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V

—Bueno... Jess, en verdad yo te lo puedo explicar —deja escapar un pequeño suspiro mientras se acomodaba en la mesa. —Simplemente, estoy con ella por publicidad, por nada más, te lo puedo jurar, ella es una modelo reconocida, tú que estás en este mundo bien lo sabes, por lo que por el contrato que establecimos deberá ser mi esposa... Todo lo hago por mi empresa.

—¿En serio piensas que te voy a creer? Me dijiste que eras un guardia de seguridad...

—No soy un simple guardia de seguridad Jess... Ese es mi secreto, soy el hijo y heredero del centro comercial en el que nos conocimos.

—Esta es la broma más estúpida que he escuchado —la joven deja escapar su risa mientras niega.

—No me gusta presumir, pero ¿de dónde crees que saco el dinero para comprar lo que te he dado? ¿El auto deportivo en que te lleve al trabajo? ¿Nuestras prendas de vestir? Jess... ¿En serio crees que un simple puesto de guarda de seguridad dará tanto dinero en poco tiempo?

—Está bien Parker, te voy a creer... Pero eso no responde mi pregunta... ¿Por qué me mentiste?

—¿Quieres la verdad?

—Eso es lo que más deseo...

—La verdad es que me has atraído mucho, en tan poco tiempo, tengo un sentimiento hacia ti, que inclusive cuando no me hablabas sentía que me moría... Suena exagerado, lo sé, pero es sincero lo que te digo... También sé que mi compromiso no iba a permitir muchas cosas... Por eso te mentí.

—¿Cómo pretendes que crea que te atraigo después de que me viste la cara de estúpida?

—Lo siento, en verdad, perdóname...

—No, Parker, deja la estupidez y mejor márchate, no quiero seguir escuchándote, mi vida tiene que estar mejor sin ti. —la joven suspiro levemente para ambos quedar frente a frente de pie.

—No me iré sin hacer esto.

El beso fue totalmente desprevenido, pero la respuesta positiva del descontrol de Jess le dieron acceso a que aquel beso se convirtiera rápidamente en un beso lleno de lujuria y deseo. Las manos contrarias se habían colocado en su cintura con determinación, permitiendo que la menor empezara a sentir cosquillas en su estómago; necesitaba de ese hombre, era como una adicción en tan poco tiempo.

Llegaron hasta la habitación no sin antes dejar cada prenda tirada en el suelo por donde pasaban, el roce de sus labios en la delicada piel de la joven era como punzadas de excitación, que le tocara los pechos le provocaba que gemidos ligeros salieran de sus labios, dando de igualmente pequeñas risas leves por sus expresiones de victoria. Parker aprendió en pocas horas en saber cómo dominarla.

Jalones en su cabello demostraba que estaba haciendo un buen trabajo, así como pequeños arañazos en su espalda, donde le dejaba marcas de propiedad. De un giro lo dejo debajo de sus piernas, lo quería torturar por aquella mentira que era dejarlo con una horrible erección, que rogara y lo hiciera llorar, por lo que empezó un vaivén con su cintura donde lo cabalgaba sin penetración alguna.

Jess dominaba la acción, hasta el punto de ser penetrada sin esperárselo por el chico, el cual la dejo nuevamente bajo su sumisión, el gemido de su nombre se pudo escuchar en todo el departamento. El movimiento producido por Parker hacía resonar la cama, la joven estaba cegada de placer, y solo quería que él la hiciera suya, pero que nadie más lo tocara. En distintas posiciones se daban placer hasta llegar al delirio del orgasmo, Parker no solo le brindaba un momento de sexo maravilloso, Parker le sabía cómo hacerle el amor, por lo que para Jess en su agitación no le importaba ser su amante, solo para tenerlo entre sus piernas.

La noche los cubrió con su manto, por lo que, al día siguiente, al despertar, Parker aún se encontraba a su lado aferrado a su cuerpo desnudo, verlo así era demasiado hermoso, que después de admirarlo por ciertos minutos la joven se levantó con cuidado para preparar un delicioso desayuno para ambos. En su distracción, unas manos la abrazaron desde atrás, por lo que ladeo su cabeza con una gran sonrisa antes de dejarle un beso en aquellos labios que tanto le gustaba sentir.

—¿Dormiste bien, corazón?

—Claro que sí, tuve la mejor compañía entre mis brazos. —el joven sonríe y termina por realizar un pequeño puchero.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué el puchero?

—Porque me dejaste solo en la cama.

Jess, dejo escapar una sonrisa por su actitud de niño pequeño, por lo que lo invito a la mesa para juntos degustar del desayuno, eran panqueques con jugo de naranja. Tomo los vasos y los coloco sobre la mesa para así ir al refrigerador agachándose ligeramente notando como aquel dominante hombre se colocó detrás a los pocos segundos; Jess movió en círculos ligeramente sus glúteos, terminando por recibir una azotada con bastante fuerza, que al momento de reclamar sus labios fueron atacados a besos.

El apetito sexual parecía no detenerse en ambos, tenían una guerra de lenguas mientras que él la cargaba colocándola sobre la barra de la cocina. Las pocas prendas que portaban terminaron en el piso, Parker escupió en su mano para lubricar la punta del glande entrando en la menor. Su movimiento era violento que la barra le hacía rozar sus glúteos, los cuales se iban colocando rojos por el frote.

Jess era capaz de echarse un polvo con el mayor todos los días y a todas horas en todos los lugares posibles, sus besos la lograban encender, y sentir como desgarraba su interior era aún más placentero. Ella sabía que su relación a partir de esa noche sería de amigos, o mejor aún, amigos con derechos o amantes, pero también tenía claridad de que sería suyo cada que lo quisiera y viceversa, por lo que aprovecharían el día de descanso de Jess para darse ese amor que ambos necesitaban.

Al terminar aquel polvo mañanero, finalmente se dispusieron a desayunar antes de tomar una ducha, la joven tenía que hacer mercado, por lo que al alistarse él se ofreció a llevarla, pero vaya sorpresa con la que se encontraron los dos, cerca al parque que quedaba por el supermercado notaron a una pareja dándose besos a escondidas de los árboles, pero la marca de su atuendo la hizo delatar.

—Oh, Dios, ¿esa no es tu prometida? Claro que lo es, esa chaqueta es de la nueva colección de la empresa.

—Pero mira nada más que se cree, y se molesta porque te vio besarme —ríe un poco negando mientras estacionaba levemente cerca.

—¿No le dirás nada? —arquea su ceja derecha riendo un poco.

—¿Para qué? No es tan importante, en cambio, tú sí me importas Jess, y a ti sí que te haría un escándalo. —ríe un poco al mirar su rostro de sorprendida.

—¿Con qué te importo? Ah, pero no me puedes hacer escándalos, usted ya está comprometido. —ambos descendieron del auto para así abrazarse ligeramente mientras ríen y caminan al interior del supermercado.

—Pero eres mía, y deseo solo yo tocarte, igual solo tú me tocarás, ella no me provoca ni siquiera pena... —le susurra en sus labios para dejar un corto beso en sus labios.

—Lo que tú digas, mi amor.

La joven dejó escapar su risa después de haber sonreído por el beso. Los dos pasaron el día juntos, Parker desviaba cualquier llamada que no fuese importante dándole prioridad al tiempo que tenían juntos, era una simple salida de amigos, que en ocasiones se daban uno que otro beso a escondidas. Al llegar a casa, ambos se despidieron, pero Jess noto estacionado frente a su entrada un auto, Karol estaba en su departamento, era raro que llegara sin avisar por lo que solo un beso le llego a dar a Parker antes de ingresar. Su mejor amiga estaba algo seria, algo malo seguramente andaba pasando.

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