego toma más y más hasta que tose cuando me lleva demasiado lejos.

Ambos somos conscientes de que esta posición no puede ser eterna, es un peso ligero, pero peso al fin y al cabo ella está de cabeza lo que claramente no es lo más saludable, así que cómo si se tratase de un concurso de orgasmos, ambos nos esmeramos en un despliegue espectacular. Lamo, chupo e incluso muerdo sintiendo cómo me moja la barbilla e incluso gotea por mi cuello y yo me siento más pesado en tanto me chupa y masturba con una mano, cada vez con mayor audacia y rapidez.

Y cuando consigue finalmente llevar la punta al final de su garganta manteniéndome por al menos tres segundos, ahí gimo de manera ronca porque el orgasmo me golpea con fuerza y en lugar de retroceder, es ávida chupando cada gota que le doy mientras mi agarre se aprieta en ella ¡Maldición! Se siente demasiado bien, demasiado.

Al terminar de tragar cada gota de mí, todavía me sostiene dándome pequeñas lamidas cómo si buscara aún más. Agradecido de haberme corrido primero, la acomodo mejor contra mis hombros y me lanzo de lleno a devorarla con avaricia haciendo que me muerda el muslo para contener sus gemidos cuando únicamente con mi boca y lengua consigo hacerle acabar. Saboreo su orgasmo bastante complacido y luego estamos riendo cuando comienzo a indicarle cómo bajar, es todo un proceso, pero no hay quejas cuando valió absolutamente la pena.

Cuando conseguimos que esté sobre sus pies se tambalea, así que la envuelvo en mis brazos y la atraigo a mi pecho en donde recarga su mejilla. Somos una mezcla de sudor y agua, y de acuerdo, tengo que admitir que esta ducha ahora tiene el olor del almizcle del sexo.

—Max no puedo comenzar a explicar la manera en la que me sorprendes. Todo esto me encanta —Desliza sus brazos a mí alrededor, abrazándome—. Necesito que me muestres todo lo que sabes hacer, porque en serio, parece que tienes mucho por enseñarme.

»Nunca sumé y resté así, me gustan tus métodos.

—Sumar y restar —repito antes dejar un beso en su cien y retroceder volviendo a abrir la llave de la ducha—. No todo se debe a mí, tú eres bastante buena y esta boca —Deslizo mi pulgar por sus labios hinchados—, hace cosas grandiosas.

—¿Te gustó?

Entrecierro mis ojos hacia ella porque no sé si la pregunta es real cuando claramente me deshechice en su garganta, pero noto que no es una broma y que le importa mi respuesta.

—No me gustó, Allen. Lo amé —Le doy un corto beso en la boca antes de entrar debajo del agua— y estoy ansiando la próxima vez que vuelva a estar en tu garganta.

—Pronto —asegura.

Milagrosamente conseguimos una ducha rápida y decente, lastimosamente cuando salimos envueltos en toallas, tres hombres entran y nos dan miradas desconcertadas antes de fingir que nada raro está pasando.

Me visto con rapidez sin ningún problema con mi desnudez y luego localizo la ropa de Allen en su bolso y sostengo la toalla abierta para ocultarla en tanto se viste. Descaradamente fingimos que la situación es normal mientras hablamos de cualquier cosa poniéndonos un juego nuevo de calcetines y los zapatos, después murmuramos un "buenos días" antes de salir del lugar y reír afuera porque era bastante obvio que estuvimos haciendo suciedades.

—Mira las cosas que hago contigo, Allen —Le doy un pellizco en la cadera y sonríe.

—Pero no es malo ¿Cierto?

La veo de reojo y tiro de uno de sus rizos húmedos que de hecho gotean porque no se secó bien el cabello en nuestro apuro por salir.

Me siento vivo, relajado y tan a gusto que sé que esto no es malo.

—No es malo, Mary Alena, de hecho, es bastante bueno.

***

—Te estás burlando de mí —dice Allen, pero no suena enfadada.

—No, no lo hago.

—Estás luchando con la risa, Max, no mientas.

—Solo me parece una situación divertida —digo antes de morderme el labio para no reír en tanto estaciono en el restaurante.

Apago el auto y giro para verla una vez más. De alguna manera sorprendente la peluca rubia que está usando hace que su piel se vea más clara y el maquillaje pesado le da al menos cuatro años más de edad. Trae un traje de látex negro de mangas largas que deja poco a la imaginación y que de hecho me hace saber que no trae sujetador porque su piercing se destaca contra ello y por encima un abrigo de imitación felpudo y ni siquiera comenzaré a hablar de las botas rojas de tacón. Se ve ridícula, pero también sexy.

Da la impresión de que va a una fiesta de disfraces o en camino para hacer francamente traviesa, en realidad físicamente no se parece a mi Allen, pero es una interesante propuesta que me está divirtiendo y ella parece feliz de fingir físicamente ser esta persona hoy.

Desabrochándome el cinturón de seguridad me inclino hacia ella y le tomo la barbilla.

—Eres inesperada —Le sonrío— y no me burlo de ti, te ves ridículamente sexy y genuinamente feliz, te dije que podías venir cómo quisieras y se cumple el punto, nadie sabrá que eres tú.

—Y lo mejor es que cómo no lo sabrán, podré poner a todos incómodos besándote así —Me da un beso breve, pero húmedo—. Es una sensación de libertad que me gusta.

Le doy continuidad al beso volviéndolo más duradero cuando deslizo mi mano por su cuello hasta llegar a su pecho y palpar con el pulgar la barra atravesando su pezón, gime contra mis labios.

—Me gusta tener acceso a esto —susurro dándole un suave pellizco—. No entiendo muy bien cómo te metiste en este látex, pero averiguaré cómo sacarte de el más tarde.

—Espero sea una promesa —dice dándome otro beso.

—Te lo aseguro.

Vuelvo a mi asiento y me acomodo la bufanda que ayuda con el frío y que además oculta mejor mi rostro, no es que espero que alguien se ocupe de fotografiarme, pero nunca se es demasiado precavido.

—Ah, pude haber optado por na bufanda, claro —comenta quitándose el cinturón de seguridad—, pero no habría sido tan divertido.

Todo lo que hago es rodar los ojos antes de bajar del auto al mismo tiempo que ella lo hace, activo el seguro y luego camino hacia ella tomándole la mano y entrelazando nuestros dedos, le da un ligero apretón.

—En serio me gusta esto —dice acercando su cuerpo al mío cuando empezamos a caminar hacia el restaurante.

—A mí también.

El restaurante se encuentra con pocas personas, algo muy común un martes por la noche, no hice reservación porque no lo necesito y hago un saludo con la mano a la anfitriona que me reconoce, da un vistazo a Allen y luego nos guía hacia la mesa que solemos ocupar cuando venimos.

Veo alrededor buscando a la adolescente parlanchina y chismosa que es hija de los dueños, pero no veo a Olivie por ningún lado y eso me relaja, porque no hay riesgo de que me tome una foto y se la envíe a su exniñero Andrew.

Sacándome la bufanda, la dejo sobre una silla vacía, tomando asiento justo al lado de Allen y dejando que ella ordene nuestra bebida; le sonrío a la camarera que me saluda con cariño y reconocimiento, dándole una mirada discreta a mi cita porque en primer lugar nunca vengo con mujeres y en segundo lugar seguro que se piensa que nunca me imaginó con una mujer así de extravagante.

Estoy tomando un vaso de agua, dejando que Allen ordene nuestra comida porque al parecer decidió que íbamos a compartir, cuando casi me ahogo y escupo al escuchar sus palabras:

—A mi papi le gusta que compartamos comida y necesitamos el estómago lleno para lo que viene después —dice sonriendo y con un acento puertorriqueño marcado.

Y no necesito un traductor para reconocer la palabra que dijo. Los ojos de Missy, nuestra mesera, se abren y me ve como si una revelación acabara de ser hecha antes de aclararse la garganta y decir que pronto vuelve con nuestros pedidos.

—Me encanta esto de ser desconocidos, podemos bromear así —Se ríe Allen.

—Excepto que no soy un desconocido aquí —digo y ella se paraliza—. Llevo años viniendo a este lugar, los dueños tienen una estrecha relación con Andrew, conozco a todo el personal que ahora debe de estar hablando de cómo tengo a un sugar baby latina llamándome papi con la que necesito comer bien para follármela en unas horas cómo le gusta.

—Dimes que estás de broma.

—No, estoy hablando mortalmente en serio.

—¡Mierda! Lo siento mucho, de haber sabido no lo hacía ¿Te he metido en un aprieto?

—Más cómo en un chismorreo del personal, pero por suerte Olivie, la niña que Andrew cuidaba, no está aquí así que el chisme no se extenderá fuera de este lugar.

—Lo siento mucho, Max, solo pretendía bromear.

—Te perdono porque es tu casi cumpleaños y hablando de ello ¿Cómo sueles pasar tus cumpleaños?

Poco a poco su sonrisa se borra y toma una servilleta comenzando a jugar con ella hasta romperla y entiendo que tal vez hice la pregunta equivocada por lo que estoy a instantes de retractarme, pero ella comienza a hablar.

—Te seré honesta: nunca he tenido una fiesta de cumpleaños o al menos no una con amigos, pastel, risas y horas de diversión, no una convencional —Alza la vista y gira de forma leve para que podamos vernos—. Sí tuve fiestas cuando conseguí fama, mi tía me organizó fiestas de ensueño que revistas en exclusiva después compartieron.

»No te voy a mentir, la pasaba bien, pero en algún punto solo me detenía viendo alrededor cómo no conocía ni a un 70% de los invitados y a los que sí conocía no eran amigos que me considerarán especial, era solo otro evento en el cual regodearse, así que me sentía mal y me alejaba o iba comprándome mi propio pastel —Sacude la cabeza—. Me apena siempre terminar contándote una historia triste cómo si quisiera tu lástima.

—A mí me gusta conocerte —Con suavidad le quito la servilleta de los dedos y los entrelazos con los míos—. ¿Qué pasa con los cumpleaños desde Loraine?

—Son lindos —Sonríe de costado—, una vez no ha pudo estar porque ella tiene familia y entiendo que no siempre quiere huir ¿Sabes? Por eso tiene cómo dos asistentes para cuando debe viajar, pero cuando ha estado hemos sido nosotras con el equipo, un pastel y un momento rápido antes de que todos tengamos que trabajar, sin embargo, se siente mejor que antes.

»Mis relaciones pasadas no eran tan duraderas y otras simples aventuras, en cuanto a Dallas a veces la agenda no le permitía estar al día así que cenaríamos luego o solo nos reuníamos en su casa o la mía y de pequeña no había dinero o amistades para fiestas, pero mamá compraba una galleta y encendía una vela con el número que estuviese cumpliendo —Sonríe— luego cantaría cumpleaños sonriendo y diría "Qué grande se está poniendo mi Mary Alena", algunas veces papá se unía.

—Y este año consigues una cena.

—Una cita —Me corrige sonriendo.

—Y lirios —digo viendo detrás de ella.

—Y lir... ¿Eh?

Sonrío ante su expresión de genuina sorpresa cuando la anfitriona se acerca con un arreglo de veinticuatro lirios exactos anaranjados que sé – no es que pregunté – significan amor y pasión ardiente, la vendedora me mareó con la explicación. Allen murmura mi nombre y sonríe tomándolas entre sus brazos. Ésta mujer tiene muchísimo dinero, posiblemente más que yo, le hacen regalos marcas reconocidas y puede comprarse lo que quiera, pero en este momento los lirios parecen la mejor cosa que le han dado en toda su vida y eso me conmueve un poco, bueno, más que un poco.

—Tengo una cita y un arreglo de rosas.

—Y una canción.

—¿Y una canción? —cuestiona.

—Sí, les dije que pusieran una canción para ti.

—¿Cómo si me la dedicaras?

Me paralizo, nunca he dedicado una canción lo que parece irónico cuando tienes en cuenta que trabajo para una banda mundialmente famosa con muchas canciones listas para dedicar, así que termino por encogerme de hombros y su sonrisa se vuelve amplia.

—Quiero escucharla.

—Debería sonar en cualquier momento.

—¿Y cómo sabré que es la canción?

—Lo sabrás, créeme.

Nuestras bebidas llegan unos minutos antes de los platos de comidas que son múltiples y se ven bastante buenos, en este restaurante las porciones de comida son bastante grandes por lo que pongo en duda que esto se acabe y me sorprende que abiertamente ella pidiera con tanto abandono comida siendo que siempre parece verla con anhelo y cuidar su alimentación.

—Es casi mi cumpleaños y tendré una comida de cumpleañera, además esta mañana me ejercité bastante e hice barra boca abajo con tu polla en la boca.

La camarera se atraganta y yo me aprieto los lagrimales con el pulgar e índice mientras Allen se lleva una mano a la boca y parece horrorizada de sus propias palabras.

—Ella quiso decir que gracias, Missy —digo sonriéndole con cordialidad y ríe por lo bajo antes alejarse seguramente a contarle a los demás lo que acaba de escuchar.

—No puedo creer que dije eso.

—Yo sí lo creo, nunca sé que locura saldrá de tu boca.

—Pero te gusta mi boca —dice dejando un beso en mi barbilla antes de comenzar a servirse en el plato.

—Sí, me gusta.

La comida está bastante buena y no queda dudas que difícilmente con Allen pueden haber silencios incómodos y aunque algunas veces debo verificar que Justin no me necesita, le doy toda mi atención escuchando sobre el regalo que le dio Loraine y sobre cómo su guardaespaldas Ray le regaló un dulce de algo que a ella no le gusta, pero que se lo comió porque venía de él.

—Como ya sabes mñana tendré una sesión de fotos en la tarde y apuesto que se extenderá por muchas horas, así que es bueno celebrar hoy con mis lirios, contigo y con la canción que aún no suena. ¿Podemos tomarnos una foto?

—No soy fotogénico —Me limpio la boca con la servilleta en lo que ella se ríe.

—Qué tontería acabas de decir, Max. Tengo un montón de fotos de ti en mi galería sacadas de Google —Saca el teléfono de su bolso y abre dicha galería—. En estas dos hablabas por teléfono ni siquiera veías a la cámara y mira lo increíble que te ves.

»¿Y qué tal esta? Tienes lentes de sol y levantas el rostro hacia el cielo, pareciendo un modelo profesional. Oh, esta te la tomé mientras levantabas pesas, siempre que lo haces y puedo verlo me emociono un poco porque tus brazos se ven increíbles y excitan.

—¿Cuántas fotos se supone que tienes de mí en tu teléfono? ¿Debo asustarme?

—Muchas y puedes tener de mí todas las fotos que quieras —Se encoge de hombros guardando su teléfono— y ya te dije que eres bastante guapo y debido a que hora somos algo temporal sucediendo, no me siento rara teniendo las fotos.

Un sonido muy cercano a la risa escapa de mí antes de pasar una mano por su peluca rubia, que sorprendentemente es suave, pero deseo sentir la suavidad propia de sus rizos, supongo que tendré que esperar unas cuantas horas para que eso suceda. Después le permito tomar la tan ansiada foto, que de hecho no sale mal, pero ella me hace prometer, sí, prometer que tomaremos otra cuando no lleve toda esta versión mayor y rubia de sí misma.

Una canción comienza a sonar con un ritmo latino y letra en español, Allen la reconoce porque se endereza y sus ojos se abren con sorpresa para luego dar paso a la incredulidad. Cuando me ve, reconoce que esa es la canción que pedí que colocaran para ella.

—Max... ¿Es esa la canción?

—Sí, en tu idioma natal.

Se toca los labios con los dedos y ve alrededor antes de reír por lo bajo y acercarse más a mí.

—¿Quién te ayudó a escoger la canción?

—Andrew conoce de español, claro no le dije que era para ti para que no hiciera un completo show —Lo que fue inteligente, aunque él no es tonto, debe de saberlo.

—Andrew sabe español —dice con lentitud y luchando con la risa—. Entonces él sabe lo que dice la letra.

—¿Qué pasa? ¿No te gusta?

—Estoy encantada con la dedicación, pero déjame te explico lo que dice —Calma su risa y se acerca a mi oreja para hablar en voz baja—. Para comenzar se llama "sexo seguro" y eso ya te debe dar una idea.

—¿Sexo seguro?

Y entonces ella susurra en inglés la letra y sé, por el cielo, que sé que Andrew tendrá una reunión con Robbie y las diapositivas de Patty, que lo pondré a limpiar el lugar de ensayo y lo sentaré mientras despotrico, que conseguiré alguna venganza en un futuro no lejano:


Chula esta noche paso a recogerte para hacer locuras

Que estoy enfermo usted es mi cura
Y quiero una aventura
Tú me torturas cada vez que mueves la cintura
Y para que esté segura le cambié la textura
Estoy adentro y se siente bien rico
Son más de las doce y empezamos a la siete y pico
Quítese la ropa que hay calor en Puerto Rico
Se siente rico
Déjame que sea tu juguete sexual
Déjame enseñarte porqué es que soy animal
Por que el sabor de tu carne me hace alucinar
Me tiene mal.

Le digo que le meta y que la someta
Que rompa la loseta y se comprometa
Bien duro, duro, al sexo seguro...


Voy a matar a Andrew, porque él me describió algo totalmente distinto y agradable incluso dulce y sin comprometer amor verdadero. Me dijo que la canción hablaba sobre confianza, creer en ti y ser especial...Pero resulta que habla sobre follar seguro en Puerto Rico o en donde sea, que es sexo explícito.

Allen se aleja y tiene los ojos brillantes mientras sonríe y canta la canción en español moviendo el cuerpo al ritmo y finge unos azotes al aire, por lo que termino riendo porque acabo de dedicar una canción abiertamente sexual sobre meterla, moverla y el sexo seguro.

—Es lo más romántico que han hecho por mí ¡Vaya sonata de amor, Maximiliano! ¡Superaste todo!

—¿Qué puedo decirte? Soy él más romántico.

***

30 de marzo, 2016.

Las personas nos ignoran, bueno, no del todo, dan rápidos vistazos y siguen con sus asuntos, además teniendo en cuenta que pronto el reloj marcará la medianoche seguro algunos tienen prisa por llegar a casa a descansar porque en unas horas iniciarán otro día laboral, exactamente cómo lo haré yo, excepto que a diferencia de otros días tengo unas pocas horas más para disfrutar.

Hace dos horas Justin se comunicó conmigo y tal cómo lo esperaba, las cosas salieron bien, tendré que pensar en dejarle algún regalo, estoy orgulloso de él, sé que en el futuro cuando sea responsable de la carrera de alguien, hará un trabajo estupendo y no me pesará escribir su carta de recomendación.

También envié una nota de voz a Andrew por su espléndida sugerencia musical y la respuesta fue un audio de él riendo en donde ni siquiera se le podía entender lo que decía en tanto de fondo escuché a Dexter también reír seguramente al tanto de lo que sucedía. Supongo que Robbie tendrá esta semana a dos integrantes de BG.5 a los cuales entretener.

Tras terminar de cenar, con postre incluido, y guardar la comida para llevar en el auto, Allen me hizo saber que quería algo tan cotidiano y normal cómo caminar sin flashes destallando en su rostro o con miedo a encontrarse mañana por todo el internet. Tengo que admitir que ha sido raro caminar con esta tranquilidad y con alguien tomándome  del brazo e incluso si la noche es un poco incómoda con la frialdad que percibo aun al estar abrigado, me gusta porque es un momento en el que no estoy corriendo y puedo realmente observar alrededor, detallar.

En un principio mientras caminábamos me habló finalmente sobre aquellos rumores de haber vuelto con Dallas y la honesta conversación que tuvieron, sobre cómo siente que nunca volverán a ser amigos, pero lo respeta y desea lo mejor para él; ruedo los ojos cuando dedica unos cinco minutos a alabar a Romeo Vara y su tiempo con él y presto bastante atención cuando me habla sobre sus próximos proyectos y el gran trato que tiene en Paris para una importante campaña en la que sí quiere participar.

Caminamos tanto que en algún punto nos detenemos a tomar té y sé que no hay manera en la que nos devolvamos caminando, que tendremos que tomar un taxi a mi auto. Con los vasos desechables en mano conteniendo un caliente té que nos da más calidez, continuamos avanzando en una pequeña parte de la ciudad en la que vivo y en la que poco me tomo el tiempo de admirar.

Y cuando finalmente veo en mi reloj que ya es la medianoche, tomo su vaso vacío junto al mío, lo arrojo en una papelera y me acerco a ella envolviéndola en un abrazo y dejando un beso en su sien.

—Feliz cumpleaños, pequeña descarada. Un número menos para restar —Bromeo sobre lo último.

Sus manos se envuelven alrededor de mi cintura y alza la vista. Sonrío viendo que de hecho todo ese maquillaje pesado está perdiendo la magia porque debido a que tiene los ojos llorosos por el cansancio – tuvo un día ajetreado – su delineado se corrió un poco en las esquinas y hacia los lagrimales, su labial parece apenas un manchón, pero no lo menciono porque ha estado feliz las últimas horas sin importarle su imagen o lo que otros piensen de ello y ese tipo de libertad no la experimenta muy seguido.

Meto la mano en mi abrigo, manteniendo el otro brazo a su alrededor, y saco una pequeña caja negra de terciopelo que le entrego. Sus ojos se abren tanto cómo pueden cuando lucen tan cansados y se mantiene entre mis brazos en tanto abre con emoción la caja, riendo bastante alto cuando descubre  mi regalo de cumpleaños.

—¿Y se supone que yo soy la descarada?

—Parece un buen regalo —aseguro dejando que salga de mis brazos mientras acerca la caja a su rostro.

—¡Son de oro! —Me da una amplia sonrisa—. ¿Cómo nunca se me ocurrió comprar de oro? ¡Dios! Tendré un sexy pezón con oro.

Alterna la mirada de las dos barras de oro con dos pequeñas bolas reluciente en oro y pequeñas incrustaciones rojas a mí. Los piercings salieron tan costosos cómo un regalo más convencional, pero pasé de pensar en regalar algo tradicional cómo una cadena o pulsera, a dos piercings para pezones cuando la creatividad me asaltó.

—Es un par a juego —Me da una sonrisita coqueta—, supongo que finalmente me animaré a abrirme el segundo en cuanto pueda y...

—¿Y?

Acercándose se pone de puntillas y me besa en la boca, introduciendo sin pérdida de tiempo su lengua en mi boca y besándome con tanta pasión cómo he aprendido que tiene en su interior. Sostenerla con ese ridículo abrigo afelpado es cómo abrazar a un oso, no siento su cuerpo ni su calidez, lo que es un poco molesto, pero no emito la queja en voz alta.

—Y ahora iremos a tu apartamento para que me pongas esta hermosura en el pezón antes de que lo metas en tu boca y lo muerdas. Sé que eres el mandón, cariño, pero es el deseo de la cumpleañera.

—Correcto —Le tomo la mano entrelazando nuestros dedos—. Te lo pondré y también lo chuparé, pero primero vamos a quitarte esa peluca y traer de regreso tus encantadores rizos.

—Me gusta esto, Maximiliano —dice cuando comienzo a guiarla hacia la avenida para buscar un taxi—, sobre todo me gusta que me dedicaste "sexo seguro" no todos hacen eso.

—Oh, por favor, cállate —Me rio—, no me lo recuerdes.

—Fue la parte más romántica de la noche —Me suelta la mano y luego me abraza desde atrás, lo que me hace detener la caminata—. Creo que este es mi cumpleaños favorito ahora o al menos el que mejor inicio ha tenido. Eres mi galleta favorita y por eso te seguiré comiendo una y otra vez.

—Feliz cumpleaños, Mary Alena, estoy seguro que es el comienzo de muchísimos cumpleaños geniales. Confía en mí.





Hellooooooo, pronto vuelvo con el otro capítulo cuando lo termine de escribir en algún momento de mi joven vida.

Redes sociales:

Instagram/ Tiktok/ Younow: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro