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Parte 2

Para explicar lo que Judai Yuki sentía en la escuela, era fácilmente resumido con solo una palabra: Aburrimiento

Nada realmente emocionante ocurría así que.... ¿Qué se supone que debía hacer? Él decidió saltarse las clases con la idea de que estando en la azotea de la academia ayudaría a disminuir su aburrimiento. 

Pero había algo más... Algo le decía que tenia que esperar en ese lugar hasta que algo ocurriera ¿Qué era ese algo? No lo sabia pero no lo razono tampoco. Sumido en su aburrimiento, se decidió ponerse de pie y estirar su pobre espalda rígida. Se quejo un poco. 

Que aburrido...

Aburrido de todo era palabra exacta. 

Que aburrido... 

¿Podría esto cambiar? Estaba tan sumido en si mismo hasta que sintió a un chico mirándolo.

Ese Chico... 

Aquel joven estaba claramente sumergido en la figura de Judai, sin duda alguna estaba mirando esa cara angelical y se negaba a pellizcarse para comprobar si realmente estaba despierto porque, es una oportunidad única el ver un ángel de pie en la azotea del edificio principal de la academia, llevando un uniforme rojo. 

Se golpeo la cabeza, estaba mirando a un estudiante. Obviamente no podría estar soñando. Judai, quien estaba en la azotea, se quedo mirando al chico que estaba cerca de las escaleras. 

Él es muy atractivo. 

El castaño no lo sabia pero, podía sentir su sangre corriendo furiosamente en sus venas ¿Cuándo fue la última vez que había experimento esto? 

Nunca.

Así que simplemente persistió su mirada en aquel chico para encontrar una respuesta pero eso se convirtió en una pregunta sin respuesta. Entonces el chico le sonrió haciendo que Judai se ruborizara, fue entonces que le devolvió la sonrisa de ángel que tenia haciendo que aquel chico se ruborizara de igual forma.

El chico comenzó a caminar hacia su dirección y Judai se quedo solo mirando como aquel muchacho se le acercaba hasta estar cerca de él.

—Hola... –Dijo Judai mientras se preguntaba porque era eso lo único que conseguía decirle al extraño. El chico le sonrió de nuevo. 

—Hola... –Respondió pero era extraño... Ambos nunca se habían sentido tan tímidos con alguien antes. Judai hizo a un lado la timidez que estaba sintiendo y se dio ánimos para hablar con aquel niño bonito. 

—Es la primera vez que te veo por aquí ¿Eres nuevo? –De repente se dio cuenta de los deslumbrantes ojos verde esmeralda del chico. El joven se rió y luego observo como eran de hermosos aquellos ojos color chocolate de Judai. 

—Lo soy. –Él inclino un poco la cabeza a un lado, mirando fijamente los ojos de Judai.– Me gustan tus ojos.

—¿Te gustan? –El chico asintió y Judai sonrojo pero luego le sostuvo la mirada.– A mi me gustan tus ojos también.

—Bueno... –El joven lo miro con timidez bajando su vista al suelo.– En realidad puedo leer lo que tus ojos me están diciendo.

Judai inclino la cabeza a un lado.

—¿Qué te dicen? –Preguntó antes de que aquel joven le quedara mirando directamente. 

—Yo... Lo siento, esto es tan repentino pero... Tus ojos me dicen... –Volvió a bajar la mirada al suelo.

—Eres el único para mí... –Dijeron ambos al mismo tiempo y se miraron el uno al otro entre un choque de asombro y destellos en sus caras.

—Wow... Pero nos acabamos de conocer. –El chico dijo mientras reía con timidez.

—No me importa. –Judai dijo mientras se lanzo al chico uniendo sus labios en un beso. 

El joven rápidamente correspondió y mientras se besaba con Judai, paso su brazo por la cintura del castaño y coloco una mano por detrás de la cabeza del menor para profundizar el beso. Se quedaron así un tiempo antes de separarse y podían ver el amor en los ojos del otro. Los ojos color esmeralda se encontraron con los encantadores ojos color chocolate, un momento de unión donde nadie podría cortar. 

—¿Acabamos de experimentar el amor a primera vista? –Judai le sonrío y el chico se sonrojo de la vergüenza.

—Oh, sí, no puedo creer que mi novio no sepa mi nombre. –Se ríe con timidez.– Culpa mía.

Judai le sonreía con dulzura, sintiendo algo agradable al ser llamado novio de alguien que de golpe se encontraba enamorado... Oh debería decirse... Destinados a enamorarse. 

—Novio... –Lo llamó dulcemente.– Mi nombre es Judai Yuki.

—Mi novio Judai Yuki... –Le sonrió suavemente.– Mi nombre es Johan Andersen, espero que le guste mi nombre.

—¡Por supuesto! –Judai asintió alegremente– ¡Me gusta mucho!

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