Capítulo 7;; Nuevas Sensaciones
Pov Nayeon
Excelente, así se sentía. Feliz sería otra perfecta definición para describir como se sentía cada día desde que conoció a esa pequeña, sentía una enorme necesidad de protegerla y hacerla sonreír, nada podía distraerla, ni si quiera otra mamá, la verdadera.
Esa mujer hacía sentir mal a la pequeña y no entendía porqué pues veía como le brillaban los ojos cuando veía a su propia hija, podía asegurar que Chaeyoung amaba a su hija pero tenía algo que no le permitía demostrar sus sentimientos.
Eso siempre la hizo sentir triste, desde que llegó comenzó a sentir cosas que jamás pensó que sentiría. Los sentimientos eran algo abrumador y cada vez que estaba envuelta en uno casi colapsaba y no sabía cómo actuar o qué decir, y no existía respuesta a eso, no por ahora.
Cómo maniquí no tenía mucha vida fuera de una tienda; todo lo que estaba en una era su mundo así que jamás se cuestionó cosas tan comunes cómo el porque una madre no puede hacer feliz a su hijo si lo quieres tanto como lo hace Chaeyoung.
Ni ella misma sabía ser madre pero sabía algunas cosas por la persona que la hizo despertar y le dijo lo básico que debía hacer.
Cuidar de esa pequeña se volvió su vida, al menos lo sería por unos días antes de navidad, le hacía sentir un vacío enorme en el pecho al pensar que tendría que irse pero como siempre se negó cargarse con esos pensamientos que la entristecían. Observó la casa y vió como faltaban muchas cosas para que pareciera una casa con espíritu navideño por lo que puso manos a la obra y junto a su pequeña niña le mostró la forma de viajar con estilo y con su viejo amigo Jackson para ir por el árbol.
Había sido un éxito.
Luego de haberse ido a dormir la pequeña se quedó sola junto a su madre, era un ambiente cálido y familiar, tenía la confianza de sonreír pues le agradaba mucho aunque había notado un poco de timidez de su parte y quizás por eso no era capaz de ser tan amorosa con su hija.
— ¿Qué estás planeando? ¿Por qué siempre tienes que hacerme ver mal frente a mi hija?
No supo cómo de repente le decía eso, ¿Ella había hecho algo malo? No sabía y de nuevo estaba sin palabras.
— ¿Qué? No, yo no...
— Deja de fingir.
No estaba fingiendo, no lo hacía pero justo después de recibir ese comentario en su pecho algo dolió, le dolía y no sabía porqué. Sin embargo la vió levantarse muy molesta y no pudo evitar levantarse al igual que ella, necesitaba saber que había molestado a la madre de Yeji.
— Dígame qué es lo que no debo decir frente a su hija, no era mi intención. Apenas llevo una semana aquí, no sé muchas cosas.
Frunció sus cejas realmente necesitada de una respuesta, haría lo que sea para evitar cualquier conflicto con la madre que sin duda le gustaba mucho. Amaba verla junto a su hija.
Le gustaba tanto que Nayeon sabía que en su deber también venía lograr que Yeji y Chaeyoung llegaran a ser más cercanas y así volver a la tienda tranquila, sin preocuparse más por la pequeña. Pero de pronto sintió cómo el enojo ya habían abandonado sus ojos y casi sonrió al ver la forma en que la miraba, su mirada era hipnotizante por lo que no pudo evitarlo casi suspiró.
Pero cualquier cosa que estaba apunto de hacer se vió interrumpido por el agarre de la mujer que parecía tener el control en la casa y al parecer en su sentir, le había tomado de los brazos causando un sinfín de sensaciones en su vientre. Extrañas cosquillas y su corazón temblando fue lo que sintió. Pero eso fue sólo una parte, era sólo el inicio pues su rostro se aproximó y su piel empezó a arder, no sabía porqué quemaba todo aquello. Llegó a un punto ilógico en el cual tuvo que alejarse dando un paso hacia atrás y cómo la lógica no tenía cabida ahí casi cae sobre el árbol de navidad si no fuera por los fuertes brazos de Chaeyoung que la sostuvieron bien.
Vió la expresión de Chaeyoung de anhelo ser transformada a una máscara de hielo que no pudo leer. Eso le entristeció y le hizo doler de nuevo en el pecho, mucho más al notar como se iba sin decir absolutamente nada. Se tocó el pecho con ambas manos y su corazón estaba latiendo rápidamente, negó sin encontrar lógica.
Volvió a girar para ver a dirección del árbol pero ahí fue cuando notó que una vela había caído directamente al suelo, la levantó antes de causar un accidente pero fue una pésima idea pues cuando la agarró con su brazo hizo mover otra que en verdad había hecho encender una de las ramas del árbol.
Preocupada tomó una de las botellas que descansaban en una vitrina y derramó el contenido al árbol pero solo vio el fuego crecer. Grave error, no era agua. No vió otra solución más que dejar la botella y correr por ayuda.
— ¡El árbol! ¡El árbol! ¡Se quema!
— ¡Ve por Yeji y sácala de la casa!
Ordenó Chaeyoung y ella hizo lo que se le dijo, corrió al piso de arriba abriendo la puerta y encontrándose con la pequeña completamente dormida.
— Vamos Yeji, tenemos que salir. El árbol causó un accidente.
La niña abrió los ojos grandes y con ayuda de ella salieron lo más rápido posible viendo como el salón era un desastre con las llamas y su madre tratando de apagarlo todo.
Esperaron afuera por un rato hasta que dejaron de escuchar el extintor rociando. Ambas se miraron y decidieron entrar encontrando la espalda de su madre pues miraba a dirección del desastre.
Tenía los hombros caídos y le hizo sentir realmente mal de nuevo, esos sentimientos negativos eran un verdadero problema últimamente.
— Lo siento, voy a limpiar todo esto... — Fue lo primero que vino a su mente en cuanto a una solución.
— No. — Fue dura en expresión y tono. — Nadie va tocar nada de esto.
— Mamá, yo te ayudo...
— Que no Yeji, ve a dormir. Pasan de las 12 y mañana hay clases.
Fue bastante dura con la menor y por primera vez vió molesta a la niña, por su expresión notó que se había enojado. La niña no dijo nada sin embargo, sólo se fue de ahí corriendo y Nayeon la siguió pues de nuevo esa necesidad de hacerla sentir bien regresó.
— ¿Puedes dejarme sola ahora? Quiero dormir. — La pequeña se detuvo en medio de las escaleras para decirle aquello.
— Pero, yo pensé que te habías sentido mal por lo que dijo tu mamá y quizás querías un abrazo...
— ¡No! ¡Dios no! ¡Tu no sabes nada! ¡Mi mamá no me hace sentir mal! ¡Déjame en paz!
Todo fueron gritos, gritos realmente innecesarios pues ella comprendía bien hablando. Pero la forma de usar sus palabras le hicieron doler en el corazón, sintió de nuevo ese malestar en el pecho.
Esa noche no quiso hacer más, caminó a la habitación que le habían asignado para recostarse y volvió a ser lo que era; un maniquí.
•••
A la mañana siguiente consiguió llevar a la pequeña aunque aún parecía afectada por lo que había sucedido la noche anterior. Y esa fue una de las razones por las que se levantó lo más temprano posible para hacerle el mejor desayuno, no comió pero lo empacó y se lo dió para almuerzo en su colegio. Que lo haya aceptado fue un gran logro y eso le hizo sentir plena hasta que regresó a casa ahora sola. Encontró a la madre de Yeji cerca de los escombros y no pudo evitar tocarse el pecho al recordar las abrumadoras sensaciones que le había hecho sentir la mujer el día de ayer antes de que haya causado el accidente.
Regresó a la cocina para preparar un desayuno que sea suficiente y digno de una disculpa.
— Dejé a Yeji en el colegio.
Anunció antes de atreverse a entrar al salón pero lo único que recibió de su parte fue un gracias muy opaco por lo que aunque con miedo se aproximó.
Se puso de cuclillas como ella y se acercó un poco para hablarle de cerca aunque estuviera de espaldas.
— Hice el desayuno, ¿Podrías comer un poco? No quiero tirarla a la basura.
— Está bien, ahora voy.
Sonrió, se conformaría al saber que comió. Y se fue a dirección de la habitación a esperar que llegara la hora de ir al colegio pero por más que trataba de enfocar sus pensamientos en Yeji no lo logró, no dejaba de pensar en que un piso abajo se encontraba comiendo Chaeyoung y no sabía porqué eso le robaba protagonismo a todo.
Tuvo que bajar y volver a la cocina a pesar de sentir todas esas sensaciones que de alguna manera comenzó a apreciar. Al sentarse en frente y obtener su atención enviaron varias cosquillitas así vientre.
— ¿Te molestaste conmigo por lo del árbol?
— Ayer el árbol no fue lo que me afectó, fueron las fotos y los recuerdos que fueron quemados. — Eso se alojó directo en su pecho como una punzada de dolor, había hecho algo horrible.
— Oh, sí. — Rompió el contacto visual al mirar a sus manos en su regazo, se sentía tan avergonzada que no pudo volver a verla. — Lo siento, no fue mi intención...
— Creo que fue mi culpa por querer besarte.
— ¿Qué? ¿Besar?
De nuevo volvió la mirada con una enorme intriga, ¿Un beso? Ella nunca había besado a nadie ¿Pero por qué querría hacer eso con ella?
— Sí, ayer era lo que iba hacer.
— Lo siento, yo, yo no sé muchas cosas.. — Estaba balbuceando pero es que no le habían hablado de besos ni de esas sensaciones en su interior.
— No te preocupes, fue un atrevimiento de mi parte. No debí hacerlo en primer lugar.
Eso fue todo porque la dejó ahí hecha un manojo de nervios, hasta las manos en su regazo temblaban como gelatinas y qué decir de su corazón.
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