Escondió con la ropa del colegio que usaba en ese momento el collar que le había dado la mujer en el centro comercial el día que pidió el mejor deseo que pudo haber pedido en su vida, y luego salió de su habitación no sin tomar antes su mochila.

No se había quitado el collar por miedo a que algo le pasara Nayeon.

Su sonrisa volvió al verla preparando de nuevo su desayuno pero esta vez no se quedó sin hacer nada.

Le ayudó y ambas limpiaron el desastre antes de prepararse para irse y justo en ese momento su mamá bajó las escaleras observando cómo se acercaban a la entrada.

— No te preocupes, Nayeon. Yo llevaré a Yeji a su colegio.

La decepción en Yeji fue visible pero volvió a hablar llamando la atención de nuevo de la menor.

— Pero puedes acompañarnos — agregó Chaeyoung

— ¡Sí! Eso me gustaría.

— Y a mi.

Nayeon exclamó emocionada, al igual que Yeji pero esta un poco más bajo, sentía que con su madre no podía ser tan explosiva como le gustaría.

Todas se dirigieron al coche de Chaeyoung pero esta vez Yeji decidió ir en la parte de atrás para que Nayeon fuera de copiloto.

Pov Chaeyoung:

El camino fue corto para todas menos para Chaeyoung que se encontraba algo incómoda por tener a una chica en ese lugar que sólo su hija ocupaba, pero cuando un semáforo le detuvo no pudo controlar su mirada que se detuvo en las piernas de la niñera y disimuladamente huyó al espejo observando a su hija mirar por la ventana y suspirar.

Por suerte no la había visto.

Se sentía tan frustrada frente a su hija que no contuvo un suspiro de exasperación. Cuando llegaron a su colegio ambas se despidieron agitando la mano desde dentro del coche y por primera vez en mucho tiempo Yeji le decía adiós.

Debía admitir que se sentía agradecida con Nayeon, cuando estuvieron solas ambas se miraron.

La sonrisa apenada de la empleada le hizo sentir un poco extraña, su cuerpo empezó a comportarse extraño porque con esa sonrisa su presión se aceleró pero se negó a pensarlo demasiado y volvió a conducir.

— ¿A dónde quieres que te lleve?

— Ahí está bien.

No había avanzado mucho pero ella pedía ser dejada en un centro comercial cuando apenas había agarrado velocidad así que al frenar ambas sintieron irse hacia adelante y si no hubiera sido por el cinturón de seguridad quizás estarían yendo directo al hospital por una cirugía plástica.

— Lo siento.

Chaeyoung le miró dispuesta a explotar como con todos sus empleados pero el rostro apenado de la bella chica le impidió decir palabra y sólo tragó en seco.

Pov Yeji:

Había contado las horas desde la primera hora, por suerte la época navideña apenas iniciaba y las clases solo durarían una semana más. Deseaba que terminara para hacer todo con su mamá.

Sí, eso era aunque no se atrevía a decirle de esa manera porque siempre que intentaba decirle "mamá" la voz no salía de su garganta.

Cuándo todo terminó el timbre de salida se escuchó a la lejanía, su sonrisa de niña pequeña apareció y recogió todas sus cosas para salir corriendo sin importar nada, ni si quiera su mejor amiga Ryujin le impido irse

Nayeon le saludó agitando la mano a la lejanía y ella hizo lo mismo corriendo hasta quedar medio metro cerca de ella. Aún con la respiración agitada sonrió muy agradecida.

Su mamá real jamás en la vida iría por ella a la salida.

— Viniste.

— Claro que sí, jamás llegaría tarde.

Había tanta complicidad en sus sonrisas que no dudaron en seguir conversando mientras caminaban por la calle.

Yeji le contó sobre cómo le había ido en clase y también le contó sobre el grupo de chicas que le molestaba a ella y a su mejor amiga. Nayeon sólo fruncía su nariz supuestamente molesta pero esa expresión sólo le hizo reír.

— Es gracioso como se arruga la piel, dan ganas de plancharla.

La risa de Yeji siguió.

— Pero no debes hacerlo porque te quemarás y duele mucho.

— ¿Ah sí?

— Claro que sí, se siente extremadamente caliente y doloroso.

— ¿Te has quemado?

La sorpresa en la expresión de la castaña era mucha y Yeji asintió atenta a su nueva mamá.

— Pero muy poco y aún así dolió.

Caminaron hasta el centro de Seúl, la menor se detuvo aferrándose a las sogas de su mochila, una tienda de ropa.

— Oh mira, pobre.

— ¿Eh?

— Mira a ese pobre, tiene que estar siempre a la vista de todos. No puede divertirse como lo hacemos los que estamos dentro de la tienda.

Ahora Yeji estaba sorprendida de las confesiones de su nueva madre, volteó a ver a ese maniquí y luego le devolvió la mirada.

— ¿Significa que ese maniquí es como tú?

— Claro que sí, todos los que tienen rostro lo son.

Se mordió el labio un poco nerviosa al pensar a cuántos maniquíes tuvo en frente a lo largo de su vida.

— Deberíamos ir a comprar, se ve que esta tienda es grande y hay ropa linda.

Los ojos de Yeji crecieron en tamaño, no se detuvo a asentir. Estaba emocionada, al fin tendría su fantasía más grande.

La mayor tomó su mano y la llevó así adentro de la tienda, veía a dos niñas con sus mamás y esta vez sí pudo sonreír ante esa imagen.

— Oh mira, este te quedaría tan bonito.

— ¿Eso crees?

La verdad es que a ella también le gustaba mucho, sin lugar a dudas esa mamá sí que tenía buen gusto.

— Claro que sí, queda perfecto con tus ojos.

La mirada que le dedicó casi la hace llorar, por un momento al ver sus ojos le dió la sensación de que así era la manera en que le veía su mamá de sangre a pesar de que se hiciera la dura con ella.

— Lo compraré, mamá siempre me da una tarjeta por si necesito algo así.

Ella asintió y fueron a los probadores buscando otras opciones, se las puso y las modeló haciendo reír y aplaudir a Nayeon.

Cuando terminaron y estaban por ir a la caja, la pequeña Yeji vio un vestido negro muy lindo.

— Nayeon, mídete ese.

— ¿Qué? ¿Yo?

— Sí, no me quiero ir sin comprarte algo.

Ella tomó sus manos con tanta delicadeza antes de asentir y al soltarle fue por ese vestido que por su expresión también se sorprendió de lo bonito que era.