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Capítulo 14;; Noche buena

Pov Yeji

Todo estaba perfectamente planeado, junto a su madre Nayeon se había puesto de acuerdo para despertar temprano y cocinar los diferentes platillos para la cena navideña. En casa no faltaba nada más que su otra madre para que empezara la mejor noche buena de su vida.

Nayeon todo lo pintaba tan bien agregando alegría en ella pero eso no quitaba su preocupación al término del día, sabía que tenía que irse a media noche, algo que por supuesto no permitiría.

Si la magia existía seguramente hará que Nayeon sea su madre para siempre, estaba dispuesta a creerlo.

Terminó por poner el relleno que su madre y ella habían cortado mezclando los ingredientes dentro del pavo y quitó sus guantes de cocina satisfecha y con muchas ganas de empezar la cena con anticipación.

— Creo que a mamá le gustará, ama todo lo que cocinas.

Su madre le dirigió una mirada que no entendió, moría de ganas de saber que pensaba, pero ella sólo sonrió dulcemente como siempre le hacía contagiandole así su buen ánimo.

— Esta vez no sólo fui yo, ambas la hicimos.

— Es cierto.

Se rió pero su tía Dahyun entró a la cocina espiando la cena navideña con evidente hambre pues no dejaba de frotarse el estómago.

— Oh vaya, ya empezaron con la cena. Yo sólo he desayunado, deberían de darme algo.

— No tía, debes comer con hambre y esperar a la cena. Mamá prometió venir horas antes.

Su tía con cabello destellando rubio hizo un puchero infantil haciendo reír a las cocineras del día.

Para cuándo llegó su madre la cena ya estaba esperando pero aún faltaba comprar el alcohol y las bebidas de sabor que ella como menor de edad tomaría a la hora de brindar.

— Acompáñame Yeji, antes de que empiece a anochecer.

— Pero...

No había olvidado, esa era la noche y no podía pensar en despegarse de su madre o se iría para siempre. Miró hacia Nayeon confundida por las dudas en su rostro y después miró a su madre que estaba esperando su respuesta.

— ¿Yeji? Iremos en coche, será rápido.

— Uh, ¿Y si te acompaña tía Dubu?

De la nada llegó su profesora saludando a todos y abrazándose de su madre que enojada como siempre trataba de apartarse de sus brazos que sin duda parecían no tener intenciones de dejarla ir.

— Wah, la navidad me pone tan feliz y amorosa.

— Bien por ti pero a mí ya suéltame.

Todos se rieron sin embargo hablaba completamente en serio, la menor casi le vio explotar una vena a su madre. Pero tía Dubu salvó el día y exigió un abrazo.

— Ahora sí Yeji, sin peros.

Su madre la tomó del brazo y se la llevó de ahí siendo abrazadas esta vez por el frío clima. Sabían que no tardaría en nevar por lo que subieron de prisa y salieron de ahí para regresar pronto.

O eso quería ella.

Con las ventanas empañadas por el frío de afuera y lo cálido de adentro ambas se dirigieron al primer súper más cercano de casa. Llenaron el carrito de bebidas y en la caja mientras les cobraban la menor notó que un hombre con capucha entró al súper y eso en verdad la puso muy nerviosa. Empezó a transpirar y más al ver como se acercaba al mostrador.

— Esto es un maldito asalto, dame todo lo que tienes en la caja antes de que mate a todos aquí.

Su voz gruesa le dió tantos escalofríos como sus palabras amenazantes pero su madre la tomó para ponerse entre el asaltante y ella. Escondió su cuerpo detrás de su madre y apretó su ropa hasta que se fue llevándose todo no sin antes desear una feliz navidad. No supo cuánto tiempo pero el tipo se fue tranquilamente dejándolas exhaustas física y mentalmente.

Pero eso no fue todo, también se había llevado el auto de su madre así que tuvieron que regresar a pie y abrazándose a si misma por el frío clima que por suerte aún no se decidía a nevar.

— Lo siento mucho Yeji.

— ¿Qué? — La menor vió a su madre que también expulsaba aliento cálido pensativa.

— Lo siento por traerte a la fuerza cuando tú no querías venir, hubiera sido mejor que te quedaras en casa.

— Sí. — Su madre le miró apenada. — Pero igual te hubiera sucedido a ti y me alegra no haberte dejado sola.

Pov Chaeyoung

Podría haber llorado en ese mismo instante por lo dicho por su hija, era una calidez y consuelo enorme para su corazón. Era verdad que le dolía su carro que con tanto esfuerzo logró comprar pero el consuelo en las palabras y la compañía de su hija aminoró todo lo malo de la noche. Casi sonrió o quizás lo hizo sin darse cuenta. El frío en sus huesos no le daba síntomas de lograr una sola expresión en su rostro.

Caminaron un poco más de 20 minutos antes de llegar a casa y las luces de ésta ya estaban encendidas iluminando la calle agradablemente, no sabía porqué pero nunca estuvo tan feliz de llegar a casa.

Yeji corrió a dirección de Nayeon abrazándola con todas sus fuerzas como si fuera el último día en que la vería y Dubu mientras tanto no dejaba de hablar amigablemente con Tiffany

— Así que no se ha ido.

Comentó muy cerca de su hija para que solo la niñera y su hija fueran testigos de su desagrado por la profesora.

— Trajo ensalada de frutas, no quería dejarla ir sin que probara el pavo.

— Eso es muy amable Nayeon. — Dijo su hija enteramente embelesada.

La cena fue de su agrado pues no mencionaron anécdotas de su pasado de estudiante y sólo prometieron un futuro prometedor con comentarios divertidos o intentaban serlo. Sólo se rió con un par y gracias a la risa de Nayeon que contagiaba a todos.

Para cuándo Tiffany decidió despedirse apenas eran las 11 en punto. Al menos estaría con su familia un rato antes de dormir.

— ¿Qué les parece sí tomamos chocolate caliente frente al árbol de navidad? Tengo una sorpresa para todos.

— Suena bien. — Dijo Dubu acomodándose en un sofá junto a Yeji.

Las siguió imitando la acción del otro lado junto a una muy alegre Nayeon que orgullosa miraba como podía organizar a toda una familia sin peros.

Ella se levantó con esa sonrisa que escondía más que alegría, pudo ver mucha ilusión. Pensó que era algo preparado exclusivamente para Yeji.

Tomó una caja de regalo que había escondido muy bien detrás del sofá y se dirigió a Yeji.

— Esto es para ti, por ser la mejor. Tu sabes. — Le guiñó cómplice y su hija sonrió en grande aún sin creer que obtenía un regalo de su niñera.

Luego fue por otra un poco menor de tamaño a la anterior yendo directamente a la única rubia ahí.

— Este es para ti que por supuesto me agradaste desde que te conocí, alguien que quiere tanto a Yeji igual o más que yo se merece lo mejor.

— Gracias Nayeon, igual me agradas mucho. No te vayas nunca.

Su hermana se levantó y abrazó a la mencionada muy agradecida pero la cercanía en ambas le removió algo incómodo en su estómago y sólo deseó que dejaran de abrazarse ya. Tomaron distancia y al final tomó una cajita más pequeña para ir directo a ella causándole casi un infarto.

— Chaeyoung, la mamá de Yeji por supuesto. Jamás me olvidaría de ti, estoy agradecida por tanto que no terminaría hoy pero estoy agradecida por hacerme entender mucho sobre la vida y el amor. Gracias por la hermosa experiencia... Cuidar a Yeji fue por sobre todo lo mejor que viví aquí, lo tendré siempre en mi corazón.

Aquello le dejó seca la garganta, hasta fue robótico cada movimiento al recibir su regalo. Trató de sonreír y fingir que no estaba enojada por la mención del amor pues sabía perfectamente que hablaba en un doble sentido frente a su hija por la cuál le había dejado claro que no debía enterarse de nada de lo que le pasó entre ellas en lo absoluto.

Su pequeña estaba abriendo su regalo ansiosa al igual que su hermana, eso le ayudó un poco a tratar de relajarse. Se levantó y muy cerca de la castaña susurró.

— Ven a mi habitación, necesitamos hablar.

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