Capítulo Veinte
Capítulo veinte.
Meredith Allen.
10 de marzo, 2016.
No sé muy bien cuál es el propósito de venir, pero aquí me encuentro: esperando por Dallas Meyer, mi exnovio y quien pensé era mi amigo.
Me quito los lentes de sol y suspiro viendo hacia las calles, pensando en nada y sintiendo alguna especie de agotamiento físico y emocional. He estado pensando tanto que dormir ha sido un poco difícil, por fortuna soy experta maquillándome y hoy lo he hecho porque no quiero verme bien y estoy lista para dar sonrisas que resulten creíbles a cualquier cámara que quiera captarlo, por ejemplo, justo ahora hay un hombre recargado de un árbol capturando imágenes de mí y le hago un saludo con la mano para vender una imagen amigable incluso si quiero que se vaya.
Vuelvo la vista al café frappe frente a mí y pienso en que prefiero mi clásico café caliente, pero pese que estamos entre los meses en donde la temperatura es agradable al no ser ni muy fría o muy caliente todavía me siento sedienta a cada instante lo que me hace extrañar el frío, lo que es raro porque antes de Londres no prestaba demasiado atención a las estaciones o el clima, pero últimamente me encuentro señalando en mi cabeza todas las diferencias entre este lugar y en el que estuve, casi creería que estoy nostálgica.
Loraine me ha preguntado dos veces si planeo retornar los planes y volver para estar el tiempo que en un principio tuve estipulado antes de irme a Francia para proyectos que tengo en París, pero he sido bastante cerrada al respecto porque estoy desanimada. Siento que estaba estableciendo una rutina en un lugar que no es mi hogar y en el que no me quedaré, que estaba creando lazos afectivos ¿Y para qué? Para luego caer en esta fea realidad y sentirme mal por no estar allá.
Estaba haciendo amigos, porque independientemente de la tensión más que amistosa entre Maximiliano y yo, él se convirtió en mi amigo, fue la primera vez, aparte de Loraine, que tuve a alguien que me escuchó, dio consejos, pasó tiempo conmigo y lo disfrutaba sin esperar nada a cambio. También creo que algunos de sus guardaespaldas pudieron ser amigos y estaba animándome a interactuar con mis vecinos. Me gustaban los trabajos editoriales y entrevistas a las que iba y aunque los fotógrafos estaban muy presentes, de alguna manera no me pareció tan invasivo cómo lo es aquí.
Maximiliano debe de haberme tachado de su lista, no lo volví a contactar y tampoco di explicaciones, pero tal vez me doy demasiada importancia porque amigos lo sobran y mujeres supongo que cualquiera se interesaría románticamente en un hombre con sus cualidades.
Estoy en ese momento en donde me sumerjo en un hoyo y parezco desganada de levantarme, lo he conversado durante mucho tiempo con mi terapeuta, pero de alguna manera está más allá de mí.
—Allen...
Alzo la vista encontrándome con Dallas y por un momento estoy paralizada. Su cabello negro está despeinado y más largo de lo que lo estuvo el tiempo que salimos, lo veo más musculoso, pero sus lindos ojos me recuerdan los buenos tiempos.
No me pongo de pie y noto que tiene incertidumbre sobre cómo saludarme, pero debe de notar que no estoy siendo muy receptiva porque termina por tomar asiento y nos envuelve un silencio incómodo durante unos breves minutos.
—¿Cómo has estado? —pregunto porque quiero ser civilizada y evitar que él me haga la pregunta a mí.
Sus ojos pierden tensión y poco a poco comienza a hablarme de la película que comenzará a grabar y estoy genuinamente feliz por él porque sé cuánto trabajó para quitarse la imagen de adolescente y conseguir proyectos que apuntaran más hacia el drama y temas complicados. Siempre lo he admirado cómo profesional, es un actor completo que desde sus inicios ha sido subestimado y aunque aún pude considerarse relativamente nuevo en la industria, solo lleva casi cinco años, sé que puede conseguir muchas cosas.
Cuando lo conocí mi nombre era tan poco sonado cómo el suyo y podría considerarse que éramos novatos, primero se trató de una amistad a distancia, aunque sentía atracción hacia él y me emocionaba sospechar que era recíproca, pero no hicimos nada al respecto. Pasé por relaciones cortas que no funcionaron y algunos encuentros informales hasta que finalmente tuvimos un acercamiento más amoroso, para ese tiempo ya llevábamos casi dos años conociéndonos e hicimos tan buen clic que me sentí cómoda, segura, amada.
Yo siempre hambrienta de amor. La historia de mi vida.
Era muy difícil vernos por nuestras agendas y reconozco que tampoco ayudó que a veces necesitara correr encontrando contratos en lugares lejanos a los que se le complicaba ir, tampoco tuve la capacidad de abrirme a él sobre mi pasado más allá del hecho de decirle que fue una infancia difícil, pero lo aceptó, decía estar bien, fingía estar feliz, que me amaba y ahora me siento estúpida porque tenía sentido que no lo enloqueciera mi distancia física cuando tal vez tenía amantes o libertad de gozar de la sexualidad que se reprimía en mi presencia, que no le molestara el distanciamiento emocional o la manera en la que me cerraba porque en primer lugar yo jugaba un papel de un acto del que no tenía conocimiento.
Siento que si lo amé, de alguna manera, tal vez no de la forma en la que debía o cómo quisiera, pero lo hice y el golpe de realidad fue bastante crudo ese octubre del año pasado en la que todo terminó de forma abrupta. Me hizo cuestionarme tantas cosas y desde entonces nuestra única comunicación se ha basado en pocos mensajes intercambiados de él queriendo hablar conmigo o felicitaciones cordiales cuando alguno de los dos consigue algún éxito.
Duele y es extraño tener distancia con una persona que considerabas tu amigo y con quien tuviste una relación. Es sentirse una extraña con la persona que te vio desnuda, que durante casi dos años de alguna manera compartió contigo susurros, risas, palabras de amor que claramente no fueron reales.
Fue un duro despertar y un horrible cuestionamiento sobre si hay algo mal en mí que les impide a las personas llegar a amarme.
—Me alegro por ti —susurro y le doy una leve sonrisa.
—¿Tú cómo has estado?
Mi respuesta es encogerme de hombros y dar un pequeño sorbo a mi café que ahora tiene un sabor insípido.
—Estaré mejor.
—Allen...Yo no sé cuántas veces tenga que pedirte perdón, no fue justo para ti y no debí dejar que lo supieras de esa forma.
—En realidad lo que no debiste hacer fue mentirme —Lo miro—. No te haces una idea de lo estúpida que me he sentido al respecto e incluso avergonzada.
»Avergonzada de las caricias y besos que compartimos, de todo el sexo que tuvimos ¿Si quiera la pasabas bien? Es que ni siquiera me amabas.
—Sí te amaba, sí te amo.
—Pero no de la manera en la que me hiciste creer.
—Hice mal y siempre me arrepentiré, mis miedos y problemas no tendrían por qué haberte afectado de tal manera ni hacerte sentir usada, fallé y lo reconozco y siempre me va a pesar. También sé que te he hecho daño y reconozco que me amabas, pero ¿De qué forma?
»Nuestra relación consistió en pasar más tiempo separados que juntos y cuando estábamos juntos a veces ni siquiera estábamos presente ¿Qué conocías de mí más allá de lo que todos lo saben y qué conocía yo de ti que no lo dijera unas revistas? Preferías estar afuera del país que pasar tiempo conmigo y yo buscaba los trabajos que menos tiempo me dejaban para estar contigo.
»Te engañé y eso me hace un canalla, pero no fui el único ausente en nuestra relación y no te culpo, pero quiero que abras los ojos y te des cuenta de que nuestra relación solo era un refugio para ambos y que definitivamente estás mejor sin mí. Que no fui ni siquiera al principio la persona que querías a tu lado o con la que querías compartir y lo acepté porque trataba de convencerme de que sería normal cómo otros.
»No tienes ni idea de mi lucha y yo tampoco de la tuya, solo fuimos dos extraños intentando algo que sabíamos que no funcionaba y no sabes cuánto me duele que las cosas terminaran así, haber hecho las cosas de esa forma, pero agradezco que eso me diera un grito de realidad porque me pregunto ¿Cuándo íbamos a ser lo suficiente valientes para dejarnos ir?
Siento el familiar cosquilleo en mi nariz que me indica que estoy a nada de llorar por lo que recupero mis lentes de sol porque no quiero que me capturen de esa forma. Su mano se extiende en la mesa tomando la mía y sé, porque puedo verlo en sus lindos ojos, que es honesto sobre sus palabras, que se arrepiente y que tiene razón: nunca intenté ver más allá de su fachada feliz cómo él tampoco buscó en la mía.
Estuvimos plegados de errores y aunque salí lastimada supongo que también ocasioné daño.
—Siempre me arrepentiré de haberte lastimado, pero nunca de conocerte, Mer. Fuiste y eres una maravillosa amiga y te amo, en serio lo hago y sé que nuestra amistad está quebrada, pero no permitiré que pases un segundo más pensando que fuiste el problema o que la pasaba mal a tu lado, porque eres de las mejores personas que conozco, porque en medio de mi lucha muchas veces me inspiraste y fuiste la razón de muchas de mis sonrisas.
»No sabes cuánto me encantaría que fueses esa persona para mí, mi amor real, el de mi vida porque sé que todo sería increíble, pero yo tampoco soy eso para ti y supongo que algún día ambos estaremos ahí.
—Sí te amé —hablo cuando soy capaz de encontrar mi voz—. Tal vez no de manera desenfrenada o cómo merecías, fui egoísta y descuidada sobre nuestra relación y tal vez aprenderé de ello. Estaba dolida y avergonzada, tengo un montón de cosas sobre las que nunca hablo y pensar que jugaste conmigo me rompía.
»Me duele que te ocultes y me arde que ni siquiera vi las señales porque prefería creer que eras feliz, que éramos felices —Respiro hondo y aprieto su mano—. La amistad que teníamos está rota y no sé cómo podría recuperarse, pero no te odio y no sabes cuánto deseo que te vaya bien y algún día te sientas listo de amar sin miedo. Me duele no haber sido esa persona para ti, pero está bien, he sanado y supongo que nos debíamos esta conversación.
Asiente y le da un suave apretón a mi mano. No hablamos más al respecto, pero tal cómo establecimos, la amistad está rota por lo que resulta extraño intentar tener conversaciones reales ya que nunca será cómo antes, pero poco a poco al menos obtenemos un ambiente agradable y cuando decidimos irnos, hay más fotógrafos, lo que resulta agobiante, pero el suave tacto de su mano guiándome hacia su auto me estabiliza y me permite avanzar en este cierre de un capítulo de mi vida.
***
12 de marzo, 2016.
En cuanto la cámara se apaga dejando de grabar mi sonrisa se borra e ignoro la mano extendida de la presentadora mientras me pongo de pie y básicamente me arranco el micrófono de la falda, arrojándolo al sofá que ocupaba y caminando fuera del estudio mientras me llaman.
Estoy molesta, más allá de cabreada.
Escucho a Loraine hablando con el productor mientras tomo una botella de agua y bebo un poco intentando calmarme antes de acercarme a ellos, ahora la presentadora también se encuentra ahí.
—Hicimos una revisión de preguntas y esas no estaban —deja en claro Loraine—. ¿Puedes explicarnos qué pasó?
—El público quiere saber sobre el tema y eran preguntas inofensivas —dice la entrevistadora y rio sin humor.
—¿Inofensivas? Es mi vida privada y no acordé hablar de ella en pantalla mucho menos en vivo. Había una lista aprobada de preguntas y otra de temas de los que no podía hablar, te dio igual ¿Qué profesionalismo es ese? Es una sucia emboscada.
—Dejamos en claro que no se hablaría en relación a Dallas o cualquier especulación amorosa, que la entrevista se centraría en lo que ha estado haciendo y su trayectoria —Loraine está tratando de ser lo más profesional posible.
Pero yo he tenido malos días y esto solo ha hecho más presión en mí.
—¿Qué trayectoria? —Se ríe la entrevistadora—. Si apenas has hecho algo y recien la conocen.
—Zorra —Le siseo y hay varios jadeos alrededor debido a mis palabras—. Si esta es tu manera de conseguir audiencia no cuenten conmigo y nunca más me invites a tu programa.
»Es una decepción ser parte de algo que se vende muy diferente para los televidentes. Qué completa decepción haber participado en este show.
Me giro y camino hacia la salida yendo directo a la camioneta negra en dónde se encuentra Ray. Cierro la puerta con fuerza y grito golpeando el asiento delantero con mi puño; todo lo que obtengo es una breve mirada de Ray antes de que vuelva la vista al frente.
Se supone sería una entrevista en vivo fácil y en lugar de ello, conseguí ser emboscada sobre las fotos de mi reunión ayer con Dallas y fui tomada tan de sorpresa que no supe qué responder, lo que se vio infinitamente sospechoso cuando concluí con una risa falsa junto a un "preferiría no hablar de eso." Sé muy bien que los rumores cobrarán fuerza por esta estúpida entrevista de mierda si es que no llega primero a las noticias que llamé a la presentadora una zorra.
—Acabo de llamar zorra a la mujer que me entrevistó —Le digo a Ray y voltea a verme de nuevo—. Me nació del corazón, pero no debí hacerlo y luego salí ¡Dios! Van a tildarme de arrogante y malcriada. Odio todo en este momento.
—No eres una mala persona —Es su respuesta y rio por lo bajo.
—Tienes razón, soy buena.
Me sonríe y le devuelvo el gesto antes de recargar la cabeza del asiento y suspirar. Alzando el brazo evalúo mi muñeca y el hecho de que la correa de mi reloj queda más holgada no me pasa desapercibido ¡Genial! He perdido peso, lo que me faltaba, espero y no sea notable porque no quiero leer a nadie hablando sobre ello.
Sabiendo que Loraine se encuentra intentando arreglar lo que he hecho o defendiendo mi honor, lo que tomará más que diez minutos, encuentro mi teléfono que dejé en mi bolso en el auto y entro a twitter.
Gimo de frustración viendo que Dallas y yo seguimos en tendencia y ahora con más fuerza por la entrevista y cómo una masoquista entro a leer teorías y no sé cómo sentirme acerca de que la mayoría parece celebrar que podríamos estar volviendo, pero aseguran que no queremos confirmarlo aun.
—¿No pueden solo interesarse en mi trabajo? ¿A quién le importa mi falta de vida amorosa? —mascullo.
Tengo una sensación amarga en el estómago cuando me topo con varios comentando y preguntando si estoy bien, otros son burlistas sobre que me veo más delgada, alguien pregunta si estoy teniendo problemas alimenticios y muchos responden que siempre han sospechado de que sufro de bulimia. Hay imágenes editadas de manera burlesca y particularmente hay un par en donde se me compara con un personaje animado excesivamente delgado.
Me muerdo el labio inferior tembloso y me repito que no importa lo que otros digan, pero es difícil creérmelo. Loraine siempre me dice que no lea o escuche las noticias sobre mí, pero es tan difícil.
Decidida a distraerme, reviso qué otras cosas hay en tendencia y me encuentro con alguna que otra foto borrosa de BG.5 porque hoy se casa la mamá de Doug y aunque las imágenes no son nítidas, parece que todo es bonito.
He sido invitada a bodas de famosos, pero solo he ido a un par y de alguna manera aunque han sido bonitas, nunca he sido lo suficiente cercana para sentirlo tan personal y aunque no los conozco bien, me apuesto a que las bodas BG.5 son muy personales y especiales.
Entre Londres y Los Ángeles tenemos ocho horas de diferencia por lo que ahora se deben de encontrar en la celebración. Me encantaría escribirle a Max, pero ¿Qué voy a decirle? ¿Y por qué no me escribe él a mí? No quiero ser esta horrenda persona molesta siempre presionando, además, supongo que piensa que lo dejé colgado.
No dejo de pensar en esa conversación en el auto, lo ameno y cómodos que parecíamos, la complicidad y ahora estoy aquí creando escándalos sin parar.
—Tuve que haber sido una hija de puta en mi vida pasada —comento a la nada yendo a inicio en Twitter— ¿No tengo permitido ser feliz en todos los aspectos? Y sé que hay personas pasándola peor, pero es tan asfixiante, quiero un descanso. Un maldito descanso de toda esta mierda.
Pero mientras maldigo y me quejo con un montón de groserías que Ray finge no escuchar, escribo algo totalmente diferente y muy dulce cuando todo lo que quiero poner es: "Dejen de hablar de mi vida privada y de criticar de mi puto cuerpo. No sean mierdas."
En lugar de ello escribo: Gracias por sus constantes mensajes de apoyo y amor, estoy trabajando duro para dar lo mejor de mí. Los amo.
—Sueno cómo esos actores que tienen escándalos en Corea —Le digo a Ray tras leerle el tweet—, solo me falta decir que reflexionaré sobre lo que he hecho.
Activo la cámara para tomar una selfie con los labios fruncidos en un beso y la adjunto al tweet antes de dar clic en publicar y estoy por cerrar la aplicación cuando un tweet de BG.5 aparece con una publicación de tan solo segundos.
BG5_Official: Atractivo, sexy y leal. El mejor hombre y partido que verás. Tu momento ha llegado: Estamos en la búsqueda una novia para @MaximilianoG, si estás interesada deja un corazón naranja en este Tweet #UnaNoviaParaMax
El tweet viene acompañado de una foto de Max sosteniendo una copa y sonriéndole a la persona con la que habla. Trae un traje y el cabello está peinado hacia atrás solo que un pequeño mechón rebelde escapa y cae sobre su frente, creo que podría ser una foto de hoy, de la boda.
Con rapidez pese a que no ha pasado ni un minuto, el tweet se llena de corazones naranjas y respuestas entusiastas.
No lo hagas, Allen, no lo hagas.
—Ray dime rápido ¿Sí o no? —pregunto, pero ya estoy escribiendo mi respuesta con rapidez—¿Dices que sí, verdad? Sabía que dirías que sí.
Y doy clic a publicar respuesta:
Mallen_Lynch: @BG5_Official@MaximilianoG 🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡¡¡¡¡Yo me ofrezco!!!🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡🧡
Bloqueo el teléfono y lo arrojo a un lado con el corazón acelerado, lo que es una exageración porque obviamente no es real y si lo ves desde un punto de vista ambicioso, las personas pensarán que estoy bromeando o se preguntarán por qué carajos respondo ese tweet de BG.5 si nunca le he respondido nada. Creo que no debí hacer eso, pero no puedo borrarlo.
—Es tu culpa, Ray ¡Dijiste que sí!
Todo lo que hace es darme una larga mirada y volver la vista al frente. Mi teléfono comienza a vibrar y debido a que tengo las notificaciones desactivadas, debe de tratarse de cuentas oficiales respondiendo a mi respuesta.
Soy sobresaltada cuando la puerta del auto se abre y una Loraine con una expresión aterradora me ve.
—¿Qué demonios hiciste? —gruñe.
—Yo dije que sí —comenta Ray guiñándome un ojo y eso me hace reír.
—Estás castigada —Asegura Loraine—. Muy castigada. ¿Cómo se te ocurre tirar ese tweet? ¿En qué rayos pensabas?
No le respondo y en lugar de ello, tomo mi teléfono tratando de escuchar las palabras de ella diciéndome cómo conversó con el productor, pero estoy más ocupada viendo que hay más de mil respuesta a mi tweet hacia BG.5 incluida la de cuentas verificadas. Veo de nuevo la foto de Max y sonrío.
¿Cómo no iba a ofrecerme? Incluso si somos algo que no funciona y que no avanzará, él me encanta.
***
14 de marzo, 2016.
Finalmente siento que tengo un respiro, una buena noche.
El día comenzó de manera atravesada cuando mi tía apareció en mi casa alegando que la estaba ignorando, lo que era una verdad, pero cómo siempre apeló a la culpa que me hizo intentar apaciguarla mientras me molestaba conmigo misma por permitirlo.
Durante años he sido pasiva en lo que respecta a tía Rochelle, pensando que se lo debo todo y sintiéndome tan pequeña en sus dedos cuando sus comentarios hirientes llueven, pero por alguna razón siento que ha estirado tanto la banda elástica con la que me envuelve que poco a poco se está rompiendo. Porque ya no siento miedo y puede que aún me sienta avergonzada cuando me saca todo en cara o me minimiza, pero hay una emoción nueva cuando me habla: molestia. Poco a poco ya no soy completamente en silencio y ella lo nota, lo que hizo que todo esta mañana todo fuese aún más tenso.
De nuevo insistía en ir a la policía y reportar a mi padre alegando alguna falsedad que hiciera que lo devolvieran a la cárcel o alejara de mí y puede que tenga mucho pantano en mi relación con Alfredo, pero jamás haría algo tan mezquino cuando está reivindicando su vida y no planea hacerme daño. Es cierto que en un principio pensé que faltaría a sus palabras e iría a la prensa o vendría a pedirme dinero, pero fiel a su palabra ha mantenido sus distancias y silencio, me ha dado mi espacio y de alguna manera eso para mí ha tenido algún significado del que aún no me siento valiente para reconocer.
Después de reunirme con mi tía, me detuve frente al destartalado edificio donde vive y lo vi salir, creo que él también me vio, pero solo esbozo una sonrisa triste antes de continuar caminando y aunque quise seguirlo, simplemente hice que el carro se fuera...Tampoco vi a Alvin.
Evite mis redes sociales porque estoy en boca de todos aun con el tema de Dallas y también sobre cuán divertido fue mi participación en el tweet de una novia para Max. Cabe destacar que el protagonista del tweet no se manifestó, tampoco escribió o dio una señal, pero estoy segura de que tuvo que haber enloquecido tanto por el tweet cómo por mi respuesta, casi pude imaginarlo y eso me hizo sonreír.
Fueron todos los chismes de Dallas los que hicieron que Romeo Vara supiera que me encuentro en Los Ángeles y tengo que admitir que estaba muy sorprendida cuando me escribió para cenar e incluso estuve emocionada porque luego de trabajar juntos hemos intercambiado mensajes, no tan seguidos, pero sí muy amistosos y con complicidad, creo que somos amigos. No dudé en aceptar su invitación y la verdad es que además de deliciosa, la cena fue increíble y divertida; por primera vez desde que aterricé en estas tierras, me sentí relajada y a gusto.
Romeo trae consigo una alegría y peculiaridad atrapante que hace irresistible no relajarse y disfrutar del momento, ayudó que las cosas fueran claramente platónica entre nosotros pese que hay que admitir que hay algo de atracción entre nosotros, pero no es algo que no pueda dejarnos tener una amistad. Así que cuando terminamos de cenar y me dijo que nos viniéramos a su casa sin ninguna insinuación sexual, yo acepté y cuando los flashes estallaron al salir y noté lo tenso que estaba e incluso durante unos segundos se paralizó, tomé su mano.
No soy tonta y sospecho las cosas que podrían decirse mañana sobre las fotos capturadas, pero hoy no me importa porque es agotador tener que mantener una imagen y siempre tener que defender ante todos mis acciones, justificarme, ser juzgada y tildada. Hoy me permito ser normal, actuar cómo cualquier mujer de mi edad.
Eso explica porque Sin Bandera está sonando mientras sostengo una copia del libreto que Romeo debe practicar y en mi otra mano un vaso lleno de vodka; y no es el primer trago.
Lo que también me ha gustado de toda esta noche y encuentro es que desde que llegamos a su apartamento, hemos estado hablando en español, algo que no había hecho en muchísimo tiempo con alguien más.
—Tú lees las líneas de Vanessa y yo la de Braxton —Me repite dando un sorbo a su cerveza, asiento en entendimiento—. Muy bien, aquí vamos.
Asiento y me aclaro la garganta antes de leer mi línea haciendo mi mejor esfuerzo para no decepcionarlo. La línea es larga y expresiva, porque es una discusión llena de tensión y cuando es su turno solo me ve.
—¿Qué pasa? —pregunto ante su silencio.
—No lo haces mal, te falta práctica, pero puedes pulirlo ¿Has pensado en ser actriz?
—No me interesa, a veces ni quiero ser famosa —digo encogiéndome de hombros.
—Si no fueses modelo ¿Qué te gustaría ser?
—Antes ingeniera, ahora no lo sé. No es malo ser modelo, de hecho lo disfruto cuando es bajo mis términos, me encanta hacer fotos editoriales y de hecho me encantaría tener más participación en ello...No me gustan las pasarelas de alta costura, me llenan de ansiedad.
—Pero leí que eres una de las mejores en pasarela, que tu caminata es poderosa.
—No puedo hacerlo mal —Me encojo de hombros y termino el trago—, pero volvamos al trabajo —Sacudo el libreto—. Es tu turno.
Me da una sonrisa y comienza a leer sus líneas cómo el profesional que es, de hecho, no necesita ver el libreto todo el tiempo y es sorprendente cómo se adueña del personaje y su expresión amigable cambia por una intensa. Admiro a los actores y su capacidad de dar vida a un personaje, es algo que siempre le aplaudí a Dallas.
Cuando acepté practicar con Romeo sus líneas, no pensé que sería divertido y que de hecho lo disfrutaría tanto. Me meto en personaje proclamando las frustraciones de Vanessa mientras nos movemos por la sala de su apartamento y cuando estamos frente a frente y se señala que viene la escena del beso, asiento porque ¡Vamos! ¿Qué es un beso? ¿Y por qué no hacerlo? Así que tengo la boca de Romeo contra la mía en un beso profundo e increíble que aun así se siente parte de la actuación y no real, no sé cómo explicarlo.
Percibo su intensidad y se la devuelvo, de hecho es húmedo con nuestras lenguas rozándose, sus manos sobre mi rostro y las mías en su pecho, pero más allá de la atracción y que parece que somos buenos para besarnos, se siente cómo parte de la escena, cómo Vanessa y Braxton y no cómo Meredith y Romeo. Ahora, eso no quiere decir que no disfrute cada segundo de ello, que mis labios no se muevan contra los suyos y que de hecho no me dé un poco de calor, pero cuando nos separamos estoy sonriendo y golpeando su palma con la mía.
—Excelente actuación —Celebra—. Ahora página veinte, desde la línea seis.
—¿Vas a pagarme por esto? —pregunto pasando las páginas.
—Te estoy dando licor y comida ¿Qué más quieres?
—Gran recompensa —digo encontrando la página.
Y de nuevo comenzamos la escena, esta vez una conversación profunda con una jerga médica que no entiendo, pero lo finjo. Actuamos, reímos y también hablamos sobre pequeños aspectos de la vida mientras comemos y bebemos. Hay un par de besos más en honor al libreto y luego estamos acostados en el suelo leyendo más líneas.
—¿Por qué no tienes novia? —Pregunto haciendo una pausa de su práctica.
—No está en mis planes ahora y tampoco ha sucedido —responde sin dudarlo—. Mi última relación fue secreta hace un año y medio con alguien fuera del medio, no me gusta tener noviazgos con personas de la industria.
—Entonces, si hipotéticamente llegará una chica que te volviera loco, pero fuese famosa ¿Te resistirías?
—Quiero creer que sí, estoy muy apegado a esa norma.
—Pero y si te gusta mucho, pero mucho de una manera enloquecedora ¿Te resistiría?
—Espero que eso no me pase.
—Te pasará.
—Cállate, no lances maldiciones cómo una bruja —Se queja haciéndome reír.
Me incorporo quedando sentada mientras él apoya su cabeza sobre su mano para verme mejor, hemos bebido más que un poco y el ambiente es relajado.
—Me gusta mucho alguien —Le confieso—. Claro que ha habido ocasiones en las que he sentido atracción o me he enredado con algunos hombres, pero esto es diferente. En primer lugar porque se convirtió en mi amigo y se preocupa por mí.
»El corazón se me acelera y a veces me siento angustiada de tener que verlo y que nada suceda —Me estiro para quitarme los calcetines y mover los dedos de mis pies—. Es mayor que yo, creo que por doce años y vive con una agenda que parece peor que la mía o la de cualquiera, pero aun así siempre parece hacer un espacio para mí y eso significa algo ¿Verdad?
—Puede que sí.
—Y me sonríe, puedo ver cuánto lucha por no hacerlo, pero cuando lo deja ir, es la sonrisa más significativa que puedo recibir y cómo me mira, me mira cómo si luchara constantemente por no dejarse ir, por no caer, pero entiendo por qué no lo hace.
»Él vive en Londres y yo nunca me quedó, solo mira en dónde estoy, su agenda es complicada y la mía en ocasiones también. Siempre me voy, siempre y no me esperan, nunca lo hacen.
—¿Por qué estás aquí?
—Porque surgieron unos problemas y tuve que venir.
—¿Resolviste esos problemas?
—No estoy lista para ello aun.
—¿Por qué sigues aquí? —pregunta— ¿Aun te queda trabajo pendiente en Londres?
—Sí, poco más de dos meses.
—Dos meses puede ser mucho o poco tiempo —Razona—. ¿Estás huyendo, Meredith?
¿Lo hago? Sé que siempre huyo de mi tía, pero ¿Estoy huyendo de Londres porque se siente cómodo y me aterra que duela cuando tenga que irme? Nunca he sabido lo que es tener un hogar, quizá cuando mamá vivía y mi hogar eran sus brazos, y si ahora me he sentido nostálgica por Londres, me da miedo cómo se sienta si paso más tiempo ahí.
—El tiempo es tan efímero, Meredith que si lo dejas escaparse entre tus dedos los arrepentimientos no tardarán en aparecer. No puedes temer de algo que aún no sucede y apuesto que sabes lo agotador que es huir, porque corres, pero los problemas o esos miedos se quedan contigo a donde sea que vayas.
Pienso en cómo huyo físicamente de mi tía, pero emocionalmente siempre me persigue. Cómo estoy huyendo de Londres y aun así pienso en ese lugar en donde me estaba sintiendo tan a gusto y cálida.
—Disfruta de tus dos meses ¿Y sabes que es lo bonito de que te duela? —Sacudo la cabeza en negación a su pregunta— Que te das cuenta de que fue real y que fue lo suficiente bueno cómo para que queme que ya no sea así.
Vuelvo acostarme a su lado y giro imitando su posición para que podamos vernos, le sonrío y él también lo hace.
—Gracias. Extrañaba el español y ha sido divertido ayudarte con el libreto. También es lindo que me escucharas y tus palabras han sido importantes.
—No tienes que agradecerme, para eso están los amigos —Me guiña un ojo.
Y en serio los ojos se me humedecen razón por la cual me los cubro con una mano, pero él me la quita viéndome con confusión.
—¿Qué sucede? ¿Por qué parece que vas a llorar?
—Es que no tengo amigos —confieso— o al menos antes no los tenía y se siente bonito escuchar alguien decir que soy su amiga. Suena tonto, pero es significativo para mí.
—Ow, cosita dulce —Tira de uno de mis rizos—. Claro que tienes amigos, tienes a ese tipo que te gusta y ahora me tienes a mí, soy un buen amigo.
—Me doy cuenta de ello.
—Y sé que también eres una buena amiga, lo presiento y cómo eres una buena amiga, seguirás estudiando conmigo el libreto.
Eso me hace reír mientras recupero el libreto. Son pasadas las tres de la madrugada, pero parece que el sueño aun no nos invade. Me ubico en la página que él quiere repasar, pero antes de empezar vuelvo a hablar:
—Por cierto, llámame Allen, es la forma en la que me llaman mis amigos —Le sonrío.
—Será todo un placer, Allen —Se incorpora para leer sentado—. Ah y por cierto, basándome en lo que me dices, le gustas a ese tipo.
—Sé qué le gusto, el problema es la incertidumbre de no saber qué pasará —Me incorporo y me encojo de hombros—. Es complicado, pero está bien si solo somos amigos, me gusta su amistad.
—Pero ser friendzonado es una mierda. Pero ¡Ánimo! Si no es él, será alguien más y si no es alguien más pues te tienes a ti misma para hacerte feliz ¿Qué es lo que se dice ahora? ¡Ah, sí! No necesitas de otro para ser feliz.
—En realidad sí se necesita. Imagina que el mundo acaba y eres el único que queda el planeta ¿Qué posibilidades hay de que seas feliz estando solo y que no colapses enloqueciendo con tanta soledad?
—Si lo haces sonar así, entonces sí que necesitamos de las personas para ser feliz ¡Demonios! Me acabas de plantear una crisis existencial.
—De nada —Le guiño un ojo y comenzamos con el libreto.
Romeo y yo nos quedamos dormidos en su suelo a las cinco de la mañana y despierto con un dolor de espalada a las nueve junto a una llamada de Loraine. Cuando salimos de su residencia hay un montón de fotógrafos haciendo preguntas y tomando fotos, pero todo lo que quiero es un café. Desayunamos juntos y nos despedimos con un abrazo.
Cuando llego a mi casa, Loraine me espera con un regaño enorme que escucho a medias mientras caigo en mi sofá a segundos de quedarme dormida, pero la escucho en mi mejor esfuerzo de no hacerla enojar más.
—¿Loraine? —La interrumpo.
—¿Qué?
—Quiero volver a Londres. Vámonos, volvamos.
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