❠ ♯05⨾ Pruebas。
ᴄɪɴᴄᴏ
México siente incomodidad, las chicas humanas le desagradan.
─Creo que es obvio que todas son espías encubiertas del gringo, el bolchevique y el chino. ─Perú rompe el silencio.
Los países asienten al mismo tiempo, no pueden juzgar a nadie por su apariencia, pero están seguros de que la primera impresión importa. Aunque Argentina no pudo verlas debido a la cinta blanca que cubría sus ojos, su forma de hablar y expresarse le hacía sospechar.
─Dudo mucho que la última sea una espía ─comenta Colombia, exhalando el humo de su cigarro por la nariz mientras le dejaba el montón de papeles a su amigo.
─Pueden ser falsos ─añade Perú, esperando a que México le de la razón.
Inesperadamente él niega, no le parece algo que haga Estados Unidos tan descuidadamente.
─No lo creo, su edad al momento de trabajar y los años que lleva trabajando concuerdan con su historia, además, falsificar todos estos papeles es mucha molestia ─murmuró dudoso, dejando todo el papeleo sobre la mesa.
─¿Crees que sepa hablar otro idioma además del español? ─cuestiona Argentina con una voz tranquila, acercándose al grupo.
─Quien sabe, pregúntale ─responde el mexicano.
Después de unos minutos, llega ______________ de ese cambio, fue la más rápida en terminar de vestirse. Realmente no cambió mucho, solo se puso un pantalón de mezclilla y una playera de manga corta, su peinado seguía siendo el mismo, una coleta alta.
─Eres rápida, eso es bueno, me gustan las cosas hechas en chinga ─dijo México.
Ella sonríe, le alegra escuchar eso.
─Gracias, señor México ─alabó, llevando una de sus manos a su nuca para frotarla.
Entonces su sonrisa se desvanece, las otras chicas comienzan a llegar con su uniforme, mismo que supera todo lo que su mente creyó que era el uniforme ideal. Vestidas como sirvientas extravagantes, y dejando al descubierto ciertas zonas de su cuerpo, lo único que las diferencia es el diseño y el color de los trajes. Se ven hermosas, como muñecas de porcelana.
Sin embargo, ella desvía la mirada y disimula, sus mejillas adquirieron un intenso color rojo, y es que siente pena por mirarlas de más. No sería muy educado de su parte ver el escote de una persona, sea hombre o mujer.
Perú suelta una risa, y trata se ocultarla cubriendo sus labios, ¿qué clase de reacción fue esa viniendo de una chica más alta que ellas?
─A-Argentina, sé que eres ciego, pero tienes que ver esto. ─Lo jala de la camisa, y lo obliga a levantar un pedazo de la cinta.
Las mujeres pueden ver uno de sus ojos, dorados pero cubiertos por una capa de extraña neblina blanquecina. Él analiza, y luego sonríe.
─Me recuerda a la cara que hace Reino Unido cuando Francia se para a su lado, la diferencia es que la humana no es una vieja de mierda ─susurra el argentino, y vuelve a acomodar su banda.
─Nah, yo creo que se parece más a Estados Unidos cuando llega Costa Rica a las reuniones de la ONU ─comparó en otro susurro, y ambos ríen tras recordar el suceso.
Parecen modelos, se ven muy bien, y yo estoy toda fachosa, piensa la chica avergonzada.
México guarda un largo silencio, mientras se pregunta la razón de porque ellas muestran con tanto orgullo sus escotados trajes, ¿De verdad estarán cómodas limpiando así vestidas?
Colombia carraspea la garganta para interrumpir la conversación de los dos latinos.
─Argentina ─lo llama el tricolor, y este ya sabe que hacer casi al instante.
─En seguida ─dice con una voz calmada, y busca entre las cosas amontonadas un recipiente desechable.
Lo encuentra solo porque el colombiano lo encontró primero, y se lo dio en las manos. Él se acercó a las chicas, y extendió el recipiente, que era un vaso de plástico para fiesta.
─Dentro de ese vaso hay papelitos, agarren uno y no lo abran hasta que se les ordene ─explicó, dejando que cada una tomara aquellos papeles.
México se levantó, y sus compañeros lo imitaron, ahora estaban sonriendo de manera maliciosa.
─El currículum es importante siempre, pero un montón de papeles no me dirán que son realmente buenas en su trabajo ─decía mientras se acercaba al pasillo─. Les haré unas cuantas pruebas, quien logre superarlas se queda con el trabajo, si se sienten indispuestas o no desean participar, entonces pueden renunciar de una vez, tendrán el resto del día para decidir si quieren el trabajo.
─Les haremos un recorrido rápido por la casa ─avisó Perú─. Síganme.
Caminaron por el pasillo, el cual no era extenso (en realidad solo bastaba caminar tres pasos para salir de él), se encontraron con un salón más grande.
En aquel extenso salón, habían sillones y cajas con un contenido desconocido, las cosas amontonadas en las esquinas y sobre los sillones no se podían contar, y lo único que interrumpía esa bola de cosas, era el camino hacia las escaleras, la cocina y el comedor.
─Este es el salón principal, hay sillones y una televisión, solo que, no logro descifrar aún donde está ─mencionó el peruano, tratando incluso de ladear la cabeza para tratar de verle la forma al desordenado sitio.
_______________ observó como habían macetas ocultas con plantas, suponía que habían formado parte de la decoración en algún momento.
Oh, hay insectos y gusanos, pensó, se veía a primera vista dicho espectáculo de suciedad. Los bichos aquí seguro se la pasan en grande.
─Como podrán ver, hay dos escaleras, las que parecen un escondite, llevan a la oficina y a la habitación de México, esa zona es inaccesible, lo que significa que nadie puede entrar, por lo que no iremos, ¿ok? ─comentó fríamente.
─Suban por aquí, por favor ─dijo Argentina, señalando las escaleras más grandes.
El piso de arriba dejaba ver una especie de balcón interior, y el espacio del salón se extendía hasta el segundo piso. Desde arriba era posible observar dicho salón, las paredes no existían como tal, habían arcos de piedra que finalizaban como pilares, y para evitar caídas, habían barandillas igualmente de piedra.
No tenía estudios al respecto, debido a que no terminó la secundaria, pero había oído a una maestra hablar sobre la arquitectura precolombina y colonial. Podía admirar desde afuera de la casa como dicha construcción se asemejaba a lo que había visto en los libros de historia, una mezcla única.
Pudo ver que habían un par de fuentes en las esquinas, de roca y con algunas otras piedras extrañas incrustadas, no estaban en funcionamiento por la suciedad en las mismas, y jura que logró ver a una rana saltar al interior de una de ellas. Le gustó que estuviese la cabeza de alguna especie de deidad acaparando la atención, le daba un buen toque, sobre todo la cantidad de macetas y plantas adornando la casa.
Parecía que el dueño estaba enamorado de la botánica. Los colores verdes hacían buen contraste con los colores blanquecinos y marrones casi rojizos.
O al menos eso le gustaría decir, porque estaba todo tan sucio y desordenado que imaginar como se vería limpio era una tarea que le daba jaqueca.
Justo al frente de las escaleras habían unas puertas gigantescas, las cuales fueron abiertas de par en par por Colombia, dejando ver el interior. Era una biblioteca, digo era porque los libros estaban en total desorden, parecía que un tornado pasó por allí y dejó como quiso aquel sitio.
─Esta es la biblioteca, al fondo hay un pequeño balcón que deja ver la piscina y el patio, pero no podemos verlo porque... Jaja, está eso en el camino. ─Aquel continuaría con el recorrido, mostrando un baño para invitados, una habitación de invitados también, y una especie de salón de arte.
─Esta habitación es especial, aquí México crea sus obras de arte, pinturas, vestidos, etcétera, así que si les tocó de casualidad y lo arruinan... Deberán pagar por ello ─dijo Colombia con un tono amenazante.
_____________ tragó saliva, definitivamente tenía que hacer las cosas bien.
Del otro lado había otra sala de estar, esta era un poco más abierta que la que se hallaba en el salón, y muchísimo más iluminada. Sin embargo, la suciedad y el desorden seguían llevándose el protagonismo. Este salón poseía un juego de billar, una mesa lujosa de ajedrez, e incluso una mesa de futbolito. Existían otras cuatro habitaciones, las cuales estaban bajo llave y por explicaciones de los países, se dio a entender que eran cuartos de invitados.
La siguiente habitación, y la última de ese segundo piso, era otro salón, solo que este parecía ser una pequeña sala de reuniones, la cual poseía una chimenea, y su naturaleza era lúgubre. Igualmente era un desastre, daba miedo incluso pensar que entre tanto desorden se podría esconder una víbora venenosa.
De la zona opuesta a las escaleras, pudo ver una fuente mucho más grande, solo que esta tenía forma de pirámide, era muy bonita, y de hecho, pudo ver algunas almohadas y sillones a los lados, suponía que las mascotas de México dormían allí, porque habían camas y alguno que otro rascador para gatos.
─Ahí al fondo está el templo de las mascotas de México, el sitio antes era ocupado por Nicté y Alom, pero se peleaban tanto que eventualmente se escaparon de casa y hasta hoy siguen desaparecidos ─relató Perú, señalando la pirámide, que actualmente era ocupada por una pecera, donde vivían una pareja de ajolotes.
─Nicté es una serpiente cascabel, y Alom es un águila, si los ven, no duden en decirnos ─habló suavemente Argentina, no tenía que alzar la voz si todo estaba en silencio.
─Ellos dos son Xbalamqué y Hunahpú, los ajolotes ─informó Colombia.
─Oh, olvidé mostrarles la parte de abajo, síganme ─mencionaría Perú.
A todo esto, México no hablaba, simplemente observaba fijamente a cada una de las mujeres.
______________ suponía que detrás de esa pared estaba la habitación y la oficina de México, el lugar donde llevaban esas escaleras cerradas.
Dejó su curiosidad de lado, para ver el baño más asqueroso en su vida, el de arriba ya era horrible, ya que no se usaba y estaba abandonado, era usado de almacén, pero el del primer piso estaba más que usado.
El olor no la molestó, la morgue olía peor. (Sí, fue conserje de una morgue, y en ese trabajo no la despidieron, ella renunció por el bien de su salud tanto física como mental).
─Ehww ─soltaron las mujeres asqueadas.
Finalmente mostraron un espacio abierto de bebidas alcohólicas, igualmente desordenado, por no decir hecho un desastre. Todo iba bien, hasta que llegaron a la cocina.
─Esta es la cocina, y a lado está el comedor ─informó México, hablando después de un rato.
La cocina era el infierno de la suciedad, absolutamente todos los platos estaban sucios, amontonados en el fregadero, apenas y se veía el grifo por la cantidad excesiva de cubiertos y ollas. El hedor era peor que el del baño, y esto era debido a la comida echada a perder, por poco y vomitaban de la asquerosidad.
La comida atrajo a las cucarachas y ratones, entre otros animales que querían comerse a las plagas invasoras. No estaba tan sucia en los alrededores, pero incluso el refrigerador daba asco de solo ver su interior.
─Por último, el patio trasero. ─Perú abrió la puerta, y realmente no alcanzaron a ver la piscina porque el pasto tenía su altura de largo.
Finalizaron el recorrido en el salón, y la hora de la verdad llegó, debían abrir los papeles mientras le rezaban a Jesucristo.
─Ahora pueden ver lo que dicen sus papeles, cuando los vean, no se preocupen, pueden evitarse el sufrimiento si renuncian, solo les advierto que aquí la suciedad siempre está presente, nos gusta hacer fiestas ─informaría México con una sonrisa cínica.
No está tan mal, digo, nada supera a la morgue, pensaba la joven de cabellos ________, aventurándose a abrir su papel. Oh, me tocó la biblioteca, nada mal, sonrió.
Una de las chicas hizo una mueca asqueada, y de inmediato quiso protestar.
─¿No puedes darme otra oportunidad de limpiar otra zona? Le tengo fobia a las cucarachas ─suplicó ella.
─¿Te tocó la cocina? ─cuestionó, y ella asintió─. Tu única alternativa es renunciar, a menos que alguien acepte cambiar de lugares contigo, pero dudo mucho que alguien quiera hacerlo voluntariamente.
Estaba segura que el peor lugar de toda la casa era la cocina, lo demás era pan comido en comparación. No cualquiera se podría deshacer de una plaga de ratas.
______________ se sintió mal por la chica, no era su culpa tenerle fobia a las cucarachas. Observó como esta miraba a las demás, y ninguna estaba dispuesta a cambiar de lugar.
Este era su final.
Un rayo de luz tocó su hombro, era la chica alta. Le sonrió y le extendió el papel que tenía en manos.
─Puedo cambiar contigo si quieres, me tocó la biblioteca ─le dijo amablemente.
México casi se ahogó con su propia saliva. Los demás tuvieron que parpadear para ver si era verdad, ¿acaso era tonta? ¿Por qué cambiaría su suerte por ayudar a alguien más?
No, ______________ no era tonta, si todas se negaban a limpiar una zona, y ella mostraba su indiferencia y habilidades dejándola impecable, quizá obtendría puntos extra.
Aunque también sentía respeto por la chica, entonces no le importaría admitir que se guió medianamente por sus emociones.
─¿Q-Qué? ¿Estás segura? ─preguntó con incredulidad, y la vio asentir.
Solo había un pensamiento en su mente: Que tonta, me va a dar la ventaja. Inmediatamente tomó el papel, y le dio el suyo antes de que se retractara.
México frunció el ceño, quería preguntarle, iba a preguntarle.
─Bueno, vayan a sus lugares, tienen tres horas para terminar, pueden encontrar artículos de limpieza en cada zona ─ordenó Colombia.
Cada una fue corriendo a dichas zonas, y ella haría lo mismo, solo que fue detenida por la voz del patrón.
─¿Puedo saber por qué aceptaste hacer ese cambio a pesar de las condiciones? ─interrogó el mayor, cruzando sus brazos.
─Yo también quiero saber ─aseguró Perú, acercándose también a ella.
Antes de que se diera cuenta, los cuatro países estaban rodeándola con una ceja alzada. Ella entró en pánico, eran muy altos y para poder verlos a la cara debía mirar hacia arriba, cosa que casi nunca le pasaba, pues ella era ya bastante alta, y los chicos que había conocido o incluso sus jefes eran más bajos que ella.
─A-Ah, yo ─se quedó en blanco, estaba sudando frío.
─Perú, la estás asustando con tu cara de mono ─lo regañó Colombia, haciéndolo retroceder.
─¿Qué dices? El que la asusta eres tú, drogo ─replicó aquel país.
Para evitar una pelea, se inclinó levemente, lo que les llamó la atención de inmediato.
─Pido una disculpa, es que es mi primera vez viendo frente a frente a los grandiosos países... No sé como actuar aún, no quisiera faltarles al respeto por ningún motivo ─confesó.
Argentina sonrió, era muy respetuosa, tanto que le daba vergüenza equivocarse al punto de no intentarlo.
─No te pongas nerviosa, está bien, si te ayuda, puedes hablarnos como si fuéramos tus jefes ─dijo suavemente el argentino.
Ella se sintió mejor con esas palabras, y asintió varias veces con mayor ánimo.
─Sí, Señor Argentina ─al mismo le sorprendió que reconociera su bandera, la mayoría de las mucamas lo confundían con otro país, o de plano no sabían quien era.
─¿Sabes nuestros nombres? ─indagó Perú, ladeando la cabeza.
─Claro que sí, Señor Perú.
─Me cae bien ─confesó inmediatamente a su amigo argentino.
─S-Señor México, respondo la pregunta ─ella rápidamente cambió el tema, para mirarlo exclusivamente a él─. Realmente no había ningún cambio, si... Quisiera contratarme, hipotéticamente... ¿No tendría que limpiar todo de cualquier modo?
México analizaría sus palabras con detenimiento, su forma de expresarse y su manera de actuar eran genuinas y no fingidas. Primero, tenía una clara idea de lo que significaba la autoridad, y sabía perfectamente que ellos eran dicha autoridad, por lo que el respeto era bien recibido. Segundo, su modestia notable era una gran cualidad, sí, está desesperada por conseguir el trabajo, y parece que no le importa incluso combatir a unas ratas con tal de que la contraten, pero aún así no canta victoria orgullosamente como las demás, que asumieron algo sin siquiera saber su opinión.
Tercero y más importante, ella dio en el clavo, parte de la prueba es la adaptación al entorno, no importa que es lo que vayan a limpiar, su trabajo es hacerlo sin cuestionarlo, por algo les va a pagar.
─Ya veo ─respondió, y luego llevó su mano a su cadera─. Ve rápido a limpiar, solo tienes tres horas para dejar impecable la cocina.
─¡Sí, señor! ─Ella iría tan pronto se lo dijeron.
Por un momento se imaginaron que la chica era un cachorro, leal y obediente. Sí, ella era como un perro, les gustaba ese tipo de personalidad.
─¡Ramírez, si ves algo en el fregadero nos avisas! ─exclamó el colombiano.
─Claro que sí, no se preocupe, Señor Colombia ─dijo a distancia, metiéndose en la cocina finalmente.
─¿Es por el anillo de Costa Rica? ─preguntó México, quien recordaba perfectamente la vez en la que Cuba sin querer dejó caer el anillo de la costarricense por el fregadero, ya no lo pudieron sacar, y se atascó ahí.
─Hmm ─asintió Colombia, para cambiar el tema─. Me dijo «señor», ni siquiera voy a ser su jefe, me desconcierta tanto respeto.
─Bueno, lo normal es que te confundan con Venezuela, o peor ─mencionó Perú─. Aunque me gusta que me respete, es la primera vez que me dicen Perú y no Canadá.
─Dejen eso de lado, enciendan sus celulares, vamos a vigilarlas, tenemos que ir descartando opciones ─interrumpió el tricolor descendiente azteca.
Habían puesto cámaras ocultas entre toda esa suciedad, era cuestión de tiempo para que alguna se diera cuenta de su presencia, pero de todos modos, el proceso era lo que importaba, observarían todo lo necesario.
Mientras tanto, _______________ se iba a enfrentar a algo que odiaba, organizarse para saber que hacer primero.
Esta tarea requería de una cuidadosa planeación, o de lo contrario, todo se iba a desmoronar.
3092⨾ palabras
Hace mucho no actualizo
esta historia 😊
Finalmente, después de
muchos meses, podré
continuar la historia de
mi indigente favorita 😖💋
¿Qué tal se han portado,
chicuelos? Yo malísima,
cada día soy más rebelde 😈
Joder, antes creía que era
jóven, pero me dijeron q tengo
humor de señora, q no le sé
al shit post- nada q ver, solo
quería comentarlo 😌
En fin, espero que les haya
gustado, los quiero muxo,
un beso, y nos vemos en
la próxima 💏
ATTE⨾ 02 ~
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