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Capítulo 11;; La primera nevada

Pov Nayeon:

Su piel volvió al color que tomó la noche anterior cuando se entregó de cuerpo y alma a Chaeyoung. El recuerdo de su tacto la hizo apretar más las sábanas con las que cubría su cuerpo desnudo y con el corazón hecho un lío jadeó agitada por el simple recuerdo, no entendía las nuevas sensaciones que la rodeaban pero eran tan placenteras como las de la noche anterior.

Flashback

Chaeyoung le tendió la mano para que esta la tomara y así lo hizo, había terminando con la comida y se sentía satisfecha pero la iniciativa de la pelicastaña no era para nada lo que tenía entre sus planes.

La recostó en la cama y ella se puso sobre ella observando cada milímetro de su piel, pudo verla observándola de arriba a abajo recorriendo todo su rostro y eso la hizo tragar saliva ruidosamente.

— No tienes porqué sentir miedo.

— No tengo miedo. — Su voz casi fue un susurro.

La sonrisa de la madre de Yeji la mantuvo muy distraída hasta que sintió sus caricias, de pronto las manos suaves de Chaeyoung estaban bajo su ropa y fue una total sorpresa, la piel de su vientre tembló por cada centímetro que recorría. No tenía miedo, era cierto. Lo que sucedía es que no sabía lo que iba a pasar después de eso, todo era nuevo para ella, y al volver a la situación en la que se encontraban las manos ajenas ya habían dejado de acariciarla y los labios de Chaeyoung volvieron a su boca para distraerla mientras retiraba cada prenda de su cuerpo.

Estaba impresionada por lo fácil que fue para la otra desnudarla, de pronto no tenía nada sobre su cuerpo y por lo frío de esa noche sintió como sus pezones se endurecían sintiéndose más sensible en esa zona específicamente.

La mujer sobre ella la observó como si estuviera fascinada con lo que veía y sus labios temblaron ante su intensa mirada, no entendía cómo es que había llegado a eso.

— Deseo besar cada parte de tu piel.

Y así lo hizo, fue a dirección de su cuello para empezar a besar y humedecer con sus labios la piel blanca de esa zona. Mientras tanto la mano de Chaeyoung se centraba en acariciar su silueta hasta llegar a su glúteo apenas rozándolo y no tardó en seguir, descendió a su pierna la cual movió de manera que estas se separaran para dejar a la otra estar más cerca, pero el roce de su ropa con la de su entrepierna le sacó un jadeo. No sabía lo sensible que era de ahí y con cada lamida en su clavícula causaba en ella retorcerse en busca de más de ese tacto que la tela de la ropa de Chaeyoung le daba.

Pero todo fue diferente cuando con una sonrisa confiada la castaña se dirigió a sus pechos para besarlos y succionarlos en ocasiones sacándole los más vergonzosos gemidos de placer. Nayeon se aferró de pronto al cabello de la otra pues no encontraba de dónde hacerlo, no quería apartarla por supuesto pero tampoco quería seguir así de expuesta y sensible.

Los labios expertos de Chaeyoung se dirigieron desde sus pechos recorriendo su vientre, su ingle y llegando a su húmeda entrepierna que hace unos momentos buscaba desesperadamente contacto y estimulación con su ropa pero cuando la boca de Chaeyoung tomó el lugar todo cambió y fue una explosión que no pudo controlar.

Su reacción fue abrir más las piernas para permitirle seguir y no entendía todo ese nuevo comportamiento, el suyo y el de Chaeyoung. Jamás pensó que esto hacían las personas entre sí y era increíblemente bueno, quería seguir haciéndolo el resto de su vida con Chaeyoung.

Su mirada bajó para buscar a la causante de todas esas sensaciones que la hacían temblar, jadear y disfrutar, pero parecía que Chaeyoung ya la estaba viendo desde antes mientras con maestría usaba su lengua y succionaba puntos que la hacían delirar, todo a propósito para verla reaccionar, lo sabía.

Pero Chaeyoung se detuvo, se puso de pie a pesar de que su cuerpo estaba pidiendo por ella. Cerró sus piernas ante su mirada al pie de la cama, verla deshacerse de la ropa que llevaba puesta hizo que su garganta se quedara seca, el sólo verla sin rastro de tela la hizo apretar más las piernas pues la excitación y el deseo se hizo presente recorriendo por todo su cuerpo. Ella volvió sin ropa hasta colocarse de nuevo en posición.

— Tócame Nayeon.

La exigencia la hizo respirar ruidosamente, no lo evitó, de hecho no tardó en poner sus manos en sus mejillas recorriendo enseguida su cuello y de ahí de atrevió a tocar los pechos de Chaeyoung con cada mano. El tacto la hizo jadear pero la otra parecía disfrutar de su inexperiencia pues puso su mano sobre la de ella para que hiciera más presión en su seno.

— ¿Te gusta?

Nayeon asintió y la otra sonrió tan espectacularmente que se dejó llevar por ella, sus besos y caricias arrebatadoras, no dudo en seguir con cada cosa nueva que le mostraba hacer Chaeyoung, confió en ella y se entregó por completo.

Fin del Flashback

— Ya te despertaste.

Se escuchó la voz de la otra desde el marco de la puerta que conducía al baño por lo que sus recuerdos se desvanecieron en el aire.

— Chae...

— Deberías darte una ducha caliente, es bueno por la mañana. Además, tenemos que volver a casa antes de que Yeji despierte. Tenemos suerte de que las clases terminaron y seguro se despertará tarde.

Nayeon se levantó aún abrazándose a la sábana que cubría su cuerpo desnudo pero eso hizo reír a la pelinegra con una carcajada demasiado corta.

— Nayeon, ¿No crees que es innecesario que te cubras si ya te ví toda la noche desnuda?

Pero eso no quitaba lo avergonzada que estaba por su comportamiento del día anterior, se aferró con más fuerza a las sábanas y corrió al baño y cerró azotando la puerta no sin antes defender su punto.

— Tenía frío.

•••

Ya podía ver la casa a distancia, la madre de Yeji se encontraba conduciendo mientras ella observaba el paisaje y disfrutaba el viento helado. Se extrañó de porqué el sol aún no hacía su aparición con su bello amanecer pero ignoró aquello pues su corazón se agitó al recordar con quién estaba. Chaeyoung hasta le abrió la puerta del coche, sentía que podría volar en cualquier momento. Pero el ambiente romántico terminó cuando tomó su brazo para hablarle de cerca.

— En cuanto a Yeji, espero que lo que pasó lo mantengas sólo para nosotras. No quiero que piense que tenemos algo, ya sabes, los niños se ilusionan y más ella, ya que una vez te dijo mamá. Sólo finjamos que no pasó nada. — Le guiñó con cierto coqueteo y siguió con ese tono sugerente. — Lo de anoche fue espectacular, la mejor noche de mi vida pero yo... Tengo una hija, dejémoslo cómo un bello recuerdo y sigamos con nuestras vidas.

La mujer se giró sin esperar más de ella y sólo se dirigió a la entrada de la casa a la cual entró sin si quiera esperarla.

Nayeon estaba petrificada dónde la había dejado la pelinegra, con todas las palabras recibidas rondando en su cabeza como auto-castigo personal. De pronto se abrazó a si misma por la brisa helada que sintió y eso fue sólo el inicio pues comenzó a sentir humedad caer sobre ella, para cuando miró a dirección del cielo lo vió.

Estaba nevando, era la primera nevada que el invierno tenía para ella. Pero estaba segura de que la nevada en su interior era mucho peor que esa, podía asegurarlo.

El frío exterior era sólo una leve brisa a comparación de la tormenta en su interior.

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