Pasé Navidad con mi familia. Les ayudé en los preparativos como estar pendiente del horno cuidando que el tronco de Navidad no se quemara. Al igual que acomodar todos los obsequios que cada familiar hizo para algún integrante. Sí, cada 25 mi familia y yo tenemos la costumbre de realizar un intercambio. También serví las bebidas y acomodé todos los platos junto con vasos y cubiertos.

Tuve que esperar hasta las 12 para abrazar a toda mi familia y cenar el pavo. Me sorprendió ver cómo todos estábamos unidos me hizo preguntarme en: ¿Por qué tenemos que esperar hasta Navidad para poder reunirnos? Quizás la respuesta podía ser porque es el momento perfecto, algo que no me convencía, pero no me quedaba de otra que aceptar esa verdad.

Sus rostros llenos de felicidad hacían que dejara las preguntas a un lado y disfrutara la celebración.

El recuerdo de la Navidad pasó por mi cabeza una vez que estaba sentado en una banca de la plaza esperando a que mi mejor amigo llegara. No sé si vaya a venir, pues es Año Nuevo y prefiere pasarla con su familia. Saborearia un delicioso tronco de Navidad y se quedaría pegado a la pantalla para saber si ganó un premio monetario en la lotería. También me lo imagino contándole historias felices a sus hermanos pequeños sobre estás fechas para entretenerlos mientras se acerque la hora de la cena y de abrir los regalos. Lo sé porque me lo contó por teléfono el día después.

A pesar de la distancia, pude darme cuenta que, en el kiosko, a unos cuantos pasos del gran abeto decorado con esferas azules y blancas junto con una serie de luces navideñas del mismo color. Una combinación nada mal. Hay un grupo de adolescentes que cantan en coro villancicos navideños. Sus voces crean una perfecta armonía que hace atraer a una minoría de personas que se colocan alrededor y escuchan maravillados. Incluso puedo ver cómo dejan caer monedas.

Sé perfectamente que en Año Nuevo debería estar con mi familia y ayudar de nuevo en los preparativos, pero es mi costumbre estar en la plaza unas horas antes de que el reloj marque las doce. Mi soledad se ve interrumpida cuando veo que Taehyung llega. Sonrío al verlo con una bufanda de color rojo en su cuello y un suéter café claro.

—Jungkook, ¿qué haces aquí? -me preguntó—. Mis hermanos querían que siguiera jugando con ellos, pero les dije que no podía, que tenía que ver a un amigo.

—Perdón por eso, pero quería preguntar qué tal te fue en la lotería de Navidad.

—No gané nada —respondió—. Solo acerté dos números de cinco. Nada mal para ser la primera vez que participo.

Su respuesta hizo que esbozara una sonrisa, sonó feliz a pesar de no ganar nada. Ahora sé que algo que debo de aprender de Taehyung es ser positivo a pesar de que la vida a veces no sea como yo quiero.

—¿Cómo vas a festejar Año Nuevo?

Taehyung se quedó un rato sin responder porque se quedó viendo el gran abeto y luego me miró.

—Creo que será la misma cena de Navidad, solo que recalentado —dijo, colocando su mano en su mentón, como si quisiera asegurarse de lo que había dicho—. Ya a las doce nos serviremos vasos de sidra y a los menores creo que jugo para hacer el brindis, aunque unos minutos antes, algunos querrán decir algo, como desear cosas positivas a los demás.

Eso también hago yo, a excepción del brindis. Ya que, cuando son las doce todos nos abrazamos a la vez que nos deseamos feliz Año Nuevo. Sin embargo, también comemos doce uvas que simbolizan doce deseos; cosas positivas que esperamos que nos pase en algún momento. Cómo felicidad, salud... Cosas de ese estilo.

—Imagino que tus hermanos ya han de haber hecho su carta a los Reyes.

—¿Qué? —dijo Taehyung empezando a reírse—. Creo que la carta es para Santa Claus, aunque supongo que en algunos casos también es para los Reyes Magos.

Es cierto. El día de Reyes es la última festividad de estas fechas en las que los Reyes les traen regalos a los niños debajo del árbol.

—Ya imagino la cara de emoción de tus hermanos al ver qué los Reyes cumplieron sus deseos. —Sonreí al decir eso e imaginar la bella imagen—. Solo que para nuestra mala suerte los Reyes ya no nos traen nada.

—¡Oh, vamos Jungkook! Alégrate que pasaste una buena Navidad junto con un próspero Año Nuevo. Sé que los Reyes te traerán algo, al menos un pedazo de carbón.

Le di un codazo y luego nos reímos. Sin duda estás festividades son un buen cierre de Año. Ahora a festejar en familia.