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❠ ♯02⨾ Dificultades。

ᴅᴏs
         

    
Jamás en su vida se sintió tan intimidada, frente a ella estaba un oficial, el oficial de oficiales, el agente entre los agentes.
      
         

Se encogió en su lugar, y le temblaron los labios, el hombre frente a ella era lo suficientemente alto para hacerla sentir como una hormiga, y aquel no era nadie más que el mismísimo FBI.
       
        

─¿S-Señor? ─titubeó incómoda, viendo como habían desacomodado los papeles que traía en la mochila.
      
       

─Señor, solo hay papeles acerca de su experiencia profesional en otras labores, información personal necesaria, ropa, artículos de uso personal, una pluma y un pedazo de papel con garabatos ─dice un oficial, para luego entregarle al agente su pasaporte─. No parece haber discrepancias con su visa o pasaporte, pero lo que llama principalmente la atención son sus apellidos y el sello, tal parece que sí tiene permiso de viajar libremente por el mundo, pero solo existen pocas personas con este sello.
      
         

Puede escucharlos susurrar, pero no alcanza a oír del todo su conversación, esto no hace más que aterrarla.
     
       

¿Y si me quedo atrapada en el extranjero? No quiero ir a prisión, soy muy joven, pensaba.
     
        

Ya segura de que la iban a arrestar quien sabe porque razones, trataba de ser optimista al respecto, motivándose con las ventajas de ir a una prisión en el extranjero. Por ejemplo, te iban a mantener, dar de comer, y no tendrías que preocuparte por trabajo.
       
        

Ojalá sea una buena prisión. . . No, espera, no me puedo rendir así, no he hecho nada malo, y ellos no me pueden privar de mi libertad, pero cambió de opinión tan rápido como se le ocurrió.
      
        

─¿Eres la hermana menor de Enora Smith Ramírez? ─interrogó el FBI autoritario, inclinándose para verla fijamente a los ojos, en consecuencia, unos pocos de sus cabellos terminaron por cubrir parte de su frente.
      
        

Tenía una apariencia de hombre trabajador, su vestimenta indicaba que estaba lo suficientemente atento para no bajar la guardia, llevaba más de un arma consigo, y sus cabellos peinados hacia atrás lo hacían ver atractivo.
      
        

Claro, desde la perspectiva de una persona que lo ve de lejos sin ser interrogado fríamente por el mismo agente.
      
        

Ella asintió varias veces, y luego trató de hablar, pero fue obligada a guardar silencio por la interrupción del FBI.
      
       

─Ella nunca ha hablado de una hermana, y créeme, la conozco muy bien, somos cercanos ─afirmó, haciéndola retroceder hasta que su espalda alcanzó la pared.
    
       

Ella evitó poner los ojos en blanco para no causarle una mala impresión, pero no pudo evitar suspirar pesadamente.
    
        

─B-Bueno, Enora y yo no somos... Tan cercanas como usted y ella ─aclara, y con solo mirar al mayor nota que se siente satisfecho con ese comentario─. Pero tengo su número, usted puede comprobarlo si revisa mi teléfono... Solo si gusta, señor.
      
       

El otro oficial toma el teléfono de su mochila, y se lo entrega a su superior, este admira la pantalla rota con algo de desagrado, y luego se la muestra a la joven.
     
       

─Desbloquealo ─ordena.
     
       

Ella acata la órden sin quejarse, pero se centra en las notificaciones que su celular posee. No puede evitar llevarse las manos a la cabeza, y pensar en múltiples maldiciones.
     
       

Tenía quince llamadas perdidas de su madre, unas cinco de su padre, y otras treinta de su hermana mayor. Sin pedirle permiso al FBI, desliza su dedo hasta WhatsApp, y puede ver la cantidad de mensajes no leídos que tiene.
      
         

─Ay no ─se queja ella en voz baja.
      
       

Él por un momento cree que lo que dice es verdad, sí se trata de la hermana de Enora. Entonces, una llamada entrante y un tono de música irritante los interrumpen nuevamente.
     
       

El FBI observa que se trata de Enora, pues reconoce su número telefónico. La chica no quiere contestar, pero eso no está dentro de los planes del agente.
     
        

─Contesta en altavoz ─dice, para guardar silencio e indicarle a los otros oficiales algo con la mirada.
    
       

Ella hace caso, y preparándose para humillarse frente a un montón de desconocidos, responde la llamada y coloca el altavoz.
     
       

─¿Hola? ─habla en voz alta.
     
       

─¡______________! ¿¡Por qué no respondes mis llamadas?! ¿¡Tienes idea de lo preocupados que están nuestros padres!? ─Efectivamente era Enora, su voz era perfectamente reconocible, pero su actitud era lo opuesto.
     
        

─Enora, hice lo que me pidieron, además, estoy ocupada ahora, ¿no puedes esperar en otro momento para hablar tranquilamente? ─Su tono es más sereno que el de su hermana, pero la mirada dolida permanece en su rostro.
    
       

─¿Ocupada tú? ¿Haciendo qué exactamente? ─interroga, y se siente más presionada aún.
        
      

─Viajar y buscar empleo ─responde cortante.
      
        

Enora guarda silencio, se le escucha suspirar del otro lado de la llamada, y por alguna razón ______________ está segura que acababa de rodar los ojos.
     
        

─Te voy a hacer una pregunta, y quiero que me respondas lo más sinceramente posible ─avisó con seriedad.
    
       

─Adelante, soy toda oídos. ─No era sarcasmo del todo.
      
       

______________ puede sentir lo que viene, y mira al FBI como pidiendo permiso para quitar el altavoz, ella sabe que su hermana dirá algo muy cruel, y no es el tipo de persona que por más que la traten mal le desea el mismo mal a sus causantes.
      
       

Mas el FBI no dice nada, simplemente mantiene su mirada, pero ella acciona y quita el altavoz por su cuenta.
      
        

─Más que una pregunta, es una petición... De mi parte, yo me mantengo neutral, pero esto es parte de nuestros padres... Ellos quieren que no los avergüences, así que, trata de esforzarte y que no te despidan esta vez. ─Parece ser una órden con apariencia de petición.
      
        

Ella sonríe con falsedad, ante todo tiene dignidad.
      
        

─Claro, gracias por tu preocupación, Enora, cuídate ─se despidió muy pronto y colgó el teléfono.
        
         

Sintió un ambiente pesado, y luego extendió su teléfono al agente, para proceder a inclinarse un poco.
      
        

─Lamento mucho las molestias, señor agente ─se disculpa primero, evitando verlo a los ojos─. ¿E-Eso sería todo?
       
        

El FBI suspira, y aún desconfiado, chasquea los dedos y le traen una tarjeta extraña, él escribe algo sobre ella con un marcador permanente, y luego se la extiende.
        
        

─Nos disculpamos por el malentendido, señorita Ramírez, esta es su tarjeta de acceso y permiso, tiene un mes de duración, le servirá para ir y venir, no la pierda, ya que no hay una segunda disponible, cada mes se realiza un cambio de tarjeta, por motivos de seguridad, es obligatorio el cambio mensual ─le explica otro agente tras el silencio largo de su jefe.
     
        

Ella mira la tarjeta con los ojos brillando de emoción, y no puede evitar sonreír. Recibe la tarjeta en sus manos gustosamente, y la analiza por varios minutos mientras escucha la explicación de su uso.
      
       

─No se preocupe por el malentendido. Gracias por todo, señor ─dice sinceramente.
    
        

─¿Gusta que la escoltemos a su hotel? Si puede decirnos en dónde reservó, podemos pedir una limusina para que la venga a recoger ─ofreció, acercándose a la puerta para abrirla por ella mientras devuelve su mochila con todas sus pertenencias.
      
        

______________ siente que una gota de sudor baja por su nuca, tal parece que todos los hoteles son caros, y para nada hizo una reservación, no posee el dinero suficiente en su cuenta bancaria para pagar una noche, pero no se siente mal, nunca le desagradó dormir al aire libre.
     
       

Acomoda su mochila en su hombro mientras niega con la cabeza, y le dedica una sonrisa al oficial.
      
        

─Estoy bien sola, me gusta caminar, muchas gracias ─se limita a decir mientras sale de la oficina─. Que tengan un buen día.
     
       

Los hombres son serios, ninguno le devuelve la sonrisa, pero asienten con la cabeza cordialmente ante la educación y paciencia de la mayoría joven.
      
        

El FBI sigue guardando silencio, los agentes saben que hay algo que le parece sospechoso de ella. Una vez tuvo una idea bien estructurada en la cabeza, se gira sobre sus talones y mira a sus empleados.
        
         

─Quiero que manden un equipo discreto que la vigile, si hace algo sospechoso quiero que me lo reporten inmediatamente, están en su derecho de actuar por la seguridad de la Isla ─les ordena con una mirada gélida.
      
         

Los agentes acatan la órden y se mueven rápidamente, buscando formar un equipo de agentes que no le quite la mirada de encima.
    
       

Por otro lado, la oji-__________ ya estando fuera del edificio, nota que el aeropuerto es prácticamente la entrada a la isla, pues alrededor hay un muro grueso que la rodea. Mira asombrada la bella arquitectura, la muralla que lo rodea parece más un castillo.
      
       

Puede sentir en el aire el olor salado del océano, se acerca a las columnas de piedra que forman parte de la barandilla que evita que haya accidentes, y mira hacia abajo para encontrarse con el mar.
     
        

No se ve nada a lo lejos, así de lejana es la isla. Observa embarcaciones grandes ser detenidas en muelles mucho más bajos que la posición del aeropuerto, y la seguridad de aquella es sorprendente, el diseño de los aviones y barcos es el mismo, por lo que puede suponer que nada del exterior puede ingresar a la isla, exceptuando algunos seres humanos y productos traídos por estos barcos u aviones.
     
       

Entonces decide voltear para ver la isla, y se arrepiente de haber rechazado la oferta del agente; es tan lejana que apenas puede verla.
      
        

Camina unos pocos kilómetros hacia delante, y puede ver que el océano continúa, piensa que quizá hay agujeros debajo del puente que permiten la entrada del agua.
     
        

Se acomoda la mochila, y decide dejar de resoplar y empezar a caminar, no quiere que anochezca demasiado pronto por quedarse divagando en la cantidad de kilómetros que caminará para llegar a tierra firme.
    
       

De haber sabido que tenía que caminar setenta kilómetros hubiera pedido que me prestaran una bicicleta, pensaba cansada, no llevaba nada caminando y ya quería llegar al final para detenerse a descansar.

Lleva mucho tiempo arrastrando los pies, y la luz del sol impactando contra su piel la hiere, desea detenerse, su estómago le ruega que se detenga, y sus zapatos viejos ya no aguantan más el suelo, por lo que abandonan la posibilidad de ser el soporte de sus pies.
      
        

Su estómago le suplica por alimento, y su garganta reseca añora un poco de agua, pero la única botella que consiguió ya se hallaba vacía.
      
        

Decide detenerse un momento, se sienta cerca de los muros para no estorbarle a los posibles vehículos que puedan pasar por la autopista, y piensa en todo momento que desea muchísimo un charco de agua para beber.
       
         

Poco le importa si el charco tiene alguna bacteria, solo quiere un trago de agua.
      
       

Mira la distancia que le falta por recorrer, y sus ojos parece que la engañan, pero jura que a unos metros hay un charco de agua.
     
      

Se levanta, puede imaginar como ese charco refresca el calor que siente y compensa todo su día. Por lo que corre hacia él como si fuese una completa loca.
       
       

¿Por qué el charco desaparece? Se pregunta la muchacha con ganas de llorar.
       
       

Algo molesta, acelera para alcanzar el charco que se aleja cada que avanza, y sus dudas invaden su mente.
     
       

Sigue corriendo, esta vez mostrando su ceño fruncido, pero cuando nota que hay algo en frente que la detiene, disminuye su velocidad.
    
        

¿Acababa de llegar a su destino por perseguir a un charco?
        
          

En frente hay casetas de vigilancia de gran altura y que te gritan «Esto es a lo que llaman seguridad», una gran puerta divide el terreno de la isla y el puente, cuida que no cualquiera pueda entrar.
        
          

Las ventanas son de color negro, por lo que no puede ver quien está adentro, de todos modos no es importante, entre las puertas hay un aparato donde supone debe poner la tarjeta que le dieron.
        
         

Coloca la tarjeta, y el aparato le da instrucciones claras acerca de personalizar su "llave". Necesita poner un poco de información personal, y una contraseña personalizada para poner en el teclado.
         
         

Al parecer, en caso de que haya un robo de tarjetas, se podrá evitar un crimen tan pronto traten de ingresar su contraseña, el solo hecho de que cada uno tenga una contraseña diferente, dificulta y evita el robo en sí mismo.
        
         

Ella piensa en algo, y está completamente segura que nadie lo podrá adivinar o recordar excepto ella misma.
      
        

«16 8 39 92 11 32 28 8», una serie de números que se aprendió viendo una tabla periódica, y ese mismo número era la contraseña de su teléfono.
     
        

Una vez completado todo el proceso, se guarda la información en la tarjeta, y la máquina pide sacarla para probar que funciona.
     
       

Ella saca la tarjeta y la vuelve a meter, ingresa su contraseña, y al sacar la tarjeta, la puerta sorprendentemente se abre.
     
        

Pasa cuando su cuerpo cabe sin dificultades, y sigue su camino para apartarse nuevamente de la autopista, quisiera ver toda la isla de una vez, pero el cansancio es demasiado para ella.
    
       

Se sienta un momento, y puede jurar que le falta el aire.
     
       

─Wow, usted es increíble ─alguien le habla.
    
        

Ella levanta la mirada, y encuentra una botella de agua fría y un sándwich siendo extendidos por un desconocido. A su lado hay otra persona, y puede ver que hay otros dos a su lado, sumando cuatro en total; poseían un uniforme de policía, y se notaba que era los trabajadores de seguridad de las casetas.
     
       

─Debe estar hambrienta, puede tomar esto, es una botella nueva y comida intacta, así que no se preocupe. ─Tanta amabilidad la conmueve.
      
       

Sonríe sin ocultar lo exhausta que se siente, y toma la comida que le ofrecen esos hombres.
    
       

─Muchas gracias ─dice, y no espera ni un poco para abrir la botella y darle un gran trago que la deja casi vacía, toma el sándwich también, y le da una mordida rápida, extrañaba los sabores de un alimento completo, y disfruta todo como puede sin dejar esperando a su estómago.
    
       

─Es la primera persona en cruzar el puente caminando en un día, ¿cómo lo logró? ─añade otro desconocido, sonriendo con asombro.
      
       

─¿Es atleta o algo así? ─cuestiona otro.
      
        

Ella se toma su tiempo para responder, y les indica con su mano que necesita un momento corto para tragar el alimento, que se termina no mucho después de que deja la botella en el suelo.
    
       

─N-No, no soy atleta, y creo que no podré caminar bien durante un mes después de esto ─dice entre risas, haciendo sonreír a los otros por su actitud amigable.
    
      

─Bueno, rompió un récord único, deberían darle un premio ─la anima otro chico.
     
       

─¿Viene por trabajo? ─otro de ellos cambia el tema.
     
      

─Sí, de hecho, aunque soy nueva aquí, así que no se nada de nada ─responde, terminándose la comida y el agua.
      
       

Se siente satisfecha, la comida fue bien recibida en el mejor momento, y la ayuda le trasmite comodidad y bienvenida en aquella Isla.
     
       

─Justo ahora es nuestro descanso, podemos mostrarle la Isla ─le dice uno de ellos, colocando sus manos sobre su cintura con alegría.
       
        

─¡¿En serio?! ─pregunta asombrada, y recibe un asentir de cabeza─. ¡Eso sería maravilloso, muchas gracias!
      
        

Se levanta demasiado rápido, por lo que se mareó y tambaleó hacia atrás.
    
       

─¡Cuidado, señorita! ─advierte un oficial, y sus compañeros la sostienen.
     
      

─Lo siento, me levanté muy rápido de la emoción. ─Ríe y se recompone velozmente.
    
      

Este es un buen día, piensa a pesar de las dificultades.

2635palabras

Que no le echa ganitas,
chinguen a su madre,
rayis claro que le echa
muchas ganas 😠

En fin, ¿les gustó?

Espero que sí 👉👈

¿Headcanons?

¿Sabor de helado favorito?

¿Sabor de helado que odian?

¿Pizza con o sin piña?

Nos vemos en la próxima
Se me cuidan, muak 💋

ATTE⨾ 02 ~

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