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Capítulo 25

Maratón 2/2.

No sé cómo me siento en estos momentos. Nunca llegué a pensar que la vida de un famoso puede ser tan estresante y, a la vez, divertida.

Después de aterrizar en Italia, creímos que el aeropuerto estaría vacío, pero no fue así. Había una multitud de personas esperándonos. Fue casi igual que en el aeropuerto de España, donde los fans aguantaban pancartas con mensajes de apoyo y entusiasmo. Brad, en algunas ocasiones, se tomó varias fotos con ellos, su sonrisa iluminando el lugar.

Ahora estamos en el hotel... Estoy un poco cansada. Leire, por otro lado, estaba al borde de la locura; pobre de ella.

Julia y Matteo se quedaron en una habitación, Leire en otra. Kyler, Dominik y Nicolás comparten otra habitación, y los demás también están distribuidos por el hotel. Kyler no para de quejarse por tener que compartir habitación con Dominik; él realmente quería quedarse con Marina, la organizadora de los eventos y asistente de Leire. El chico que la acompaña es el gerente de la discográfica y parece que tiene mucho trabajo por delante.

Tantos nombres me confunden.

Brad se sienta en la gigantesca cama de nuestra habitación. Yo me quedo contemplándolo, perdida en mis pensamientos.

-Yo dormiré contigo -digo con una sonrisa burlona-. Te recomiendo que me des un lado.

Sonrió de vuelta mientras él se gira para dejar espacio para mí.

-Tengo dos horas para descansar -continúa-. Los chicos y yo vamos a ensayar donde será nuestra primera presentación. Y tú... vendrás conmigo.

Sonrío burlona, disfrutando del momento.

-¿Y qué pensabas? ¿Que me iba a quedar aquí sola?

-No cariño, no dije eso -responde con un brillo travieso en sus ojos.

Me siento a su lado y me dejo caer en la cama, disfrutando del suave acolchado bajo mí. La habitación está iluminada por la luz cálida del día.

Brad me mira con esa expresión juguetona que siempre logra hacerme sonreír. Se acerca más a mí y comienza a besarme lentamente.

Sus manos se colocan en mis caderas y, con un movimiento ágil, levanta mi camiseta, dejándome solo en sujetador. Cada beso que me da en el abdomen es como un rayo de electricidad que recorre mi cuerpo. Su toque es audaz y apasionado mientras va bajando lentamente mi pantalón, sus labios nunca se apartan de mi piel.

-¿Te gusta así o simplemente quieres...-susurra.

-Brad, me gusta así-respondo con un susurro entrecortado, sintiendo cómo el deseo crece dentro de mí.

Él sonríe con satisfacción y sigue besando mi abdomen, su lengua explorando cada rincón de mi piel desnuda. Cuando llega a mi parte más íntima, un escalofrío me recorre. No me siento nerviosa; ya hemos compartido momentos como este antes, pero cada vez es más intenso. Mi corazón late con fuerza mientras su mano se desliza debajo de mi abdomen, provocando gemidos que apenas puedo contener.

Con cada caricia suya siento cómo la pasión se enciende entre nosotros. Sus dedos juegan con suavidad pero con firmeza, provocando una ola de placer que me hace perder el aliento. Me aferro a la cama mientras él continúa explorando mi cuerpo. Sentía que ya iba a llegar, pero rápidamente dejó de mover sus dedos y se puso arriba de mí, ahora besándome en los labios.

-Queria darte las gracias, Curie-me susurro.

No me salieron las palabras, ya que senti su coso dentro de mi.

*

El ambiente en el lugar era de puro estrés total. Leire no paraba de decirle a los chicos qué era lo que salía mal, y ellos, como siempre, se quejaban sin parar. Nicolás estaba a mi lado con una sonrisa burlona, y no pude evitar preguntarle por Dara.

-No me imaginé que estarías aquí -le dije. Él desvió la mirada de los chicos y me miró con picardía.

-Ni yo. Brad me dijo que necesitaban un fotógrafo y los chicos dijeron que yo era una buena elección.

No pude evitar pensar en el bar.

-¿Las chicas trabajarán solas? -le pregunté.

Él negó lentamente con la cabeza.

-No tengo idea. Le dije a mi padre que Brad iba a giras y que yo sería su fotógrafo.

-Con razón...

-¿Qué cosa? -preguntó, un poco confundido.

-Él me dijo que ya tú le habías contado; supongo que también le dijiste que yo iba a ir.

Nicolás negó nuevamente, esta vez con más firmeza.

-Él me preguntó por ti, pero yo negué la verdad. No sabía si ibas a viajar o no.

-Oye, ¿y Dara? -le dije, cambiando de tema.

El frunció el ceño, como si la mención de su nombre le incomodara.

-Hablé con ella. De verdad tienen que hablarlo ustedes dos -digo, casi como un consejo.

Él elevó ambas cejas en señal de sorpresa ante mi insistencia.

-Sí, lo sé. Igual decidimos ser amigos.

Dejé de mirar a los chicos ensayar y me centré en él, perpleja por su respuesta.

-¿Amigos? -repetí incrédula.

Él asintió encogiéndose de hombros como si fuera lo más natural del mundo.

-Sí, ella lo decidió así. No queremos que esto se rompa; no queremos que esta amistad termine mal.

-Pero... -intenté objetar, pero él me interrumpió con una mirada seria.

-Kimberly, no todo es fácil. Yo quiero a Dara, pero no quiero que nuestra amistad termine. Somos amigos desde hace muchísimo tiempo; eso pesa más para mí ahora mismo.

Suspiré profundamente; la verdad es que tenía razón en lo que decía. Las relaciones complicadas pueden arruinar lo bueno.

Y yo estoy en una...

-Bien -respondí finalmente, sintiendo un nudo en el estómago por la situación entre ellos.

Después de que los chicos terminaron de ensayar, se fueron hacia sus digamos que ¿camerinos? No estoy muy segura de cómo llamarlo; es el lugar donde se cambian de ropa y se preparan para la noche. Leire pasó por mi lado y me guiñó el ojo con complicidad.

Brad se acercó y me tomó de la cintura antes de darme un beso suave en la mejilla. Estaba sudando tras el esfuerzo del ensayo y sonreía como un niño emocionado por lo que vendría después.

-Me iré a cambiar; ¿quieres venir o...? -comenzó a decirme.

-Ella irá conmigo -interrumpió Julia a mi lado con una sonrisa cómplice. -Nosotras también tenemos que estar bien guapas; ¡tenemos la entrada VIP!

Brad elevó ambas cejas y me dio un beso en los labios antes de irse con los chicos a arreglarse.

Julia me giró hacia otro lado, y ahí estábamos, justo afuera del escenario. Se veía claramente las vallas que separaban a las personas del espectáculo y la zona VIP, donde el ambiente era más electrizante.

Al llegar a una carpa que no sabía cuándo habían montado, Julia me sentó en una silla. Me miró intensamente, como si pudiera leer mis pensamientos.

-¿Me quieres decir qué carajos está pasando? -me dijo, cruzada de brazos y con una expresión que mezclaba preocupación y curiosidad.

Fruncí el ceño y decidí que no podía esconderme más.

-No te hagas la estúpida, sé que te está pasando algo, te conozco perfectamente. Dime qué es.

Suspiré, sabiendo que no le puedo mentir a Julia.

-He pensado en todo esto, Julia.

Ella dejó el maquillaje que tenía por un lado y me miró con atención.

-He pensado en cuando ya no tenga el tiempo de acompañar a Brad en giras. No sé si me entiendes...

-Te entiendo, yo también pienso lo mismo -me respondió-. Yo también pienso en eso, Kimberly, pero hay que dejar de pensar en eso ahorita; solo hay que disfrutar.

-No lo entiendes, Julia, es difícil. A veces siento que estoy atrapada.

-Lo sé, Kim, lo sé; créeme. Matteo también piensa en eso, lo conozco bien. Brad también está lidiando con sus propios miedos. Tú piensas en eso; todos lo hacemos. Pero si llega el momento de no acompañarlos, ellos entenderían. Nosotros también tenemos metas y sueños que perseguir.

Suspiré nuevamente; hablar con alguien que está en tus mismos zapatos da un poco de alivio. Me sentía comprendida por primera vez en días.

-¿Y si la distancia se convierte en un problema para nosotros? -pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.

Ella se quedó pensativa un momento mientras comenzaba a echarme sombra en los ojos.

-La distancia no será un problema si confías en esa persona. Créeme, no será un obstáculo real si ambos están comprometidos el uno con el otro. Y ya sabes que esta será la última gira por un tiempo; después de esto tendrán tiempo para respirar y estar juntos.

Negué lentamente; a veces hablar con Julia puede ser complicado porque tenemos pensamientos diferentes, pero tenía razón en muchas cosas. A veces solo necesitaba escucharla para encontrar algo de claridad.

-¿Qué trajiste de vestuario? -me preguntó cambiando de tema con una sonrisa traviesa.

Me encogí de hombros mientras sonreía también. Había decidido ponerme una camisa blanca de las que me dio Brad, ya que era muy larga y cómoda. Julia hizo su magia y me la dejó amarrada en el abdomen, dándole un toque más estilizado. La combiné con unos vaqueros negros rotos que me quedaban perfectos, y mis botas negras.

Desde aquí detrás del escenario, los gritos del público retumbaban en el lugar como un eco vibrante. Era emocionante, pero también un poco intimidante. Julia me entregó mi tarjeta de VIP. Aunque Leire nos había dicho que podíamos estar en el escenario junto a ellos, yo realmente quería disfrutar del momento desde la multitud. Quería escuchar esa canción que Brad había compuesto pensando en mí, dejarme llevar por las emociones y recordar lo especial que era ese instante.

Coloqué la tarjeta en mi cuello y, desde lejos, vi a Nicolás hablando animadamente con Marina, la organizadora del evento.

Justo entonces, Leire apareció vestida espectacularmente. Su atuendo resaltaba su personalidad vibrante y al verme esbozó una pequeña sonrisa.

-Necesito tu ayuda en el camerino -me dijo con un tono urgente pero divertido.

Sin pensarlo dos veces, me tomó de la mano y caminamos a pasos apresurados hacia el camerino.

Al entrar, el ambiente era tenso; los chicos estaban discutiendo acaloradamente sobre algo, pero especialmente con Brad, quien se veía frustrado mientras gesticulaba de manera vehemente.

Fruncí el ceño al verlo sentado, frotándose el cabello en un gesto que dejaba claro su malestar.

-¿Qué vas a hacer? ¿Vas a regresar a España y le vas a dar una maldita ostia?-escuché decir a Dominik, su voz resonando en el camerino.

Brad se levantó de golpe y empujó a Dominik con fuerza.

-Sí, me regreso a España a darle una maldita ostia.

-Brad, ¿no estás hablando en serio, verdad?-le preguntó Kyler.

-¿Me ves cara de estar bromeando, Kyler?-replicó Brad con sarcasmo, sus ojos brillando con furia-. Ese imbécil casi destruye nuestra carrera musical. Y ahora me dices que hizo una maldita estupidez.

-Agustín, joder-dijo Dominik, tratando de calmarlo-. Solo quería dejarle claro que conmigo no se metiera. Ni con Shinais, ni contigo, ni con Kimberly, ni con la banda...

Se detuvo de golpe al escuchar a Leire carraspear. Mi ceño se frunció al escucharlo; no sabía nada de lo que estaban hablando, pero estaba claro que me habían mencionado en su discusión intensa.

Brad dejó de frotarse el cabello y al verme su mirada se suavizó un poco.

-Ayúdame a calmarlo-me susurró en el oído Leire antes de irse a atender una llamada.

Los chicos dejaron a Brad en el sillón y se fueron del camerino dejándonos solos.

Me senté a su lado con una ceja enarcada, intentando descifrar lo que pasaba por su mente.

-¿Y ahora qué pasó?-le pregunté con curiosidad.

Sabía que estaba de mal humor; ese brillo en sus ojos lo decía todo.

-Nada importante, Curie..

-¿Nada?-repetí, sin poder contener mi incredulidad.

-Sí, cariño-insistió él.

-Brad, no estoy jugando.

Él me devolvió la mirada intensamente.

-Yo tampoco. ¿Acaso me ven con cara de payaso? No estoy jugando; ahora mismo quiero ir para España y darle un maldito puñetazo al hijo de puta de Aran.

Iba a hablar, pero al escuchar el nombre de Aran, mi ceño se frunció.

-¿Aran? -pregunté.

-Sí, Curie, Aran. Acaso conoces a otro Aran.

-Deja el sarcasmo.

Frunció el ceño, claramente molesto.

-No estoy siendo sarcástico -me dijo con seriedad.

-¿Ah, no?

-No, Kim.ber.ly -respondió, con un tono que desafiaba mi paciencia.

-Ves, nunca me dices Kimberly -le dije cruzándome de brazos, sintiendo que la frustración comenzaba a burbujear en mi interior.

-Porque me parece horrible, ya te lo dije antes.

-Brad, joder.

-Ya chismosa -replicó él con un tono burlón.

-¿Qué hizo Aran? -le pregunté tratando de no perder la paciencia.

-Ser tu maldito novio -dijo, como si eso explicara todo.

Rodé los ojos y solté un suspiro exasperado.

-Trató mal a Shinais en el hospital. Le dio sobredosis de un medicamento; algo así y era alérgica a eso. ¿Te das cuenta?

No pude evitar abrir la boca sorprendida. Era difícil de creer.

-¿Qué hizo que? -repetí molesta, sintiendo cómo la indignación crecía dentro de mí.

-¿Acaso no hablé bien?

-Deja de ser tan odioso con tu novia, Brad, joder -le dije molesta ya por su actitud defensiva.

-¿Cómo quieres que haga? Ese hijo de puta casi asesina a la novia de Dominik; sabes lo que significa eso. Ese hijo de puta le dio a la policía evidencias fotográficas de las carreras de coches y te hizo dar un ataque de pánico. ¿Acaso miento?

No podía creer eso de Aran; él podrá ser un idiota en lo personal, pero en su carrera profesional es excelente.

-¿No nos crees?

-Es que...

-Curie, ese imbécil te hizo dar un maldito ataque de pánico. ¿Crees que Dominik miente?

-No estoy diciendo eso -intenté defenderme.

-Chismosa, no quiero pagar mi frustración contigo -me dijo más calmado, pero aún con un dejo de irritación en su voz.

Me quedé en silencio por un momento; no sabía qué pensar o cómo reaccionar.

-¿Con qué finalidad hizo Aran eso? -pregunté finalmente.

Él se encogió de hombros con desdén.

Se levantó del sillón y me tendió la mano con una pequeña sonrisa, a pesar de su mal humor.

-Es hora del concierto, ma jolie.

Sonreí al escuchar cómo me llamaba y acepté su mano.

Lo entiendo, entiendo su comportamiento. Pero lo que no comprendo es el comportamiento de Aran. ¿Por qué lo hizo?

Al llegar detrás del escenario, vi a los miembros de la banda, los chicos, esperando a Brad. Julia me hizo una seña de que era hora de irnos a la zona VIP. Me giré hacia Brad y lo miré con una pequeña sonrisa.

-Espero que me sorprendas -le dije

Él sonrió burlón y me jaló de la cintura, acercándome a él delante de todos.

-La idea es que esta noche te enamores más de mí -dijo con un tono juguetón en su voz.

Arqueé una ceja y lo miré burlona, disfrutando del momento.

-Sorpréndeme -desafié.

-Lo haré, Kimberly -me respondió, guiñándome el ojo divertido, como si le divirtiera llamarme así.

De repente, me besó delante de todos con una intensidad inesperada. Fue un beso apresurado que casi me hace perder el equilibrio.

-Por cierto, cuidado con las fans; se pondrán molestosas a la hora del concierto -me advirtió, soltando una risa mientras se pasaba una mano por el cabello.

-Ya, ya, ya; mucho amor por esta noche -interrumpió Julia tomándome de la mano y separándome de Brad. Su tono era juguetón pero también serio.

Brad me guiñó el ojo nuevamente y se fue con los chicos, quienes rápidamente se formaron en un círculo animado. Antes de irse, se dieron la vuelta para mirarnos, llenos de complicidad.

-Ey, faltan ustedes -dijo Kyler con una sonrisa pícara.

Julia me miró confundida, pero su mirada destilaba curiosidad. Nos acercamos a ellos, y al vernos, los chicos abrieron un espacio en su círculo.

-¿Quiénes somos? -gritó Brad con voz fuerte, casi retumbante.

Leire se puso a mi lado, tenía su teléfono en el oído pero no podía evitar prestar atención a lo que decían los chicos.

-¡Somos... Los... Invencibles! -gritaron todos al unísono, su voz resonando en todo el lugar como un eco vibrante.

Julia y yo nos pusimos en la zona VIP. A nuestro alrededor, había gente emocionada, pero detrás de la valla, la multitud era aún más abrumadora. Las luces del lugar se apagaron repentinamente, como si la electricidad se hubiera ido en todo el recinto. En la gran pantalla, destellos de objetos brillantes comenzaron a moverse, creando una atmósfera mágica que hizo que mi corazón latiera más rápido.

Julia, incapaz de contener su emoción, soltó un grito estridente cuando apareció Matteo en la pantalla.

- ¡Ese es mi chico! -exclamó con euforia, mientras él le guiñaba un ojo.

- ¡Gracias Italia! -gritó Matteo, dando saltos en todo el escenario.

De repente, los focos se dirigieron hacia Dominik. A pesar de que intentaba ocultar su labio roto con base de maquillaje

Idiota de Aran.

Luego enfocaron a Kyler. Las chicas a nuestro lado gritaban cosas llenas de deseo hacia él. Él les guiñó el ojo y ellas se derritieron al instante.

Pero el momento culminante llegó cuando Brad apareció en la pantalla. Su cabello alborotado le daba un aire desinhibido y sexy. Los gritos alcanzaron un nuevo nivel de locura; las chicas que antes estaban locas por Kyler ahora lanzaban piropos y comentarios coquetos hacia Brad.

En medio de todo ese frenesí, casi le arranco los cabellos a una chica que estaba demasiado cerca, pero recordé que ese postre me lo comía yo.

Sonreí al cruzar miradas con Brad; él me guiñó el ojo y sonrió burlón. Las chicas a mi lado me miraron con caras de disgusto, pero eso solo aumentó mi diversión.

La banda comenzó a tocar las canciones de su viejo álbum y una melodía particular capturó mi atención instantáneamente.

- Hello I know you are there - comenzó a cantar Brad, su voz resonando en el aire como un susurro entre miles.

- Seeing me as you saw me before, a night where the moon... where the sea is a witness...
just... I would like to kneel down and tell you how much... but how much I love you in a song and show you the world holding hands.

Esa canción evocó recuerdos profundos; me transportó a aquella noche mágica donde todo comenzó entre nosotros.

- And the moon is witness to what I tell you...

La multitud estalló en aplausos y gritos ensordecedores. No pude evitarlo; también grité junto con Julia.

Dios, como amo su voz.

Las pantallas reflejaron que era momento de un descanso. Supongo que la siguiente presentación era la de su nuevo álbum. Estoy ansiosa por escuchar esa canción; ya escuché las del álbum, pero no había ninguna que sintiera que estuviera compuesta para mí.

A medida que pasaban los minutos de descanso, los chicos volvieron al escenario con diferentes vestuarios. Comenzaron a cantar, y no podía evitar fijarme en mi chico, viendo cómo sus manos se movían en el piano. Pensé en cómo esas manos acarician mi cuerpo.

Sí, era mi primera vez en un concierto, disfrutando de la actuación de un pianista engreído y odioso: mi novio. Simplemente no quiero que esto termine; no quiero que la distancia acabe algún día con lo que sentimos.

Cuando terminaron de cantar el álbum, hubo un momento extraño en el escenario; algunas personas dejaron de gritar. Yo, en cambio, vi a Julia frunciendo el ceño. Ella también estaba así, pero luego hizo una sonrisa divertida y me dio un codazo en el brazo.

Los chicos se reunieron en el centro del escenario y asintieron entre sí. De repente, volvieron a sus instrumentos; la gente se preguntaba qué ocurría, pero cuando vieron la cara pícara de Matteo en la pantalla comenzaron a gritar.

Matteo se colocó al lado de Kyler y mi ceño se frunció al verlo con una guitarra. Matteo es el cantante principal, no es guitarrista... bueno, supongo que hoy sí.

Brad tenía una sonrisa que conocía muy bien: pícara y burlona. En una esquina, Leire daba instrucciones a los chicos.

-Bien... -dijo Matteo al público.

La gente no lo dejó terminar de hablar y estallaron en risas burlonas.

-Escuché que quieren a alguien cantar -dijo, haciendo énfasis-. Y así será; Brad hoy les tiene una sorpresa.

Miré a Julia: ella sonreía como una boba.

¿Qué sorpresa? Nicolás salía al escenario tomando fotos, también con una sonrisa de oreja a oreja.

Las pantallas reflejaron un vídeo.

-Hola, mis queridos fans -gritó Brad al aparecer en el video, mientras todos comenzaban a gritar de emoción-. Algunos piensan que estar arriba de un escenario es fácil, pero no. Sé que hoy estoy en uno -guiñó el ojo-. Nunca pensé que iba a estar en uno, y si me lo imaginé. Cuando era niño, soñaba con estar en uno. A medida que crecemos, entendemos y nos damos cuenta de muchas cosas en nuestras vidas. No es fácil perder a una madre cuando eras niño; yo perdí a la mía cuando tenía cuatro años.

En su rostro se veía claramente la tristeza, pero también reflejaba alegría.

-Me costaba creerlo, creer que ya no iba a estar. Sorprendente, ¿no? -decía-. Era la mejor madre y yo solo un niño. ¿Alguna vez escucharon que la melodía de un piano es lo más relajante cuando hay una tormenta negra en tu vida? Se los confirmo, es verdad, porque yo lo sé. Mi madre era Mónica Gómez.

El lugar se llenó de gritos de sorpresa, pero también de lágrimas al escuchar las palabras de Brad. Yo sentía cómo mis ojos se llenaban de lágrimas.

-Saben que a Mónica le gustaba el piano, igual que a su hijo -guiñó el ojo y soltó una risa-. Y para los que no me conocen, para los que no conocen a Brad Fernández, mi verdadero nombre es Agustín Pascual. Un gusto, preciosuras; hombres y mujeres.

Todos comenzaron a gritar y aplaudir.

Me pareció un gesto muy bonito de su parte poder compartir con sus fans su verdadera identidad.

Dios, cómo lo amo

-A pesar de que Kyler sea el favorito y el que más aman, yo los amo -rió.

Vaya, Brad, qué lindo eres siendo amable y cariñoso, nada engreído ni odioso.

-Hablando de amor... ¿Alguna vez han conocido a alguien cuando sentían que su mundo se les venía abajo y de la noche a la mañana se sintieron seguros con esa persona? Y terminaron queriéndola de una manera intensa -mis mejillas ardieron mientras todos comenzaban a gritar que sí, a pesar de ser solo un vídeo.

Brad sonreía mientras observaba su propio vídeo en aquellas pantallas.

-Yo sí conocí a una chica una noche; fue un momento único y ojalá pudiera repetirlo. Solo con un propósito: esa noche ella se cayó de las escaleras. ¿Saben por qué se cayó? -La gente gritaba "¿Por qué?".

En ese momento el vídeo se apagó y Brad en persona comenzó hablar en micrófono. No podía creer lo que estaba sucediendo; sentía cómo mi corazón latía con fuerza.

-Por chismosa y curiosa -dijo con el micrófono ahora en mano.

Julia se echó a reír como loca y la multitud hizo lo mismo; yo no pude evitar hacer una mueca. Sabía que él no me daba la cara, pero estaba segura de que mi expresión era un poema.

-Pero su curiosidad me gustó más de lo normal. Desde un rincón la veía; veía cómo se sonrojaba de vergüenza al haberse caído delante de cuatro chicos. Pero en fin... Si les digo quién es, ¿me guardan el secreto?

Todos gritaron que sí; yo negué con la cabeza: no quería salir en esa pantalla.

-Ahora los chismosos son ustedes -dijo riendo-. Bien, mejor se los digo en una canción.

Se sentó en su piano, y mi corazón latía con fuerza. Una fuerza increíble que parecía resonar en cada rincón del lugar. Las luces se atenuaron y el murmullo del público se apagó, solo para dar paso a la melodía que comenzaba a fluir con delicadeza desde las teclas.

Las personas gritaban con emoción, sumidas en la magia del momento. La melodía del piano se hizo presente, suave y envolvente, como un abrazo cálido. Las baterías de Dominik sonaron con un ritmo contagioso, mientras que las guitarras de Kyler y Matteo tejían armonías vibrantes que llenaban el aire.

-Si pudiera... -la voz de Brad me hizo sonreír-. Sería el protagonista de tus besos. Recuerdo aquella noche donde tu mirada y tus labios me cautivaron; esa noche que nuestras miradas se encontraron, mi corazón... Oh, oh, oh, oh, oh. Todo en ti me cautivó... oh... Oh... oh... y saber que esa noche te llamó la atención el sonido de mi voz. Una melodía extraña que te explica lo que es real... Simplemente no logré explicarte cuánto me encantas. Si pudiera... Oh... oh... oh... oh, si pudiera... Oh... oh... oh...

La música se tornó más intensa mientras él continuaba cantando, cada palabra resonando como un eco de mis propios sentimientos.

-Solo nena, te pido que no vayas... Oh... oh... yeah... Oh... oh... oh.. Si pudiera, sería el protagonista de tus besos; todo en ti me cautivó. Esta melodía es para ti.

El clamor del público estalló en aplausos y vítores cuando la última nota se desvaneció en el aire. En medio de la ovación, Brad me miró y me sonrió con una complicidad que hizo que mi corazón se detuviera por un instante. En la pantalla detrás de él se reflejó mi rostro iluminado por la sorpresa y la alegría.

No sabía qué hacer; era como si el tiempo se hubiera congelado. Solo sabía que en ese instante, millones de personas estaban viendo mi reacción. Saludé tímidamente con mi mano y le lancé un beso a Brad, sintiendo cómo las mariposas revoloteaban en mi estómago.

No podía creerlo... Esa canción era para mí.



Nota del autor:

Hola, Hola. Dios mío no se ustedes, pero yo morí con este maratón.

La canción no es de ningún artista, la canción es escrita por mí.( No soy compositora de canciones¿ok?, solo las compongo para mis hijos Invencibles.).

Gracias por leer💜🦋.

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