II
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
Mi mejor amiga solía ser una persona un tanto imprudente en sus comentarios, pero desde que la conozco siempre ha sido suelta con su lengua y hablando a cada momento en doble sentido, pero cabe resaltar que Karol ha sido la única persona que me ha sido fiel durante diez años de conocernos. En mis veintidós años nunca había conocido una amistad tan duradera como la de Karol, por eso la aprecio demasiado.
Vivía sola en mi departamento, puesto que mis padres vivían en otro estado, lo malo de vivir sola era cuando me entraba la pensadera y no sabía con qué distraerme, por lo que lo primero que se me ocurrió fue desvestirme y tomar un baño relajante, puesto que le estaba dando mucha cabeza a aquel hombre del centro comercial.
Serví una copa de vino y aplique burbujas en la tina, también ambiente con algo de música suave, no me daba mala vida. No sé en qué momento pasaron las horas que al observar el reloj de mi celular ya era de noche, por lo que decidí salir y empezar a arreglarme, hoy sería mi noche, por lo que estaba dispuesta a brillar.
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
Llamada telefónica.
K: Hola, bonita. ¿Ya estás lista para mover ese bote, amiga?
J: Claro que sí, ¿vienes ya por mí?
K: En unos treinta minutos estoy en la puerta de tu departamento, me ha costado convencer a Ryan de que me deje ir a solas contigo, pero anda como terco que desea acompañarnos.
J: Por mí no hay ningún problema de que él venga, es tu novio, por lo que tiene todo el derecho de acompañarte.
K: Está bien, entonces me termino de arreglar y voy con él, seguro se pondrá feliz porque sabe que habrá licor gratis.
J: Me imagino que sí, te espero aquí Karol, por mi parte ya estoy lista, no demoren mucho.
K: Listo, preciosa, nos vemos al rato, bye.
Karol colgó la llamada, por lo que la joven decidió darse una última mirada en el espejo, entendiendo que se veía hermosa, aquel vestido sí que resaltaba su figura. Tras descender a la sala de estar, toma asiento en el sillón de color beige, enciende el televisor y coloca el programa de Máster Chef, eso mientras llegaban sus amigos.
El claxon del auto de Ryan fue lo que capto su atención de haber pasado varios minutos de concentración en el programa, por lo que tomo su bolsa junto al abrigo para salir a su encuentro luego de cerrar el departamento. Después de saludar se sentó en los asientos de atrás, estaba lista para lo que se venía y de parte de sus amigos se notaba la emoción. Veinte minutos de trayecto era lo único que los separaba de la gran fiesta, pero por suerte las vías estaban despejadas, así que no demoraron mucho en llegar.
—Hemos llegado, señoritas. ¿Están listas para la diversión? —el joven sonríe mientras mueve sus hombros con ritmo mientras desciende del auto.
—Es que ya tú estás que te bailas solo, Ryan —deja escapar su risa levemente para descender en compañía de su amiga y los tres ingresar al lugar, estaba repleto y era incómodo pasar entre las personas que se encontraban en la pista de baile.
—Jess, Karol y Ryan, que bueno verlos por aquí otra vez, me imagino que felices de que su empresa pague todo hoy —el joven se apoya en la barra riendo un poco. —Cuéntenme, quieren un trago fino o uno de calle.
—Tú conoces nuestros gustos, unas copas de mojitos de tequila, por favor, Mario.
—Cómo ordene mi comandante, por cierto, que disfruten su velada, y Jess, te ves radiante al estar feliz, te prefiero así que despechada.
Mario era un viejo amigo de este par de jovencitas, lo habían conocido años atrás en este mismo bar, siempre ha sido muy atento y es muy agradable su forma de ser. Sin decir nada más el mayor empezó a realizar los mojitos, la noche apenas empezaba, muchos compañeros llegaban por lo que quedaba saludar, más de uno quedaba impresionado por la belleza que desbordaba de Jess, se podía decir que en esos momentos era la envidia de más de una mujer; ella quería venganza y la estaba obteniendo.
—Jess, mira quién está aquí —la joven señala con su cabeza a un hombre que se encontraba un par de mesas de lejanía de la barra con un par de amigos.
—El sexy guardia... —susurra para ella misma antes de girar su mirada a aquel joven que les entregaban sus tragos, de seguro Mario lo conocía, es buenísimo conociendo gente por su trabajo, quizás pueda darle información sobre su chico misterioso del centro comercial.
—Aquí tienen sus tragos, chicos, que los disfruten. —sonríe el joven antes de extenderle las copas con una sonrisa.
—Querido, una pregunta, tú que conoces a tanta gente por tu interesante trabajo como bartender de uno de los bares más importantes de esta ciudad... Dime, ¿conoces al hombre de camisa negra que está en la tercera mesa detrás de nosotros? De casualidad.
—¿Qué hombre? ¿Parker? —comenta levantando un poco su ceja al mirar a la mesa previamente descrita. —Si es el mismo chico que estoy viendo, su nombre es Parker, es fiel cliente de aquí, se dice que es uno de los guardias del centro comercial del centro, pero no lo creo del todo, aunque no somos amigos como para saber su vida.
—Me sorprende, nunca lo había visto por estos lados, recordaría su físico tan atractivo. —mira de reojo al hombre antes de sonreír ladinamente.
—¿Es mi impresión o te atrae? —la sonrisa del mayor hizo que captara su atención. —¡Hey, Parker! Ven un momento, ¡por favor! —mueve su mano en forma de señas al joven que perfectamente lo llego a escuchar.
—¡Mario! ¿Qué estás haciendo? Estás loco. —refuta entre dientes notando como aquel chico que ya no era tan misterioso se acercaba a la barra.
—Tranquila Jess, esto lo hago para ver si te olvidas de una vez por todas de Drake, estoy seguro de que Parker es mejor que ese idiota. —le susurra levemente hasta notar como el hombre se sentaba en el banquillo frente al joven y lo saluda. —Qué bueno verte por aquí, hermano.
—Gracias, lo mismo, digo —sonríe de forma encantadora mirando a la mujer que tenía de a su costado, ladeo su cabeza, se le hacía conocida.
—No la detalles tanto amigo, con calma.
El joven dejo escapar una pequeña carcajada antes de volver su vista al contrario mientras se apoyaba en la barra. —¿Me darás tragos gratis? Espero que para eso me hayas llamado.
—Si quieres tragos gratis, quédate con esta hermosa morenaza, te presento a mi mejor amiga, Jess —la señala con una sonrisa en sus labios. —La empresa donde trabaja está de fiesta hoy.
—Ya veo, Jess... Tú te me haces conocida de algún lugar... Espera, eres la chica del estacionamiento, ¿no? —deja escapar una ligera carcajada al notar la ligera ruborización en sus mejillas. —Claro que eres tú, quería saber tu nombre, pero te fuiste antes con tu amiga.
—Qué vergüenza que me recuerdes por ese incidente... Te juro que no soy así siempre. —ríe ligeramente nerviosa antes de darle un sorbo largo a su mojito.
—No te preocupes, se nota que esa chica rubia fue la que empezó a molestar —sonríe y le pide una cerveza fría a Mario, así como otro mojito para la joven antes de mirarle. —Entonces, ¿te llamas Jess? Lindo nombre, como su portadora.
Sus mejillas no demoraron en colocarse como un tomate, por lo que como primera reacción fue esconder sus mejillas entre sus cabellos. Parker tenía unos labios carnosos, los cuales deseaba atacar a besos, se veía espléndido con aquella camisa que lograba demarcar bien sus brazos, sentía mariposas revolotear en su estómago, ni el licor ayudaba en esta situación.
—Eres tan encantador, pero podría decirte lo mismo a ti Parker, lindo nombre como su portador... —sonreí de forma ladina recibiendo el trago que su amigo les había preparado.
—Veo que Mario te hablo de mí, al final no tuvimos que preguntarnos tanto. —da un trago a su cerveza manteniendo en todo momento su sonrisa coqueta.
—Eso es verdad — deja escapar una pequeña risa antes de ponerse en pie levantando ligeramente su vestido para que se pudieran ver sus piernas. ¿Lo quería provocar? Quizás. —¿Te gustaría bailar?
—Contigo, claro que sí, bella dama. —el joven se coloca en pie para tomarle de la mano dirigiéndose juntos al centro de la pista.
—Eres un encanto, Parker.
La sonrisa que mantenía Jess era grande, al llegar al centro de la pista empezaron a bailar, la joven observo ligeramente su entorno y no visualizaba por ningún lado a sus amigos, seguramente ya se habían desaparecido como siempre, ahora su única compañía era Parker, por lo que no desaprovecharía la oportunidad e intentar llevarlo a su casa, y no es que estuviera necesitada, pero este hombre se merecía ser bien consentido.
El vaivén de su cadera ejercía cierta presión sobre el regazo contrario, le bailaba lo más provocante posible, la música colaboraba mucho al ser reguetón. Sus manos recorrían su cuerpo mientras bailaban, definitivamente Jess había cazado una buena presa, por lo que hoy sería una excelente noche, noche que nadie arruinaría.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro