VEINTICUATRO
Capitulo dedicado a: CandeReyes4 Por entender en qué se basa la historia y la razón de los actos de Black. Te amo❤️
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—Ya me tengo que ir —susurré en su oído.
Él se removió estirando su mano por la cama, hacia el lugar donde suponía estaba mi cuerpo y, al no hallar lo que buscaba, abrió los ojos.
—¿Black?
Reí por su estupidez, puesto que yo estaba detrás de él, pero se lo perdonaba porque aún seguía dormido.
—Estoy aquí —seguí susurrando. Sentía que si hacía mucho ruido, la ciudad se despertaría, y no a muchas personas les gusta levantarse a las cinco de la mañana.
Él se giró al escuchar mi voz y me miró con los ojos muy achinados. Leonardo tenía el cabello desordenado, los labios pálidos y la piel de su cara brillante; seguía siendo hermoso físicamente, sus treinta y tres años le quedaban al pelo, no parecía mayor ni menor de eso.
—¿A donde vas?
—Voy a verme con Axel.
Él asintió y estiró su mano para acariciar mi mejilla.
—Mi chófer te llevará —pasó su mano por mi cabello—. Cuídate, te amo.
Yo me acerqué y planté un beso en su nariz, luego me alejé y salí de la habitación. Daba gracias a Dios que el chófer me llevaría, no sabía cómo iba a caminar con los tacones que tenía puesto y, a pesar de que estaba acostumbrada al frío que se sentía a estas horas y más llevando un vestido tan corto, no tenía los ánimos para ir por toda la calle en busca de un taxi o un bus.
Estaba ansiosa, tenía una sensación de apuro en todo mi pecho. Anoche Leonardo me hizo saber que iría a buscar el dinero hoy, ya que al ser una cantidad tan grande, el banco solicitaría su presencia, y lo que tenía en casa no era suficiente, quedamos en que, sin importar la hora, él traería el dinero y se postulaba como participante en la búsqueda de Yoce, pero yo no lo llevaría conmigo, ya suficiente había tenido con ayudarme para que ahora ponga su vida en riesgo.
Ya conocía al chófer de Leonardo, pero no nos llevábamos bien, él me veía como una prostituta (lo cuál era) y me exigía acostarme con él sin pensar en pagarme, como si fuese una puta barata. Y me rompía los huevos que no tenía porque, a parte de eso, también me había acusado de ladrona, lo cuál también era, pero no lo iba a robar a él que se veía que no tenía ni cinco dólares en el bolsillo.
Por eso siempre caminaba regia en su dirección, para que viera lo poco que me afectaba su inmadurez. Él sabía que debía llevarme a casa, por eso solo se subió al auto y no me miró, abrí la puerta trasera, me senté en el centro del asiento y miré hacia el frente.
Lo guíe hasta los edificios de Axel y aliviada me bajé del auto.
—Puta —lo escuché susurrar. Estuve por avanzar sin importar nada, lo juro, pero...—. Ni siquiera estás tan buena.
«Pero éste pedazo de...»
Sonreí y me giré para encararlo. Me afinqué de la ventana y lo miré.
—¿Sabes? Te cansas de decir que soy una puta, una ladrona, una estúpida, que no estoy buena, que estoy fea y un centenar de estupideces. Sí, soy una puta, tampoco estoy tan buena... No, espera ¿Cual es tu definición de buena? —no lo dejé responder y seguí:— Pero a esta puta y a esta que no está tan buena... te la quieres coger y estás tan desesperado por estar dentro de mí que mira...
Bajé mi mano hasta su entrepierna y la apreté suavemente.
»» has pasado todo el camino con una erección que te revienta los pantalones —hice un puchero triste—. Y ni siquiera te he tocado.
—Suéltame —murmuró tenso.
—No es eso lo que quieres —sonreí—, pero lo haré.
Lo solté, me despedí con la mano y seguí mi camino.
Cuando entré al edificio lo primero que encontré a parte de muchos hombres casi dormidos por la hora, rondeando el lugar, fue a Axel cabizbajo y con los ojos inflamados.
—No me digas que estuviste llorando por Majo.
No necesité respuesta, sus ojos se humedecieron y su nariz se enrojeció aún más.
—Se fue —murmuró y estiró su mano, ahí logré ver una hoja.
La tomé y leí:
"Mi amor, sé que debería estar contigo en éste momento tan difícil para ti, pero no puedo. Me siento tan insegura con lo que quiero, que es injusto quedarme a tu lado si en lo profundo de mi ser no creo que sea lo correcto.
En éste momento tan corto, donde Mackenzie ha regresado a tu vida, mis sentimientos se han encontrado porque me sentí celosa. A pesar de saber que solo la ves como tu hermana, y la proteges como una, no estoy segura de que la sientas como una.
Y volveré, sí lo haré, pero cuando esté segura de lo que quiero para mi futuro.
Te amo, Majo."
Mis cejas se alzaron y mi boca se abrió en incredulidad.
—No entendí.
Sí había entendido, pero no había entendido, no sé si se entiende.
—Ella cree que estoy enamorado de ti o no sé —me respondió mirando hacia el suelo.
—Perdóname —murmuré.
Axel fijó sus ojos en los míos y me miró extrañado.
—¿Por qué?
—Todo esto es mi culpa —admití—. No, es culpa del maldito de Lucas, pero yo no debí pedir que te llamaran, soy una egoísta. ¡Ya verá!
Pasé por su lado y caminé furiosa a mi habitación, entré, tomé todos los anillos que habían en mi cofre y me los coloqué. Esto dolería, pero valdría la pena.
Salí de la habitación y llegué hasta la habitación donde estaba Lucas, los hombres de Axel miraron mis manos y ampliaron sus ojos.
—Señorita...
—¡Te callas! —murmuré y, sin escuchar nada más, entré en la habitación.
Los hombres entraron detrás de mí, pero no les presté atención y miré al responsable de mis desgracias recientes.
Lucas estaba atado a una silla, de pies y manos. Tenía la cabeza hacia abajo y su respiración era profunda, estaba dormido.
Me acerqué a pasos largos hasta él y lo tomé del pelo, jalando bruscamente hasta despertarlo.
Él abrió los ojos con demasía y me miró extrañado.
—¡Es tu maldita culpa que Yoce no esté conmigo! —grité, y el primer golpe fue directo a su nariz.
Un dolor insoportable invadió mis dedos, pero la sangre goteando de la nariz de Lucas me reconfortó.
—Puedo hacerlo...
—¡Te callas! —le grité nuevamente a uno de los hombres de Axel. Me dirigí a Lucas:— ¡Es tu culpa que la mafia me esté obligando a pagar!
El segundo golpe impactó en su ceja, abriendo una gran grieta que instantáneamente empezó a sangrar, al igual que mis nudillos y más abajo de allí.
Lucas no sabía realmente cuál era mi relación con la mafia, pero sí era su culpa, así que lo pagaría.
—¡Es tu culpa que tus compañeros estén muertos!
El tercer golpe impactó en su labio inferior.
Sí, golpe bajo, pero era verdad, él fue quien les dijo dónde estaba yo y quién era.
—¡Es tu culpa que Majo haya dejado a Axel!
Lucas empezó a jadear y a mirarme alterado, pero apenas estaba empezando.
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Dejaré por aquí, mi perfil romántico dónde tengo una historia completa, lentamente y me iré >> Mairelys_005 <<
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