Capítulo Siete
Capítulo siete.
Meredith Allen.
El tema de la limpieza es un poco complicado conmigo, va más allá de un desagrado común por realizar la limpieza, es más profundo que eso, viene de atrás. Tiene historia.
Max puede creer que estoy evitando limpiar el desastre de la mezcla voladora y tiene razón, pero en donde tal vez piensa que soy una perezosa, no sabe que simplemente la idea de hacerlo me hace retroceder y querer esconderme, sin embargo, soy una mujer adulta y entiendo que debo arreglar lo que hice incluso si la idea me hace querer huir.
Sería más fácil si todo se redujera a: No es que no quiera limpiar, es que prefiero ver a Maximiliano.
Esa sería una justificación más divertida, menos aterradora y bastante coherente. Así que mientras salgo de la cocina para abrir la puerta, decido concentrar mis pensamientos en Maximiliano Greene, incluso su nombre es imponente.
Esta no es la primera vez que me topo con un hombre atractivo y sexy, es decir ¡Hola! Trabajo dentro de una industria en donde es común deslumbrarse por una belleza física y en todas las formas, etnias, razas y nacionalidades. Pero hay algo en Max que me cautiva, algo que lo hace distinto y que de hecho me hace sentir muy cómoda y a gusto a su alrededor.
No me considero una persona tímida, pero me cuesta liberarme en un entorno cuando no conozco bien a las personas porque tengo esa horrible costumbre de temer o imaginar que me odiarán o juzgarán, no sucede siempre, pero es difícil llegar a un lugar e involucrarse cuando todos ya se han formado una idea de ti. Sorprendentemente eso no me pasó con Max, no sé si sea porque nuestro primer encuentro fue alocado o alguna otra razón, lo que sí sé es que no lo pienso tanto y me relajo y eso también sucede con las personas de su entorno cuando estamos juntos, nada más hay que ver lo rápido que me relacioné con Hunter y Kid una vez supe estaban enlazados a él.
¿Qué es lo que me sucede con Max?
Coquetear no es un problema, cuando los chicos me resultan atractivos o me gustan es automático, una vez me siento segura, el coquetear o bromear, pero con Max lo estoy llevando a un nuevo nivel ¿Y el doble sentido? Siempre he sido de bromas sucias y comentarios picantes cuando entro en confianza, pero de nuevo, con Max he desbloqueado otro nivel y lo disfruto. Me gusta verlo desconcertado y sin saber qué rayos hacer conmigo.
Encuentros alocados, algunos mensajes, ni una sola llamada y esta no cita, eso es todo lo que ha habido entre nosotros hasta ahora y por alguna razón me parece emocionante. Tal vez sea por los pocos pero significativos y entretenidos mensajes que hemos intercambiado, los gestos no planificados y la manera en la que siempre parece atento a lo que digo o me habla de sí mismo sin darse cuenta, quizá sea por la manera en la que parece pelear con las atractivas sonrisas que tarde o temprano terminan asomándose en su rostro, las largas miradas pensativas y el hecho de que parece tener paciencia para intentar entenderme, incluso si al final no consigue comprenderme. También se trata de la presencia que impone en un lugar; es un hombre con dominio sobre múltiples aspectos, control y una capacidad de manejar y lidiar con varias cosas al mismo tiempo.
Tiene el conjunto de un todo que te hace verlo y querer analizarlo, conocerlo, entenderlo... Esperarlo.
Antes le dije a Loraine que Maximiliano Greene no era una galleta, pero ahora comienzo a dudarlo. Es decir, solo hay que ver la manera en la que sin darme cuenta coqueteo y digo cosas con doble sentido – puede que algunas de ellas sean intencionales – ¿Y lo de la pasarela privada? ¡Cielos! Solo me faltaba arrancarme los botones de la camisa, lo que hubiese sido sensual y bastante interesante o al menos eso imagino.
Sí, he sido una chica sucia que lo ha imaginado y soy aún más sucia porque ruego al universo por un sueño candente en donde Max sea el invitado especial a la fiesta de placer. Sucia, sucia y sucia, pero una sucia feliz.
Me doy cuenta de que como una tonta me encuentro de pie a mitad de la sala y que el pedido de nuestras comidas deben de estarse enfriando porque pensé demasiado en el dueño de este apartamento. Pero ¡Dios! ¿Alguien puede culparme? Que tonta soy sonriendo ante todo esto que ha sido raro, inesperado, pero le ha dado una emoción a la vida que consistía en: trabajar, dormir, pensar cosas que me atormentan o lastiman y huir de mi tía (lo hago más últimamente).
Para hacerme salir de mi trance y ponerme en marcha, el timbre vuelve a sonar y me apresuro a abrir la puerta antes de que Max venga y me recuerde que debo limpiar el desastre que hice y me corte toda la alegría que cargo.
Me siento cómo alguien que desbloquea un nuevo crush y ¡Sorpresa, sorpresa! Él te nota y aún mejor: él lucha para no mirarte cómo algo que quiere conocer de una manera más intensa, profunda y poderosa. Porque lo sé, me doy cuenta, Max lucha con la evidente atracción entre nosotros y eso no me ofende, hay muchísimas razones por la que no deberíamos involucrarnos como algo más que una amistad: la edad no es una de esas razones ¿Qué son unos pocos años cuando todo es legal y las cifras no están tan elevadas? ¡Pufs! Nada.
Finalmente alcanzo mi destino y al abrir la puerta un "Sorpresa, papi Max" cae sobre mí, pero las voces se van apagando a medida que los nuevos invitados, que no son el repartidor de sushi, asimilan que soy quien ha abierto la puerta.
Dos hombres increíblemente atractivos, altos y con una presencia difícil de ignorar se encuentran frente a mí. Uno rubio y otro castaño rojizo, ambos con expresiones de sorpresa, interés e incredulidad y sosteniendo en sus manos un pack de cervezas, bolsas de comida y golosinas. Los reconozco cómo Doug y Dexter, lo sé por qué he hecho mis investigaciones y son muy, pero muy famosos.
Admito que estoy sorprendida porque en fotos y televisión son una imagen que se queda contigo, pero ¿En persona? No entiendo cómo consiguieron los genes. Los ojos de Doug parecen de un turquesa bastante vivido mientras que los de Dexter son de un verde encantador, las facciones, la altura, la presencia, todo, es impactante y abrumador. Los esperaba atractivos y geniales, pero no tan así. Es ilegal y cómo no les basta con ser devastadores para la vista, fueron y consiguieron a un representante que pone a cualquiera a cien, incluyéndome. No veo en dónde está lo justo de todo esto.
Dexter me repasa dos veces con la mirada mientras Doug ve detrás de mí y luego sus ojos me encuentran de nuevo cómo objetivo principal de atención. El silencio se extiende entre nosotros y luego sonrío porque creo que están en alguna especie de shock ¿Qué tan raro es encontrar a Max con compañía?
—Oh —digo y es casi cómico que hacen el mismo gesto de arquear ambas cejas ante el hecho de que hablo—, llegaron los refuerzos para la orgía.
Doug sonríe, Dexter se muerde el piercing en la esquina de su labio inferior. Ambos me ven y me ven otro poco más antes de que uno de ellos rompa el silencio:
—Jodidamente estoy soñando. ¿Rubia, estamos soñando?
—No, no estamos soñando. Parece que papi Max tiene una fiesta.
La mirada de ambos va detrás de mí y sé que Max tiene que haber aparecido porque el ambiente cambia un poco, ellos pasan de sorprendidos a emocionados e inquietos. No sé cuál es la expresión de Max, pero ambos Dexter y Doug parecen estar conteniéndose mientras nos ven a ambos, se ven entre ellos y luego de vuelta a mí. Les sonrío de manera incierta, tal vez no han pillado que lo que dije sobre la orgía fue dicho en sentido de broma.
—Lo que he dicho... —comienzo.
—Es Meredith Allen Lynch —Le dice Doug a Max—. Una modelo famosa que Robbie sugirió incluyéramos en el futuro en algún vídeo.
— ¿Quién es Robbie? Oh, que lindos, gracias por tomarme en cuenta —digo sin perder la sonrisa—. Me encantaría...
—Es Meredith Allen Lynch —repite Doug señalándome—, contigo, en tu casa, solos...
—Y tiene la jodida camisa que mamá te regaló en tu cumpleaños.
Uno, dos, tres segundos pasan de silencio.
—No es lo que parece —dice Max dando un paso por delante de mí.
Dexter y Doug se inclinan de nuevo para verme porque ahora estoy detrás de Max y luego sus miradas vuelven a éste último. Me alarma un poco la manera en la que con lentitud ambos comienzan a sonreír de una manera que incluso yo que no los conozco, reconozco que las sonrisas son maliciosas y traviesas mientras Max repite una vez más que no es lo que parece.
—No es lo que parece —saborea Doug las palabras—. No lo sé...
—Parece cómo que unas cosas malditamente interesantes ocurrían...
—Bueno, nosotros nos vamos... —anuncia Doug—. Un gusto, Meredith...La camisa te queda hasta mejor que a Max.
—Doug... —dice Max dando un paso hacia él, pero Doug retrocede tres al igual que Dexter.
—Te veo luego ¡Un jodido placer conocerte!
Dudo que de hecho nos hayamos conocido porque esto ha sido bastante loco. Mientras que Max ahora dice el nombre de Dexter, ambos integrantes de BG.5 se giran comenzando a alejarse con rapidez. Max no logra alcanzarlos.
— ¡Doug! ¡Dexter! Esperen —Max casi corre detrás de ellos que aceleran el paso.
¿Qué hago? Los sigo a paso lento.
—Puedo explicarlo, no es así ¡No es así! ¡Dexter! No es...Borren esa maldita sonrisa.
Dexter y Doug solo lo ven mientras las puertas del ascensor comienzan a cerrarse antes de que Max los alcance, no dejan de sonreírle.
—Esperen ¡Mierda! Esperen.
—Ten una jodida buena noche, papi Max —dice Dexter antes de que las puertas del ascensor se cierren.
Max apoya las manos en el marco del ascensor de una manera que parece sacada de algún drama, pero no lo comento porque parece que está teniendo un momento difícil. Estoy a mitad del pasillo asimilando todo esto que pasó tan rápidamente mientras que el silencio reina. Recargo la espalda de la pared esperando por alguna reacción de Max o alguna explicación de lo que acaba de suceder.
"Papi Max" acompañado de su alarmante reacción ha sido toda una sorpresa, una muy inesperada.
El ascensor suena antes de que abra sus puertas y él alza rápidamente la cabeza, creo que espera que se trate de Doug y Dexter, pero o es así. El chico que viene de salida se detiene para evitar colisionar con Max antes de que éste se haga a un lado dejándolo pasar.
Ah, mira, ahora si es el chico del sushi con nuestra cena.
Veo a Max decirle algo antes de que tome los pedidos y me acerco porque recuerdo que de hecho tengo en la mano la propina. El chico sushi alza la vista y veo su rostro transformarse en una de sorpresa cuando me ve. Al principio detengo mi avanzar porque por un momento me invade el pánico y me doy cuenta de lo estúpido que es ser vista llevando este vestuario cuando soy una figura pública, pero luego me doy cuenta de que este es solo un tipo babeando y viéndome con deseo.
Retomando la caminata, un poco incómoda con la situación, extiendo la mano haciéndole saber que es su propina y él me da una perezosa sonrisa que no devuelvo mientras estiro la camisa hacia abajo queriendo esconderme.
Siempre estoy expuesta, pero hay miradas que muchas veces resultan incómodas de soportar. Max se aclara la garganta haciendo que la mirada del chico vuelva a él, dejo ir una lenta respiración de alivio.
—Ya puedes irte, gracias —Es todo lo que le dice, una manera de correrlo nada sutil, pero no tengo quejas al respecto.
—Señorita... —comienza el chico hacia mí.
—No deberías perder el ascensor —lo interrumpo y me sacrifico dándole un suave empujón para que se adentre.
Marcando el lobby del edificio, retrocedo y me ubico a un lado de Max viendo cómo las puertas del ascensor se cierran antes de que siquiera pueda volverme a hablar.
—Bueno, eso fue incómodo —rompo el silencio.
Voltea a verme con lentitud y dejo ir una lenta respiración dándome cuenta que no se ve enojado o tenso, solo parece desconcertado. Tal vez no debí haber dicho la broma de la orgía, quizá lo metí en algún problema por andar con mis tonterías. Bien hecho, Allen.
—Max, sobre lo de antes, se supone era una broma para romper el silencio, pero no...
—Vamos, entremos —Me interrumpe comenzando a caminar.
Mierda ¿Y ahora qué? No puedo evitar los nervios que me embargan porque no sé cuál es el ambiente actual, esta noche ha sido todo un paseo de subidas y bajadas, qué difícil sería definirla con una sola palabra.
En silencio me encuentro siguiéndolo y mi estómago suena haciéndome saber que no es precisamente temprano y que el hambre es una tercera persona entre nosotros. Una vez estamos en su apartamento lo sigo hasta la cocina y luego cómo queriendo redimirme, avanzo hacia la trapeadora y la tomo para limpiar el suelo porque aun cuando no me gusta limpiar, soy buena en ello y no por una buena razón. Ser tan buena limpiando es precisamente una de las razones por las que odio hacerlo.
Limpio en silencio, odiando cada minuto de ello, pero sin detenerme. Estoy tan sumida en ello que cuando escucho la voz de Max, me sobresalto.
—Tienes una expresión de asco muy evidente.
—Solo limpio mi desastre —respondo viendo que el suelo tal vez no esté lo suficientemente limpio, debo hacerlo mejor—. Odio limpiar, pero no por ser una vaga o creerme demasiado para ello.
Hay una razón para ello, pero no la digo porque así soy, casi siempre no digo muchas cosas porque no me gusta hablarlas, decirlas les da poder, conversarlas se siente cómo tener garras sujetándome para no dejarme ir y avanzar.
Y siempre quiero ver al frente, nunca atrás.
—Ven a comer, Allen, ya se ve lo suficientemente limpio el suelo, está bien.
—Solo un poco más —respondo pasando la trapeadora con más ahínco.
Mientras más fuerte trapeo el suelo, más fuerte se hace el eco de un recuerdo y solo cuando la mano de Max se posa sobre la mía y detiene mi movimiento, me doy cuenta de que mi respiración es fuerte y que aprieto tanto la mandíbula que duele un poco.
—Detente ¿Estás bien? —pregunta con calma, voz suave y una mirada curiosa.
Dejando ir una lenta respiración, por entre mis labios, intento serenarme antes de darle una respuesta.
—Odio limpiar, mucho —porque me atormenta.
Él me ve con fijeza, seguramente intuyendo que hay mucho más en ello de lo que estoy dispuesta a decir, pero asiente estando en acuerdo con mi falta de información.
—Está bien, ya no tienes que hacerlo, además está limpio —Me quita el trapeador haciéndolo a un lado—. Ahora cenemos, tengo hambre y he escuchado a tu estómago sonar hace unos minutos.
—Bien...
Me siento en una de las sillas frente al mesón, ninguno de los dos menciona que podríamos comer en su comedor para cuatro personas ubicado en la sala. Si antes el ambiente no era extraño, ahora con mi intenso momento de limpieza, definitivamente lo es.
Mi estómago suena al ver y percibir el olor de toda la maravillosa comida frente a nosotros, me alegra no haber pedido mi apetito. Tomando los palillos me dispongo a tomar un roll cuando Max se aclara la garganta en un intento obvio de captar mi atención, lo veo de inmediato.
—Primero debemos rezar.
— ¿Rezar? —repito cómo si no supiera lo que es, pero es que estoy desconcertada.
—Sí, cierra los ojos y toma mi mano, vamos a rezar
—De acuerdo —digo con lentitud porque no es una costumbre extraña, muchas personas lo hacen, solo no me lo esperaba.
Deslizando mi palma sobre la suya, cierro los ojos y espero, espero...Y espero ¿Por qué no inicia?
Hay demasiado silencio.
Arriesgándome a resultar ofensiva, abro un ojo y al voltear lo suficiente el rostro, lo encuentro viéndome y masticando mientras sus palillos sostienen ahora un poco de ensalada. Abro el otro ojo de inmediato y lo veo con incredulidad, sonríe con diversión después de tragar.
—Me preguntaba cuánto te tomaría abrir los ojos y darte cuenta de que te estaba tomando el pelo y de hecho ya comencé a comer —dice y no puedo evitar quitar mi palma de la suya para golpearle el hombro, eso lo hace reír—. No rezo antes de comer y si lo hiciera ¿Con qué tiempo? Siempre corro, como sin detenerme cuando lo hago.
—Eres malo.
—Sí, supongo que puedo ser malo —Sonríe antes de llevarse la ensalada a la boca.
—Y sobre comer sin detenerte ¿Te refieres a todo? —Me ve y le sonrío—. Puedo imaginarte, comiendo y comiendo sin parar ¿Lo disfrutas?
— ¿Por qué no lo disfrutaría? —dice tras absorber mis sucias palabras.
—No a todos les gusta comer, menos comer sin parar como algún ser insaciable, pero me alegra descubrir que Maximiliano Greene come sin pausas y con ansias —Llevo la vista a la comida sin perder la sonrisa—. Puedo entenderte, también soy una glotona y me gusta comer, incluso cuando llego al final, quiero más.
Escucho la manera en la que exhala con lentitud. Sacudiendo la cabeza, tomo de nuevo mis palillos y comienzo a comer, la comida es buenísima y la compañía aún más.
—Sobre lo de antes —intento de nuevo luego de limpiarme los labios con una servilleta—. ¿Qué fue todo eso?
— ¿A qué exactamente te refiere?
—A los dos invitados antes de que llegara el sushi.
—Esos solo fueron dos de mis dolores de cabeza, suelo tener cinco...Seis si cuentas a mi hermano quien a la distancia también hace un trabajo estupendo dándome dolor de cabeza.
—Pensé que esos solo eran Doug McQueen y Dexter Jefferson.
—Sí, también puedes llamarlos así y no solo dolores de cabeza —responde luego de masticar—. En este momento deben de estar dejando ir información confusa y muy falsa hacia los demás sobre lo que vieron.
Rebobino sobre lo que vieron ambos hombres: una mujer con la camisa de Max, sin pantalones, con calcetines y hablando sobre orgías. No metería las manos al fuego por quienes en este momento son dos desconocidos, pero hacerse una mala idea o una muy caliente sobre la situación, no parece tan descabellado, lo cual le hago saber a Max.
—No lo entiendes —Me da una sonrisa llena de ironía—. Podrías haber estado vistiendo miles de capas de ropa y aun así hubiesen pensado muy mal sobre la situación...Bueno, no mal, más bien cosas muy adultas y llenas de censura. Así funcionan.
— ¿Siempre?
—Cada vez —Hace una mueca—. Chismes, rumores, bromas, meterse en problemas, hablar de más, querer mi atención...
—Papi Max —digo entonces y voltea a verme de inmediato con desconcierto—, quiero decir, por eso te dijeron "papi Max" ¿Cierto? ¡Eso es encantador!
—No, no lo es, no veo el encanto de ello.
—Apuesto a que sí —Lo señalo con los palillos y luego tomo otro roll—. Los amas ¿Cierto? Y respondes al llamado de papi Max, es su dinámica y lo entiendo.
»Vuelvo loca a Loraine, pero ella también está loca. Soy más que una representada para ella, me ama y yo la amo. Es cómo mi familia.
—Loraine tiene una sola de ti, yo tengo a cinco... —Se detiene abruptamente y me ve con ojos entrecerrados—. De hecho, Loraine tal vez tiene una bomba en ti, tal vez debería compadecerme ella.
—Decido tomarme cómo un cumplido que me llames bomba, una bomba sexy, espero.
No me pierdo su sonrisa divertida y como otro poco más, mi estómago en este momento me ama.
—Pero sí, aunque son desastrosos y unos dolores de cabeza, los amo —dice tras unos instantes de silencio—. Confiaron en mí de la misma manera en la que confié en ellos, empezamos desde cero, éramos unos desconocidos a los que todos subestimaban.
»Pusieron toda su fe en mí y yo en ellos. Puede que me hagan tener muchísimo trabajo, que a veces quiera ahorcarlos y que gracias a ellos obtenga dolores de cabeza, pero no los cambiaría —Se encoge de hombros—. No hay dos de ellos, son únicos y son parte de mi familia.
—Eso es tan bonito —Me es inevitable no sonreír—. Loraine me dijo que muchos te han intentado pescar, incluso que te han ofrecido ser representante de otros sin tener que abandonar a BG.5, pero que te has negado a todo.
—La relación que tengo con ellos y sus familias es algo difícil de encontrar, mamá siempre me lo decía —Dibuja una pequeña sonrisa—. Tenía casi veinticinco años cuando los conocí, éramos muy jóvenes e inexpertos, estábamos asustados, pero nos apoyamos.
»Tengo la fortuna de que económicamente funciona muy bien, no los dejaría ¿Y representar a otros al mismo tiempo? No quiero terminar en un manicomio y aprecio el poco tiempo libre que tengo.
— ¿Por qué tienes tan poco tiempo libre? Es decir, Loraine tiene una agenda comprometida conmigo, pero aun así tiene tiempo libre para ella y hasta para follar, créeme, tiene mucho sexo.
— ¡Bien por Loraine! —Ríe luego de decirlo—. Tengo a cinco chicos que tienen una agenda junta y separada, tienen compromisos individuales y en conjunto, pero también es porque me excedo. Ellos nunca me han exigido más de lo que doy o me han ordenado trabajar de más, pero empezamos literalmente desde cero.
»Me propuse tanto posicionarlos y hacerlos crecer, que luego no he sabido cómo detenerme —bebe de su botella de agua—, supongo que me exijo hacerlo cada vez mejor.
— ¿Puedes hacerlo todavía mejor? —Mi voz suena incrédula— Creo que ellos son muy afortunados. Antes de conocerte casualmente vi un documental de BG.5 y escuché cómo hablaban de ti, reconocen tu esfuerzo y te valoran.
»Dices que antes empezaron en cero, pero ahora están súper arriba, tal vez puedas respirar un poco y disfrutar de todo lo que han logrado, te lo mereces.
—Puedo llevar una vida ajetreada, pero también hago cosas para mí, quizá por un momento corto, pero lo hago. Disfruto de lo que hemos logrado, tal vez de manera apresurada, pero no doy por sentado lo que logramos.
Continuamos comiendo y me es inevitable no pensar en cuán afortunados son los chicos de BG.5. No cambiaría a mi Loraine, pero hay que reconocer que Maximiliano Greene es una leyenda en el mundo de los managers. Me sorprende ver cómo tiene el control de todo, cómo vive pocos momentos para sí mismo y no colapsa, apenas si tiene unas leves ojeras y ¡Señor bendito! Encuentra tiempo para ejercitarse ¿Tendrá amigos? Sé, porque lo hablamos por mensajes, que su pasatiempo es ver películas siempre que puede y ejercitarse los cinco días de la semana.
Analizándolo, me doy cuenta de que las amistades de Max tal vez sean los chicos BG.5, los guardaespaldas y allegados, toda una familia. Me parece impresionante la fortaleza que representa BG.5; tiene razón, no es un simple trabajo, es una familia, un equipo, un todo y por un momento me encuentro celosa sobre ello porque no tengo grandes amistades y no una familia que me quiera o aprecie de esa forma.
Loraine es mi más grande amiga, tal vez es la única porque si bien considero que tengo otras amistades, no son lazos profundos o fuertes, son ocasionales y debido a mi constante huida no hay mucho que haga sobre ello. Mi tía es una sanguijuela sobre mí a la que nunca le puedo decir "basta", mi padres...Sí, bueno, mi vida es solitaria.
—Ustedes son afortunados de tenerse, es admirable lo que han construido.
—Sí, supongo que es así, pero eso no quita que nos acabamos de involucrar en un gran chisme que debo solucionar.
—Pero no hay que preocuparse, no es cómo si se lo fuesen a decir a la prensa —Se hace silencio—. ¿Cierto?
—Ehm...Todos los chismes que salen de mí mayormente viene de ellos, aunque finjo no saberlo —Abro los ojos con sorpresa—, pero siempre son mentiras, a veces coincide, pero no cuentan verdades, no publicarán nada de lo que vieron.
Decido creerle mientras continuamos comiendo y conversando, conociéndonos. Le pregunto un poco más sobre su relación con la banda, con todos y de verdad me despierta un anhelo por esa familiaridad y unión, me hace cuestionarme y reprocharme el no haber creado más vínculos y relaciones a lo largo de los años, pero siempre estuve demasiado asustada de exponerme, de conocer a personas equivocadas que pudiesen fallarme y luego cuando fui lo suficiente valiente y me sentí más segura de mí misma: comencé a huir.
Huir de mi tía, a quien un día vi cómo esperanza y la oportunidad de un nuevo comienzo, pero que terminó siendo otro tipo de cautiverio.
No alcanzamos a comernos toda la cena y lo observo guardar lo que queda en los envases de comida mientras bebo agua y me siento satisfecha ante la cena increíble que acabamos de tener. Me gusta lo que he conocido de él.
Es una galleta, una única.
—Allen —Le doy mi atención—...Lo de hace un rato, sobre limpiar ¿Qué pasa con ello?
Considero dar una respuesta en broma, pero recuerdo que me ha hablado sobre su mamá, su relación con BG.5 y pequeños detalles. También me doy cuenta que no me asusta hablar un poco.
—Me trae malos recuerdos. Mi biografía oficial dice unas cosas, pero está maquillada —Juego con el vaso en mis manos—. Mi infancia fue complicada y en algún momento de ella, limpié mucho, demasiado, asumí roles que no me correspondían.
»Cuando limpio viajó a una pequeña casa descuidada con olor mohoso, un adulto no apto para el cuidado de una niña y recuerdos confusos que me repetían solo eran pesadillas —Alzo la vista encontrándome con su mirada—. Cuando salí de ese pasado, me dije que no volvería a limpiar más nunca en mi vida.
Lo cual fue una promesa estúpida porque por supuesto que llegando a una casa ajena y en donde debes probarte, debes limpiar y teniendo en cuenta que mi tía aprovechó de darme utilidad mientras me preparaba para lo que sería mi futuro, tuve mucho tiempo limpiando antes de renunciar a ello.
Max se da cuenta de que no pienso decir mucho más sobre el tema y no hace más preguntas al respecto. Me gusta eso de él, no indaga, es cómo si tuviese una infinita paciencia para esperar y dejar que todo caiga a su paso.
Me encuentro descubriendo que es tarde cuando veo la hora en mi teléfono y muy a mi pesar me doy cuenta de que debo irme porque mañana debo levantarme temprano por trabajo y aunque estaré agotada por no dormir lo suficiente, ha valido la pena perder horas de sueño.
Tenemos una breve discusión sobre él llevándome al apartamento, pero le recuerdo a la prensa y por la caída ligera de sus parpados, sé que también necesita dormir. Así que terminamos llamando a un taxi y cuando éste llega, me acompaña afuera del edificio para verificar la matrícula y el conductor del auto, siempre en control, siempre atento, ese es Maximiliano Greene.
—Gracias por tan genial cena —digo parándome sobre las puntas de mis pies y besándole cada mejilla.
—La pasé bien —dice con sinceridad y eso me hace sonreír.
—Espero y puedas aclarar las cosas con Dexter y Doug.
—Sí, yo también lo espero.
—Y espero verte muy, pero muy pronto —Le hago saber subiendo al taxi y cuando cierro la puerta, vuelvo a hablar— y espero pienses mucho sobre restar y sumar conmigo.
Su risa es lo que escucho antes de que el taxista ponga el auto en marcha. Lucho contra mi sonrisa, pero pierdo la batalla porque no hay manera en la que deje de sonreír.
— ¿Por qué se supone que es malo para mí comer galletas? —intento recordarme, porque repentinamente lo he olvidado.
No, Allen, no debes comer galletas. Prohibido.
Pero ¿Ni siquiera un pequeño mordisco?
Holisss, espero estén bien. Aquí les dejo otro capítulo
Redes: Instagram: DarlisStefany / Twitter: Darlis_Steff / Páginas de facebook: Darlis Stefany y "Saga BG.5 de Darlis Stefany" /En vivos en YouNow: DarlisStefany
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro