Capítulo 20
«Las palabras abren puertas sobre el mar».
-Rafael Alberti.
Suspiré mientras me miraba en el espejo, reflexionando sobre las palabras de Aran y la intensidad de mi ataque de pánico. Desde el año pasado, esos episodios no habían vuelto a aparecer, pero hoy sentía una carga pesada en mi mente.
Mis padres habían cambiado drásticamente desde que nació Kamila. Decidieron que era mejor que me mudara a España, y aunque acepté felizmente, no podía evitar que los recuerdos del pasado me asaltaran. La idea de que esos momentos volvieran a mí me causaba angustia.
Miré el frasco de pastillas en mi mesa de noche. No quería volverme adicta a ellos, así que estaba decidida a controlar mis ataques de pánico por mí misma. Sabía que podía hacerlo, aunque a veces la ansiedad se apoderaba de mí.
Brad me había mencionado que tenía una sorpresa para mí. Su apoyo, junto al de mis amigas, me llenaba de alegría y tranquilidad. No podía creer cuánto me había enamorado de él; al principio, su actitud arrogante me resultaba molesta, pero poco a poco algo en mí cambió. Sin embargo, Lina si lo acompañaba en esas giras.
¿Y si lo acompaño?
Negué con la cabeza. Mi trabajo era lo primero; por suerte, no tenía que preocuparme por los estudios ya que dentro de dos horas recibiría un correo con los resultados del examen. Las vacaciones de Navidad estaban cerca y tendría tiempo libre para disfrutar.
Frustrada, cogí mi bolso y miré la camiseta que me había regalado Shinais. Me preguntaba si realmente era hipócrita. Al principio, su amabilidad me confundía; pero ella parecía ser una chica genuina y Dominik la quería, eso era evidente. Sin embargo, ¿por qué Lina había dicho aquel día que "Shinais tenía razón"? ¿Acaso le había contado algo sobre mí?
Mis pensamientos eran un torbellino.
-¿Estás bien?- preguntó Leire al entrar en mi habitación con una sonrisa burlona pero seria.
-Sí, solo estaba pensando tonterías-respondí con un suspiro.
-¿Tonterías como en Brad?-dijo mientras se sentaba en mi cama.
-Eso no es una tontería; es un pensamiento interesante-repliqué defensivamente.
Leire soltó una risa entre divertida y burlona.
-Vamos, deben de controlar esas hormonas-dijo haciendo una mueca cómica.
Mis mejillas se sonrojaron y le di la espalda para ocultar mi vergüenza.
-Solo hablamos, nada más-murmuré, recordando cuántas veces nos habían interrumpido durante momentos picantes.
Ella continuó riendo.
-En fin, nena. Mis chicos tendrán presentaciones pronto; estoy organizando todo con la discográfica para varios lugares donde se presentarán. Brad me comentó que tú viajarás con nosotros en esta gira ¿Es cierto eso? Julia ya aceptó; Shinais también viajará, eso es obvio. ¿Y tú? ¿Quieres venir? Digo... por tu trabajo.
Suspiré pesadamente.
-De hecho, estaba pensando en eso... Mi trabajo es lo que impide...
Leire me interrumpió con un tono obvio.
-Tu jefe es tu suegro. No quiero arruinarte la sorpresa; Brad te lo contará esta noche-sonrió con picardía.
-Leire...-murmuré entrecerrando los ojos.
-No diré nada más... solo necesito saber si realmente vas a viajar.
En ese momento pensé en mi padre; él siempre sabía cuando salía del país. Pero eso no debería importarme; no creo que le molestara si decidiera viajar.
Joder, tengo que acompañarlo.
-Está bien, acepto. Iré -dije finalmente.
Ella soltó un grito emocionada; era la primera vez que la veía así tan alegre.
-Genial, yo adelantaré las cosas. Solo falta que se lo digas a Brad -dijo mientras se levantaba de mi cama y salía de mi habitación.
Apagué la luz y salí tras ella sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.
*
Narra Brad:
No sé qué vaya a pasar esta noche. No sé si estoy haciendo lo correcto o si esto es solo un impulso pasajero, como los que he tenido antes. Pero no quiero arrepentirme después. Es el momento de tener la mente fría y pensar muy bien lo que voy a decir.
¿Es una buena idea?
En realidad, no, es una pésima idea. Pero a pesar de eso, siento que es lo mejor que puedo hacer en este momento. Leire, Curie y los chicos tienen razón; incluso Nicolás, mi propio hermano, también lo cree. Mi padre tiene que saber quién es su hijo en realidad. Estoy seguro de que mi mamá me habría apoyado en esto amaba el piano tanto como yo, y mi hermana siempre ha estado a mi lado.
Mientras tanto, me encuentro en la mansión, esperando a que Nicolás salga de su habitación para poder explicarle lo que haré con paciencia y un tono amigable, como buenos hermanos. Sin embargo, mi humor se descontrola cada vez más con cada segundo que pasa.
Tengo que decirle que hoy pondré fin a esta farsa.
Escucho pasos rápidos bajando las escaleras y me levanto del sillón, revolviendo mi cabello con frustración.
No tienes que ser tan odioso, solo habla.
Suspiré y carraspeo para captar la atención de Nicolás antes de que se dirija al bar.
-¿Agustín?-frunció el ceño-. ¿Qué haces aquí? Hoy no hay reunión.
Reunión. Malditas reuniones.
Esas reuniones aburridas de socios que papá organiza cada mes con la presencia de toda la familia.
Rodé los ojos, pero finalmente hablé:
-No vine por ninguna reunión, vine a hablar contigo. Sabía que te encontraría a esta hora aquí.-fingí ser amable, pero, ¿a quién engaño? No puedo controlar mi mal carácter.
Él elevó ambas cejas y se encogió de hombros mientras se acercaba a la sala.
-Y bien, ¿qué tienes para decirme?-preguntó frustrado. Sé que tarde o temprano vamos a terminar discutiendo.
-Esta noche...
-Antes que hables-me interrumpió rápidamente.-Me enteré de que tu banda compró la fotografía. Igual sabía que fueron ustedes.
Suspiré pesadamente.
-Bien, ahora sí. Esta noche diré la verdad.-le dije finalmente con rostro serio.
Él se sorprendió por mis palabras; claro, se suponía que debía sorprenderse. Yo también estoy sorprendido por semejante idea. Pero igual, es bueno hacerlo.
-¿Estás seguro?-me preguntó confundido.
Asentí con confianza.
-Sí, rubio, igual no hace falta ocultarlo más.
Se sorprendió aún más por el apodo. Igualmente de rubio no tiene nada; solo un montón de pecas y mi papá lo llamaba así cuando era chico.
-Vaya, Kim sí que te cambió completamente.-mencionó burlón.
-Sí, igual tú deberías darte la oportunidad con Adara; está claramente enamorada de ti.
Él se sonrojó y frunció el ceño.
-Dara y yo somos amigos, Brad.-me dijo confuso.
-Y los amigos no se ven así.-le respondí burlón, disfrutando de su incomodidad.
Por primera vez establecemos una conversación normal, como hermanos.
Sorprendente.
-Llegaré tarde al bar. ¿Qué tienes planeado para esta noche?-me preguntó, intentando cambiar de tema.
-Una cena normal. Papá dijo que hoy iba a cerrar temprano; le dije a Margaret que preparara la mesa. Esta noche invitaré a Curie.
Margaret es nuestra ama de casa y siempre tiene todo bajo control; es un verdadero alivio en medio del caos familiar.
-¿No crees que vas rápido, Brad?-dijo él con una mirada preocupada.
Fruncí el ceño; su preocupación me irrita un poco.
-¿No es lo que todos quieren?-dije frustrado.
-No Brad, lo digo por presentar a Kimberly a papá.-corrigió rápidamente.-Lo demás no es que uno quiera que digas la verdad; tiene que salir del corazón. Dile a papá quién eres en realidad.
En parte tenía razón; pero no me importa nada. Quiero a Curie con todo mi corazón y no voy a tenerla escondida, quiero que todos sepan que es mí novia.
Que romántico me he convertido...
Doble mierda.
-Nicólas, sé que un día me vas a entender.-le dije tratando de dedicarle una media sonrisa, aunque sabía que estaba lejos de convencerse.
-No lo sé; es tu problema.-dijo finalmente alejándose hacia el pasillo -Igual estaré esta noche apoyándote, pero solo por Kim; tu identidad me importa una mierda.
Me quedé parado allí unos momentos después de su partida.
-Vaya gracias hermano.-le dije en voz baja mientras él cerraba la puerta tras él.
Decidí dejar la mansión; no quiero enfrentarme a papá ahora mismo.
Camino hacia el auto. Cada vez que miro a Curie, una mezcla de deseo y ternura me invade. Recuerdo todas esas veces que nos han interrumpido.
Cada roce de su muslo contra mi pierna me hace perder la razón. Cuando beso sus labios, siento cómo el mundo se desvanece a nuestro alrededor, y todo lo que importa es ese instante entre nosotros. Sin embargo, en el fondo de mi mente, una voz me advierte: no quiero ser un maldito pervertido. Me esfuerzo por controlarme, por no dejar que mis deseos se apoderen de mí, pero cada vez que la beso, es como si un fuego se encendiera dentro de mí.
Antes de subirme al auto, escuché una voz detrás de mí que me hizo fruncir el ceño. Sabía perfectamente quién era.
-Hola, amorcito -me dijo Lina, cruzada de brazos y con una sonrisa que no presagiaba nada bueno-. Oh, ya sé dónde vives y conozco toda tu verdad, Agustín Pascual.
Rodé los ojos con frustración. No entendía por qué siempre tenía que aparecer en los momentos menos apropiados.
-Vaya, qué alegría -respondí, tratando de no ser grosero. Nunca había sido grosero con una mujer, aunque a veces la paciencia se me agotaba.
-¿Ya la estúpida esa y tú son novios?.
-¿Qué carajos quieres, Lina? -le pregunté, sintiendo cómo la impaciencia comenzaba a hacer mella en mí.
-Ay, ya deja de ser tan odioso. Solo quería verte. Me dijeron que tendrás presentaciones -dijo con un tono casi inocente que no me convencía en lo más mínimo.
-Lina, sabes que tengo novia. No voy a permitir que vayas..
-Bla, bla, bla... Ya deja de mencionar a la estúpida esa -interrumpió con desdén.
-No le digas estúpida -le dije bruscamente-. Quieras o no, Lina, Kimberly es mi novia y eso es innegable.
Lina hizo un gesto despectivo con la mano.
-Si, no hace falta que me lo recuerdes. Igual te perdiste de mi cuerpo, y no vine a decirte que quiero ir a tús presentaciones.
Suspiré profundamente antes de responderle.
-Ojalá llegue alguien que te quiera de verdad, Lina. Eres una gran mujer y mereces a alguien que te valore como tal. Pero simplemente yo no siento nada por ti; te lo dije desde un principio y no quiero que sigas insistiendo en esto.
Ella frunció el ceño por un momento, pero luego su expresión se suavizó levemente.
-Si, ya basta. Igual, no necesito escuchar esas gilipolleces. No sabes el mal momento que estoy pasando, mis padres se van a divorciar.
Elevé ambas cejas, no me esperaba eso. Si sabía que tenía un problema familiar, pero no que sus padres se van a divorciar.
-Lo siento, se que es duro para ti.
-Es más que eso Brad, todo lo que pasa en mi vida es una completa mierda. Mis padres se divorcian, me quedé sin amigos, y sin tí.-dijo-. Igual se que voy a poder con todo esto.
-Vas a poder Lina. De verdad lo lamento.
-No quiero que sientas lastima, igual he aprendido a que debo de respétarme como mujer. Solo te diré algo, he investigado la vida de esa estúpida y creo que ella te necesita más que yo.
Elevé ambas cejas como mencionó lo último con preocupación.
-¿Que sabes de ella?.-le pregunté curioso.
-Su padre era conocido de mi padre. Su papá es un ex político de Francia.
-¿Tú padre conoce?...
-Si, Brad-me dice-. Kimberly tuvo un accidente cuando era chica, no fue un accidente normal. A su padre lo amenazaban con matar a su familia, especialmente por matar a Kimberly. Su papá era la mano derecha del presidente, y unos socios que resultaron ser saboteadores comenzaron a amenazar la vida de todos los amigos y políticos del presidente. Nadie sabe muy bien eso, mi padre me contó qué el accidente de Kim la...
-La andaban persiguiendo...-murmuré.
Ella asintió.
-Querian a Kimberly, porque es lo más preciado de Enzo, su padre y Fiorella su madre. No sé muy bien lo demás, solo se que Enzo estaba traumado por la muerte de su Mamá y por la perdida de memoria de su hija, y cuando Kim creció y recuperó la memoria, quiso mandarla aquí alejada de todo. Por esa razón, no quiero, por más que me duele, no quiero odiarla. Es muy duro para ella.
No puedo negar que todo lo que me dijo Lina resuena en mis oídos.
-Debes de prometerme que no le dirás nada Brad, mi padre me dijo que todo es confidencial, nadie sabe de esto. Nadie. Eso ocurrió hace varios años, y nadie se enteró de nada. Es decisión de sus padres contarle la verdad a Kimberly.
-Esta bien -le dije subiendo al auto, no puedo creer todo lo que a sufrido Kimberly.
Lina es una buena chica, no creo que me mienta con estás cosas. Aunque a veces se comporte insoportable, ¿De que vale mentir?.
-No le digas a nadie pianista-me dice-. También te quería decir que me iré por un buen tiempo con mi abuela, no quiero estar aquí y soportar a mis padres discutir todos los días, trata de ayudar a Kimberly. Te quiero mucho, Brad.
Le sonreí de lado.
-Gracias Lina, ojalá todos tús problemas se solucionen. Yo también...-nunca le he dicho, que la quiero, pero en realidad si es una gran persona.
-Vale, me harás llorar idiota.-mencionó caminando hacía su auto.
Solté un suspiro.
Por los momentos no le diré nada a Curie, Lina tiene razón, eso se lo tiene que decir sus padres. Pero igual, no quiero mentirle.
Está comenzando a oscurecer y me dirigo al bar.
Curie y yo tenemos trágicos pasados, pero diferentes.
Nota del autor:
Holiss, gracias por sus lecturas❤️.
Y, si. Lo que está en el prólogo es el trágico accidente de Kimberly. Poco a poco van entendiendo. Esté capítulo es la continuación del capítulo anterior ya que era muy largo.
Un personaje ya no estará en el libro, Lina, se fué y le dijo eso a Brad, en realidad si es una buena chica.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro