capitulo 9
-¿Qué te parece? –Camila le miro con el ceño fruncido -Puede ser una buena idea –Paul asintió
–Encargate de ello.
-¿Yo? –Camila lo miro como si estuviera loco.
-¿Es tu idea no? –el sonrio -¿Quién mejor para plasmarla?.
-Pero yo hace años que no escribo Paul –Camila miro sus manos.
-Eso nunca se olvida –Paul la miro a los ojos –Confio en ti.
Y el se marcho del despacho dejándola allí sentada. Camila miro su ordenador y fruncio el ceño. ¿Nunca se olvida? ¿Y porque ni siquiera sabia como empezar? Suspiro y coloco las manos sobre las teclas.
Mujeres y hombres.
-No –pulso borrar.
Los hombres, esos desconocidos.
-No –volvio a borrar.
¿Una vida sin hombres?.
-¡Maldita sea! –y borro de nuevo.
Unos golpes en la puerta hizo que levantara la vista del ordenador a su secretaria que la miraba con cautela.
-¿Qué pasa Nora? –Fruncio el ceño.
-Han llegado unos hombres –La mujer trago saliva –Con unas cajas.
-¿Unas cajas de que? –Camila la miro confundida.
-Con tus cosas y las de los niños –Nora la miro inquieta –Tu marido les pidió que las entregaran aquí.
-¡¿Qué?! –y de un salto Camila se levanto de su silla. Salió de su despacho y observo las cajas que estaban ante ella -¿Cómo se atreve? –Apretó los puños furiosa ¿Por qué allí? ¿Por qué las mandaba a su trabajo? ¿A caso quería humillarla? Si eso era lo que quería.
-Señora tiene que firmar aquí –Un hombre se le acerco mostrándole un papel.
-No voy a firmar nada –Camila lo miro decidida –No quiero nada de esto, devuélvanselo a quien lo mando –y sin esperar a que le dijeran nada entro al despacho dando un fuerte portazo. -¡Cerdo asqueroso y manipulador! –Empujo el florero que había sobre su mesa –Eso es lo que eres ¡Eso es lo que son todos! –y se sento en su sillón y comenzó a escribir.
Dos horas, ese era el tiempo que había pasado escribiendo y repasando una y otra vez cada palabra. Volvio a leer una vez mas y antes de arrepentirse pulso enviar. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Miro el reloj de su despacho y se levanto de golpe.
-¡Mierda! –cogió el bolso y salio del despacho corriendo -¡Adios Nora!
-¡Buen fin de semana! –Nora la miro sonriente
Se subio a su coche y condujo por la ciudad como loca. Hoy era el partido de Matt y Alexander y ella llegaba tarde.
-Mierda –Le sonó el claxon a un coche que se paro en segunda fila -¡Busca aparcamiento idiota!-grito tras bajar la ventanilla.
Llego al aparcamiento y dio tres vueltas por el hasta que al fin vio un hueco libre y rápidamente aparco. Se bajo corriendo, cerró la puerta, bloqueo el coche y cuando iba corriendo hacia la entrada del campo se paro de golpe. Bufo molesta y se giro para regresar corriendo al coche, lo abrió y saco el bolso, después volvió a cerrarlo y ahora si pudo entrar corriendo al campo.
-Ya llegue, ya llegué –metió el tacon en uno de los agujeros de tierra y se doblo el tobillo. Ignorando el dolor en su pie, siguió caminando hasta que al fin diviso a la gente. Gente que estaba alrededor del césped verde gritando y abrazando a los niños. Diviso a su hermana y corrió hacia ella -¡Oh Dios! ¡Llegue tarde! ¿Llegue tarde verdad?.
-No –Sofia sonrio divertida –No habrá partido.
-¿Qué no habrá partido? ¿Por qué? –Frunció el ceño.
-Porque al otro equipo le falta un jugador –Fue Keana quien hablo mientras tenia a su hijo agarrado de la mano.
-Bueno –Camila suspiro –Al menos no me perdí el partido.
-Hola –Lauren se paro ante ellas mirando a Camila con una sonrisa -¿Qué tal estas?.
-Hola –Camila se quedo mirándola con los ojos abiertos de par en par.
-Hola –Keana y Sofía hablaron al mismo tiempo mientras miraban a ambas.
-Me debes un cena Camz –Lauren sonrio divertida. –Bueno yo mas bien diría dos.
-¿Dos? –Ella frunció el ceño.
-El otro dia, se que me viste en el coche –la miro con una ceja levantada –El destino.
-¡Mama! –Alex corrió hacia su madre y ella le dio un beso en la frente.
-Hola cariño –sonrió a su hijo -¿Y tu hermano?.
-Con el balón –Alex señalo a Matt –La entrenadora se lo ha regalado por haber marcado un gol en el entrenamiento.
-Vaya –Camila sonrio –Que buena entrenadora.
-Gracias –Lauren respondio mirándola sonriente.
-¿Qué? –Camila la miro atómica -¿Tu? ¿Tu eres?.
-Yo soy la entrenadora –Lauren le guiño un ojo.
-Ah –Camila miro a su hijo -¿Y el entrenador?.
-Se mudo a Londres –Lauren miro a Alex –Alex ¿Por qué no vas a decirle a los chicos que ya pueden irse?.
-Si –y Alex se marcho corriendo.
-Bueno –Lauren volvió a posar la vista en Camila -¿Qué me dices de un café?.
-¿Qué? ¿Ahora? –Camila la miro nerviosa –Yo, ahora no puedo.
-Claro que puede –Sofia miro a su hermana de reojo y después a ella –Yo me encargo de los niños.
-Gracias –Lauren sonrió –Voy a cambiarme y nos vamos.
-¡¿Pero que haces?! –Camila miro a su hermana molesta.
-¿Qué hago? –Sofia la miro como si fuera tonta -¿Qué haces tu?.
-¿De donde conoces a esta mujer? –keana la miro fijamente.
-Es la de la leche –Camila miro a su hermana.
-¿La pesada de la tienda? –Sofia frunció el ceño.
-Y también me encontré con ella cuando saque a Cuper, el dia que nos quedamos todas de fiesta en tu departamento –Suspiro –Cuper la arroyo.
-Vale respondida la primera pregunta – Keana sonrió –Ahora ¿Quieres decirme porque no querías tomar un café con esa bombon?
-¿Por qué? –Camila miro a su amiga con escepticismo –Quizas porque no la conozco, porque me estoy divorciando, porque tengo tres hijos, porque es la entrenadora de dos de ellos Y por qué es mujer y no es que me quiera para que seamos amigas.
-Primero lo de que es la entrenadora es un excusa estúpida, lo de que tienes tres hijos es otra estupidez lo de que es mujer ni importa que no la vistes bien, está como quiere, a demás los prejuicio aquí no van, tu sabes que ninguna de las tres tenemos prejuicios tontos sobre todo que sabemos que Dj también le gustan las mujeres, No eres la primera ni la última que se puede fijar en una mujer. –Kena la miro a los ojos.
- Exacto y que te estas divorciando, eso si no es una excusa, tu marido se acuesta con su amante en tu casa ¿y tu no puedes tomar un café con una chica? –Sofia sonrio –Y lo de que no lo conoces se soluciona con ese café
-¿Lista? –Lauren se paro ante ella y le tendió la mano.
-Claro que esta lista –Sofia miro a su hermana y le sonrio –Yo me quedo con ellos, tu diviértete.
-Bien, pues podemos irnos –Lauren la miro a los ojos -¿no?
-Si –Camila suspiro –Vayámos.
-Tranquila – se acerco y le susurro –No muerdo –la miro divertida –A menos que quieras.
-Si quieres morder algo cómprate un donut –Camila la miro con una ceja levantada.
-Buena idea, tengo hambre –le guiño un ojo
Y veinte minutos mas tarde Camila se encontraba sentada en la mesa de una cafetería, frente a una mujer que no conocía. Pero por alguna razón no podía dejar de sonreír.
-Max y Alex son unos niños encantadores –Lauren la miro a los ojos –Y tu eres una gran madre.
-No creo que me conozcas lo suficiente como para afirmar eso ¿no? –Camila frunció el ceño.
-Digamos que tengo un don –ella le guiño un ojo
-¿Un don? –Sonrio divertida -¿Piensas que me tragare eso?.
-¿No te dije que si nos volvíamos a ver? –la miro a los ojos –Algo en mi interior me decía que volveria a verte.
-¿Y que te dice ese algo ahora? –Camila no pudo evitar reir.
-Que pronto iremos a cenar –ella se acomodo en el sillón –Me debes una cena.
-¿Y si no acepto? –Camila levanto una ceja.
-Me encargare de pedírtelo ante tu hermana –Ella sonrió –Seguro que ella me ayuda.
-¿Conspirando contra mi? –Camila entrecerró los ojos.
-Si es para ganarme una cena contigo –se encogió de hombros.
-¿No voy a tener excusa? –Camila hizo un puchero.
-¿A caso tienes alguna? –Y ella la miro intensamente.
-¿Un marido? –Camila espero su reacción, pero ella permanecía tranquila.
-Exmarido –ella recalco la palabra, después señalo su mano –No hay alianza.
-Esta bien –Camila suspiro –Un exmarido.
-Esa no es una excusa, no para mi –Lauren se incorporo hacia delante apoyando los codos en la mesa. –A mi me da igual que tengas hijos, que te estés divorciando, que tengas un exmarido pesado o capullo, que tengas que trabajar mucho. A mi me dan igual todas las excusas que puedas inventarte, lo único que me interesa es tener un fantástica cena con la mujer que tengo ante mi.
-¿Nunca te han dicho que tienes un pico de oro? –Camila sonrió.
-Un par de veces –Lauren se encogió de hombros -¿Y a ti que te ves hermosa cuando sonries?
-Un par de veces –Camila respondió y se encogio de hombros. Ambas rieron.
-Entonces –Lauren la miro a los ojos –¿Cenamos?.
-Cenamos –Camila asintió.
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