Capítulo Treinta y Cinco
Capítulo treinta cinco.
Maximiliano.
23 de diciembre, 2016.
—¿Estás nervioso?
Ignoro la pregunta de Doug, pero no parece gustarle porque por debajo de la mesa me patea, pero no lo veo en tanto sigo revisando un documento en la Tablet.
—¿Se te acelera el corazón? —intenta de nuevo—. ¡Vamos, papi Max! Dame de tu atención, no seas cruel, un hijo necesita atención paternal para no crecer con problemas de papi ¿Quieres darme una infancia terrible?
Con lentitud alzo la vista, sin creerme que bromee sobre ello cuando tiene un padre biológico de mierda, pero éste es Doug y siempre encuentra algo divertido incluso de los momentos tristes.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunto y jadea.
—¿Qué es lo que quiero? Saber que estás súper feliz porque Allen llega hoy.
Nos vemos con fijeza durante largos segundos hasta que la comida llega hasta nosotros y agradecemos.
Había estado adelantando trabajo porque tendremos "libre" hasta los primeros días de enero, lo que se traduce a que en teoría haré menos trabajo y mientras más adelante, mejor haré el tema de "vacacionar", pero el más pequeño de BG.5 había llegado a sentarse durante quince minutos a pedirme que comiéramos juntos y la verdad es que solo lo hice rogar porque me causaba algo de gracia verlo cómo la versión de Jeff adulta cuando quiere algo.
Así que aquí estamos. Bloqueo la Tablet haciéndola a un lado y viendo lo bien que luce la comida, afortunadamente no estoy con Ethan por lo que no tengo que aguantarme comentarios sobre si es o no mejor que lo que él cocina, comer con Ethan a veces se siente más como un castigo que un dulce momento familiar, no es que se lo mencione porque no necesito que su lado dramático sufrido recaiga en mí.
—Sí —respondo finalmente reuniendo un bocado de comida—, estoy feliz de que la veré.
Estoy más que feliz, pero no es algo que le diré a esta pequeña chismosa.
—También la extraño, me alegra que vuelva al menos por unos días y que sea durante las festividades lo hace aun más genial.
»Entiendo que querrán recuperar el tiempo que estuvieron separados —Sube y baja las cejas de manera sugerente—, pero no vayas a acapararla.
—Es mi novia, Doug, y viene a verme a mí.
—Es mi amiga, papi Max, y también viene a verme a mí.
—Tonterías —desestimo como una mano.
—Mírate, todo posesivo y egoísta, quien diría que serías tan parecido a tu hijo mayor.
—Harry no es mi hijo, bueno, ustedes no lo son —Le digo y rueda los ojos.
—No empieces a decir tonterías, no nos arruines el almuerzo.
Aprieto los labios para no sonreír, pero me guiña un ojo antes de comenzar a comer.
—¿Sabes? Se siente bien ver que todos estamos bien emocionalmente ¿Verdad? A veces me sorprende que todos estemos realmente viviendo más allá de la música. Cada vez que veo a Andrew con las trillizas me quedo alucinado —ríe por lo bajo—. Es absolutamente increíble.
—Las trillizas —sonrío.
Son un caos hermoso que tiene a todos derretidos incluidos a sus pobres padres que cada día parecen más maravillados y caóticos con la crianza y adaptación de tres bebés tan pequeñas y exigentes.
Para sorpresa de todos, he aprendido a diferenciarlas, de hecho, no me resulta difícil cosa que a todos parece sorprenderle y es motivo de comentarios sobre algún súper poder porque un día Leslie, bastante cansada, me había visto a los ojos mientras me susurraba "¿Cómo lo haces? A veces no puedo" y luego había parpadeado la humedad en sus ojos y la había consolado haciéndole saber lo que pienso: hace un trabajo increíble y a veces tiene noches o días tan difíciles que es comprensible que las confunda, de hecho, creo que ella es increíble con la manera en la que lleva toda esta maternidad de tres niñas cómo las trillizas Wood.
—Todos nuestros niños, las nuevas amistades, las novias y esposas —prosigue—. Y tú también con novia, una que nos ama y a la que amamos. No sé, me pone un poco sensible.
—A ti cualquier cosa te pone sensible.
—Es verdad, pero esto me súper conmueve. Cuando entré en BG.5 tenía mis esperanzas de que fuese para siempre, de ya sabes, tener una familia porque la mía era perfecta e increíble, pero pequeña.
—Doug...
—Quería complicidad, apoyo, amor, familiaridad. No sabía que tendría más que a los chicos, que sus familias serían la mía o que tú serías más que nuestro representante. ¿Sabes por qué se siente tan natural decirte papi Max?
Bueno, cuando Doug tiene estos momentos, realmente siento que toca hondo todos los sentimientos.
—Porque aparte de mi hermano, fuiste la primera figura de autoridad mayor que me enseñó, amó y apoyó sin dudar. Hiciste lo que pensé que hacía un buen padre, cubriste y llenaste todos esos espacios, Max, incluso si nuestra diferencia de edad hace imposible que seas realmente mi padre, se sintió como tener uno y fue genial, aun lo es.
Me paso una mano por la barbilla bajo la atenta mirada seria de Doug. No es muy difícil voltear hacia atrás y recordar al muchacho de diecisiete años, alto, delgado, curioso y con demasiada energía que siempre parecía feliz con ser parte del proyecto BG.5. Recuerdo esos ojos turquesas llenos de esperanza, tal vez, de todos Doug fue precisamente el que nunca dudó de todo lo que podríamos lograr y el que ciegamente, apenas conociéndome, confió en mí.
Recuerdo claramente a Emma McQueen dejándolo en el pequeño apartamento, preguntándome si yo no era demasiado joven para cuidar de su pequeño travieso y luego sonriéndome diciendo que lo cuidara con mi vida porque él era muy valioso y no se equivocaba. Doug puede ser el menor de BG.5, pero siempre ha parecido el alma que los mantiene unidos, el puente que los enlaza y por eso cuando hubo el conflicto sobre su relación con Hilary todo se vio tan grave.
—Me alegra haberte escogido incluso si a veces eras algo molesto —Me limito a decir antes de sonreírle.
Hago referencia a apenas esos treces días en los que Doug desconocía si tendría un lugar en la banda debido a que los directivos estaban indecisos sobre él por ser menor de edad y básicamente lo tuvieron a prueba junto a otro muchacho del que más nunca supimos.
—Te gustaba más que el otro tipo muy normal y ya teníamos suficiente odiosidad con Ethan.
—Es verdad —Rio—, tú me caías mucho mejor.
—Amor a primera vista —dice con una sonrisa tan amplia que los ojos se le achican y se ve más joven de lo que es.
Comemos durante unos pocos minutos en silencio y solo hasta que bebo un poco de mi copa de vino vuelvo a hablar.
—Así que por qué querías almorzar conmigo —cuestiono.
—Solo quería verte.
Pienso que es otra de sus burlas, pero cuando alzo la vista lo encuentro dándome una sonrisa sincera en tanto me ve con fijeza.
—Puedes creer que Dex y yo te buscábamos citas y planeábamos emboscadas por fastidiarte... Bueno, eso era una parte —Se ríe—, pero con honestidad también queríamos verte feliz, somos tu familia y amamos que pases tiempo con nosotros, que nos des tu atención, pero también deseábamos que fueses feliz de otra manera.
»Queríamos que conocieras y tuvieras lo que nosotros hemos idos teniendo e incluso mejor, no queríamos que pensarás que toda tu vida debe girar entorno a nosotros, aunque eso suene tentador —Se golpea los labios con el índice—. Pero no sé, esperé tanto este momento que quería verte antes de que fueses por Allen. De hecho, debo tomarte una foto.
Antes de que pueda siquiera parpadear, saca el teléfono y captura el momento.
—No te prometo que Dex y yo nos detengamos haciéndote la vida difícil porque eso es parte de nosotros, pero estamos felices de que ya no tendremos que buscarte citas ni planear emboscadas. Así que... Se feliz, papi Max.
Todo lo que hago es asentir mientras continuamos comiendo. Su tema de conversación pasa a Jeff y sonrío porque el pequeño es demasiado inteligente y ocurrente, además, todos sabemos que es el mejor amigo de Doug y que idolatra a su papá pese a ser un niño de mami.
Cuando terminamos, él de manera teatral me dice que invita y caminamos hacia la salida en donde Peter, Harold y Kendall se encuentran conversando, pero viniendo a escoltarnos en cuanto salimos.
Al detenernos frente al auto en donde Doug se irá con Peter, tiro de su brazo y lo abrazo tomándolo con la guardia baja. Muy pocas veces los abrazo y no es porque no los quiera, es porque a veces damos muchas cosas por sentado.
—Gracias —Le susurro—. Me alegra haberte escogido, ese lugar era tuyo, siempre lo será, BG.5 no sería lo que es sin ti.
»Estoy orgulloso de ti, de cada uno de ustedes —Hago una pausa breve— y tienes razón, no puedo darles todo mi tiempo, no cuando tengo una novia acaparadora.
—Comprensible —responde riendo cuando lo libero y parpadeando muchas veces.
—Por favor, no me digas que vas a llorar.
—No, no, para nada —dice, pero ambos sabemos muy bien que sí lo hará por lo que lo dejo ir.
—Ve con cuidado y deja de hacer de Jeff una replica de ti.
—No es mi culpa que el quiera ser tan genial cómo yo.
Rio y me despido con la mano de Peter antes de subir a la camioneta negra con Harold y Kendall, honestamente podría ir al aeropuerto con uno solo de ellos, pero solo son dos chismosos que dicen que necesitan verme recibiendo a Allen.
Durante el camino al aeropuerto me encargo de seguir adelantando trabajo y sorprendentemente Kendall y Harold me dejan mientras conversan entre ellos sobre la hija de este último que solo es un par de meses mayor que Heath.
Cuando llegamos al aeropuerto, me mantengo en la camioneta al darme cuenta de que el vuelo de Allen aun no aterriza y trato de no ponerme demasiado ansioso sobre ello.
La verdad es que la eché de menos los meses antes de que nos volviéramos a ver de nuevo e iniciáramos una relación, ya sabes, cuando tuve un ataque de pánico, pero ahora que todo esto tiene un nombre y hablamos mucho más, la extraño de una manera incluso más difícil de ignorar.
Soy una persona paciente, pero no tanto cuando se trata de querer verla.
—¿Desesperado, Max? —comienza Kendall destapando una barrita energética.
—O nervioso —agrega Harold.
—Tal vez caliente —prosigue Kendall.
—O todas las anteriores —concluye Harold y ruedo los ojos.
—Mírate, en tus mejores años, deseado y con una novia súper modelo, eres mi ídolo, de grande quiero ser cómo tú —Me asegura Kendall y le doy una larga mirada—. ¿Qué?
—Ya sales con súper modelos.
—Eso no es cierto.
—Gracias, Hunter —Le palmea Kendall el hombro.
—El folla con las modelos, pero ellas no quieren salir con él porque es un chico malo descarriado —Se ríe Hunter y sonrío.
—Claro que quieren salir conmigo, pero yo no quiero porque estoy emocionalmente incapacitado para una relación y tengo traumas del pasado que no me permiten entender cómo funciona el amor.
—Eso fue llevarlo demasiado lejos. Nadie te creerá ese discurso —Le hago saber dejando la tablet a un lado.
—¿Me sugieres ir con el "soy muy sensible y me han herido en el pasado"?
—Demasiado cínico, Kid —Se ríe Hunter.
Kendall se encoge de hombros pasándose una mano por el cabello rubio y ruedo los ojos una vez más.
—Jefe, ya el avión aterrizó —anuncia Harold con entusiasmo—. Vaya por su amor.
—Aw, el amor —suspira Kendall antes de comenzar a tararear una canción de BG.5.
No queriendo soportarlos ni por un segundo más, bajo del auto y me adentro al aeropuerto, yendo a la puerta de salida correspondiente. En el camino sorprendentemente me consigo con dos chicas que dicen mi nombre y me piden una foto, no es la primera vez que sucede, pasa demasiadas veces, les doy una sonrisa cordial y dudo sobre las fotos, pero accedo, preguntándome brevemente si debo volver a la camioneta y esperar a Allen ahí porque estoy seguro de que estas dos chicas van a seguirme para saber a qué celebridad o persona vine a ver.
Pienso un par de veces sobre ello, pero decido que no me importa y continúo hacia mi objetivo siendo acechado por dos señoritas que estoy muy seguro no son mayores de edad.
Estoy de pie junto a varias personas cuando Kendall y Harold me alcanzan, además de protegerme se trata de la seguridad de Allen que voló sola.
Los rostros comienzan a perderse unos con otros a medida que salen, pero mi sonrisa es automática cuando veo a una de las supermodelos del momento con un pantalón deportivo, un suéter enorme y lentes de montura, los rizos están recogidos en una cola de donde escapan múltiples de ellos y su mirada recorre el lugar hasta conectar conmigo y darme la más amplia sonrisa.
Trae una mochila colgándole de los hombros y una maleta en cada mano que hace rodar con impaciencia cuando pasa de las personas y comienza a acercarse al igual que yo. Algunas personas la ven y hay unos susurros, pero no parece importarle mientras se apresura y cuando está lo suficientemente cerca, es lo suficiente Allen para impulsar las maletas hacia adelante para que rueden sin su agarre, pasando por mi lado y seguramente siendo atrapadas por Kendall o Harold antes de que acorte la distancia y salte sobre mí, envolviendo las piernas alrededor de mi cintura y sus brazos entorno a mi cuello.
Mis reflejos son rápidos y no hay manera en la que la deje caer por lo que mis manos se afianzan debajo de sus muslos en tanto veo su sonrisita y la manera soñadora en la que me ve, cómo si estuviera 100% segura de que puedo darle el mundo.
—Estoy seguro de que unas fivers podrían estarnos fotografiando y que muchas personas te han reconocido y se preguntan por qué saltas sobre mí —susurro apretando mi agarre en sus muslos.
—Salto sobre ti porque te amo y te eché de menos, a mí no me importa que sepan que eres mi novio, estoy orgullosa de que lo seas.
¿Ante eso que puedo responderle?
Así que, yo, el hombre reservado que quería privacidad y no disfruta de demasiada atención y mantiene su vida amorosa a puertas cerradas, acerco el rostro al suyo y ella no duda en atrapar mi labio entre los suyos, enredando los dedos en mi cabello cuando su lengua me acaricia el labio inferior antes de adentrarla a mi boca y ese es todo el control que le cedo porque no tardo en guiar el beso y llevar mi lengua a su boca. No es un beso suave, pero conseguimos mantenerlo para todo público mientras me abraza con fuerza.
Cuando sonríe sobre mis labios le mordisqueo el inferior antes de besarle la mejilla.
—Bienvenida, pequeña descarada, te dije que te esperaría.
Me da otro beso corto antes de bajar de mí y tomarme de la mano, desestimando mi intento de ayudarla con la mochila y sonriéndole a Harold y Kendall antes de darles un beso en cada mejilla.
—Me pone muy feliz verlos.
—No tanto cómo al jefe —dice Harold.
—Es cierto, no tanto como a mi novio.
Allen usa mucho esa palabra desde que es lo que somos, me hace algo de gracia, pero también lo asocio como un rasgo dulce, es como si se convenciera o simplemente amará decirlo.
Soy consciente de que algunos nos fotografían, pero por hoy lo ignoro en tanto caminamos hacia la salida con Harold adelante llevando el equipaje y Kendall detrás de nosotros.
Una vez en la camioneta, estando sentados lado a lado, ella ubica una de sus manos en mi mejilla, atrayéndome para otro beso algo más suave y bastante profundo. Siento el rasguño suave de sus uñas contra mi mandíbula cubierta de un rastro de barba cuando llevo una de mis manos a su hombro, deslizándola hasta su cuello y finalizando detrás de su nuca en donde adentro mis dedos en los rizos apenas contenidos, llevando su cabeza hacia atrás y alejándome lo suficiente para verla a los ojos.
Veo su rostro, reparando la manera en la que hay cambios sutiles, sus mejillas están un poco más llenas y la falta de maquillaje deja mucho más visible el rastro de pecas. Parpadea hacia mí como si estuviese a la expectativa y termino por besarle la punta de la nariz.
—Qué bonita eres —Le susurro y baja la mirada con timidez—, espera, eres mucho más que bonita. Eres perfecta, Meredith Allen.
—No es cierto.
—Calla, que para mí lo eres —Le planto un beso rápido en los labios.
—¿A dónde te llevamos, Allen? ¿Debo guiarme por algún McDonald's? —Bromea Harold haciendo referencia a esa vez que la encontramos mojada por la lluvia en un evento y la llevamos hasta su hotel que no sabíamos en dónde quedaba.
—Esta vez me quedo con mi novio.
—¿Y cómo se llama tu novio? —cuestiona Kendall.
—Maximiliano Greene, un guapo hombre de treinta y seis años que me hace sentir especial.
—Es porque eres especial —respondo viendo por la ventana del auto.
—Siento escalofríos viendo el lado romántico de Max, no pensé vivir para este día.
—Comparto el sentimiento —garantiza Harold haciendo reír a Allen.
Recargando la cabeza de mi hombro, suspira entrelazando los dedos de una mano con la mía en tanto conversa con ellos.
Que bien se siente esto.
Cierro los ojos relajándome durante todo el trayecto y conteniendo la sonrisa cuando siento sus labios sobre los míos.
—¿Aun me crees un bello durmiente que despierta con un beso? —pregunto abriendo los ojos.
—A mí me parece que funciona. Llegamos.
Bajamos del auto y nos despedimos de ellos. En el ascensor estamos en silencio y al entrar a mi piso dejo las maletas en donde menos estorben, viendo cómo se saca el suéter quedando en una camisa de tirantes y notando que no trae sujetador.
—Quiero que sumemos y restemos, pero necesito una ducha —se olisquea una axila—, demasiadas horas de sueño y vine directo de un evento.
No espera por mi respuesta en su lugar la veo caminar hacia mi habitación y enarco ambas cejas antes de tomar las azas de sus maletas, llevándolas a mi habitación en donde al llegar escucho el agua de la ducha correr.
—¿Comiste? —pregunto frente a la puerta del baño.
—¡Sí! Y también dormí un poco ¿Puedes escribirle a Loraine que ya estoy contigo? Anda nerviosa de que viajé sola.
—No la juzgo, me ha pasado.
Escucho su risa y tomo mi teléfono personal para escribirle a Loraine quien parece que ya tenía preparado una nota para mí debido a la larga lista de por qué debo ser bueno con su chica, le respondo dicho mensaje y luego me quito el reloj junto a los zapatos y calcetines.
Qué extraño es sentir que estoy sin hacer nada.
Me saco la camisa cuando mi teléfono vibra en la cama y al alzarlo leo el mensaje de Harry.
Sospechoso: estamos reunidos celebrando por ti
Y para probar su punto poco después envía una foto de los cincos sosteniendo, en un brindis, botellas de cerveza ni siquiera le respondo y un mensaje inmediato llega.
Sospechoso: sé que no responderás ¡Éxito en tu reencuentro romántico!
—Qué molesto y luego finge ser el mejor y más sensato —mascullo.
Antes de que pueda dejar el teléfono a un lado llega un mensaje de voz de Thomas.
—Hermano, no sé si estás ocupado, espero que sí —ríe—, pero quería decirte que papá y yo te enviamos muchas felicidades por tu luna de miel.
—¿Tío M se casó, papá?
—No, hijo, pero ya disfruta de la luna de miel.
—No lo entiendo.
—Algún día te lo explicaré, hijo.
—Los padres que guardan secretos a sus hijos se irán al infierno.
—¡Theo!
Riendo dejo el mensaje sin responder y bloqueo el teléfono llevándolo a la mesita de noche.
—Así que luna de miel ¿Eh?
Me volteo para encontrar a Allen envuelta en una de mis toallas y con el cabello goteándole.
Ya veo, es una de esas personas que no se seca bien el cabello y hace un desastre en el suelo, pero también es una mujer que se ve como una grandísima tentación envuelta en una toalla que no le queda pequeña, pero que igual tiene un efecto en mí.
—¿En qué piensas? —pregunta caminando hacia la mochila sobre el sofá individual que hay en mi habitación.
La veo tomar una crema corporal y quitarse la toalla dejándola caer al suelo antes de comenzar a aplicarla a su cuerpo desnudo. Con lentitud deshago el botón del pantalón y me bajo la cremallera.
—Pienso en la solución perfecta para que no mojes las almohadas cuando nos acostemos.
—¿Cuál es tu solución? —pregunta sonriendo y terminando toda la seducción de aplicarse crema.
No respondo de forma inmediata, en lugar de ello me tomo mi tiempo quitándome la camisa, el pantalón y el bóxer, quedando tan desnudo como ella.
Me sigue con la mirada y parece desconcertada por mi silencio, pero todo lo que hago es subir a la cama y acostarme boca arriba con un brazo debajo de mi cabeza, lo que hace que sus ojos no parezcan saber a donde ver: si a mi abdomen, mi erección desnuda o mi bíceps.
—Si te subes a mi rostro, no mojarás las almohadas.
—Pero mojaré tu cara.
—¿Y eso es un problema? —Enarco una ceja hacia ella.
Me da una sonrisa ladeada antes de modelar hacia mí, porque eso es lo que hace, trepando sobre mi cuerpo y deslizándose hasta elevarse por sobre mi rostro en donde se agarra del cabezal de la cama.
Está abierta sobre mí, tan confiada sobre dejarme verla y tenerla en una posición vulnerable, pero también de poder y entonces cansado de su lentitud, le tomo ambas nalgas y la bajo sobre mi boca, dándole una primera probada con mi lengua que la hace gemir profundamente mientras de manera codiciosa comienzo a enloquecerla.
Mi lado controlador quiere grabarse en cualquier lugar de esta mujer, quiero que todo lo que haga sea pensar en mí, atrás queda el pasado y por la manera en la que reacciona cuando endurezco mi lengua y la adentro a su entrada antes de presionarla contra el pequeño nudo de nervios por encima, sé que lo estoy logrando.
Mis dedos le aprietan la carne de las nalgas endurecidas y aunque es un poco sofocante por la manera en la que se balancea sobre mí, no me detengo, en todo caso soy más entusiasta sobre devorarla.
Sé que está cerca, casi ahí, pero me encanta jugar con Allen y sé que mientras más lo retrase más apasionada se vuelve por lo que la interrumpo separándola de mi boca tras darle una nalgada que resuena por la habitación.
—No, por favor, no —Se queja.
Rio por lo bajo y la ayudo a bajar de mí hasta sentir su humedad aprisionando mi erección, pero parece que quiere jugar a quien tiene el poder porque se inclina hacia mí y mientras se balancea contra mi miembro, su lengua sale a lamer los restos de su humedad de mis labios y mi barbilla.
—Ah, hoy estamos aventureros —comento y ella me da un pellizco en un costado aun lamiéndome los labios.
Lo siguiente es que me lleva uno de sus pechos a los labios, haciéndome capturar el piercing que le regalé en su cumpleaños, ahora lleva ambos pechos perforados. La dejo tener el control, guiándome en lo que quiere cuando me hace darle atención de manera alterna a cada pecho en tanto se balancea contra mí. Lo próximo es verla inclinarse a mi mesita de noche para tomar un condón y aprieto los dientes mientras un escalofrío agradable me recorre en el momento en el que me toma en su mano, dándome un apretón antes de deslizar la mano arriba y abajo un par de veces.
—Estás tan feliz de verme, Maximiliano.
—Lo estoy —No hay manera de mentirle cuando sostiene la evidencia, pero tampoco quería hacerlo.
Con habilidad experta me envuelve en el látex y bajo la mirada para ver la manera en la que se alza sobre mí y se roza con la punta la entrada antes de descender y gemir a medida que me encuentro más y más profundo. Se siente tan increíble que agradezco que me tome las manos y me las lleve a su cintura mientras comienza a moverse sobre mí.
Estoy cautivado por la manera en la que se mueve sobre mí con pequeños circularos y saltos que ocasionan que sus tetas reboten brillando con los pezones marrones coronados con los piercings de oro. Me es inevitable no clavarle los dedos en la cintura cuando ella comienza a jugar con sus piercings, tirando de ellos con sus dedos. Las gotas de agua de su cabello caen sobre su cuerpo y sobre mí y la imagen es demasiado estimulante.
En este momento soy su muñeco, la dejo que me use para que consiga su placer, se lleva cada vez más cerca al orgasmo y cuando una de sus manos desciende por su abdomen hasta llegar a su clítoris comenzando a jugar con el, sonrío sabiendo que está a nada de acabar, es entonces cuando le doy un apretón en la cintura y me ve con fijeza.
—No te atrevas —Me advierte entre jadeos.
—Me conoces muy bien —digo con voz enronquecida antes de incorporarme haciéndola gritar, pero el sonido queda atrapado en mi boca cuando la beso y la hago caer de espaldas, apoyándome sobre las rodillas y flexionando una de sus piernas cuando comienzo a embestir de manera profunda y rápida en ella.
Hay un coro de "oh, sí" y muchos halagos hacia mí mientras todo lo que hago es tener una respiración agitada y sonidos profundos que no puedo evitar.
Veo la manera en la que su cuerpo sube y baja del colchón con cada embestida y la manera en la que los rizos de su cabeza humedecen la sabana, pero ¡Joder! Verla jugar con uno de sus pechos y llevar otra mano nuevamente entre sus piernas me pone al limite por lo que, sosteniéndola de la cintura, la afianzo a la cama mientras empujo sin cesar.
Esta vez cuando veo que está cerca, sonrío y me lamo dos dedos para suplantar los suyos entre sus piernas.
—Vamos, ahora puedes jugar con ambos pechos —susurro.
Y no tarda en hacerlo, gritando cuando me aprieta en su interior, temblando con un orgasmo que la tiene arqueando la espalda. Me toma unas cuantas embestidas descoordinadas y rápidas para acabar, empujando más lento a través de mi orgasmo mientras gimo. El orgasmo es tan fuerte que casi colapso sobre ella, pero consigo salir de su interior, respirando de manera agitada como si hubiese corrido un maratón.
Soy honesto al confesar que me toma un par de minutos el tener la fuerza de voluntad para sacarme el condón y arrojarlo a la papelera al lado de la cama tras anudarlo.
—Me has dado tan duro —comenta con una risita y llevándose una mano entre las piernas—, aun puedo sentirte y ese es un halago.
Riendo la cargo para dejarla acostada con la cabeza sobre la almohada antes de acomodarme a su lado y atraerla a mi cuerpo para que se acurruque cómo sé que le gusta hacerlo después del sexo.
Extrañaba el sexo, pero también la intimidad que viene después de ello cuando se trata de estar con Allen.
—Qué increíble se te da sumar y restar —halaga haciéndome reír—. Extrañaba tanto comerme a mi galleta.
—A veces eres tan rara, pero eso me gusta.
—¿Te gusto? —Se hace la tonta y le doy un azote en el trasero que suena más fuerte de lo que es.
—Me gustas, pero también te amo.
Se hacen unos breves segundos de silencio y suspira.
—Siento que nunca me cansaré de escucharlo —susurra.
Esas palabras significan muchísimo para Allen, a veces a algunas personas les importan más los gestos que las palabras, pero ese no es su caso, la privaron durante tantos años de afecto que ahora le parece increíble que alguien le otorgue esas palabras sin que las presione a salir o las busque.
Por lo general no soy un hombre que hable demasiado de sus sentimientos y soy más de demostrarlo, pero decírselo a Allen y darle ese regalo se siente bien, me gusta su reacción cada vez que lo escucha y también me gusta decirlo porque es un sentimiento sincero que me sorprende sentir con tanta intensidad.
—¿Sabes que te lo diré muchas veces? —Le pregunto acariciándole la espalda.
—Y deseo escucharlo todas esas veces.
Me planta un beso en el pecho y luego ríe por lo bajo.
—Pensé que no querías que mojara tu cama.
—Dije las almohadas, no la cama, además, solo era una excusa para que te sentaras en mi cara.
Eso la tiene riendo y yo sonrío más que feliz de que hasta los primeros días de enero Allen estará en Londres de vacaciones, parece poco tiempo, pero se siente como un gran regalo que no doy por sentado.
***
24 de diciembre, 2016.
"¿Meredith Allen Lynch y Maximiliano Greene?
Sí, amigos, como lo leen, la afamada super modelo se encuentra en una relacion romántica con el representante de BG.5 que también figura como uno de los hombres más queridos y deseados del Reino Unido.
Tras años de diversos rumores sobre relaciones no confirmadas, es la primera vez que se le ve a Maximiliano Greene ser afectivo de manera romántica con una mujer y esta vez se trata de la aclamada modelo doce años menor que parece haber atrapado su corazón.
Meredith Allen, quien en el pasado mantuvo una relacion con Dallas Meyer y con quien se rumoreó hace unos meses había vuelto, parece haber cerrado esa puerta y darle otra oportunidad al amor en tierras inglesas, despues de todo ¿Quién se resiste a un hombre inglés?
Pese a la diferencia de edad, los testigos que presenciaron su muestra de afecto en nada más y nada menos que en un aeropuerto, aseguran que se les vio muy a gusto, felices y con química ¡Había amor en el aire!
Esta se cataloga como la relacion más inesperada del espectaculo ¿Nos gusta? Aun no lo sabes, pero sí deseamos más detalles.
Abajo encontrarás una galería de los momentos capturados de la nueva pareja ¡No nos queda dudas de que hay algo más que amistad!
Deja tu opinión en los comentarios."
—Bueno —dice Dexter sonriendo cuando deja de leer el artículo sensacionalista, uno de muchos—. Ese no lo escribí yo.
—Ni yo —asegura Doug.
—No yo —Le sigue Jeff y veo al niño con ojos entrecerrados, él ríe junto a su papá.
—Es tan lindo —es todo lo que dice Allen en tanto come de un caramelo que Jeff le regaló.
Así que mi relación está en todo internet, pero sorprendentemente no me estresa, tampoco me enfoco en ello, simplemente bajo la vista a mi regazo en donde en un brazo sostengo a un Heath que se chupa los dedos y en otro a una Moon demasiado ocupada durmiendo.
Me apunté para ser el representante de una banda en nacimiento y estos fueron los resultados.
No me arrepiento.
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