Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

DIEZ

Capitulo dedicado a: mailyn_fg Te quiero mucho tocaya.

—¡¿Qué?! —chilló Yoce, tratando de reparar su error— Mi lengua se trabó, ella se llama Black.

Si conocieras a la chica junto a mí, sabrías rápidamente que aquella actitud, desinteresada, extrañada, y fácil, era un vago intento de hacer creíble su mentira.

Pero Saint no la conocía, y parecía estar más interesado en mi supuesta herida.

El hombre asintió y me miró.

—¿Estás bien?

—Por supuesto, ¿Por qué no lo estaría? —aclaré mi garganta, muy fuerte debo acotar.

—Creo que... porque estás sangrando —él parecía no saber nada de lo que pasaba.

—Ah, ¿Eso? —habló Yoce— Su pantalón es... así... es una nueva moda... ¿No la has visto?

Saint negó y su rostro se arrugó por un momento para luego convertirse en una mueca de comprensión. Sí, nuestro futuro presidente ya había captado que se me había pasado el período.

—Sí, bueno... Fue un placer verte —comencé—. Puedes venir la próxima vez, sí.

—¿Qué? No Black, él verá películas con nosotras.

Te juro que a veces me provocaba... revocarla.

—No, ¿Recuerdas que... que hoy tenemos... que estudiar matemáticas? —le pregunté en un intento de que captara mi falta de disposición.

—¿Matemáticas? Ay no —se quejó— ¿Usted sabe matemáticas ministro?

Saint asintió lentamente, sin mirar a ninguna de las dos.

—¡Sí! ¡El ministro nos ayuda, Black!

«¡Me cago en la...!»

—Bueno —«Black rendida»—. Iré al baño.

Luego de pronunciar aquello, con todo el pesar del mundo, me giré y caminé hasta mi habitación. Me imaginaba la mirada de Saint puesta en mi culo, no quería girar para confirmar aquello, ya todo había sido lo suficientemente vergonzoso.

Cambié mis short por un chandal negro, y me peiné lo suficiente para no parecer descuidada. Salí rápidamente de la habitación porque había recordado el regalo de Lucas.

«Que mal agradecida, Black».

Cuando llegué a la sala, lo único que estaba completo eran las pastillas y la caja de té. Lentamente caminé hasta el sofá, donde Yoce y Saint estaban sentados comiéndose MI pizza y MI helado como si el mundo dependiese de ello.

—Yoce —pronuncié lentamente— ¿Puedes irte a tu habitación un momento?

Mi hermana puede ser torpe, malintencionada, divertida, fastidiosa y muchas cosas más, pero me conocía y nunca me había llevado la contraria en una orden.

Ella se levantó y caminó a paso rápido hasta su habitación.

—¡Hasta luego, ministro! —se despidió, casi desapareciendo de nuestras vistas.

Fijé mi vista en Saint, él se levantó y volvió a su tamaño imponente. Hace un momento, parecía un niño comiendo helado con su hermanita.

—Lamento haber venido sin informarte, no estuvo bien —se disculpó.

—¿Cuál fue tu intención al venir aquí?

—Ya te lo dije —me respondió—, solo quería invitarte a salir.

Me acerqué un poco más.

—¿Seguro que sólo era eso? —mi voz había bajado su tono, convirtiéndose en el sonido seductor que había practicado por meses, porque por supuesto no pretendía regañarlo cuando podía besarlo.

Su vista desenfocada, ahora estaba muy alerta puesta en mí.

—Eh, sí —carraspeó y se puso más derecho conforme decía aquello.

Una idea cruzó por mi mente.

—¿Eres virgen, Saint? —luego de decir aquello alcé mi mano y la coloqué en su camisa de botones, justo en la parte de su corazón. Latía desenfrenado.

—¡No! ¡Por Dios! ¡No!

—¿Por qué estás tan nervioso? —pregunté, acercándome aún más.

—Tampoco es que pueda estar de otra forma cuando una mujer preciosa, consiente de mi fobia, se me acerca demasiado y, además, me manosea —habló muy rápido, robándome una sonrisa.

—Pero no estés tan nervioso —le pedí—. No haré nada que tú no quieras.

Saint cerró sus ojos fuertemente y luego los abrió.

—¿Y qué quiero yo? —preguntó, pero parecía una pregunta para si mismo.

Detallé su rostro, parecía confundido al tener ese ceño fruncido. Su vista bajó hasta mis labios y se enfocó en eso, la arruga en su frente desapareció.

Había encontrado lo que estaba buscando.

—¿Quieres besarme, Saint? —le pregunté, el asintió y, para dar más certeza de su respuesta, avanzó hasta estar pegado a mi cuerpo.

Podía sentir los botones de su camisa rozar mis pezones cubiertos solo por una tela, el bulto natural de su entrepierna afincado en mi abdomen. Sus dedos rozaron mis brazos y mis manos inconscientemente fueron directas a su cuello.

—Quiero besarte, Black —susurró muy cerca de mi boca.

Yo también quería besarlo, pero él tenía que besarme primero, necesitaba que él me besara primero.

Miré directo a sus ojos, él miraba a mi boca, cuando se dió cuenta de que no me movería, alzó la vista y la enfocó en la mía. Había una incógnita casi pintada en su frente, pero luego comprendió.

Agarró aire lentamente y se acercó aún más a mí, rozando sus labios con los míos. Se sentía realmente bien, y más cuando su boca húmeda hizo contacto con la mía bruscamente.

Se sentía realmente bien ver cómo se esforzaba en besarme, cómo me decía a través de aquel beso "Podemos llegar al final de ésto".
Me gustaban sus labios dulces, realmente sabían dulces, pudo haber sido por el helado, pero recordaba claramente que aquella vez en el hotel, cuando lo besé, también sabía muy dulce.

Saint era un hombre amargado, que sabía dulce.

De repente sus manos se deslizaron suavemente por mis caderas, hasta rodearlas y pegarme más a él de forma posesiva. Una de sus manos subió lento por mi columna, acariciando de arriba abajo, eso era más de lo que podía soportar.
Acerqué su boca más a mí y me aferré fuerte al cuello de su camisa, por el brusco movimiento de nuestros labios, sus dientes chocaron con los míos, haciéndome sonreír en medio del beso.

Se sentía bien besar a Saint Ozturk.

El sonido de mi celular interrumpió el momento, me separé y lo tomé de la mesita.

Lucas estaba llamando.

Me aclaré la garganta y sin mirar a Saint contesté.

—¿Hola?

—¡Hola! —se escuchó su voz varonil— Quiero saber cómo sigues.

Sonreí.

—Estoy bien, gracias por todo —respondí embelesada.

No es molestia —respondió rápido— ¿Qué haces?

—No hago nada importante y ¿Tú? —le respondí, sin pararme a pensar.

Estoy camino a casa.

—¿Por qué saliste tan temprano? —pregunté extrañada.

Pues... es mi hora de salida.

—Ayer saliste más tarde —le recordé.

Ah, sí... eso fue por el primer díaparecía nervioso— ¿Hablamos luego?

—De acuerdo.

Y cortó sin responderme.

Suspiré pesadamente y miré a Saint. Él recogía su celular de la mesita y arreglaba su camisa.

Traté de ayudarlo, pero se negó.

—He pasado más de veinte minutos aquí —habló—, te haré el depósito correspondiente más tarde.

Fruncí el ceño confundida.

—¿Qué?

—¿Es la misma cuenta de la vez pasada? —insistió.

—¿De qué hablas? —pregunté por fin.

—La clase de hoy ha sido muy buena —evadió, o eso creía—. Logré meter mi lengua en tu boca sin parecer un crío.

—¿Crees que fue una clase? —pregunté sorprendida.

—¿No lo fue, Black? —su actitud fría había vuelto.

—Por supuesto, ministro —y la mía también—. Ya le dije que me comprometía con mi trabajo.

Él Asintió.

—Lo tengo muy claro.

Caminó hasta la puerta, y se fué.





• • •

¿Celos?... Puede ser.

.

#TeamSaint vs #TeamLucas

.

.
.

GRACIAS POR VOTAR

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro