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Capítulo 29

Mini-Maratón 2/2.

Al llegar al hotel, nos despedimos de los chicos. No recuerdo la hora exacta, pero sí tengo presente el ligero dolor en mis pies; no es un dolor fastidioso, más bien es un recordatorio de que cada paso ha valido la pena. Todo vale la pena estando al lado de Brad.

Él me tomó de la mano mientras me daba besos suaves en ella, esos pequeños gestos que me llenan el corazón. Nunca pensé que iba a enamorarme de él tanto, quizás demasiado.

-Después de ti-me dijo mientras se dirigía hacia el balcón del hotel.

Las estrellas ya no brillaban con la misma intensidad y el viento frío de la madrugada acariciaba mi rostro. A pesar de que parecía una locura estar aquí, los dos juntos en este balcón, todo se sentía tan bien.

Me senté en un sillón, contemplando la luna llena que iluminaba la noche. Brad se sentó a mi lado. No necesitábamos palabras; nuestras almas hablaban por sí solas.

-Gracias por estar estos días conmigo-mencionó, mirándome con una pequeña sonrisa.

-Brad, no me agradezcas. Estoy aquí porque me encanta estar a tu lado. Debería ser yo quien te agradezca a ti; me has hecho reír y me has demostrado que, a pesar de tener un pasado complicado, se puede encontrar la felicidad y afrontar la realidad con valentía. Y eso eres tú.

-No soy el único con un pasado complicado; tú también llevas tu carga-dijo él con sinceridad-. Si yo te he hecho reír, ma jolie, tú me has hecho sentir algo profundo dentro de mí.

Suspiré pesadamente entrelazando nuestras manos, sintiendo cómo su calidez me envolvía.

-¿Por qué no te conocí antes?-le dije en tono burlón, aunque mi corazón hablaba con sinceridad.

Él me miró con una sonrisa pícara.

-Quizás ya sabíamos quiénes éramos, pero el destino tenía algo mejor reservado para nosotros. Y míranos ahora.

No pude evitar esbozar una sonrisa nostálgica; esas conversaciones siempre traen consigo una sombra de incertidumbre. Mi corazón se aceleró al pensar en lo efímero del momento; no quería separarme de él ni por un instante.

-Te adoro-le susurré con toda la sinceridad que podía expresar.

Su respuesta quedó suspendida en el aire por un instante, como si el tiempo mismo se detuviera entre nosotros.

-Yo...-comenzó a decir-. Yo te quiero mucho, Curie.

Sonreí, mientras junté nuestros labios en un beso profundo lleno de significado.

*
Al día siguiente..

-Oh vamos, Leire, es solo un día, no pasa nada, no haré nada, solo será...

-Kyler, no quiero hablar del tema, no van y punto.

Elevé las cejas al escuchar la discusión que se estaba desatando. Era curioso cómo últimamente discuten con frecuencia. Se ven tan tiernos juntos, a pesar de sus diferencias. Nicolás me dio un vaso con jugo que acepté con una pequeña sonrisa, disfrutando del momento. Brad los observaba desde el piano, con una mueca en su rostro que decía más que milpalabras.

-Me cae mal Kyler-mencionó Nicolás en un susurro mientras se acomodaba en su asiento.

No pude evitar reírme ante su comentario.

-No es un mal chico, tiene un sentido del humor increíble.-le respondí con una sonrisa.

-Lo sé, pero igual, así seré yo de viejo.-contestó Nicolás, cruzando los brazos.

-Kyler no es tan viejo-le recordé, tratando de defenderlo.

-No, pero míralo. Se comporta como un chico de qunce años.

Me reí nuevamente por la imagen que me pintaba. En ese momento, Brad me miró con una ceja arqueada.

-Mi hermano sí que es celoso.-me dijo con tono de burla.

-No lo es... bueno, un poco.-admití con risa nerviosa.

-Creo que ha cambiado gracias a ti.-dijo mirando a Brad con complicidad.

-Sí, supongo. Igual no era un chico malo; solo su identidad lo ponía de mal humor.-respondí reflxionando sobre lo que había dicho.

-¿Su identidad? No Curie, le falta a su madre. Mi madre no se lleva bien con él. A pesar de que siempre le decía que Brad es mi hermano y que también hay que tomarlo en cuenta en las cosas de casa, ella solo se negaba a hacerlo.

Sentí una punzada de tristeza al pensar en lo que ha vivido Brad.

-¿Elissa era tan mala con él?

-Ni te lo imaginas.-me respondió Nicolás con un suspiro.

En es momento, Julia se setó a mi lado y rompió la tensión del ambiente.

-Oh, ¿interrumpo alguna conversación?-preguntó con una sonrisa.

Negué con la cabeza y tomé un sorbo de mi jugo.

Nicolás se alejó un momento para dar espacio y Julia aprovechó para acercarse más a mí.

-Tú novio casi que asesina con la mirada a su propio hermano.-me dijo riendo al ver cómo Brad observaba de reojo a Nicolás.

-Eres una pasada.-respondí entre risas.

-Lo é, lo soy. ¿Cómo van tus pensamientos?

Me encogí de hombros.

-Bien, eso creo. Al menos no he tenido más sueños perturbadores, pero... esos pensamientos me van a volver loca.

Ella elevó ambas cejas, mostrando preocupación.

-No es fácil, Kimberly. Matteo y yo hemos estado discutiendo por eso. A veces, parece que no entiende lo que realmente estoy sintiendo.

Fruncí el ceño.

-Le he estado hablando sobre todo esto: la distancia, el amor y las inseguridades que vienen con ello. Pero él solo se molesta conmigo sin siquiera escucharme del todo. A veces siento que mis palabras se pierden en el aire
-Entiendo lo que dices -respondí con un tono comprensivo-. No es fácil lidiar con esos sentimientos. Yo he estado tratando de manejar mis propios pensamientos también. Sabes cómo soy; mis ataques de pánico pueden regresar cuando menos lo espero, especialmente cuando ya estoy en un lugar vulnerable.

-Es frustrante -susurró-Tranquila, veremos qué pasa a lo largo de estos meses. Además, enpocos días es tu cumpleaños.

Rodé los ojos, sintiéndome incómoda ante la mención del tema.

-Sabes que no me gusta celebrar mi cumpleaños -le dije con una mueca.

-Lo sé -respondió ella con una sonrisa cómplice-, pero esta vez es diferente. Tienes un novio sexy y tenemos amigos que están alcanzando sus sueños. ¿Qué más se puede pedir a la vida?

Me encogí de hombros nuevamente.

-Julia, no se trata solo de tener motivos para celebrar; se trata de respetar mis sentimientos y mi espacio. No puedo simplemente ignorar lo que siento por la presión de festejar algo que no me entusiasma.

Ella suspiró.

-Kimberly, ya el accidente fue hace ocho años, tienes que dejar de pensar en eso -dijo Julia, con una mirada comprensiva, tratando de aliviar mi carga.

-No puedo, Julia, ese día sigue siendo el peor de los días -respondí, sintiendo cómo la nostalgia me envolvía como una sombra pesada.

-Kimberly, es tu cumpleaños número veinte.

Suspiré profundamente.

-No sabes cómo me siento al recordarlo. Cada añ es un recordatorio de lo que perdí-admití.

-Entiendo que sea difícil, pero también es un día para celebrar. Eres fuerte y has superado tanto.

En ese momento, Leire interrumpió con su voz firme:

-Chicos, pónganse en sus lugares -les dijo a los demás mientras organizaban sus instrumentos.

Los chicos obedecieron, y el ambiente cambió. Comenzaron a ensayar y esta vez no se equivocaron en ninguna canción. Sus voces armnizaban perfectamente y la música llenó el aire con una energía vibrante.

Decidí acompañar a Nicolás a unas ferias de arte y fotografía que había cerca del hotel. Eran tan llamativas que había pasado casi una hora viendo dos fotografías casi idénticas, tratando de encontrar la diferencia entre ellas. Ambas mostraban un paisaje idílico: árboles frondosos, el sol brillando en lo alto y animales pastando tranquilamente. Sin embargo, a pesar de ser visualmente similares, cada detalle parcía contar una historia propia.

-Me encanta esa -dijo Nicolás, señalando la fotografía que estaba observando-. Seguramente es un profesional; todo está bien logrado, los ángulos son perfectos, cada elemento en la fotografía es impecable.

-Lo es -le respondí, todavía absorta en la imagen.

En ese momento, una voz suave se hizo presente en el lugar:

-¿Tú no eres Kimberly? -preguntó una chica con una pequeña sonrisa.

Su cabello rubio caía en suaves odas hasta sus hmbros y sus labios eran gruesos y carnosos.

-Eh... sí -respondí, sorprendida por el reconocimiento.

Ella sonrió aún más al escuchar mi respuesta.

-Yo soy Ally -dijo mientras me tendía la mano.

Le correspondí el gesto, aunque aún mantenía el ceño fruncido por la sorpresa. Justo entonces, Nicolás se giró al escuchar su nombre y sus ojos se abrieron de par en par.

-Oh Dios mío -mencionó con incredulidad-. ¿Ally?

Mi cño seguía fruncido mienras observaba a Nicolás mirar a la chica rubia con asombro.

-Hola, Nicolás -dijo ella con una enorme sonrisa.

Sin pensarlo dos veces, Nicolás la abrazó con fuerza. Ally le correspondió el abrazo con calidez, como si fueran viejos amigos.

-Oh, pero qué linda estás; no eres la misma de antes -comentó él, admirando los cambios en su apariencia.

-No, digamos que he cambiado -respondió ella con un guiño travieso.

Niolás parecía embelesado por su presencia.

-Ah, Kimberly, ella es Ally, una amiga muy querida-me la presentó con una sonrisa que iluminaba su rostro.

Esbocé una pequeña sonrisa mientras miraba a Ally.

-¿Cómo está Agus?-le preguntó a Nicolás, curiosa.

-Bien, ya sabrás cómo está-respondió Nicolás.

Ella se echó a reír.

-Sí lo sé, lo conozco perfectamente. Sé cómo debe de estar-mencionó con un aire de diversión.

Algo en su tono me hizo pensar muchas coas...

-Veo que ya tiene novia nueva-me mira a los ojos con una pequeña sonrisa traviesa-. Supongo que se cansó de Lina.

-No, simplemente me conoció a mí-respondí con firmeza.

Ella me miró de arriba abajo, su expresión era curiosa y un tanto evaluadora.

-Espero que esté feliz. Por fin los veré más a menudo; en unos días me mudo a Europa, España-dijo Ally, como si eso fuera la mejor notcia del mundo

Nicolás rió dándole otro abrazo cálido.

-¿Como los viejos tiempos?-le dijo a la chica con un brillo en los ojos.

-Como los viejos tiempos.-le respondió ella con nostalgia.

No sabía exactamente a qué se referían con "los viejos tiempos", pero no podía evitar sentirme intrigada.

-Bien, Ally, Kim y yo nos vamos. Me encantó vertehoy, espero verte pronto-dijo Nicolás mientras nos dirigíamos hacia la salida.

Ella sonrió ampliamente.

-Pronto. Salúdame a Agus de mi parte, ¿vale? Dile que de mi no se salva.

Elevé ambas cejas mientras salíamos de aquel local. Nicolás no paraba de sonreír como si estuviera recordando momentos olvidados.

-No pensé volverla a ver-me dijo con un tono melancólico.

-Se nota que la quieres mucho-le respondí con sinceridad.

-Querer es poco; es mi mejor amiga de la infania.-dijo riendo

Yo reí con él, pero aún tenía esa sensación extraña.

-Ally vivía cerca de la mansión; siempre jugábamos juntos y compartíamos secretos. Bueno... Ella se mudó. Espera a que Brad se entere; se pondrá feliz.

Me mordí la mejilla tratando de ocultar cualquier signo de incomodidad.

Se pondrá feliz...

Oh vamos Kimberly, Ally es solo una amiga; no pienses mal.

Una risa nerviosa escapó de mis labios mientras intentaba convencerme a mí misma.

-¿Nos vamos? -preguntó Nicolás al ver mi distracción.

-Sí, claro.-respondí, intentando dejar atrás esos pensamientos absurdos.
Llegamos al hotel, y todavía la voz de la chica resuena en mis oídos.

La idea de que Brad, se pondrá feliz me provoca una mezcla de pensamientos en mi cabeza.

¿Acaso Brad y ella eran muy amigos?

Suspiré pesadamente mientras abría la puerta de la habitación. Brad estaba saliendo del baño, con solo una toalla alrededor de su cintura, dejando entrever sus pequeños tatuajes qu siempre me habían parecido fascinantes.

-Hola ma jolie chismosa-me dijo, pasándose su mano por su cabello húmedo.

Me acerqué a él, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza. Sin decir una palabra, lo besé con pasión, y él me correspondió al instante. Una de sus manos se deslizó por mi cintura, quitando mi camiseta y dejándome solo en sujetador. Cada beso que depositaba en mi abdomen hacía que mi piel se erizara, un torrnte de emocione recorriendo mi cuerpo.

Mientras sus labios bajaban lentamente, mis pensamientos se desvanecieron. Sentí su mano acariciar suavemente mi braga, deslizándose con lentitud mientras me llenaba de suaves besos por cada rincón de mi piel. Un gemido escapó de mis labios cuando su lengua encontró mi parte más íntima, jugando con destreza y provocando un placer inigualable.

La habitación parecía llenarse de calor y deseo mientras él me tumbaba sobre la cama, abriendo mis piernas con confianza. Su sonrisa traviesa me hizo sonreír, mientras continuaba besándome lentamente, como si quisiera saborear cada momento. La necesidad creció en mí y sentí que era el momento perfecto para dejarloentrar en mí....

-Eso fue-susurró, a mi lado, pasando su brazo encima de mi cabeza, envolviéndome en una calidez que me hizo sentir segura.

-Increíble-le respondí, cerrando un poco los ojos y dejándome llevar por ese momento.

-Cada día me sorprendes más-me dijo con una sonrisa pícara.

Sonreí con él. Pero de repente, recordé a la rubia y no pude evitar preguntarle por ella.

-Hoy conocí a una chica-mencioné, notando cómo él frunció el ceño al instante.
-¿Y quién?-me preguntó, pasando su mano por mi cabello con una mezcla de curiosidad.

-Ally-respondí, y en ese instante, él dejó de acariciar mi cabello y me miró perplejo.

-¿Ally?-repitió atónito, como si el nombre le causara un revuelo interno.

Ahora fui yo quien frunció el ceño, sintiendo que algo no encajaba.

-Sí, ella-confirmé, tratando de mantenerme tranquila.

-No se supone que ella... -Sus palabras quedaon suspendidas entre nosotros.

-¿Era tu amiga, no? -le pregunté con interés.

Él se quedó pensativo por un momento, sus ojos perdidos en la distancia.
-No, Ally es mi exnovia.

Nota del autor:

Un adelanto por aquí💜

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