Capítulo1
1 año después...
La noche cayó en Londres, acompañada por una fuerte lluvia y yo estaba sentada, junto a la ventana.
Esperaba a que él regresara, de los ensayos con su banda, y mientras tanto, miraba caer la lluvia.
Acaricié a nuestro bebe, en mi barriga, y de pronto, escuché un fuerte trueno y me asusté.
_ ¡Oh no, bebe! ¡Hay truenos!
Escuché otro y vi por la ventana un sorprendente relámpago, lo que más me alarmó y corrí como pude a nuestra habitación.
Me encerré ahí y solo ansié y rogué que Joey llegara cuanto antes. No me gustaban los truenos, les tenía mucho miedo. Era una extraña fobia que les tenía.
Comenzó a llover con más frecuencia y él sabía de mi miedo a los truenos, de modo, que dio por terminado los ensayos.
Salió de la casa, de uno de sus amigos, y la lluvia lo pilló sin previo aviso. Había salido de lo más veraniego y sin paraguas.
Soltó un suspiro, pensó en mí y corrió hasta el auto. Se empapó de pie a cabeza.
Se fue rápidamente a nuestro hogar. Solo quería verme a mí y a nuestro bebe.
El vidrio se empañaba a cada instante con la lluvia y yo no dejaba de buscar a Joey con la mirada.
De pronto se apareció otro relámpago, y yo nerviosa, preferí que era mejor que me fuera a recostar a nuestra a cama y esperarlo allí.
Asustada, escuché otro trueno y me tensé aún más. Rogué porque mi esposo llegara cuanto antes.
<< Joey, mi amor. Llega pronto por favor, que tú hijo y yo te necesitamos... >>
Casi histérica, estaba a punto de llorar y me metí bajo las frazadas. Intenté de hacer oídos sordos frente los truenos y relámpagos, los que insistían en aparecerse tras la ventana...
Se estacionó en la cochera y advirtió que yo estaría en nuestro dormitorio.
<< Amor mío. >>
<< Es mejor que esté arriba, en nuestro dormitorio. >>
<< Probablemente debe estar muy asustada con esta tormenta. >>
Deseó con más ganas de ir a estar conmigo y sonrió.
Se bajó del auto y entró con ansias y cautela a la casa...
Sin meter ruido, entró a uno de las habitaciones, y se secó el cabello, y se cambió la ropa.
Miró la lluvia caer, tras la ventana y esbozó una tierna sonrisa.
Se colocó una camisa azul, con pequeñas manchas blancas, y salió de la habitación.
Miró la puerta, de nuestro dormitorio, y más anheló solo verme.
Acostada en nuestra cama, me había quedado dormida con el sonido de la lluvia, tras la ventana. Solo ansiaba con que él llegara.
Abrió la puerta y me vio dormida en nuestra cama y sonrió. Cerró con cuidado la puerta y se me acercó, junto con un bello ramo de rosas.
Dejó el ramo de rosas, con cuidado, sobre el escritorio, y yo dormida, él anhelante se acostó junto a mí. Me abrazó y me miró con idilio.
Besó mi hombro y yo sentí su tierno beso en mi hombro y sonreí.
_ Mi Joey. – le susurré y él me miró intenso.
_ Hola, niña mía ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? – me ladeé y lo miré perdidamente.
Estaba contenta y agradecida de que por fin haya vuelto.
_ Ahora, que estás aquí conmigo, mucho mejor. – me sonrió y acarició mi mejilla.
_ Mi amor.
Me susurró y con sed de mis labios, me besó.
Besándonos sin parar, él más me abrazó. Yo feliz de que lo hiciera, Joey con deseos acarició mi barriga y yo le sonreí.
Me sedujo con su coqueta y sexy sonrisa y yo embelesada y feliz, escuchamos un fuerte trueno y yo me sobresalté.
Joey me rodeó en sus brazos, y yo alarmada, me escondí en su pecho. Él sonrió.
_ No temas, niña mía. Son sólo truenos y algunos relámpagos.
_... – bajó la cabeza para mirarme.
_ Tranquila. Ya verás que pronto acabará la tormenta. – acarició mi cabello.
_ Lo sé, pero no me gustan. Me aterran los truenos. – más me abrazó y besó mi cabeza, lo que me confortó un poco.
_ Estoy aquí contigo, hermosa. – sentí de pronto las tiernas pataditas de nuestro bebe y sonreí.
_ El bebe se está moviendo, cariño. – Joey sonrió.
_ A ver, quiero sentir sus pataditas. – le sonreí y él volvió a tocar mi enorme barriga y me la acarició.
Yo lo miré perdidamente enamorada y él me sonrió.
_ Es todo un futbolista este campeón. – reí y él me miró todo enamorado.
_ Te amo, hermosa.
_ Y yo a ti, mi Joey.
Sin dejar de tocarme la barriga, se acercó a mis labios y comenzó a besarme con desesperación. Yo feliz de que lo hiciera, acaricié su largo cabello y sostuve su cabeza con cariño. Mi corazón se elevó hacia las estrellas.
Al cabo de besarnos, él miró a la ventana. Había parado de llover.
_ Mira, preciosa, dejó de llover.
_ Oh, qué alivio.
_ Ven, acerquémonos a la ventana. - le sonreí mimada.
_ Bueno.
Me tomó con cariño de los brazos y ayudó a levantarme. Solté un dulce suspiro y Joey me miró preocupado.
_ ¿Estás bien, preciosa?
_ Si, tranquilo. Ya a esta altura es normal que me canse, o que me cueste enderezarme. – sus ojos brillaron con intensidad.
_ Eso es porque dentro de muy poco te convertirás en madre y me darás este bebe que siempre yo soñé
_ Oh, mi Joey. – lo abrasé fuerte, con todo mi amor y él tierno, y pleno, me recibió en sus brazos.
_ Seremos los mejores padres del mundo, mi Stephanie, los mejores. – ambos sonreímos con ilusiones y yo le acaricié su barbilla.
_ Te creo. Confío en ti. – me miró embelesado y besó mi frente.
_ Te amo.
_ Yo también te amo. Te adoro, mi Joey.
Tomada de su mano, Joey me llevó hasta la ventana. Yo desconocía sus verdaderas intenciones.
Apoyados de la ventana, miré el cielo cubierto de estrellas y la radiante luna, la que asomó tras unas pequeñas nubes.
<< Que hermoso. >>
Miré todo el jardín, recién mojado por la lluvia y me pareció mágico.
Joey tomó el ramo de rosas del escritorio y me miró fijo, de la cabeza a los pies. Miró mi overol maternal, rojo y sus ojos brillaron con destellos.
<< Preciosa. >>
<< Te amo tanto mi, Stephanie, que solo quiero hacerte mía una y otra vez. >>
Ida en aquel romántico paisaje, no me había dado cuenta que Joey estaba tras de mí y él se me acercó y me sorprendió por la espalda con un bello ramo de rosas.
Yo las miré y le sonreí sorprendida.
_ Son para ti, hermosa.
_ ¡Oh! Están bellísimas.
_ Igual que tú. Te ves muy bella con ese overol. – mi corazón se aceleró de alegría y le sonreí perdidamente. Acaricié su mejilla.
_ Te amo tanto, mi Joey.
_ Y yo a ti. Cada día me haces mucho más feliz. – me susurró y yo más me estremecí.
_ Oh, mi Joey.
Alcancé a susurrarle y comenzamos a besarnos largamente. En eso volvió a llover.
Al cabo de besarnos, yo lo miré con suspiros y Joey me asechó con su mirada. Acarició mi mejilla.
_ Mi Joey. Tengo antojos.
_ ¿Antojos? ¿De qué tipo?
_ Tengo antojos de ti. – le susurré en sus labios y lo besé con deseos.
Extasiado por mi beso, me tomó de la cintura y me rodeó en sus brazos.
Aferrada a su pecho, Joey me miró intenso y acarició con deseos mi barriga, lo que me volvió loca y me llené de suspiros.
_ Amor mío. – le susurré con suspiros y él me sonrió.
_ Amo esto. Te amo tanto.
Me susurró y me aferró más a sus brazos y pecho. Acercamos más nuestros labios y nos sonreímos.
_ Serás la mamá más hermosa de todas, mi Stephanie.
_ Y tú el papá más guapo, sexy, comprensivo y tierno de todos. Amo tanto que seas el papá de mí bebe. – se derritió por completo y sus ojos brillaron.
_ Oh amor mío, mi hermosa.
Besándonos, Joey me cargó en sus brazos y me tumbó contra la pared.
_ No te detengas, amor mío.
_ No lo haré. Te lo prometo.
Me susurró y besándonos, él me bajó el overol y luego se desabrochó rápidamente sus jeans.
Los dos deseosos, yo le sonreí y rodeé su cuello con mis brazos y su cadera en mis piernas.
Lo abrasé, como pude, y Joey introdujo su lengua en mi boca, lo que me hizo desearlo aún más.
Besándonos sin parar, yo lo abrasé, como pude, lo que a él le volvió loco y jugamos con nuestras lenguas.
La lluvia caía tras la ventana y abrazados, bajo las sabanas, que cubrían parte de nuestros cuerpos desnudos. Joey me miró perdidamente enamorado y yo le acaricié su suave mejilla.
_ Gracias por estar en mi vida.
_ Y tú en la mía. Tú y nuestro hijo son lo más importante. Siempre estaré ahí para los dos. – el corazón se me elevó de dicha.
_ Mi Joey. – él volvió a besarme.
Al cabo de hacer el amor, yo me puse una rosa del ramo, que él me había dado, en la oreja, y los dos nos sonreímos. Joey miró la rosa junto a mi oreja y me atrapó una vez más con sus profundos ojos celestes, mientras que escuchábamos caer la lluvia.
_ Eres tan hermosa.
_ Mi Joey. – lo miré perdidamente cuando de pronto sentí una pequeña molestia y solté un dulce gemido, lo que a él le preocupó y tomó mi mano.
_ ¿Qué pasa niña mía? ¿Te sientes mal?
_... Creo que el bebe quiere sentir las caricias de papá. – sonrió y me abrazó.
_ ¡Ay! – miró mi rostro agobiado y acarició mi barriga.
_ Tranquila. Papá va a tratar de calmar a este revoltoso. – lo miré mimada, a punto de llorar y él más me abrazó.
_ Amor mío.
Le susurré y Joey intenso en mí, acarició y acarició mi enorme barriga y yo me volví loca por él. Amaba que acariciaba a nuestro bebe y este daba y daba pataditas al sentir sus tiernas caricias.
Joey me miró apasionado y yo me perdí en su provocativa y destellante mirada.
_ Te amo tanto. – le dije y sus ojos más me hipnotizaron. Me estremecí por completo y le sonreí embobada.
_ Yo también te amo hermosa mía. Te adoro. – me jadeó y besó mis labios.
Se colocó su camisa azul, con pequeñas manchas blancas y sin abrochársela, se acercó a mirar caer la lluvia.
Lo miré sentada en la cama. Me pareció muy sexy y varonil como lucía con esa camisa y su largo cabello al viento. Estaba toda loca por él.
Joey me miró y me incitó a que me le acercará...
Me puse la bata para dormir y me levanté de la cama. Caminé lentamente a él y él me miró de pie a cabeza acercarme a él y luego miró intenso mi enorme barriga.
Nos sonreímos y él me abrazó.
_ ¿Ya te sientes mejor?
_ Si. – acaricié a nuestro bebe. – Creo que solo contigo este pequeñín se porta bien. Va a ser el consentido de papá. – se derritió por completo.
_ Oh, mi amor. Seré aún más feliz cuando lo tengamos en nuestros brazos. Será nuestro orgullo.
_ Será igual a ti, ya me lo imagino. – besó mi cabeza con ternura.
_ Jejeje.
Miramos la lluvia caer, y yo aferrada en sus brazos, me sentí protegida y plena. Amaba sentirme en sus brazos, sentir su calor y que él acariciara mi cabello y espalda.
Llena de suspiros por él, solté uno y jadeé su nombre.
_ Mi Joey. – él me miró y volvió a besar mi cabeza.
_ ¿Qué pasa?
_ Nada – más lo abrasé. – Es que me encanta cuando me abrazas.
_ Pues no te soltaré por nada. – le sonreí.
_ Me encanta.
Nos sonreímos y nos besamos largamente, disfrutándonos y escuchando con afán la lluvia, la que nos había acompañado casi toda esa noche.
Sentado en la cama, me observaba fijo mientras, yo colocaba con cariño el bello ramo de rosas en un jarrón. Sentía su intensa mirada en mí, lo que hacía que el corazón quisiera salírseme del pecho con insistencia, lo que era una linda y mágica sensación.
Yo le sonreí y Joey me miró apasionado. Muy sexy y galán. Me derretía cuando me miraba así, bueno cualquier gesto, que tuviera conmigo, me derretía por completo.
_ ¿Qué ocurre? – le pregunté con nervios y risitas locas.
_ Nada, es que me gusta mirarte. Mirar todo lo que haces es un privilegio para mí. – mis mejillas se enrojecieron y él las contempló con afán.
_ Ven aquí. - me pidió y yo perdida en él, volví junto a él en nuestra cama.
Con su camisa desabrochada, yo tenía apoyada la cabeza en su pecho y le acariciaba sus pectorales, con deseos y cariño. Me encantaban sus pequeños vellos, los que podía acariciar cuando quisiera.
Joey me sonrió perdidamente enamorado y su corazón estalló de ternura y de anhelos. Se sintió el hombre más pleno y maravilloso de todos.
Nos besábamos sin parar, mientras escuchábamos la, ahora, suave lluvia.
Abrazados, Joey besó mi cuello y yo gemí en su oído.
_ Te quiero.
_ Yo igual. Siempre...
Sin detenernos, disfrutamos de esa romántica y lluviosa noche. La primera noche con tormenta de aquel invierno.
Abrí lentamente los ojos y Joey aferrado a mí, aún dormía. Yo feliz de verlo junto a mí, acaricié su suave mejilla y luego miré a la ventana. Vi que la lluvia había parado y me enderecé a mirar el rocío en nuestro jardín.
FIN.
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