Capítulo 12;; Amigas
Pov Nayeon
Tragó en duro el último bocado que dió, su reacción al ver a Chaeyoung entrar a la cocina para desayunar y sentarse al lado de su hermana, justo frente a ella, sentía que era para torturarla.
El hambre se desvaneció rápidamente y llegó a ella un extraño malestar estomacal.
— Estás arreglada para la escuela, ¿Irás a clases?
— Sí — Contestó la menor con más confianza a su madre ya que desde que llegó había ayudado un poco con su relación. No se arrepentía en lo absoluto. — Necesito ir por mi boleta de calificaciones.
— ¿En esa escuela no trabaja Tiffany? — Preguntó de repente la tía de Yeji.
— Sí, es mi maestra de artes teatrales.
— Pff, sólo es una cuidadora de niños.
La niña se rió y Nayeon intentó sonreír, fue un total fracaso pero al menos lo intentó. Para cuando la castaña terminó con su comida se levantó para lavarlo y empezó a enjabonar.
— Yo iré contigo, necesito ver a Tiffany. Seguro sigue siendo el mismo happy virus de siempre. — Se volteó para buscar a su hermana con la mirada. — ¿Recuerdas Chaeng? Estaba todo el día detrás de ti, gracias a ella la gente te hablaba.
La hermana mayor sólo bufó, parecía molesta con el recuerdo.
— No quiero ni recordar, fue y sigue siendo una gran molestia.
Nayeon se levantó de su asiento luego de supuestamente terminar su comida y fue a dónde se encontraba la ahora rubia con intenciones de quitarla de ahí.
— Yo lo haré, lavaré los trastos para que nadie llegue tarde.
Nadie había notado su extraño ánimo lo cual agradeció en su interior, Yeji antes de irse la abrazó y salió corriendo muy parlanchina detrás de su tía Dahyun. En cuánto a Chaeyoung, ella no dijo nada, sólo se fue de ahí causando de nuevo en su interior un desconocido dolor que ignoró mientras limpiaba todo hasta dejarlo reluciente y seco.
Se quedaría sola en casa y por supuesto que aprovecharía eso para dejar de sentir y volver a su vida de maniquí que cada vez extrañaba más. Pero para su mala suerte no alcanzó de salir de la cocina, Chaeyoung la detuvo cuando entró. Tuvo que retroceder un paso para guardar distancia.
— Pensé que ya te habías ido al trabajo.
— Olvidé algo en mi habitación y por eso tuve que regresar. — Comentó frunciendo ligeramente el entrecejo, como si buscara algo en su expresión.
— Oh, bueno pues yo me voy a...
— Espera, antes de irte tú — La pelicastaña dió un paso hacia ella pero eso sólo la intimidó más y se encogió en su lugar sintiéndose acorralada. — O irme yo, necesito...
Nayeon dejó caer su mirada al suelo pues el acercamiento de la otra le trajo recuerdos dolorosos de la noche que se entregó a ella. Los fríos dedos de la otra se posaron en su mentón para levantar su rostro por lo que fue obligada a conectar mirada con la madre de Yeji que volvía a mirarla como lo había hecho esa noche.
Su corazón tembló con anticipación, de pronto sintió sus labios sobre los suyos. Invadió con profundidad arrancándole un gemido de gusto inevitable pues a pesar de todo, volver a su boca fue demasiado bueno por más que doliera su corazón. No la detuvo, dejó que usara su boca y metiera su lengua con la maestría que sólo ella podía y por un momento volvió a desear la eternidad.
No lo notó pero estaba entre sus brazos, había tomado su débil cuerpo pero de nuevo intimó, su mano se deslizó por su cintura invadiendo su cuerpo
La empujó e hizo que chocara contra la mesa de la cocina, ignoraron por completo el chirrido que provocó con el acto y continuaron besandose ahora ambas pues Nayeon había caído y ahora no podía ni quería apartarla. Sus bocas tomaron distancia mínima para respirar pero entre respiraciones agitadas el corazón de la castaña ganó y se hizo presente.
— Te amo.
— ¿Qué?
Nayeon se quedó helada por el cambio evidente al dirigirse a ella, tocó fibra sensible pues recordó el día en que cayó la primer nevada y había cambiado tanto con ella. Pero ella sólo había expresado sus sentimientos así como Yeji lo había hecho mediante su diario.
— Yo sólo...
— No Nayeon, no te confundas. Esto es sólo sexo y ya. — Parecía tan llena de rabia pero también pareció contener su ira. — Llego tarde, me voy.
Y como era de esperarse, se fue volviendo a crear una gran tormenta en su interior que no pudo apagar hasta que logró desahogarse llorando, causando su cansancio y terminando por caer rendida en brazos de Morfeo.
•••
— Iré por mis papeles sola tía Dubu.
— Bueno, entonces creo que yo iré a buscar a la profesora Tiffany.
Quedaron conformes con el acuerdo y las dos fueron a direcciones opuestas. Yeji en camino a su salón en el cuál dijeron que debía estar su tutora dando las boletas pero se encontró con una de las personalidades más importantes de la escuela.
— Son Yeji.
La niña en lugar de saludar de vuelta solo frunció sus cejas, sabía lo que venía y eso sólo eran problemas.
— No lo entiendo, ¿Qué te hice para qué todos los días en la escuela tuvieras que molestarme? — No supo de dónde surgió el valor y sin embargo se hizo una idea.
Nayeon alguna vez mencionó que las personas no son malas porqué sí. Que seguro tenía una razón y que a veces unas palabras pueden solucionar cualquier problema por más grave que sea. Supuso que su vida cómo maniquí no era todo estar inmóvil en un aparador, sabía que su madre conocía a otros como ella y tenía amistades.
Seguro sabía mucho sobre la vida como su otra madre.
— ¿Qué? ¿Acaso estás fingiendo no saberlo? — La nombrada, Yuna, se cruzó de brazos evidenciando su molestia. — No te hagas la mosquita muerta, no te queda.
Ahora estaba más confundida que en un principio, no fingía en lo absoluto por lo que su expresión lo contó por ella.
— Yo, no entiendo. ¿Saber qué exactamente?
— Ryujin, mi mejor amiga. No sé cómo lo lograste pero me odia por tu culpa.
Su boca se abrió pero no fluyeron de ella palabras.
— Tu y yo dejamos de ser amigas hace tiempo Yuna. Y ambas sabemos porqué.
Ryujin se acercó hacia ambas y le dirigió una mirada un poco más suave; eso le hizo sentir a salvo.
— Te contaré una historia interesante Yeji.
Su mejor amiga le sonrió y parecía que quería contarle algo que desconocía pero que Yuna conocía bien pues parecía cruzarse de brazos con rabia muy en lo profundo de su ser.
— Conocí a Yuna en el preescolar, éramos tan cercanas como tú y yo lo somos ahora Yeji — Le sonrió, esa sonrisa no se fue pues contaba una historia a la persona que ahora es su mejor amiga. — También pasó en el colegio, antes de que te trasladaran a esta escuela yo estudié aquí pero me enviaron de intercambio a Japón por un año. Para cuándo regresé tu ya estabas aquí y desde el primer día que pisé el colegio ví cómo te trató Yuna. En ese momento yo me decepcioné tanto de mi mejor amiga. — Dirigió una mirada a la nombrada. — Ella no se detuvo aunque te salvé de muchas, pensé que lo haría para recuperar nuestra amistad pero como no lo hizo jamás, di por hecho que ella prefería abusar de los débiles que arreglar nuestra amistad.
— Ryujin, no pensé qué...
Yuna de pronto habló, parecía tan sorprendida como ella lo estaba en ese momento. Por su parte no hubo nada que decir, la que si tenía mucho que decir era la otra que hasta incluso no se contuvo de llorar.
— Te extraño Ryu, yo molestaba a Yeji en un principio porque se me hizo fácil y todos se reían. Después cuando te ví siempre con ella, defendiéndola. — Sorbió su nariz. — Lo siento, estaba muy celosa y por eso la traté tan mal.
Yeji comenzó a sentir lástima y más al ver como su mejor amiga no parecía estar afectada al ver a la otra suplicando por un poco de cariño. Se mordió el labio y a pesar de que se arrepentiría en el futuro lo hizo.
— Podemos juntarnos en el almuerzo después de vacaciones, no tenemos porqué pelear o acabar con viejas amistades.
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