Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24

"Un verdadero artista no es el que se inspira, sino quien inspira a otros"
-Salvador Dalí

-Es tarde -murmuró Brad a mi lado.

Suspiré. Los nervios comenzaron a aparecer; era la primera vez que viajaba con los chicos y con Brad. Nunca en mi vida pensé que viajaría con famosos. Nunca me gustó estar en polémicas, pero hoy sería diferente.

Leire estaba realizando una llamada mientras todos esperábamos impacientes su respuesta. No paraba de hablar por teléfono. Cuando finalmente colgó, nos miró con una amplia sonrisa.

-Vienen en camino, estaremos en el aeropuerto a las siete -mencionó feliz.

Kyler comía un pedazo de pastel junto a Dominik, mientras Matteo hablaba seductoramente con Julia. Brad estaba a mi lado, su pierna subía y bajaba nerviosamente. No paraba de decir que era muy pronto para giras, y los nervios lo llevaron a que los chicos lo insultaran.

Yo no pude dormir; las palabras del señor Pascual se repetían en mi mente durante toda la noche. Brad me preguntó qué me ocurría, pero simplemente desvié el tema. Él es astuto y sabe que algo me pasa.

Si hay algo claro para mí es que mi amor por Brad es muy fuerte. Nunca me había enamorado así de alguien, ni siquiera de Aran. Cada vez que me mira, siento mi corazón latir desbocado; su piel contra la mía me pone extremadamente nerviosa. Sus besos... todo en él me encanta, y no quiero que nuestra historia sea solo un pasatiempo. Quiero que sea real, serio y duradero. Pero nuestras vidas son tan diferentes.

Él es un cantante famoso, ¿y yo? Solo soy una estudiante de medicina, bailarina como hobby y trabajo de noche en un bar cuyo dueño es mi suegro. Nuestras vidas son diferentes, pero lo que nos mantiene unidos es lo que sentimos el uno por el otro.

-No te voy a preguntar qué te pasa porque hace una hora me dijiste que no te ocurría nada -dijo Brad-. Pero juro que mi cabeza es un maldito torbellino de pensamientos al ver esa expresión en tu rostro.

Salí de mis pensamientos y miré a Brad; estábamos solos en el sillón mientras los chicos hablaban ruidosamente en la cocina.

-No pasa nada, estoy bien -le sonreí con dulzura.

-Curie, te conozco; sé que me mientes. Sé que te pasa algo.

-Brad... -murmuré-. Estoy bien, no pasa nada.

Él suspiró pesadamente y se frotó el cabello con las manos.

-Hay una canción -mencionó en un susurro; su voz era tan ronca que me erizó la piel-. Una canción del álbum que compuse junto con los chicos; no hace falta decirte cuál es para que sepas que te la dedico.

Esbocé una pequeña sonrisa y mi corazón comenzó a palpitar con fuerza.

-En nuestro primer concierto sabrás cuál será.

-¿Quieres sorprenderme? -le pregunté con una sonrisa pícara.

Él sonrió, sus ojos negros brillaban con un destello inexplicable, hipnotizante.

-No, simplemente quiero dejarte claro que te quiero -dijo burlonamente.

-Volvió el Brad cursi -le respondí entre risas.

Él arqueó una ceja.

-Supongo que tú tienes la culpa.

Lo miré con una sonrisa burlona.

-¿Yo?

-Sí, Curie, tú. Y ya déjame ser cariñoso antes de que vuelva mi bipolaridad.

-Volvió -me eché a reír, disfrutando del momento compartido entre nosotros.

-¿Por qué no mejor hacemos algo interesante?-me susurró en el oído, su aliento cálido provocando un escalofrío que me recorrió la espalda.

Mis mejillas ardieron y rápidamente negué, intentando mantener la compostura.

-Dios, Brad. Deja de pensar en sexo.

Brad se echó a reír como un loco. Me crucé de brazos molesta por su actitud idiota, pero en el fondo sabía que era parte de su encanto.

Idiota de Brad.

-No estaba pensando en eso, pero ya que me lo recordaste y tú piensas en eso...

-Idiota -repliqué, aunque no pude evitar sonreír un poco.

Se echó a reír nuevamente, como si mi indignación le divirtiera aún más. ¿Cómo podía ser tan estúpida? La verdad era que sus comentarios siempre me dejaban desarmada.

-Solo quería enseñarte una cosa antes de irnos -dijo él con un tono más serio.

Mis mejillas volvieron a arder. No sabía si era por su mirada intensa o porque realmente me intrigaba qué quería mostrarme.

¿Desde cuándo me he convertido en una mal pensada?

Agaché un poco mi cabeza para que no pudiera ver lo sonrojadas que estaban mis mejillas.

Nos levantamos del sillón y subimos las escaleras que llevaban directo a la habitación. Justo cuando creía que por fin tendríamos un momento a solas, una voz resonó en el lugar.

-Oh, ¿quieren hacer un trío? -dijo Kyler, comiendo un pedazo de pastel mientras estaba recostado contra la pared, con una sonrisa pícara y burlona que dejaba claro que disfrutaba de interrumpirnos.

Brad lo fulminó con la mirada, mientras yo rodé los ojos, sintiéndome atrapada entre la risa y el rubor.

-Solo digo lo que todos están pensando -respondió él con una sonrisa traviesa-. Pero en serio, ¿qué estaban tramando?

Brad se cruzó de brazos, todavía con esa mirada amenazante hacia Kyler.

-Nada que te importe -dijo finalmente Brad tratando de mantener la calma.

Kyler se encogió de hombros pero no se detuvo: -Venga, solo quiero saber si debo buscar más pastel o si están planeando algo más... divertido.

Soltamos un chasquido.

Caminamos y nos detuvimos frente a una puerta. Brad la abrió lentamente y me di cuenta de que era su habitación, no era la misma que la de su propio departamento. Esta estaba bien diseñada, con un color crema en las paredes y decoración azul. En la pared había varios pósters de cantantes famosos y un pequeño estante lleno de fotografías y detalles que imagino le regalan sus fans. También había muchas pulseras y cartas, junto con varios premios de distintas categorías.

-Esos son regalos que nuestras fans nos dan en los conciertos -me dijo, poniéndose a mi lado.

Sonreí.

-Se nota que eres el favorito.

-Soy el favorito, pero aman a Kyler...

Reí, en una de las fotos, aparecía una mujer de cabello negro, con una enorme sonrisa en un piano. A su lado estaba un niño que sonreía igual que ella; se parecían mucho.

-Es mi madre -la señaló, recorriendo su imagen con el dedo pulgar.

En su rostro mostraba mucha nostalgia.

-Esa fue mi primera presentación -dijo con una pequeña sonrisa-. Tenía tres años.

Suspiré.

-En fin, te quiero dar unas camisetas -me dijo con una sonrisa pícara-. No puedes estar en los conciertos con una camisa normal; me sentiría ofendido.

Reí, negando lentamente mientras despegaba mi vista de las fotos y veía cómo sacaba unas camisetas muy pequeñas de su gran armario.

Mi ceño se frunció y lo miré con los ojos entrecerrados. Él se dio cuenta y sonrió burlón.

-Son camisas que me lanzan mis fans. También tengo sujetadores y bragas.

Negué lentamente con cara de asco.

-Era un chiste -dijo entre risas-. Estas son camisetas que firmamos. Estas me las dio nuestra antigua diseñadora, y estas -sacó unas gigantescas- son mías.

Me guiñó el ojo y me dio unas de las pequeñas. Al principio no le creí esa historia sobre la diseñadora porque hoy en día las fans hacen ese tipo de cosas para que su ídolo tenga algo de ellas.

-Ponte una, confía en mí. Son mías; bueno, ahora son tuyas -dijo burlón.

Negué lentamente todavía con los ojos entrecerrados. Me quité mi antigua camiseta quedando solo en sujetador. Brad cerró el armario y al verme, su mirada recorrió todo mi abdomen y pecho.

Le tiré mi camiseta en la cara.

-Pervertido -le dije molesta.

Él sonrió burlón, mientras yo me colocaba la camiseta de la banda, que me quedó muy bien.

-Ahora sí quiero hacer cosas interesantes.

-Brad... -murmuré.

Levantó las manos en señal de rendición. Antes de salir de la habitación, me tomó de la mano.

-Te falta algo -me dijo, mientras me mostraba un collar que tenía en la mano. Era muy bonito y delicado; parecía tener una melodía grabada en él, con un diseño interesante que incluía una mariposa morada.

-Era de mi madre -comentó con una pequeña sonrisa-. Estaba viejo, pero quise mandarlo a remodelar para ti.

No pude evitar sonreír. Era un regalo hermoso, pero era de su madre, y no sabía si debía aceptarlo.

-Brad, yo...

Él sonrió, tomó mi cabello y lo colocó en mi hombro mientras me ponía el collar.

-No acepto un "no" como respuesta. Mi madre estaría encantada de que fuera tuyo. Y me dijiste un día que tu color favorito era el morado y que te encantaban las mariposas.

¿Eso le dije?

-¿Yo te dije eso?

-No, me di cuenta cuando entré en tu habitación.

Sonreí, negando lentamente mientras tomaba el collar con mis manos.

-Gracias -le dije con sinceridad. Él se puso frente a mí y, sin pensarlo dos veces, me abalancé sobre él para abrazarlo. Él me correspondió de inmediato-. Eres un jodido pianista engreído hermoso -le susurré.

Escuché cómo soltó una risa.

-Espero -me miró, juntando nuestras frentes-, que esto sea el comienzo de lo nuestro.

Juntó nuestros labios en un beso lleno de significado.

Simplemente no quería que esto terminara nunca.

De repente, el grito de Leire por el pasillo nos hizo dar un respingo.

-Ya llegó el auto -anunció.

Bajamos las escaleras y tomamos nuestros equipajes. Julia tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras todos salían del departamento. Sin embargo, Dominik se quedó adentro. Antes de salir, lo miré y le pregunté:

-¿Tu novia no va a venir?

Él negó con la cabeza.

-Dime que esa boca rota no es la razón de eso.

Frunció el ceño.

-No, Kimberly. ¿Me quieres ayudar con esto?

No insistí más y lo ayudé a cargar su equipaje.

Al salir, nos encontramos con el bullicio de la gente; mi ceño se frunció al no saber de dónde provenía todo ese ruido de voces.

Brad me tomó de la mano y explicó:

-Son los fans.

Sonreí emocionada ante la situación.

-Chicos -mencionó Leire-. No tomaremos el ascensor; bajaremos por las escaleras y llegaremos al estacionamiento. La entrada está repleta de gente.

Nunca me imaginé que esto sería así. Ahora entiendo a los famosos y cantantes.

-¿Por qué eligieron este día para venir a su departamento? -le pregunté a Brad.

Julia, a mi lado, me miró, también esperando una respuesta de Brad o de los demás chicos. Ellos se intercambiaron miradas, y fue Kyler quien respondió:

-Siempre que volvemos de giras es así, pero hoy hay demasiada gente. La mayoría ya sabe de nuestro nuevo álbum.

Elevé ambas cejas. Eso era cierto; se estaban volviendo más famosos, y eso presentaba un problema. La gente los reconoce en todos lados.

Después de subir y bajar escaleras, mis pies dolían bajo el peso de mi equipaje.

-¿Quién iba a pensarlo? -me dijo Julia, arqueando una ceja-. Novias de famosos.

Sonreí burlona.

-Nunca me lo llegué a imaginar.

Al llegar al estacionamiento, vi tres autos negros muy grandes, últimos modelos. Afuera de los autos había varios sujetos con camisetas identificadas, gafas y gorras negras. Una chica un poco mayor que Leire, un chico y... ¿Nicolás?

Fruncí el ceño al verlo.

-Hola, Kimberly -me dijo con una amplia sonrisa-. Nicolás Pascual, fotógrafo oficial de los Invencibles. Un gusto.

Julia dejó de hablar con Matteo al escuchar su nombre y voz.

-Ey, hola pecas -le dijo Julia, a Nicolás mientras le guiñaba el ojo. Matteo lo fulminó con la mirada.

-¿Qué? -se escuchó a Kyler-. ¿Ese chico será el fotógrafo?

Nicolás rodó los ojos.

-Leire... -murmuró Kyler, molesto.

-Joder, Kyler ya. Tu ligue no será más nuestra fotógrafa.

Kyler abrió la boca para protestar, pero se cruzó de brazos como un niño pequeño.

En ese momento, los sujetos comenzaron a hablar por radio, y ese sonido hizo que mi corazón empezara a palpitar con fuerza.

Ese sonido...

Brad me tomó de la mano.

-¿Estás bien? -me susurró.

-Sí, solo... recordé algo al escuchar ese sonido de radio. Pero no pasa nada.

Los guardaespaldas de los Invencibles le dijeron algo a Leire y a los dos chicos.

-Bien -dijo ella-. Chicos, es hora.

Brad me toma de la mano y caminamos hacia los autos. Nos montamos en uno de ellos; por dentro era aún más grande y tenía varios asientos. Brad se sienta a mi lado y en eso entran Julia y Matteo, seguidos por Dominik, Kyler y la chica. Nicolás supongo que va en el otro auto; Leire se monta de última y uno de los guardaespaldas cierra la puerta. Podrá sonar muy loco, pero nunca en mi vida me había montado en un auto gigantesco. Bueno sí, el de mis padres, pero este es aún más grande.

En el auto, el ambiente estaba normal; solo se escuchaba la voz de Kyler coqueteando con aquella chica que no le prestaba ni la más mínima atención.

Brad entrelazó nuestras manos y me dedicó una pequeña sonrisa que iluminó su rostro.

-Ahora me toca a mí agradecerte-me dice, su voz resonando en el auto, aunque la mayoría escucho, ya que todo estaba en un completo silencio.

-¿Y cómo?-le pregunté, sintiendo la curiosidad crecer en mí.

Él sonrió de manera burlona, con un brillo travieso en sus ojos.

-¿Cómo piensas tú?-respondió, dejando entrever que sabía muy bien la respuesta.

Leire carraspeó, rompiendo la tensión del momento.

-Chicos, estamos escuchando su conversación íntima-comentó con un tono divertido, lo que hizo que todos soltaran una risa.

Brad rió también, pasando su brazo sobre mi hombro.

El viaje al aeropuerto había sido normal, sin sobresaltos. Sin embargo, al llegar y antes de bajarnos del auto, Leire se volvió hacia los chicos con un semblante serio.

-Recuerden, cero firmas, cero autógrafos, cero fotos, cero preguntas...

Su voz se desvaneció entre las risas y murmullos de los demás, y nadie le prestó atención. Cuando finalmente bajamos del auto, Brad me tomó de la mano con firmeza.

Al bajar, vi un grupo de personas reunidas en la entrada del aeropuerto con pancartas y gritos ensordecedores. Nicolás se acercó y me dio una gorra negra y unos lentes oscuros.

-Más te vale ponértelo-dijo con seriedad. Brad asintió a mí lado-. No querrás que te fulminen a preguntas mientras todas las miradas se posan en ti.

Sin pensarlo dos veces, me coloqué la gorra y los lentes. En ese instante vi a Julia también vestida igual; parecía que las dos teníamos el mismo plan de camuflaje.

Al pasar por el grupo de personas, fue como entrar en un torbellino de voces y flashes. Todos comenzaron a gritar como locos; el nombre de Brad resonaba por todas partes. A pesar de estar cubierta con la gorra y los lentes, sentí cómo todas las miradas se posaban sobre mí. Era una sensación extraña.

Leire iba adelante hablando por teléfono, tratando de mantener el camino despejado para nosotros.

Finalmente dejamos atrás el bullicio de la gente y comenzamos a caminar hacia dentro del aeropuerto.

Brad sonrió burlón al verme recuperar el aliento.

-Lo hiciste bien-murmuró con un tono sincero-. Me encanta cómo te ves.

Sonreí negando lentamente mientras caminábamos juntos.



Nota del autor:

Hola, Hola. Y sí, no saben cómo me sentí al editar esté capítulo mi cara era: 😂😈😐😍😭.

Y ahora sí vienen las presentaciones de los Invencibles....

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro