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Una noche por despecho. Parte única

JiMin entró a aquel bar de alterne con un objetivo claro. La música estaba alta y la bebida cara, pero no importaba.

- JiMin, te lo pregunto una última vez. - Dijo TaeHyung. - ¿Estás seguro de lo que quieres hacer? Tienes muy reciente lo de...

- Ni le menciones. - Le advirtió. - Está muerto y enterrado. - Aseguró. - Llevábamos casi siete años juntos y ahora me deja sin más por un compañero de la universidad. ¿Pues sabes qué? Qué le aproveche. - Proclamó. - Esta noche soy yo el que encuentra a alguien con quien divertirse.

- Como tú veas. Pero no quisiera que hicieras una locura por despecho. Además, ¿no estás un poco desentrenado?

- Por eso te he pedido que me acompañaras. - Aseguró JiMin. - Ni siquiera conocía ningún bar. Tú, en cambio...

- ¿Qué insinuas? - Quiso saber divertido. - Ni que mis conquistas fueran siempre de una sola noche.

- Ninguno te dura más de un mes, pero tu cama nunca está vacía. Eres un experto. - TaeHyung sonrió. No es como si fuera a negarlo a estas alturas. No tenía nada de malo.

- Bueno, pues pidamos una copa. Bailemos un poco y echemos un vistazo. - Dicho y hecho.

Bailaron y bebeieron un buen rato. Se les acercaron un par de chicos que no estaban del todo mal. Pero a JiMin no le convencían. Uno de ellos se fue sin más. El otro se fue también, pero con un buen morreo de TaeHyung.

- Creí que, si estabas buscando a alguien simplemente por despecho, no serías tan estricto. - Planteó TaeHyung cuando se fueron a sentar un rato a los sofás.

- No sé... Ninguno de los dos me llamaba lo suficiente. - Comentó.

- No te preocupes. Aún queda mucha noche. - Le dio confianza. - Pero dime, ¿qué planeas hacer con él cuando lo encuentres? - Dijo con voz pícara y dándole un leve codazo.

- Pues... besarme con él... Supongo. - Habló un poco dudoso.

- Eso ya, pero ¿Luego? ¿Tienes planeado quedarte en un morreo o vas a tirartelo? - Quiso especificar TaeHyung.

- No sé si soy tan atrevido como tú. - Comentó.

- Pues mi consejo es que te atrevas. Sobretodo si está bueno. - Rió TaeHyung escandalosamente. Riendo también, JiMin levantó la vista y fue la primera vez que le vio. Dios. Estaba caliente. Camiseta blanca apretada por los músculos que se le marcaban lo justo para saber que estaba bastante bien formado. Espalda ancha. Cintura y pantalón estrecho. Pelo negro, pendientes pequeños en las orejas y un piercing en el labio. Él ni siquiera se había atrevido nunca a hacerse un pendiente porque decía que no era su estilo o porque a su madre no le gustaba, pero le gustaba como le quedaban a él. Tenía mirada de chico malo. JiMin se mordió el labio y casi se le escapa un suspiro.

- Quiero a ese. - Le anunció a sus amigo. TaeHyung se giró mirando al chico que destacaba entre la multitud.

- Está tremendo. - Opinó. - Es una gran elección. De hecho, si no vas tú, tendré que ir yo antes de que alguien se nos adelante. - Aseguró. - Tiene un cuerpazo, y baila bastante bien. Eso es que folla bien también. - Añadió como dato importante. - Ve a por él. - Le animó.

- No sé... - Dudó. - Los chicos como él no buscan chicos como yo. - Opinó.

- Para empezar, eso no lo sabrás hasta que se lo preguntes a él. Y para seguir, ¿qué clase de chico eres tú? Además, hoy llevas la ropa elegida por mí. Si no fuera porque eres mi mejor amigo, yo mismo hubiera querido follarte. - Aseguró divertido.

- Pero yo... - Entonces el chico se giró hacia ellos. JiMin giró la cabeza inmediatamente. - Nos ha pillado mirándole.

- JiMin. - Rió un poco TaeHyung. - Se trata de eso. Si no, como va a saber que estás interesado en él. Vamos mírale. - Con la idea de que quería que se lo tragara la tierra, JiMin hizo caso a su amigo y levantó la cabeza hacia el chico. Este seguía mirándole, no fijamente, claro, eso habría sido extraño. Pero le miraba de reojo mientras bailaba con un amigo, que no parecía más que eso, porque él también estaba al acecho de algún otro. Al cruzar miradas, el chico le sonrió, volvió a desviar la mirada y luego se abanicó un poco con ma camiseta como si tuvuera calor. - Levanta el culo y ve a por él ahora mismo. - Le ordenó.

- ¿Qué? - Se volvió JiMin hacia su fiel amigo. - ¿Cómo voy a hacer eso?

- Eso era como una señal. Como diciendo: Uf ¡Qué calor me das! Ve, vamos. Te estaba comiendo con los ojos.

- Creo...creo que un chico así es demasiado para mí. - Opinó finalmente.

- ¿Qué que? ¿Demasiado? - Exclamó TaeHyung indignado. - ¿Acaso te he educado yo para que pienses así?

- Hola. - Habló una voz a espaldas de JiMin. TaeHyung levantó la cabeza de inmediato y sonrió. JiMin no se atrevió a moverse.

- ¡Hola! - Respondió TaeHyung alegremente. - Mi amigo opina que estás muy bueno. - Dijo sin más.

- ¡TaeHyung! - Le gritó JiMin mientras se moría de vergüenza y su traidor amigo reía.

- Eso es genial. - Tenía una voz profunda, pero amable y dulce. - Porque a mí también me parece que él es muy atractivo. - JiMin se giró hacía él muy despacio y le sonrió. Aún avergonzado. - ¿Bailas? - Dijo tendiéndole la mano.

- Esto...

- Claro que sí. - Volvió a decir TaeHyung. - JiMin es un gran bailarín. - Habló mientras le empujaba para que se levantara del sofá. Finalmente, JiMin sonrió y aceptó la mano del chico desconocido y se levantó, siendo dirigido a la pista de baile. Miró hacia atrás un instante para lanzar una mirada asesina a TaeHyung, pero su amigo tenía los pulgares levantados y una inmensa sonrisa. Diablos, no podía enfadarse con él.

- No... No bailo tan bien como mi amigo dice. - Aseguró cuando llegaron a la pista. El chico rió.

- Tampoco es que me importe demasiado. - Reconoció. - Soy JungKook. - Se presentó.

- Yo JiMin.

- Sí, lo sé. Tú amigo ya lo ha mencionado. - Le recordó. - Es un gran entusiasta.

- Sí... No sé si yo lo diría igual. - Mencionó haciendo a JungKook reír. Aprovechó el ambiente relajado entre los dos para coger a JiMin por la cintura y acercárselo un poco. En ese momento se hizo más que palpable que JungKook era bastante más alto que él. No le sorprendió, casi cualquier chico era más alto que él, por unos cinco o diez centímetros. No era algo que le importase, estaba acostumbrado. Tampoco era demasiado.

- Tienes un buen cuerpo. - Comentó JungKook mientras se mecían completamente fuera del ritmo de la música del lugar.

- Gra...gracias. Tú también. Debes ir mucho al gimnasio. - JungKook se encogió de hombros.

- Me gusta hacer deporte. - Comentó sin querer alardear. JiMin tragó un poco de su vergüenza y deslizó las manos por los brazos de JungKook, su pecho y finalmente se abrazó un poco a su cuello.

- Tú espalda es ancha. - Dijo un poco obnubilado. JungKook le abrazó con un poco más de fuerza. Permitió que JiMin pusiera una pierna entre las suyas, para así estar más pegados. JiMin no se negó, aunque estaba un poco nervioso.

- Relájate. - Le pidió. - Estás algo tenso. - Observó. - ¿No sueles ir a este tipo de sitios a conocer gente? - Preguntó. Era obvio que no, así que JiMin negó.

- ¿Tú sí? - Quiso saber. En realidad, era muy obvio también.

- Me gusta venir a bailar y...lo que surja después.

- ¿Y...qué suele surgir? - JungKook se sorprendió un poco por la pregunta y luego rió dulcemente. Su pecho vibró agradablemente junto al de JiMin.

- Nunca me habían preguntado algo así. - Aseguró. - Depende de la conexión que se establezca con esa persona, supongo.

- Ya... - JiMin volvió a morderse el labio nervioso. ¿Cómo se le había ocurrido hacer esa pregunta estúpida?

- Me enciende mucho verte morderte el labio. - Confesó contra su oído. Agachó la cabeza, prácticamente la escondió en el pecho de JungKook. El alto le tomó por la barbilla y le levantó la cara. Acercó su rostro al suyo y esperó unos segundos a que JiMin se acercara también. JiMin estaba nervioso, pero también deseoso de probar sus labios. No tardó en acortar los poco centímetros que quedaban y besarle. JungKook lo hizo suave al principio, no quería espantarle, aunque tampoco iba a tirarse toda la noche para darse sólo unos besitos. El piercing que llevaba en su labio inferior era pequeño, así que no molestaba lo más mínimo. Sintió que a JiMin no le importaba cuando profundizó un poco más.  Pero, por la razón que fuera, JiMin no abría sus labios lo suficiente como para dejar entrar a JungKook. El muchacho le dio una lamida suave y larga a los labios del más bajito. - Abre tú boquita para mí. - Le pidió travieso. JiMin tragó y volvió a acercarse a sus labios. Un par de besos más y permitió que la lengua de JungKook le explorara necesitada. - Sabes muy bien. - Aseguró entre beso y beso. Pero había algo extraño.

- ¿Qué? ¿Qué es? - Preguntó separando un poco su cabeza.

- ¿Te refieres a mi piercing de la lengua? - Dijo justo después de sacar la lengua para mostrárselo. ¿Otro piercing? Ese no lo esperaba.

- Nunca había conocido a nadie con un piercing en la lengua. - Aseguró JiMin.

- Pues deja que te muestre lo bueno que puede ser. - Volvieron a acercarse y a fundirse en un profundo beso. JiMin sintió el frío metal dentro de su boca, lo reconocía, daba un punto extra de excitación. A JungKook le encantaba jugar con la lengua del contrario. La enredaba con la suya, la lamia con habilidad, la atrapaba entre sus labios cuando JiMin se atrevía a explorar la boca de JungKook. Adoraba la idea de saber que su saliva estaba en otra boca. Ese pensamiento le excitaba. Bajó sus manos de la cintura a los glúteos de JiMin suavemente. Al ver que este no ponía objeción, se atrevió a apretarlos un poco y masajearlos. Pronto descubrió que el culo de JiMin era perfecto. Grande, mullido y firme. Un leve gemido escapó de los labios de JiMin al sentir que las caricias de JungKook se hacían más fuerte. - Oh, Dios. - Murmuró JungKook. Dio unos pasos hacia adelante hasta hacer que JiMin topara con la espalda en la pared. - Me pones muchísimo, JiMin. - Aseguró sin poder detener sus labios y sus manos. Apretándose con el cuerpo del más bajo. JiMin se sintió feliz y emocionado en varios sentidos. ¿Cuánto tiempo hacia que nadie le decía eso? El sexo con su ex aún era placentero, pero escaso y rutinario. Siempre igual. Es lo que tiene llevar casi siete años de relación. Aunque JiMin siempre le insistía en probar cosas nuevas, pero su ex siempre se negaba, decía que le parecía raro. Al final, dejó de proponerle nada y se quedó con las ganas de muchas cosas. Espera, ¿por qué estaba pensando en su ex teniendo a un tipo mucho más atractivo y caliente comiéndole la boca. Abrazó aún con más fuerza a JungKook del cuello, acercándole aún más a él. Sus cuerpo estaban completamente pegados ahora, y la entrepierna de JiMin rozaba peligrosamente con el muslo de JungKook. Echó la cabeza hacia atrás con un fuerte suspiro. JungKook aprovechó para bajar los besos hasta su cuello. - ¿Puedo dejarte marcas? - Preguntó.

- Sí...por favor. - Se escuchó decir a sí mismo. Sintió la humedad de los besos en su cuello. Sintió la helada bolita del piercing de JungKook rodar por su piel. Sintió los mordiscos con un grito ahogado en su garganta. Y sintió un tirón dentro de sus pantalones cuando JungKook empezó a succionar.

- Eres delicioso. - Sonrió contra su cuello. Lo volvió a lamer y ahora la sensación era aún más agradable después de dejar la piel sensible por el chupetón. Seguro tendría un hermoso color morado. Hacía mucho que no se sentía así de deseado, de poseído. Fue la primera vez que conscientemente, frotó su entrepierna contra el muslo del más alto. Quería más. JungKook, lejos de achantarse hizo uso de la fuerza en sus piernas para doblar un poco las rodillas y tirar del culo de JiMin hacia él para que se acomodará un poco mejor sobre su pierna. - Al principio creí que no te atreverías a ser tan travieso. - Dijo sobre sus labios antes de continuar sus besos. - Parecías tan tímido. - JiMin se escondió en el pecho de JungKook de nuevo, avergonzado, pero era incapaz de detener los movimientos lascivos de su cadera. JungKook vibró con una risa leve. Eso le gustaba. De hecho, él también se estaba poniendo a tono, y eso que no se había frotado contra él. Sólo sus besos obscenos y caricias fuertes le habían puesto bastante duro. - Joder, JiMin. Quiero follarte. - Pronunció. Esas palabras detuvieron por completo los movimientos de JiMin. Mierda, la había cagado. Había sido demasiado rápido. - Da igual si no quieres. Es que...te veía tan emocionado que pensé...

- No es culpa tuya. - Aseguró apartándose de él unos centímetros, no demasiado. - Es sólo que... - Dudó. JungKook le tomó con velocidad de la barbilla y le hizo mirarle.

- No me digas que eres virgen. - Dijo sin más, sorprendido. - Bueno, tampoco pasaría nada. - "Sólo cambiaría la estrategia", pensó. Pero JiMin negó despacio.

- Es que... ayer mi novio de toda la vida cortó conmigo porque está con otro. Nunca he estado con nadie que no sea él. - Confesó.

- Ya... Lo siento. - Expresó JungKook. JiMin volvió a negar.

- Paso de él. Supongo que, me ha dolido menos de lo que pensé. Quizá ya no estaba tan enamorado como creía hace dos días. Ni siquiera el sexo era gran cosa. - Rió un poco. - Perdona. No quería cortarte el rollo. - Volvió a besarle en los labios y JungKook no se negó. - Olvídalo. ¿Por dónde íbamos? - Dijo pegándose de nuevo a él. JungKook le acercó también. Cada persona tenía sus historias, no pasaba nada por dudar un poco.

- Creo que lo último que he dicho es que quería follarte. - Comentó divertido. JiMin volvió a morderse el labio y eso hacía que JungKook se deshiciera aún más.

- Creo que... creo que eso suena muy bien. - Expresó con más confianza. Volvió a frotarse contra la pierna de JungKook, pero, ésta vez, le miraba mientras lo hacía. Estaba mucho más cómodo ahora que se lo había dicho, aunque no sabía muy bien por qué. Se se ntía algo más desinhibido. - ¿Quieres que vayamos al baño? - Le propuso. Pero JungKook negó extrañando sobradamente a JiMin.

- Mereces algo más que un polvo rápido en los sucios baños de un bar de alterne. - Abrazó el cuerpo de JiMin con más fuerza. Encajaba muy bien en sus brazos. - Un cuerpo como el tuyo merece ser tratado de mejor forma. - Aseguró. ¿Qué significaba eso? ¿Ser tratado de mejor forma? Hacía bastante que todo el sexo de JiMin era nada más que polvos rápidos y cómodos de vez en cuando. En cuanto se corría una vez dentro de él, su ex ya estaba satisfecho. A veces JiMin ni siquiera llegaba a su propio orgasmo. Estaba tan tentado. ¿Qué sería lo que JungKook tendría en mente? - Vamos a mi casa. - Dijo JungKook. Pero eso le asustó un poco.

- Nunca he ido a casa de un desconocido. - Le miró con calma. - ¿No sería mejor coger una habitación en un motel o algo así? - JungKook negó.

- O a mí manera o nada, precioso. - Eso sorprendió un poco a JiMin. Ese chico parecía exigente, pero todo en él, incluso esa forma autoritaria de hablar, eran tan tentador. Volvió a morderse el labio un vez más. Ya no sólo estaba nervioso, también bastante excitado. 

- Quiero ir. Quiero fiarme de ti y pasar la noche contigo, pero... ¿cómo sé que no eres un psicópata que quiere matarme? - JungKook sonrió lejos de sentirse ofendido.

- No lo sabes. - Pronunció. - ¿Eso no lo hace más excitante? - JiMin se mostró aturdido. Sí, en parte, eso lo hacía mucha más excitante, pero él no era imprudente. - Hagamos una cosa. - Le dijo. - Voy a irme fuera del bar. Allí tengo mi moto. Voy a esperarte diez minutos, ni uno más. Tienes dos opciones. Puedes quedarte aquí y quizá encuentres a otro al que ofrecerle una mamada o un insatisfactorio polvo en los baños y luego irte a casa de vuelta con tu amigo. En ese caso, tú te pasarás la vida preguntándote que hubiera pasado y yo... seguramente me masturbe un buen rato pensando en ti. - Anunció sin vergüenza ni piedad. - O por el contrario, puedes seguirme, subirte a mi moto, y probar a ver que pasa. - Planteó. Luego se acercó a su oído. - Sólo puedo decirte que conmigo, el sexo no sería nada similar a lo que tendrías en esos baños o con un novio pasota. Nada comparado con lo que has sentido hasta ahora. En mi cama nunca hay polvos rápidos. Tu cuerpo aún no es capaz de saber lo mucho que lo desea... y lo necesita. - Le dio un fuerte beso que dejó a JiMin jadeando, antes de alejarse de él. Le vio salir por la puerta del bar sin volver la mirada. ¿Qué haría? JiMin no era una persona que hacía cosas imprudentes. Era una locura. No le conocía de nada. Pero ya le temblaban las piernas de deseo. Quería muchísimo ir con él. Lo tenía todo y le había prometido una noche en el paraíso sin compromiso. ¿Qué debía hacer?

- Tsk. - Apoyado en su moto, chasqueó la lengua molesto. Habían pasado 9 minutos. ¿De verdad no pensaba salir? Joder, ese chico era perfecto. Tenía tantos planes para él esa noche. Le calentaba tanto. - Mierda. - Debió haber sido más prudente. Darle confianza y convencerle de que no era un psicópata. 10 minutos. ¿Y si entraba él? ¿Quedaría muy desesperado y patético? Quizá aún podían tener un buen polvo en el baño. No era lo que más hubiera querido pero era mejor que nada. Joder, se arrepentiría de no tirárselo, seguro. Pero no podía. Sería demasiado acosador. 11 minutos. Ya debería haberse ido. Suspiró con pesadez. Se subió a la moto y se colocó el casco. Inconscientemente, lo hizo despacio. Quizá aún... No. Ya habían pasado 12 minutos, JiMin no iba a salir. Encendió las luces. Finalmente el motor empezó a rugir.

- Ni siquiera he montado en moto antes. - Dijo una voz a su espalda. JungKook se giró para ver a JiMin que parecía haber salido corriendo del bar. JungKook agradeció tener puesto el casco, pues sonrió más feliz de lo que el mismo quería reconocer. Joder, sería una gran noche, seguro, pero no era como si fuera la primera vez que llevaba a alguien a su casa. Aunque debía reconocer que JiMin era especialmente su tipo. Se bajó de la moto y sacó otro casco de su porta equipajes. - No estaba seguro de si seguirías aquí. - Pronunció algo tímido. Se subió la visera del casco y le colocó el casco a JiMin antes de responder. - Tenía que decirle a TaeHyung.

- Ya, no importa. - Dijo comprensivo. - Me cobraré esos dos minutos de espera más tarde. - Aseguró.

- ¿Cómo? - Quiso saber JiMin.

- Si te lo digo ahora no será tan divertido. - Sonrió. Ajustó la correa del casco de JiMin, se subió a la moto e invitó a JiMin a subirse tras él. No muy seguro, se subió y se abrazó como una lapa a la cintura del más alto. JungKook vibró riendo. - Eres muy adorable. - Comentó divertido.

- No es cierto. Sólo es que nunca he montado en moto.

- Pues agárrate fuerte porque tengo fama de correr un poco. - Comentó. - No sé por qué. - Murmuró asustando aún más al joven chico.

¿Fama? ¿Eso era tener fama? ¡Eso era un suicidio! Loco, estaba completamente loco. JiMin se escondió en su espalda y cerró los ojos con fuerza rezando porque pasase todo. Esperando que la casa de JungKook no estuviera muy lejos. En una curva, gimió de miedo y se abrazó con más fuerza. JungKook soltó una mano del volante y la llevó a su espalda frotando el brazo de JiMin para tranquilizarlo. Quizá eso era demasiado para él. Tampoco tenía por que aterrorizarlo. Entonces bajó un poco la velocidad hasta llegar a su casa. Detuvo la moto frente al portal y la aparcó. Apagó el motor y, sin bajarse miró a JiMin, que seguía encogido y abrazado a él como si le fuera la vida en ello.

- Ya estamos. - Dijo casi en un susurro. JiMin levantó la cabeza y saltó de la moto tan pronto como pudo. JungKook rió. - Te lo dije. Adorable.

- Calla. - Fue a quitarse el casco, pero no atinaba, así que JungKook que acercó a él y le ayudó sin decir nada. Le sacó el casco y le atusó el pelo revuelto, que lo hacía ver aún más sexy. No podía esperar a tener ese chico con el pelo completamente revuento en su cama. Luego JiMin se echó el pelo hacia atrás, peinándoselo. El gesto le resultó muy atractivo a JungKook. Luego se quitó su propio casco y también se peinó un poco descuidadamente.

- Vamos, sígueme. - Le animó. Junto a la puerta de entrada del portal había una tienda de tatuajes y piercings. Se preguntó si JungKook se había hecho los suyos allí. Subieron sólo un piso por las escaleras y JungKook sacó la llave. Así que, vivía justo encima de la tienda. Parecía unos apartamentos algo viejos, así que JiMin no tenía muchas espectativas sobre la casa. Cuando entraron, JungKook pidió disculpas por si había algo desordenado. Pero no había nada fuera de lugar. No era un lugar lujoso, ni mucho menos, de hecho era bastante pequeño, pero estaba muy ordenado y limpio.

- ¿Vives sólo? - Preguntó.

- Bueno, mi compañero de piso está visitando a sus padres esta semana.

- No parece un piso de estudiantes. - Aseguró JiMin. - No hay trozos de pizza por la mesa, ni botellas, ni ropa tirada por ahí. - Sonrió.

- Esto... soy un poco maniático con el orden, en realidad. - Confesó JungKook. - Y tampoco soy estudiante. - Anunció sin dar más detalles. Era cierto que JiMin había elegido el camino de la universidad, pero no todo el mundo lo hacía. Supuso que JungKook había preferido trabajar. - La habitación de mi compañero está siempre patas arriba. - Aseguró. - ¿Quieres una copa o algo? - Dijo cogiendo el abrigo de JiMin y colgándolo en el perchero de la entrada.

- No, gracias. - Dijo. - He debido beber ya demasiado si he aceptado venir aquí con un desconocido. - Rió un poco para sí. JungKook le rodeó por la cintura desde la espalda y le habló al oído.

- Me aseguraré de que no te arrepientas. - Afirmó. Besó el cuello de JiMin y el chico ya se deshacía en sus brazos. Le acarició todo el cuerpo y llevó las manos a su camisa. JiMin se dio la vuelta y le miró. JungKook deslizó hacia arriba la camisa de JiMin y se la quitó. Le observó de arriba a abajo. - Lo sabía. Precioso. - Atacó su cuello de nuevo. Mordió sus clavículas y pasó sus manos por la espalda de JiMin. - Espero que estés anticipando, porque tengo intención de hacer realidad tus fantasías más perversas. - Reconoció.

- ¿Cómo sabes de mis fantasías? - No quiso decir eso. Ahora JungKook sabía que él tenía fantasías que cumplir. El más alto rió.

- Toda la juventud con un sólo hombre y me dices que el sexo no era muy bueno. - Habló JungKook. - Eso no está bien. Tu cuerpo me está pidiendo a gritos que le haga disfrutar. No puedes negarlo.

- No lo niego... - Suspiró con la boca de JungKook viajando sobre la piel de sus hombros. - Lo quiero así. - Entonces JungKook le cogió del culo y le levantó para que JiMin enredara sus piernas en su cadera, lo hizo instintivamente. JungKook lo cargó de ese modo hasta el cuarto mientras se besaban desesperados. Le dejó con cuidado sobre la cama, en el borde y siguieron besándose un rato más. JungKook aún tenía los pies en el suelo. Se separó y se irguió un poco. JiMin aprovechó para llevar la mano al pantalón de JungKook y le dio tiempo a desabrochar el botón antes de que JungKook le detuviera.

- ¿Por qué tanta prisa, travieso? Ya te lo dije, JiMin. A mi manera o nada. - Puso una mano sobre su pecho y le instó a tumbarse en la cama. - Mi casa, mis normas, precioso. - Se acercó a su oído. - Confía en mí. Vas a disfrutarlo mucho más. - JiMin casi se retorcía en la cama de la desesperación. Observó como JungKook se quitaba la camiseta. JiMin quedó anonadado cuando se la quitó del todo y la dejó sobre la silla. No sólo porque JungKook tenía un cuerpo escultural, sino porque lo adornaba con un increíble tatuaje que cubría más de la mitad de su pectoral izquierdo. También gran parte de sus brazos estaban adornados con tinta. Y en su pezón derecho tenía un piercing. JiMin apretó los dientes. Eso le calentó demasiado.

- ¿Te gustan? - Le preguntó. - Soy el dueño de la tienda de abajo. - Anunció. Iba a acostarse con un chico lleno de piercings y tatuajes. Un tatuador. Eso, para su entorno, era como la definición de chico malo. Le encantó. JiMin se negó a quedarse quieto sólo observando. Se levantó de la cama y se pegó al cuerpo de JungKook. Su piel era tan caliente como se la había imaginado. Acarició sus abdominales, sus brazos y su pectoral, delineando su tatuaje sin que JungKook pusiera la más mínima pega. Apoyó sus labios sobre la piel de su esternón. Repartió besos y dulces lametones sobre el pecho del mayor. Se centró en uno de sus pezones, el que no tenía piercing. Lo lamió y lo mordisqueó mientras miraba hacia arriba. JungKook también le miraba apretando los dientes para mantenerse firme. Se tensó cuando JiMin dejó su pezón y se dirigió al otro. - ¿Prefieres que me quite el aro? - JiMin negó mientras hacía círculos sobre el pezón con la lengua.

- No te lo quites. Me pone mucho. - Aseguró.

- Ten cuidado, por favor. - Le pidió, pero no parecía tener miedo. - No te enganches. - Podría hacerle mucho daño si tiraba bruscamente de él. JiMin mordió el pezón ante la atenta y excitada mirada de JungKook. JiMin atrapó el piercing entre los dientes y tiró sólo un poco. - Ash. - JungKook aspiró aire con fuerza y permaneció muy quieto. Pero JiMin no quería hacerle daño, claro. Soltó el aro y lamió el pezón para mitigar el leve daño que pudiera haber causado. JungKook respiró más calmado. Se miraron un largo momento. A JungKook le había gustado. - No sabes lo que te espera. - Tiró de su cinturón y le acercó para besarle casi violentamente. Agarrándole de la nuca con fuerza. Sin dejarle respirar. Bajó las manos para quitar su cinturón, lo tiró por el suelo, quito el botón y bajo su cremallera. Metió la mano directamente bajo los calzoncillos de JiMin y frotó su miembro. JiMin dio un pequeño respingo y un jadeo. Apoyó las manos en el pecho del contrario para poder sostenerse. JungKook sonrió. - ¿A tú ex le gustaba que estuvieras depilado?

- A mí ex... Ah... - Suspiró por las caricias suaves que JungKook le otorgaba. - ...ya todo le daba igual. - Aseguró.

- Entonces te has depilado para mí. - Pronunció sonriente. - Me siento honrado.

- Simplemente... Ah. - Jadeó. - TaeHyung me dijo que...Oh Dios... - Tú... - A penas podía hablar.

- Es más higiénico. - Respondió antes de que se formulara la pregunta. - Y, en mi opinión, la mamadas son mejores. - Sacó la mano de su bóxer y bajó poco a poco el pantalón. Prácticamente no podían dejar de mirarse a los ojos. Como hipnotizados el uno con el otro. Posó la mano en el pecho de JiMin y le hizo caer hacia atrás, terminó cayendo en la cama. JungKook se inclinó sobre él y le sacó los pantalones de un tirón. JiMin rió al verse arrastrado por la cama en el gesto. Consiguió sacarle los ajustados pantalones y los tiró al suelo junto al cinturón. - Vamos a verte. - Dijo poniendo sus manos en la tira de su bóxer y empezar a bajarlo.

- Espera... - Detuvo sus manos con las suyas. - ¿Puedes... bajar la luz un poco? Las persianas o algo... - JungKook torció el gesto.

- ¿Qué? ¿Por qué? - Quiso saber.

- Sólo... Es un poco vergonzoso que me veas con tanta luz. - Le confesó.

- ¡Y una mierda! ¿Eso es lo que hacías con el imbécil de tu novio? - A JiMin le acobardó un poco la manera en la que JungKook habló.

- ¡Oye! No le conoces. No hables así de él. - Rebatió con poca confianza. - Él no ha hecho que yo sea tímido.

- ¿Ahora le defiendes? - JungKook se colocó en la cama a horcajadas sobre él y le apresó las muñecas. - Ese idiota no ha sabido complacerte. Yo no cometeré el mismo error. Aunque sea por esta noche. Voy a hacer que sepas lo que es el placer, sin nada de vergüenza. - JiMin respiraba fuerte y temblaba un poco. JungKook sacó el bóxer de JiMin del todo. - Precioso. - Pronunció cuando el erecto pene de JiMin saltó como un resorte fuera del bóxer. - Será aún mejor cuando esté duro del todo.

- No me mires ahí tan fijamente. - Se encogió un poco e intentó cerrar las piernas, pero JungKook no se lo permitió. Le besó en el cuello suavemente.

- Eres precioso. - Volvió a decir. - No te escondas. - JiMin se retorció de placer y dudas. Cerró los ojos para, al menos, no verle mientras saboreaba su cuello y bajaba por su pecho. Frotó sus pezones con los dedos y JiMin tembló un poco. Lamió y mordisqueó lo pezones de JiMin enrogenciéndolos. Excitándolos. Estaban duros y erectos. Tan sensibles. Descendió por sus costillas, su ombligo, su vientre y más, más abajo. Sintió una larga lamida en su miembro y gimió. El piercing de JungKook recorrió su sensible piel.

- Oh, Dios... - Gimió y jadeó.

- ¿Quieres más? - Le preguntó justo antes de dar otra lamida larga. Luego se centró en el glande. Dio lametones cortos sobre el la punta.

- Más... - Logró pronunciar. Avergonzado, pero deseoso de que continuara. JungKook obedeció y le recompensó con unas cuantas lamidas más antes de introducir el miembro de JiMin en la boca. Apretó las sábanas, los dientes y sus ojos cerrados cuando JungKook succionó con habilidad y le practicó un vaivén sobre su pene que le hizo delirar. - Joder... Más... Ah... - De repente, JungKook se detuvo. JiMin aspiró con fuerza. Se irguió un poco apoya en sus codos y le miró. - ¿Por... por qué? - Preguntó aún jadeando.

- No me gusta que cierres los ojos mientras te hago una mamada. - Afirmó. - Quiero que me mires, joder. Que veas lo duró que estás y lo duro que me pones. - JiMin apretó los dientes. No era tan fácil para él. Se moría de vergüenza.

- No me dejes así. - Rogó a pesar de que se sintió un poco patético.

- Mastúrbate. - Dijo de repente. - Mantén los ojos abiertos mientras veo como te masturbas y te daré placer. - JiMin se sintió como un niño al que le estaban regañando. Era tan injusto con él y sabía como manipularle. JiMin se sentó en la cama e intentó relajarse un poco mientras JungKook, sentado en la cama, le devoraba con los ojos. Cuando JiMin tomó su pene entre sus manos, JungKook se dio cuenta de que eran cómicamente pequeñas, como las de una chica. - Adorable. - Murmuró para sí. JiMin hacía lo imposible por mantener los ojos y las piernas abiertas para darle a JungKook un buena vista de lo que estaba haciendo. Nunca había sentido tanta vergüenza, ni se había sentido tan excitado. - No sabes la de planes que tengo para ti, JiMin. No pares mientras cojo un par de cosas. - Eso era aún peor, si él seguía masturbándose mientras JungKook no le miraba se sentía como un pervertido. El tatuado joven caminó hasta la cómoda y se agachó para abrir el último cajón. JiMin se incorporó un poco para ver que sacaría JungKook de allí. - Sin mirar, precioso. No querrás echar a perder la sorpresa. - Cogió algo del cajón y lo escondió detrás de su espalda y se irguió para quedarse mirando a JiMin de nuevo.

- No te quedes ahí parado. - Pidió agitado. Jadeaba. Los dedos de sus pies se encogían de placer.

- Ten un poco de fe. Te va a gustar lo que viene después de la espera. - Le miró deseoso y volvió a morderse el labio mientras su mano no dejaba de subir y bajar por su longitud. - Si sigues mordiéndote el labio voy a tener que hacer algo al respecto. - Aseguró JungKook. 

- ¿Qué...qué vas a hacer? - Quiso saber extasiado. JungKook le sonrió. ¿En qué momento había empezado a estar completo a su merced?

- Deja de tocarte. - Dijo sin responder a su pregunta. - ¿No querrás correrte antes de tiempo, no? - No supo porque lo hizo sin quejarse y obedeció inmediatamente. Eso hizo sonreír a JungKook aún más. - Muy bien. - Se acercó por el otro lado de la cama junto al desnudo JiMin. Le cogió de una muñeca y sacó de su espalda dos juegos de esposas. JiMin había visto ese tipo de prácticas en los videos pornográficos que a veces veía, pero allí, las esposas solían estar revestidas con pelo suave para que no dolieran. Eso era más rudo. JiMin quiso alejar la mano, pero JungKook lo tenía bien agarrado.

- A mi manera o nada, ¿recuerdas? - Pronunció JungKook.

- Yo... no sé nada de este tipo de prácticas. - Aseguró.

- Sí, lo sé. - JungKook no dijo más y esperó a que cediera y relajara su brazo. JiMin nunca había probado algo así. Pero era...caliente. Así que, finalmente, destensó los músculos y dejó que JungKook le colocara una esposa en cada una de las muñecas y le atara al cabecero de la cama, con los brazos abiertos. Sabía que iban a doler eventualmente si las llevaba bastante tiempo a pesar de que JungKook no las había apretado demasiado. Finalmente dejó la llave en las esposas en la mesilla. 

- Déjate llevar. - Acarició sus piernas dándole confianza. - Te va a gustar. - JiMin intentaba disfrutar de las caricias que recibía. Dios, todo su cuerpo estaba hirviendo. Por lo visto, JungKook tenía más cosas en el últimi cajón de su cómoda, porque de él sacó un lubricante. Antes de abrirlo, volvió a colocarse entre las piernas de JiMin y recomenzó la felación. Tenía mucha habilidad, eso estaba claro. Pero no se lo hizo rápido, sino tortuoso y lento. Cada vez que lamía o chupaba era un delirio. JiMin tenía un tamaño medio, normal, pero JungKook no parecía tener problema alguno para tragar enteramente su longitud. No olvidó esrimular sus testículos. Metía en su boca el escroto de JiMin sin miramientos. Algo que no habría sido tan agradable si no estuviera depilado, claro está. Los ruidos lascivos que hacía al chupar y succionar sus bolas y su pene llenaban la habitación, entremezclándose con los gemidos constantes y suaves de JiMin. - Ahora sí estás bien erecto. - Observó admirando la erguida obra. JiMin ya no sentía vengüenza porque le mirara así, ahora sólo sentía como la lujuria se apoderaba de él.

- Quítate el pantalón. - Le pidió. Era un poco descompensado que él estuviera completamente desnudo, esposado a la cama y erecto mientras JungKook aún tenía puestos los pantalones. El joven lo vio justo y se los quitó. También tenía algunos tatuajes esparcidos por sus piernas, pero no eran como los de los brazos que casi se los cubrían por completo. Se dejó el bóxer negro que llevaba y abrió la botellita de lubricante que había sacado de la cómoda. JiMin quería que se quitara el bóxer también, pero fue paciente. JungKook le ayudó a recolocarse un poco más acostado para tener acceso a su entrada. Allí había mucha luz. Nadie jamás le había visto con tanta luz en esa parte. Con su exnovio había recibido y practicado buenas mamadas en sitios con luz, pero no penetraciones. JungKook no parecía tener ninguna vergüenza y abrió ampliamente las piernas de JiMin. Observó con curiosidad y con un dedo acarició la entrada. JiMin cerró las piernas llevándose una mirada de reprimenda por parte de JungKook, así que volvió a abrirlas lentamente.

- Así me gusta. - Aseguró. - Tu timidez es tierna, pero haz un esfuerzo y muéstrate a mí igualmente. Tu expresión cohibida con tus piernas desvergonzadamente abiertas crea una mezcla absolutamente caliente. - Si seguía hablando así el que iba a terminar de calentarse como el infierno era JiMin. Volvió a acariciar y presionar un poco la entrada. - Cuéntame, precioso. ¿Hace cuánto que nadie entra aquí? - Preguntó mientras le mataba acariciándole, sin dejar de mimar su miembro muy dulcemente también. En realidad la respuesta era lo de menos, sólo quería hacerle hablar de cosas sucias que le alegraran el oído.

- Unos tres meses. - Anunció JiMin entre gemidos suaves.

- Ya veo. Pobre agujerito. Se ve que está deseoso de tener algo dentro. - Comentó sin dejar de explorar su entrada y mirándola de cerca. - Y aquella última vez... ¿fue buen sexo?

- Normal. Supongo. - Comentó. La verdad no lo recordaba bien y lo entremezclaba con las otras veces. El sexo era monótono entre ellos, incluso si lo hacían poco.

-¿Normal? - Pronunció JungKook. - El sexo no puede ser normal. Debe ser exquisito cada vez o no debe hacerse. - Opinó casi molesto. - No te preocupes. Yo haré que esta vez lo recuerdes toda tu vida, JiMin. - Metió la cabeza entre las piernas de JiMin y lamió su entrada. 

- ¿Qué haces? - Preguntó sorprendido. 

- Comúnmente se llama beso negro. - Comentó JungKook con normalidad, aunque sabía que JiMin no le estaba pidiendo que le dijera el nombre. 

- Eso ya lo sé. - Gimió tenue. - Pero...

- No me lo digas, nunca te lo han hecho antes. - Exploró su entrada con la punta de su lengua. - Y supongo que tu perineo estará igual de desatendido. 

- Ni siquiera sé lo que es eso. - Aseguró. 

- Es un momento en la vida de todo hombre que... - JungKook sonrió mientras hablaba y acarició su perineo, la zona entre los genitales y el ano, con un poco de presión.

- ¡Ah! - Gimió con fuerza.

- Sí, justo ahí. - Lo estimuló también con su lengua y JiMin agarró el cabecero con fuerza y apretó los dientes. - No te contengas. Me gusta oírte gemir. - Fue entonces cuando cogió la botellita de lubricante y dejó caer el espeso líquido entre sus dedos. - Esto estará frío. - Comentó. - Pero no te preocupes. Pronto harás que esté caliente. - Tal y como había dicho, estaba frío cuando volvió a rozar su entrada y no pasó mucho tiempo hasta que sus dedos se colaron dentro de ella y empezaron a dilatarle. 

- Ahh... Dios... sí... - Gimió más alto esta vez. - No pares. - JungKook acariciaba sus piernas con su mano libre mientras con la otra le hacía delirar. Entraba y salía doblando sus dedos, haciendo tijera y frotando sus paredes haciéndole gemir y jadear, apretando los puños y forzándose a sí mismo para no cerrar las piernas y moviéndose lo menos posible, dejando que el tatuador se encargara de él. - Mmnng... Házmelo ya. Ya estoy suficientemente abierto para ti. - Gimoteó en suplica. 

- Me encanta que hables así. - Aseguró. - Voy a disfrutar mucho con tu cuerpo. - JiMin se atrevió a sonreír con más confianza. 

- Quítate el bóxer de una vez y tómame. - Csi sonó'como una orden, pero JungKook seguía, de lejos, teniendo el control de la situación. No se iba a desesperar por eso.

- ¿Tanto quieres correr? - Preguntó desquiciándole.

- Lo que voy a querer es correrme ya si no dejas de mover tus dedos dentro de mí y... ¡ah! - Lanzó un gritito cuando JungKook casó sus dedos. 

- ¿No tendrás pensado correrte aún no? Esto no ha terminado, precioso. - Comentó mucho más sonriente aún que JiMin. 

- Entonces, ¿qué tienes pensado ahora? - Se burló todavía con confianza. Para JiMin no había mucho más que hacer. Él estaba dilatado y JungKook ya debería estar duro y deseoso de penetrarle. 

- Ya lo verás. - Rodeó el cuerpo de JiMin con los brazos y le ayudó a sentarse mejor en la cama. JiMin no comprendió muy bien ese gesto. Lo último que hubiera imaginado es que le sentara correctamente. Así no podía tomarle, estaba claro. Sin embargo, JiMin no dijo nada y se limitó a ver como JungKook caminaba de nuevo hacia la cómoda. Cogió algo entre sus manos y volvió a JiMin. Sin mirarle, alcanzó el lubricante y vertió algo en su mano, después esparció el lubricante por el objeto que había cogido de la cómoda. JiMin comprobó que era una fina varilla de metal. 

- ¿Qué...? - Dudó JiMin. - ¿Para qué es eso? - Quiso saber tragando con fuerza

- Es una sonda uretral, hermosura. - JiMin cerró las piernas de golpe. - No seas así de aguafiestas. Te va a gustar. 

- ¿Estás loco? - Dijo exaltado. - No vas a tocarme con eso. Ni mucho menos lo vas a meter por ningún lado. 

- Prometo que no voy a dejar que te duela. - Aseguró calmado mientras terminaba de lubricar bien el frío objeto de caro acero inoxidable de muy alta calidad. 

- Ni de coña. ¡He dicho que no! -  Bramó. Entonces JungKook le miró, apartó el objeto, dejándolo sobre la cama y se acercó a JiMin rodeando la cama.

- Vaya... Es una pena. - Se lamentó cogiendo la llave de las esposas de la mesilla. - Lo habríamos pasado en grande. - 

- ¿Qué? ¿por qué me desatas? - Preguntó.

- No quieres seguir jugando, JiMin. - Observó actuando con lentitud. - Será mejor que te desate y te vayas a casa. - Opinó. 

- ¡No! - Exclamó y JungKook le miró sorprendido. Entonces JiMin bajó la mirada. Tímido de nuevo Ya nada quedaba de la confianza que antes había demostrado al creer que ya no habría más sorpresas. - Quiero decir... no me vas a dejar así, ¿verdad? - JungKook se inclinó hacia él y acarició su mejilla. 

- Pobre niño travieso. - Pronunció haciéndole carantoñas que JiMin recibió agradecido. - Tan excitado y decidido a ser follado. - Acarició su cuello tentativamente dándole esperanzas a JiMin a quien el más mínimo roce le había deshacerse de deseo. - Pero ya te lo he dicho antes. Mi casa, mis normas. 

- ¿Qué? - Preguntó de nuevo confundido al ver que JungKook se retiraba de él. 

- Si no vas a jugar a mi manera, aquí no se juega.

- Pero... es que... esa cosa... - Habló en susurros, con un poco de miedo. 

- No te voy a hacer daño. Te va a gustar. - Intentó convencerle de nuevo.

- No suena como algo agradable. - Opinó. 

- El sounding puede resultar algo molesto al principio, pero se experimenta una tensión maravillosa. La presión que provoca se extenderá por todo el interior de tu miembro. - Pasó los dedos por su longitud suave y tentadoramente, dándole pequeños pellizcos en la prieta piel de su erecta masculinidad.  - Y al final de ese delirante conducto. - Bajó los dedos hasta por debajo de sus genitales. - Tan tortuoso como exquisito. - JiMin ya jadeaba de excitación, aún si todavía estaba asustado. 

- Tú... ¿Tú lo has probado alguna vez? - Preguntó. 

- Claro que sí. - Cogió la sonda y se la mostró. Quizá si se familiarizaba con ella se le haría más fácil. Un poco de comprensión no estaba fuera de sus planes, después de todo. Sólo había llegado a quitar una de las esposas, así que sólo tenía una mano libre. JiMin la cogió. - Es muy fina, ¿lo ves? - Le dijo con cuidado. - Yo he usado algunas bastante más gruesas. - Aseguró. JiMin aún le miraba dudoso. JungKook se acercó a su oído. - De más del doble. ¿Quieres que te las enseñe? - JiMin negó. - ¿Entonces quieres irte a casa? - Se lo pensó un momento y luego volvió a negar. Llevó la mano de nuevo a donde las esposas abiertas colgaban en el cabecero. JungKook sonrió y volvió a cerrarla entorno a su muñeca. 

- Pero... sé cuidadoso, ¿vale?

- Por supuesto. - Le dio un profundo y húmedo beso. - La lubricaré muy bien y lo haré muy despacio. - Prometió. De hecho, volvió a verter lubricante en la sonda y también en el orificio del miembro de JiMin. - Siéntate bien, apoyando la espalda en el cabecero y relájate. - Él obedeció. - Respira lenta y calmadamente. - JiMin obedeció. JungKook tanteó la entrada con la punta del objeto muy suavemente, deslizando la extensión de la varilla por la punta. No la presionó para que entrara. Sabía que no debía hacerlo. - Vas a ver como tu propio pene la succionará por si solo. - Dijo estimulándolo acariciándolo de arriba a abajo. JiMin respiraba con fuerza aun si intentaba calmarse. Veía con preocupación y un poco de miedo como JungKook hurgaba donde él creía que no debía. Pero las caricias y el frío metal contra su sensible piel no dejaban de conducirle por un camino delirante. Tuvo mucha paciencia al principio, girándolo y presionándolo con cuidado. JiMin encogió los dedos de los pies y se mordió el labio aguantando el placer y un poco el dolor. 

- Ashh... - Se quejó un poco. 

- Aguanta, precioso. - Le pidió cariñoso. - Mira como se introduce solo. ¿No es una vista exquisita? - JiMin, quien estaba experimentando muchas cosas nuevas en ese momento, empezó a ver, y sobretodo sentir, como poco a poco la sonda entraba en él deslizándose en su interior. Oprimía sus paredes. No le dolía como había pensado. Era una sensación extraña. JungKook estaba siendo extremadamente cuidadoso y aquello era excitante. Él había querido probar cosas nuevas, pero no se había esperado acabar así esa noche. 

Estaba casi toda la sonda dentro de su pene y entonces JungKook la sacó muy lentamente y luego la dejó caer dentro de nuevo. Añadía más lubricante cada vez. Tras unos minutos de jadeos y suspiros un poco angustiosos, JungKook la dejó dentro.

- ¿Acabamos ya? - Preguntó con un gemido lastimero. Entonces JungKook empezó a masturbale con suavidad y JiMin comenzó a gemir y quejarse con más fuerza. - No hagas eso. Si lo haces voy a querer correrme - Jadeó. 

- No puedes venirte con esto dentro. - Le recordó un poco burlón. - ¿Eso no lo hace más excitante? - Opinó continuando con la masturbación.

- No. Sólo más doloroso. - No le estaba doliendo como para estar sufriendo realmente, pero se sentía cada vez más tenso. - No sigas. Sácalo. Por favor. - Le pidió. JungKook acarició sus piernas. 

- Shh. Tranquilo. - Intentó calmarle con voz suave. Pero JiMin aún estaba inquieto. - Cálmate primero y la sacaré. - Le dijo. - Y luego te dejaré descansar, ¿vale? - JiMin asintió rápidamente y respiró cada vez más lentamente y sosegado. - Así, muy bien. - JiMin hizo un gesto extraño cuando cuando JungKook sacó la sonda de su interior y jadeó con fuerza cuando al fin se liberó de ella. - Voy a soltarte también. - Anunció quitándole las esposas y tendiéndole mejor sobre la cama. Le besó en la frente y luego en los labios. - No era tan difícil, ¿verdad? - JungKook se acostó sobre él y le besó, rodeando su cintura con sus brazos tatuados. Sus manos recorrieron su suave cuerpo mientras JiMin se limitaba a explorar la boca de JungKook. El piercing de su lengua aún se sentía frío, duro y estimulante en su boca. JungKook llevó su mano a la entrepierna de JiMin y le masajeó un poco. Este se quejó débilmente y cerró las piernas. Esta vez, JungKook se lo permitió. - Molesta un poco, ¿verdad? - Dijo retirando la mano.

- Sí. Se siente sensible. - Alegó JiMin.

- No te preocupes. Es normal. - Le aseguró. - Sólo está un poco irritado. Se pasará. - Habló en un susurro en su oído. Su voz era deliciosa, seductora. Luego atacó su cuello y lamió su clavícula. - Tan perfecto. - Siseó con deseo bajando más y más por su pecho y su vientre, dejando un delicado beso en su miembro. - Aún escocerá un poco cuando te haga correrte, pero el orgasmo compensará. - Prometió sonriendo. Después se retiró un poco y se puso de pie.

- Si me masturbo ahora dolerá. - Opinó JiMin.

- Sí. Por eso no voy a tocar a tu hermoso y torturado amiguito. - De nuevo se inclinó sobre su oreja, sólo un instante. - Voy a hacer que te corras sólo estimulando tu próstata. - JiMin sonrió en respuesta.

- ¿Eso significa que vas a follarme ahora? - Le tentó. JungKook se retiró de nuevo y lentamente, bajó su bóxer, que ya ocultaba una gruesa erección. JiMin tragó con fuerza al verle completamente desnudo. - Tu miembro... Si que te gusta el metal. - Opinó sin saber que más decir.

- La vida es mucho más excitante de este modo, ¿no crees? - Comentó.

- No creo que yo tuviera el valor para hacerme un piercing en el glande, como tú. - JungKook se encogió de hombros.

- Es un pequeño sacrificio que hice para ofrecer algo... diferente a aquellos con los que me acuesto. - Volvió a colocarse sobre JiMin. - Si el de mi lengua tu gusta, el de mi glande te va a extasiar. - Afirmó. Volvió a besarle, sin pudor esta vez, con fiereza. Acarició sus muslos y abrió sus piernas haciéndose un hueco entre ellas. Con cuidado de no apoyarse o rozar el miembro de JiMin, para no causarle molestia alguna. Él mismo JiMin alzó sus piernas un poco y las enredó en su cintura. JungKook alineó su pene y acarició con él la entrada de JiMin.

- Aún está deseosa de abarcarme. - Observó divertido.

- No se enganchará o dolerá al entrar, ¿verdad? - Quiso saber JiMin previamente. Quería probarlo. La tentación era irrefrenable, pero no quería arriesgarse a tener un desgarro y tener que ir al hospital.

- Es imposible que eso ocurra. - Aseguró. - Está hecho justo para esto. - Llevó la mano a la punta de su miembro y comprobó que el piercing estuviera correctamente cerrado. - ¿Lo ves? No hay forma de que te haga daño. - JiMin asintió confiando. No sabía por qué, pero confiaba en él. Desde que le había conocido en el bar aquella misma noche, se había arriesgado y confiado en él hasta el punto de que se había montado en su moto, había ido a su casa, se había dejado esposar y le había permitido llevarle al límite de la lujuria con intensas prácticas sexuales, las cuales JiMin ni siquiera había podido soñar. Y seguía haciéndolo ahora que sentía como el miembro herrado de JungKook entraba en él, abriéndose paso tan cruel como deliciosamente. Entró hasta lo más profundo. Lo hizo muy lento de manera que JiMin podía sentir cada centímetro dentro de él. También sentía el duro piercing en forma de bolita frotando contra sus paredes. El ritmo fue aumentando poco a poco y JiMin sólo podía dejarse llevar en un mar de gemidos que inundaban los oídos de JungKook. Cada fuerte y ruda estocada golpeaba contra su próstata de forma certera convirtiendos sus sentidos en un desastre. - Estás apretando mucho. - Aseguró JungKook con lo que parecía casi un gruñido animal. - Eres tan perfecto. - El vaivén se volvió casi violento cuando JungKook sintió crecer su orgasmo. JiMin gimió con fuerza.

- ¡Ah! Un poco más. - Indicó con eso que estaba cerca de correrse. - Estás tan grueso dentro de mí. - JungKook siguió con embestidas frenéticas. Tan pegados, abrazados el uno al otro que era difícil asegurar donde empezaba uno y acababa el otro. El ambiente olía a sudor y a sexo. Sólo los gemidos, el rechinar de la cama y el choque de la carne se hacía oír. El mundo alrededor podía avcabarse en ese instante, y nada habría llamado su atención lo suficiente como para detenerse. Sólo cuando las estocadas se hicieron erráticas y JungKook empezó a sentir espasmos y a soltar gemidos graves fue cuando el finalse volvió inminente. JiMin se corrió el primero. - Ufff... - Se quejó. Su miembro aún estaba algo irritado por la intrusión de la sonda, pero no era algo que no pudiera soportar. Tenía que reconocer, al menos a sí mismo, que había merecido la pena probar aquello. JungKook había retenido su eyaculación hábilmente para hacer que aquello durara más y no decepcionar a JiMin después de todo. Siguió embistiéndole un poco más y finalmente eyaculó dentro del recto de JiMin. Su semén se sintió caliente y húmedo. JungKook le besó y luego se deslizó fuera de él. Se deleitó mirando como un poco de su esencia salía del anillo muscular de JiMin eróticamente.

- Precioso. - Jadeó. Finalmente se dejó caer a su lado en la cama. Se miraron y, durante un largo rato, siguieron besándose y tocándose hasta que el cansancio y el sueño les atacó. Era tarde y JungKook, ya que estaba en su propia cama y estaba más cómodo y acostumbrado, se durmió primero. JiMin no tardó mucho en seguirle.

JiMin despertó a mitad de la noche. Se levantó de la cama haciendo lo imposible por no molesta a JungKook para no molestarle. Si le conociera mejor, sabría que podría haberle pasado por encima sin ningún cuidado y no se habría despertado. Su cuerpo se resentía un poco. Su miembro se sentía extraño y su culo también había sido dulcemente maltratado. Eran secuelas bienvenidas. Estaba feliz por haberse atrevido a acompañar a JungKook y de aceptar todas sus propuestas por rara que hubieran parecido al principio. Nunca había sentido nada como eso. No sólo por las prácticas sexuales que JungKook había probado en él, sino por la dedicación y la pasión desgarrada que JungKook le había regalado en cada gesto. ¿Cómo había podido tener más compenetración con un desconocido en una noche que con su novio de tantos años? JungKook tenía razón. JiMin se merecía algo más, así que tampoco se arrepentía de haber acabado su relación con su ex.

Ahora debía irse. Era tarde y, aunque TaeHyung le cubría las espaldas, quedarse una noche entera fuera sería poner a prueba los nervios de sus padres. Miró a JungKook Parecería un niño bueno durmiendo, de nos ser por los tatuajes y los piercing repartidos por varias de las partes erógenas de su cuerpo. Cogió la sábana que, por lo mucho que se movía JungKook al dormir, estaba hecha un gurruño, y le cubrió con ella con suavidad. No quería despertarle, así que cogió uno de los muchos papeles que había por la casa y escribió una breve carta de despedida. Igualmente, no tenían ningún compromiso entre ellos. El futuro no era cosa dre los dos. Aquello sólo había sido una noche de diversión. Una noche por despecho. Sería menos incómodo así para ambos.

JiMin no se atrevió a contarle a su amigo, por vergüenza, la mitad de las cosas que había hecho con el tatuador. Pero sí le había dejado claro que había sido el mejor sexo de su vida.

Durante semanas, JiMin no dejó de pensar en aquello. En qué estaría haciendo JungKook en ese momento. Se preguntaba qué le habría dicho de haberse quedado o de haberle despertado antes de irse. O qué había pensado de la nota.

- ¿Crees que debería hacerme un piercing? - TaeHyung escupió el refresco que estaba bebiendo por la repentina pregunta de JiMin. Él jamás se había planteado algo así antes. TaeHyung si tenía dos pendientes, pero no esperaba que JiMin se hiciera uno jamás. Él no era de esos. O eso había creído siempre. JiMin era el estereotipo perfecto de niño bueno. Un pendiente no le quedaría mal, pero hasta hoy no creía que pudiera pensar en ello.

- No lo sé, JiMin. - Empezó diciendo. - A mí me parecería que estarías genial, pero lo harías por ti o por...

- ¿Por qué iba a hacerlo si no? - Se apresuró a decir, pues sabía por donde iba TaeHyung y tenía que desmentirlo.

- Por nada por nada. Y ahora me dirás que querrás ir a una tienda específica para hacertelo. - Le dijo. Los dos amigos se miraron fijamente desafiándose.

- Vale. - Aceptó JiMin de mala gana. - Sólo quiero saber que piensa de lo que pasó. Seguro que para él no fue más que una noche como otra cualquiera, pero quiero que me lo diga a la cara. ¿Te parece bien?

- Me parece perfecto. - Dijo TaeHyung triunfante porque había conseguido hacer que su amigo confesara. - Así te olvidarás de él si te dice que no fue más que una noche y podrás continuar con tu vida. Vamos. - Sentenció.

Cogieron un autobús hasta la tienda de piercings y tatuajes. Ese método era mucho más lento que la moto suicida de JungKook. Notablemente más seguro, tremendamente más aburrido.

Cuando entraron, la gente que estaba dentro no parecía moverse en los mismos círculos que ellos dos. Todos tenían bastantes tatuajes y piercings, pero ninguno de ellos era JungKook. JiMin se sentía como pez fuera del agua.

- Hola. - Saludó tras el empujón que le dio TaeHyung.

- Hola, chicos. ¿Venís a por vuestro primer tatuaje? - Le animó una chica de pelo rosa y piercings por media cara.

- Eh... Bueno... En realidad... - Tartamudeó.

- ¿JiMin? - JungKook salió de una puerta al fiond de la tienda. - ¿Qué haces aquí?

- Ho... Hola. ¿Podemos hablar? - Terminó diciendo.

- Claro. - JungKook no pudo evitar dejar salir una sonrisa. - Pasa dentro. - Le invitó a ir más allá la puerta de atrás. Allí estaba el estudio donde JungKook tatuaba. - ¿Qué querías?

- Yo... ¿venía a hacerme un piercing? - Rió rió un poco por la manera en la que lo había dicho.

- ¿Preguntas o afirmas? - Se burló. Dio un par de pasos hacia él hasta ponerse a poco centímetros de su cuerpo.

- No lo sé. - Comentó.

- ¿No crees que estás aquí por me echas un poco de menos? - Le dijo. JiMin bajó la cabeza.

- Puede. - Reconoció. Luego levantó lentamente la cabeza y le miró a los ojos. JungKook sonreía. Por supuesto que le hacía gracia que estuviera allí buscándole. - ¿Y tú? - ¿Estaba siendo demasiado patético? JungKook le hizo sufrir por un instante y luego le rodeó por la cintura, apretándole contra su pecho.

- Puede. Un poquito. - Confesó.

- Creí que yo no sería más que otra noche cualquiera para ti. - Expuso sus dudas.

- ¿Crees que llevaría a cualquiera a mi casa?

- Ahora me vas a decir que yo era el primero. - Se rió.

- Vale. - Reconoció. - El primero en ir no. Y el primero en despedirse con una nota, tampoco. Pero el primero por el que me sentí abandonado y en el que no he dejado de pensar... Eso sí. - Sonrió abiertamente. JiMin respondió sonriendo también. - ¿Y dónde decías que querías el piercing?

- ¿Yo? - Se sorprendió. - ¿No podemos dejarlo en un pendiente en la oreja? - Planteó. - JungKook rió.

- No vayas a cambiar por mí. Ya te lo dije, JiMin. Eres precioso. - Se lo repetiría una y mil veces. Se besaron. Ninguno de los dos sabía hasta donde llegarían, pero no importaba. El futuro incierto no les preocupaba. Pero los dos sabían que el camino iba a ser... excitante.

FIN

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HEMOS LLEGADO A LOS 1000 SEGUIDORES!!!!!

Muchísimas gracias a todos por seguirme y por todo el apoyo y amor que me daie con vuestros votos y cometarios!!!  Espero que os haya gustado este One-Shot especial.

Espero que sigamos juntos por mucho tiempo.

Un besazo!!😘

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