Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 2

Nos pusimos de pie y subimos a su auto luego de asegurarnos que todo este bien cerrado. Me ordenó que dejara mi celular en casa porque hoy se trata de despejarnos y dejar el trabajo a un lado, acepte sin rechistar porque me encanta la idea de tener planes con él. Mientras observó la ciudad con sus luces encendidas a causa de la noche, siento su mano en mi muslo acariciándolo sin desviar su mirada del camino y de fondo una canción de Sam Smith nos hace compañía. Solté un suspiro y eso pareció llamar su atención, apretó un poco su agarre logrando que lo mire. Me miró de reojo un segundo y volvió su atención al frente.

—¿Qué sucede?

—Esto es genial.

—¿Estar en un auto conduciendo en la agitada ciudad por la noche?

—No, estar contigo —pongo mi mano encima de la suya. Sonrió—. Hace mucho no hacemos algo juntos, amor.

Pude ver la aflicción en su rostro, su sonrisa se borró dándole paso a una mueca.

—No y es horrible —suspira—. Pero ahora lo estamos haciendo. Changbin, te prometo esforzarme por estar contigo más tiempo, por dedicarle más tiempo a nuestra relación.

Hice una mueca por sus palabras, no porque me desagradan, sino porque no lo dije con la intención de hacerlo sentir mal. No sólo él está trabajando duro en su sueño, yo también lo hago. Una relación es formada por un equipo y yo soy parte de este equipo.

—Chan, prometo lo mismo —aleje mi mano de la suya para acariciar su nuca—. No quiero que te sientas mal por lo que acabo de decir, ambos hemos trabajado mucho estos últimos meses, así que quita esa cara.

—Lo sé y no diré que es sólo mi culpa. Siempre hemos hablado que ambos debemos poner de nosotros para que esta relación salga a flote, por el ajetreo de nuestros trabajos que se llevan la mayor parte de nuestro tiempo, la mayoría de veces incluso en nuestro supuesto tiempo libre. Pero, cariño, eso no quita que sienta que no he hecho mucho.

—Haces demasiado —fruncí el ceño sin entender, ¿por qué dice esas cosas?—. Chan, cada mañana me recuerdas cuanto me amas aún cuando ya han pasado tres años, todas las noches me escuchas aún estado agotado y sabes qué decir para calmarme y qué hacer para mejorar mi día. Sigues teniendo detalles conmigo y cuando me besas aún me siento como la primera vez que lo hiciste. ¿Qué te hace pensar que ya no es igual?

—No he dicho eso —murmura.

—Te conozco lo suficiente para saber que lo estás pensando, amor —suspiró. Mordió su labio inferior y apretó un poco mi muslo.

—Si, lo he pensado y es exactamente lo que estaba pensado ahora.

—No quiero que pienses eso, estoy bien contigo, más que bien porque es posible. Es jodidamente posible cuando se trata de tí y la manera en que cada día muestras que me amas.

Esa sonrisa que tanto amo, comenzó a aparecer de a poco, cómo si algo siguiera comiéndole la cabeza.

Detuvó el auto en un semáforo, se giró y me miró fijamente.

—Changbin, ¿no te arrepientes de haberte casado conmigo?

Lo miré incrédulo por su pregunta y me acerque para dejar un beso en sus labios, luego en su mejilla y me aleje.

—¿Si escuchaste todo lo que dije, Bang Chan? —Sonríe.

—Lo hice, pero necesito escucharte afirmarlo. Por favor —ver esa suplica en sus ojos me duele.

—Nunca tuve dudas de hacerlo. No me he arrepentido y dudo que me arrepienta de haber firmado el papel que nos une y de compartir un anillo contigo que a donde quiera que vamos, muestra que ya tenemos a alguien a quien nuestro amor pertenece. Jamás me arrepentiría de haber dicho el sí acepto que unió aún más nuestras vidas en el altar.

—Te amo, no sabes cuánto.

—Cada día, cariño, con tus actos me demuestras que me amabas más que el anterior y, cuando creó que no puedes sobrepasar aún más; me demuestras todo lo contrario. Yo también te amo.

La emoción volvió a sus ojos y era todo lo que necesitaba para sentir mi corazón acelerarse en segundos. Él solo necesita mirarme, sonreír o simplemente rozar mi piel para que mi corazón reaccione a él. El claxon de varios autos nos hicieron percatarnos de que ya podíamos avanzar.

Siguió conduciendo con un sonrisa adornando su rostro. Odio imaginar que de seguro, hace mucho tenía esos pensamientos carcomiendole la cabeza y no habíamos podido hablarlo. Como él ya había mencionado la mayorías de veces despierto primero. Nuestros trabajos han consumido el tiempo de cada uno al punto de sólo vernos en las noches. Las veces que hemos podido desayunar juntos, creo que han sido los momentos donde decidimos de forma silenciosa que lo mejor es no hablar de trabajo ni nada estresante, siempre hablamos de partidos, viajes o reuniones con amigos o familiares.

Me jode no tener más tiempo para él, no poder levantarme en la mañana y quedarme a su lado unos minutos, abrazándolo y simplemente disfrutando de la compañía del otro, o solo ver una película acurrucados en el sofá y tal vez salir de fiesta con nuestros amigo y visitar a nuestra familia. Quiero demostrarle que lo amo tanto, que a pesar de la falta de esas escenas en nuestra vida, mi amor sigue intacto por él, porque él se ha encargado de que así sea.

Miré el lugar frunciendo el ceño, pensé en un restaurante o algo así, pero no, en este punto ya estamos entrado al bosque.

—¿Qué tienes planeado?

—Falta poco para que lo sepas.

—Bien, mientras no planees deshacerse de mí, esperaré —murmure, ganándome un golpe en el brazo y me eche a reír.

—¿Deshacerme de tí? —Acarició donde antes golpeó haciéndome sonreír— ¿Por qué querría hacerlo?

—¿Por qué ya no me aguantas?

—Me lo estás preguntando —asiente lentamente procesando mi pregunta. Dura tanto haciéndolo que me ofende y ahora soy yo quien golpea su hombro y él ríe—. Obvio no.

—¿No me soportas?

—Dios, Changbin, obvio no es eso —corrigió ante mi queja.

—Bien, porque deshacerse de mí no es fácil.

Ambos reímos y volví a concentrarme en el camino. Miré todo aterrado, se ve poco y lo que se logra ver es por las luces del auto. Él sabe que la oscuridad y yo no nos llevamos bien.

—Chan...

—Tranquilo —me interrumpe—. Sigue observando —me pidió.

Asentí y me fue inevitable no sentirme más seguro cuando sus dedos se entrelazaron con los míos. Se detuvó y apagó las luces del auto, pero aun así frente a nosotros permaneció iluminado, mi rostro debe de ser un poema. Siento su mirada puesta en mi expectante a mi reacción, giré mi rostro a él con una sonrisa enorme en mis labios y sin perder un segundos más, me lancé sobre él para besarlo.

Me acomode quedado a horcadas y dejé un pequeño beso al alejarme.

—Es hermoso —acaricie sus mejillas.

—No creo que más que tú, pero gracias.

—Eres increíble —volvía a besarlo—. Nunca lo dudes.

—Teniéndote a tí recordándome a cada oportunidad que lo soy, no podría dudarlo.

Volvimos a besarnos mientras ambos sonreímos, mordió mi labio inferior antes de alejarse y me indico que bajáramos del auto. Caminó a la parte trasera y volvió con una cesta de picnic en su mano. Terminamos de entrar al lugar que acomodo para nosotros y quedé aún más encantado. Las luces amarillas colgado de un árbol a otro formando un cuadrado y en medio de este formando una equis. Mientras el suelo está cubierto por una alfombra roja del tamaño del cuadrado que forman las luces y en medio de esta una sábana con una botella de vino en hielo, dos copas y un ramo de flores de cereza.

Sonrió con emoción como un niño recibiendo un nuevo juguete. Camino rápidamente a dónde está el ramo y las tomo para girarme a verlo. Una de sus manos está en el bolsillo del pantalón y la otra sostiene aún la cesta mientras una enorme sonrisa adorna su rostro.

Amo a ese hombre.

—Las amo.

—Eso lo sé.

—Siempre que tienes la oportunidad me regalas un ramo de mis flores favoritas y, ¿sigues pensando que me arrepentiría de haberme casado contigo?

—Espero que con dándote las flores seguido no lo hagas.

—Jamás —afirme.

Le dije que eran mis favoritas el primer día que nos conocimos en la fiesta de un amigo en común. Estábamos en el jardín y al verlas sólo se lo mencioné, dos meses después en nuestra primera cita me recibió con un ramo como este frente a mi puerta.

—¿En qué piensas?

No note cuándo se había acercado, mi vista estaba perdida en las flores. Ya no está alejado de mi, sino sosteniendo mi rostro por las mejillas.

—En la vez que te dije que eran mis favoritas y no lo olvidaste para nuestra primera cita.

—Estaba muy nervioso, pero verte sonreír al ver las flores se llevo todo nerviosismo. Sabía que tú estabas destinado a mí y yo a tí. Aunque suene ridículo, amor, lo supe desde el primer momento en que te vi.

—¿Por qué? —No pude evitar preguntar.

—Cuando tus hermoso ojos se cruzaron con los míos, sentí un revuelo en mi pecho y estómago. Tus ojos marrones tenían un brillo hermoso y por más cliché que te suene, cariño, yo nunca había sentido que una mirada detuviera el tiempo y frente a mí existiera solamente él dueño de ella, hasta que te vi esa noche.

—¿Así que no terminaste conmigo en el jardín de Felix porque él te pidió que fueras a ver si alguien estaba intentando entrar?

Felix siempre en cada fiesta asegura ambas puertas; la delantera y la trasera. Por lo que cuando él me dijo que saldría porque le dijo que escucho movimientos afuera, se me fue imposible no salir con él para que no fuera solo. Creo que aunque no lo supe al momento, también había quedado enganchado con él.

—Creo que me atrapaste —me dió un beso—. ¿Te arrepientes de haber salido esa noche?

—No. ¿Cómo que estás cuestionando mucho esta noche, no crees?

—Solo quiero asegurarme.

—Bien.

Aunque su inseguridad con lo nuestro me inquieta, por ahora prefiero dejarlo a un lado y no porque prefiera ignorar lo que está sucediendo, sino porque espero está noche demostrarle que no hay de que temer. Aunque es un tema que debemos hablar y mañana espero hacerlo y que podamos dejar todo claro, odio ver inseguridad en sus ojos al hacerme esas preguntas.

Él se encarga de acomodar la comida frente a nosotros luego de sentarnos, y cómo no podía faltar ese detalle, trajo su delicioso plato de pasta a la boloñesa que me gusta y de postre tarta de naranja.

—¿Cómo vas con los transmites del nuevo terreno que quieren comprar? —Pregunto.

—Excelente. No pensé que fuera hacer tan fácil, pero parece que el señor Kim siempre consigue lo que quiere.

—¿Tú te encargaras de todo o solo de los planos?

—De todo —se lleva una cucharada de tarta a la boca y habla antes de terminar de comer—. Kim me amaba.

—Primero —hice una mueca—, no seas desagradable y traga —sonríe llevando la copa a sus labios—. Y segundo; no vuelvas a repetir que ese hombre te ama, me cae muy bien y no quiero verle de otra manera cuando tengamos la oportunidad de coincidir.

Alza una ceja con una sonrisa divertida en su rostro. Se ve arrogante de esa manera mientras sostiene la copa en su mano. Nos encontramos sentado uno al lado del otro, así que desliza su mano libre y la pone sobre la mía.

—¿Celoso, cariño?

—No soy de celar —me escojo de hombros y tomo mi copa—. Pero si me das motivos.

—Que él me ame no significa que yo a él.

—Buen punto —giro mi rostro a él—. Y me amas a mí, ¿verdad? —Asiente dejando un beso cortó en mis labios.

—¿No puedo amar a alguien más? —Lo mire frunciendo el ceño.

—Odiaría que lo hicieras —lo seguí mirando mal.

—¿Haz escuchado eso de poliamor?

Esta jugando con mi paciencia y lo sabe muy bien, la sonrisa en su rostro me lo demuestra.

—Si y admiro a quienes lo hacen. ¿Por qué preguntas?

—Solo curiosidad. ¿Qué pasa si te digo que amo a alguien más y quiero estar con él también?

—Te golpearía —soltó una carcajada cuando respondí rápidamente sin dudarlo.

—¿Por qué?

—No me mal entiendas, hay quienes permiten una tercera persona en su relación y si se sienten cómodos está bien. Más cuando las tres personas están involucradas en el mismo sentimiento...

—Entonces —me interrumpe—. ¿Sí te gusta la misma persona que a mí, si lo aceptarías?

—Dejame hablar —pido—. Pero no me veo haciendo eso contigo. Si tienes sentimientos por alguien más, odiaría tener que reprimir tus sentimientos, así que buscaría la forma de que estés cómodo pero no puedo compartirte. Siendo sincero, no sé cómo reaccionaria si me dices que amas a alguien más. Ya no se lo que iba a decir...

—Termino por tí; en pocas palabras terminarías conmigo.

—¿Me dejarías por qué hay alguien más en tu corazón? —Negó, suspiré.

—Dije lo de poliamor por el momento, eh. Pero no me veo amando a alguien más y mucho menos alejándome de ti por el hecho de que no te sentirás cómodo y lo nuestro acabaría. Está bien por quienes pueden hacerlo, pero en serio que no me veo amando a alguien más teniendo a semejante hombre a mi lado.

Sonreí por su respuesta.

Deje de lado mi copa y le quite la suya para sentarme sobre él, dejando mis piernas flexionadas a cada lado de sus caderas.

—¿Qué opinas de un trio? —Pregunte solo para molestarlo.

Su semblante cambio de alegre a consternado, sus manos fueron a mis caderas apretándome con fuerza sin llegar hacerme daño. Con sólo mirar sus ojos y el destello de lujuria en ellos, me bastó para que mi cuerpo reaccionara y el calor se apodere de mí.

—Jamás dejaría que alguien más te tocará.

—Eso es ser egoísta.

Mordí mi labio inferior moviendo ligeramente mis caderas. Empuje su pecho para que acabará acostado.

—Joder, Changbin —murmura—. No juegues conmigo.

—¿Por qué? —Inquiero con inocencia.

Sus manos viajaron a mis glúteos, apretando con fuerza haciéndome soltar un jadeo y sonrió.

—Me estas provocando —afirma—. Tu eres solo mío.

—Y tú solo mío —sonreí, me inclino para besarlo de una forma demandante y con posesividad.

Sus labios se unen con los míos con pasión y una vez más confirmo que, cada vez que él me besa, me siento cómo la primera vez que lo hizo. La única diferencia es que ahora lo hace con más seguridad y certeza de que sera correspondido.

Siento una oleada de emociones mientras él toma el control del beso, haciéndolo de manera lenta, pero profunda. Las emociones aumenta cuando al abrir los ojos me encuentro con los suyos, brillosos, rebozados con el sentimiento que ahora nos envuelve. Los recuerdos pasan en mi mente mientras cierro los ojos nuevamente y le sigo besando luego de parar unos segundos en donde nuestros labios fueron incapaces de separarse en si, dándonos cortos besos.

Recuerdo cada beso que nos hemos dado, después de una gran confesión, en un momento especial que hemos compartido. Aunque obvio cada beso que comparto con él son inmensamente especiales por el hecho de compartir con él algo que considero tan íntimo e importante; como demostrar nuestro amor a través de cada beso.

Recuerdo el beso después de que admitimos que nos gustamos y me pidió ser su novio; ese beso tímido pero con muchas emociones.

Después que nos dijimos te amo.

Cuando dije que con gusto me casaría con él.

Cuando dimos el "sí, acepto" en el altar.

Y ahora, donde nos demandamos el uno al otro con posesividad. Dejando claro con nuestras manos inquietas que no le pertenecemos a nadie más que a nosotros mismos.

Me alejo unos centímetros de él con la respiración entrecortada mezclándose con la suya.

—Te amo tanto, Chan —mis ojos se fijan en los suyos intentando transmitirle todo lo que siento por él—. Te amo tanto que desearía detener este momento para siempre, pero al mismo tiempo no, porque quiero seguir haciendo recuerdos contigo y descubriendo que cada día puedo amarte más.

Sus ojos se cristalizan y no me preocupo por retener las lágrimas que los abandonan. Sostengo su rostro entre mis manos y no me preocupo en limpiarlas, porque sé que son de felicidad.

—Me hace tan feliz estar contigo, Binnie. Me hace feliz poder tenerte entre mis brazos, poder decirte cuánto te amo y saber que eres mío. Me hace feliz ver tu sonrisa cuando algo te gusta; ver cómo se ilumina tu rostro cuando las emociones te sobrepasan y no sabes qué decir; poder escucharte cada día; que confíes en mí cuando algo te agobia o te emociona. Me hace feliz besarte, sentirte, tener. Creo que la palabra te amo no le haría justicia a lo que siento por ti, amor, pero nunca me cansaré de decirte que te amo.

—Joder —solloce antes de besarlo—. Eres demasiado increíble.

—Por lo cual me merezco a alguien increíble —sus manos suben y bajan por mi torso, acariciando suavemente—. Y lo tengo, si que lo tengo.

Solté sus mejillas y me acurruqué sobre él, escondiendo mi rostro en su cuello, dejando salir las lágrimas. Sus brazos viajaron a mí espalda abrazándome.  

—Diciendo esas cosas me harás llorar más —me quejo entre sollozos.

—Mientras sea de felicidad, no me sentiré mal.

Alcé mi rostro y volví a besarlo, porque siento que las palabras no serán suficientes para demostrar mis sentimientos por el amor de vida.

031224

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro