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Capítulo 40

Un mes después...

Navidad

Narra Brad:

Las luces brillan con intensidad alrededor de la casa de las chicas. Aunque todos todavía llevamos el recuerdo de lo que pasó, seguimos pensando que a Kyler le habría encantado celebrar la Navidad con nosotros, y era cierto ese idiota le gustaba estas fechas.

Estábamos todos reunidos: Matteo, Julia, Dominik, Shinais, Nicolás, Dara, el idiota de Jonas con su novia y Curie.

Curie a mi lado me sonrió burlona.

-Se ve muy bien, pero creo que tiene demasiados colores -dijo, observando el árbol de Navidad.

Yo negué lentamente mientras mordía mi mejilla.

-Está bien, Curie, digamos que es un árbol especial.

Especial porque el árbol de Navidad lo coloqué hace días y quedó torcido.

-Oh Dios, Brad... -mencionó Leire al ver el árbol-. No se enderezó.

Me eché a reír.

Leire ha estado un poco mejor físicamente, aunque mentalmente sigue lidiando con su tristeza. Con nosotros trata de ocultar lo que siente, pero al llegar la noche y la hora de dormir, Curie me confiesa que llora en su habitación, sollozando en silencio. No es fácil.

A Kyler le encantaba celebrar las Navidades; decía que era una de las fechas más bonitas del año. No lo voy a negar porque realmente lo es. Yo también trato de no recordar ese día; a pesar de que ha pasado un mes completo, esos recuerdos todavía están presentes en mi mente.

Kyler no solo fue un amigo. Me enseñó que a pesar de no haber tenido un pasado lleno de cariño, uno puede construir una actitud positiva y contagiosa. Su carisma era único. Me enseñó la importancia de dejarse llevar por el sonido melódico del piano y los acordes de la guitarra. Y aunque fue un perro mujeriego y en ocasiones un poco idiota, siempre fue un gran amigo y compañero.

No le gustaba vernos tristes; siempre decía que no valía la pena llorar. Y eso es lo que estoy tratando de hacer: seguir su ejemplo. Si estuviera aquí, estaría comiendo galletas con chispas de chocolate y bebiendo leche caliente o chocolate caliente. Estaría ayudando a Curie a poner las luces y estaría más preocupado por nuestra felicidad que por nuestra tristeza.

Hemos respetado estos días sin tocar los instrumentos; hemos llegado al punto de considerar dejar la banda. Ya no somos los Invencibles por ahora: aquella talentosa banda local famosa que tanto amaba la gente ya no existe en este momento sin Kyler. Juramos lealtad entre nosotros; prometimos no dejar la banda pase lo que pase y no tirar por la borda todos esos años juntos. Pero nunca imaginamos que ese día llegaría: despedirnos injustamente de uno de nuestros integrantes.

Celebrar la Navidad es nuestro tributo a él, una época del año que tanto le gustaba. En mi mente y en mi corazón aún persiste la tristeza y el dolor por su partida. Sin embargo, en medio del dolor también hay momentos fugaces donde recordamos sus risas y esas locuras que hacíamos juntos; son esos recuerdos los que nos dan fuerza para seguir adelante.

Así que esta noche, mientras miramos las luces brillantes alrededor del árbol torcido y recordamos a Kyler con una sonrisa nostálgica en nuestros rostros, sabemos que él estaría orgulloso de nosotros por intentar encontrar alegría en medio del dolor. Esos momentos compartidos son los que nos mantienen unidos.

La Navidad puede ser difícil sin él, pero estamos aquí para honrarlo, para recordar sus enseñanzas y mantener viva su memoria en cada acorde que alguna vez tocamos juntos. Al final del día, Kyler nos enseñó a vivir plenamente y eso es lo que intentaremos hacer -por él- cada vez que celebremos esta época tan especial del año.

Al estar fuera de la casa y encender todas las luces, miramos a nuestro alrededor. La casa de las chicas estaba completamente decorada, tal como querían.

Curie me abrazó, apoyando su cabeza en mi pecho mientras observábamos las luces y los copos de nieve caer en el suelo del jardín.

-¿A él le hubiera gustado que estuviéramos así?-me preguntó.

Suspiré, tratando de que el nudo en mi garganta no volviera, pero era imposible; ese maldito nudo siempre va a permanecer allí.

-Le encantaba celebrar la Navidad. Seguro que donde está, está feliz-respondí.

Ella sonrió, aunque la tristeza aún brillaba en sus ojos.

-Lo extraño, sabes-me confesó.

Vi cómo Julia y Matteo se abrazaban, cómo Leire estaba al lado de Dominik, quien sostenía la mano de Shinais mientras todos admiraban el espectáculo de luces a nuestro alrededor.

-Yo también lo extraño un montón, Curie-le dije, sintiendo el peso de la nostalgia.

En ese momento, todos los vecinos de las chicas encendieron sus luces navideñas, iluminando el ambiente con destellos de varios colores.

Nicolás y Dara se unieron a nosotros.

No estábamos dispuestos a decir "Feliz Navidad", porque felices no éramos; no lo éramos y nunca sería lo mismo, pasen los años que pasen

-Ese idiota... lo extraño-mencionó Nicolás entre risas.

Curie y yo soltamos una risa amarga.

-Ese idiota te hubiera dejado sin palabras-le dije.

-Me hubiera dejado sin pelotas, solo con sus palabras-respondió Nicolás riendo.

Los chicos entraron a casa y nos quedamos Curie y yo mirando todo: la nieve cayendo y las luces parpadeando.

-Una semana y se termina el año-me dijo ella con nostalgia en su voz.

-Una semana y serán nuevas oportunidades para nuestras vidas-le respondí tratando de infundir un poco de esperanza.

-Te quiero tanto, engreído-me dijo con una sonrisa triste pero sincera.

Le sonreí y le di un beso en la frente.

-Yo te quiero mucho más, ma jolie, chismosa.

Pasamos a casa y los chicos estaban hablando animadamente. Era el momento de abrir los regalos. El primero en destapar un regalo fue Nicolás, que se emocionó al ver que era una cámara nueva. Al darse cuenta de que el regalo era de mí, me miró con los ojos muy abiertos y le guiñé el ojo. Se lo merece, ha sido un buen chico, aunque todavía no me la llevo bien con él.

-Bien-mencionó Leire viendo un regalo-. Este es para Shinais.

Shinais sonrió pícaramente y abrió su regalo. Curie y yo nos habíamos esforzado en elegir algo especial para ella, unas disculpas por lo que hizo Aran aquel día. A pesar de que todavía no creo que haya sido un simple accidente, queríamos mostrarle nuestro apoyo.

-Este es para... Matteo-dijo Curie, entregándole un paquete a Matteo.

Matteo sonrió burlón, disfrutando del misterio del regalo mientras lo desenvuelve con gran teatralidad.

-Bien, este es para...-dije agarrando uno-. Julia, este es de... Julia también, este de... ¿Julia?

Tres regalos de Julia. Ella rió a carcajadas mientras los recogía y los abría uno por uno.

Después de repartir regalos a Dominik, Jonas, Dará y Sofía, llegó el momento del regalo de Curie. En ese instante me esforcé por no dejar que adivinara qué era.

Ella me miró con una chispa traviesa en sus ojos color miel, mientras abría el regalo. Sus ojos se abrieron de par en par al ver lo que había dentro: todo lo que una estudiante de medicina necesita.

-Dios amor-me abrazó con fuerza y yo le correspondí.

En ese momento, ella señaló un paquete más pequeño y me lo dio con una sonrisa cómplice.

Yo fruncí el ceño entrecerrando los ojos en señal de curiosidad. Al destapar el regalo, no pude evitar esbozar una amplia sonrisa. Era un micrófono nuevo, pero lo más sorprendente era cómo estaba decorado: lleno de colores vibrantes y detalles únicos que solo un pianista podría apreciar.

Le di un beso suave en los labios.

Finalmente, llegó el turno del último regalo: el de Leire. Ella nos había dicho que no quería regalos; para ella ya no significaban nada después de todo lo vivido. Pero yo sabía que este regalo era necesario en estos momentos tan difíciles en su vida.

-Leire...-dijo Curie dándole un sobre cuidadosamente envuelto.

Leire suspiró profundamente antes de aceptar el regalo. Al abrirlo, sus ojos se iluminaron al ver dos pasajes para unas vacaciones en Chile. Sabíamos cuánto extrañaba a su madre y a su familia; estos momentos de dolor tras la pérdida requerían estar cerca de los seres queridos. Una lágrima deslizó por su mejilla mientras nos miraba con una mezcla de tristeza y gratitud.

-Les dije que de mí no se iban a librar-dijo ella secando sus lágrimas con una sonrisa tímida pero sincera.

-Quizás el próximo año regrese Los Invencibles-mencionó Matteo con esperanza brillante en sus ojos.

Dominik y yo asentimos con firmeza; quizás estos meses todos necesitábamos un descanso del bullicio diario y yo podría tener tiempo para Curie mientras retomo mis estudios.

Pero hay algo seguro: Los Invencibles no se acabarán. Todo lo hacemos como homenaje al gran guitarrista del mundo. Todo por Kyler.

Leire se sorprendera con una carta que Kyler escribió en su momento de locura e inspiración; una carta que vale más que mil palabras, llena de sueños y promesas que aún resuenan en nuestros corazones.

Una carta que yo leí y el muy idiota me hizo llorar, otra vez.

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