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27. Última cita

En multimedia - Ahora tú

Hay tres cosas que destacar de mi salida con Melanie.

Una, que se sintió increíble la salida, segunda, desbordes de sentimiento y tercera, que estoy dando rienda suelta a estos sentimientos que creí que estaban muertos en esta situación.

El amor, para mí no es más que algo sin chiste y pura perdida de tiempo.

Pero desde que ella llegó, todo ha cambiado.

La chica nerviosa, me regaló una noche de estrellas, encima de una rueda de la fortuna, creyendo que ese es el mejor regalo que me ha podido dar. Pero no. El mejor regalo que me ha dado en estos momentos, es haberla conocido.

No sé a quién debo agradecer por haberla conocido, pero agradeceré a quien haga falta porque me sucedería eso. ¿Esto podría tratarse de una casualidad? Tal vez, digo Melanie Dashton y yo somos compañeras en el salón, es lógico que la conociera antes de que ella entrará a mi vida de esa manera. Pero a pesar de que ella sea obstinada, torpe y lo que sea, es especial.

Quiero ser sincera respecto a lo que comienzo a sentir por ella. Pues estoy dejando que estos sentimientos den rienda suelta y eso es lo que hice ayer. Melanie y yo nos quedamos abrazadas observando las estrellas, el tiempo que duró la rueda de la fortuna y después de eso, nos fuimos tomadas de la mano. Me permití en esa noche decirle cosas a Melanie y Melanie a mí.

Pero también sucedió algo más en esa noche.

No llevé a Melanie directamente a su casa después de salir de »Magic Planet« nos desviamos y la termine llevando a un lugar donde teníamos una perfecta visión de las estrellas y del mar. Melanie tan emocionada como siempre, salió del auto y se fue a sentar en la arena mientras admiraba el mar. Poco después la acompañe y ahí nos quedamos un buen rato, hasta que su madre la llamo y no me quedo de otra más que llevarla a su casa.

Una vez que la dejé en su casa, regresé a mi casa muy tarde y trate de dormir, pero todo intento fue en vano, ¿cómo podía sacarme de la cabeza sus ojos y su sonrisa? Definitivamente no podía conciliar el sueño. Pero mi remedio, fue simplemente dormirme pensando en ella.

[...]

Al igual que la mayoría de la población, no soy fan de los martes.

Asistir a clases por las mañanas, es lo mismo a darse un paseo por el polo norte, pero de cualquier forma soy amante del frío.

Como es época de invierno, ni nariz se puso roja y la traigo tapada.

En el salón, portó un abrigo café oscuro, con el uniforme habitual y mis botas negras. A mi lado visualizó a Tiffany, y hago un ademán con la mano para que se acerque.

-Quiero ser clara contigo -hablé ronca-. Lo que pasó entre tú y yo es parte del pasado. No quiero volver a verte más.

-Pero no puedes dejarme botada cuando se te plazca, Allison -replica. Mi paciencia está empezando a colmarse.

-Esto se acabó, Tiffany -dije con frialdad.

-¿Y por qué? -preguntó.

No supe que decir por un momento.

Pero mis razones eran ella.

-Simplemente ya no puedo verte más -espeté.

-No lo acepto -dice. -Yo aún quiero verte. No te puedo perder tan fácilmente.

-Tiffany, entiende que esto ya se acabó.

Justo cuando iba a abrir la boca, miré que Melanie había entrado al salón de clases.

Portaba un abrigo negro, y una bufanda roja. Su nariz estaba roja e hinchada. Ya no tenía la férula. Supuse que su nariz se había curado.

-¿Y entonces, Allison? ¿Cuál es la razón por la que ya no quieres verme?

-Es personal -contesté-. Tiffany, me sabe mal dejarte así, pero ya no puedo verte más.

-No lo aceptaré -repuso-. Tú me perteneces.

Iba a abrir la boca, pero en eso llegó Melanie.

Esbozó una sonrisa tímida, como era costumbre en ella y tartamudeo.

-H-Hola Allison -me saludó.

-Hola -dije esbozando una media sonrisa.

-¿C-Cómo estás? -me imaginó que esta nerviosa por lo de ayer.

-Bien, oye, veo que ya no usas la férula -observé.

-Ah, no, ya me la quitaron. Ya estoy mejor -dijo señalando su nariz torpemente.

Lancé una sonrisa.

-¿Acaso es por alguien más, Allison? -preguntó Tiffany de repente.

-Tiffany... -dije. No podía decirlo públicamente-. Te lo diré después.

-Está bien -dijo y se fue.

-¿Pasó algo? -me preguntó Melanie.

-No te preocupes -respondí y le indique con la mano que se sentará a mi lado-. Oye... ¿Ya terminaste de leer esa historia que me comentaste?

-Me faltan tres capítulos -respondió y suspiró-. ¡Estoy cerca de que se acabe! ¡Y no estoy lista!

No sé porque me causaba ternura ella.

-Me imaginó que si -toqué su mejilla de repente y después hice como si no lo hubiera hecho. Melanie, se puso roja hasta las orejas-. Oye, estás roja.

-Es porque...

¿Lo dirá?

-Hace frío... -agregó y quedé como el payaso.

-Oh, si, hace bastante frío -dije yo.

Ahora pienso que en cualquier momento me dirá Melanie sus sentimientos.

Necesito calmarme.

-Bueno, hoy tengo pensado que vayamos a otro lugar -dije-. Y que pagues la comida. Porque la última vez me quedé sin dinero por ti, chica nerviosa.

-Sí... Es decir, no es como que no tenga dinero y haga eso para quedar bien.

Arqueé una ceja.

-¿Dices que no tienes dinero? -pregunté sonriendo.

-A veces me lo gasto todo -respondió. Me interesaba saber en qué. Melanie estaba llena de sorpresas-. Por ejemplo, la última vez...

Si, estaba llena de sorpresas.

[...]

Salida.

Ya eran la 1:30 PM.

Como era típico en mi, fui al salón de música para tocar y dejar ir todas mis preocupaciones. Pues el piano siempre me ha hecho dejar ir todos mis problemas con facilidad.

Y tal como esperaba, Melanie me acompañó al salón de música.

-¿Cuántas veces ya me has escuchado tocar el piano? -pregunté curiosa.

-Como cien mil veces -respondió.

-Supongo que si, o más -dije.

-Exacto -agregó ella y llegamos al salón de música.

Tras llegar, dejé mi mochila negra cerca del piano y Melanie dejo la suya tímidamente cerca de la mía. Me pareció tierna esa acción suya. Y si, he notado que he dicho más de dos veces la palabra "tierna" en un solo día. El clima me está afectando.

-¿Qué vas a tocar hoy? -me preguntó curiosa.

-Es una sorpresa -dije. Quería sorprenderla.

-Oh, vamos, dime chica con complejo de escritor.

-Tendrás que esperar -dije tal y como diría un escritor.

-¡Meh, eso es trampa! -refutó la chica nerviosa-. Venga, dime.

-Te daré una pista, es una canción de Girl In Red y empieza con I.

-¡Pero hay dos canciones que se llaman así! -solté una carcajada. Lo había olvidado por completo.

-Jajaja, está bien, termina con anyway.

-¡OH DIOS MÍO!

Sonreí.

-Voy a empezar -dije.

Empecé a tocar las teclas musicales del piano, mientras intentaba asemejarme a la canción de Girl In Red.

Hasta lograr dar con el ritmo.

-I reach for me but I'm not there
It's so lonely but who cares -comencé a cantar-. It's fine, it's okay
I'll die anyway.

-Wow... -dijo Melanie-. Cantas precioso.

-Qué va -dije sintiendo una ligera pena. ¿Qué demonios me está pasando?

-De verdad -dijo ella.

-De verdad -agregué yo.

Posteriormente terminé de tocar el piano, y le dije a Melanie que saliéramos a la playa y ella aceptó.

[...]

De regreso a mi casa, entré por la puerta principal y fui al refrigerador en busca de comida.

Del refrigerador saqué una pizza congelada y helado. ¿Hay alguien capaz de comer cosas heladas cuando hace frío? Yep. Yo.

Metí la pizza al microondas y esperé durante dos minutos a que se terminará de calentar. Mientras esperaba, decidí prender la televisión para dejar de sentir la soledad que me acompañaba en estos momentos.

Vaya, aún me sigo sintiendo sola. Quizás una mascota no me vendría mal. Después de todo, una mascota no te abandona como tus padres.

Justo después de pensar en eso, sonó el microondas. La comida ya está lista.

Me levanté del sillón y caminé hasta llegar al microondas. De ahí saqué la pizza y me serví tres pedazos. Agarré mi teléfono mientras veía con desinterés publicaciones de Instagram de los populares del bachillerato y de paso, comía.

Logan Porthonson salía besandose con una chica. Muy aburrido.

Kyle Smith, por otra parte, salía tomando vodka con sus amigos.

Nada interesante.

Hasta que di con el perfil de Melanie.

Recientemente subió un meme.

Solté una carcajada al ver su meme.

Siempre sube memes graciosos.

Me gusta.

Bien, quizás pueda hablar con Melanie.

Así que abrí el chat de Instagram y di con su perfil.

Melanie Dashton, cuenta con cien seguidores y trescientos cincuenta siguiendo.

En su foto de perfil sale ella leyendo un libro.

Yo: Hey.

Listo. Ya le envié el mensaje.

Continúe comiendo la deliciosa pizza, hasta que recibí su mensaje.

Melanie: Hey, Adora.

Melanie: Perdón 😭👌

Yo: JAJAJAJAJA. HEY CATRA.

Me la sabía.

Melanie: Jsjsjsjs.

No supe que más contestarle.

Así que le hable de nuestra salida.

Yo: Ya casi es la hora de nuestra salida, chica nerviosa.

Yo: No la olvides.

Melanie: Of Course!! Jamás la olvidaría. :)

Yo: Bien. :)

Melanie: :)

Yo: :)

√√

En ese momento me desconecte.

Y decidí dormir por un rato.

Lo que soñe fue con mi gato.

Se llamaba Goliath.

Fue el mejor amigo que pude tener.

Cuando salía de clases de la escuela, un pobre gato bebé había sido abandonado a su suerte afuera de la escuela. Todos los niños pasaban de él, pero yo me lo lleve a casa y me encariñe con él.

Aún recuerdo ese día...

Llegué risueña con mi papá y con mi mejor sonrisa hablé: -Papá, ¿puedo tener un gato?

-No.

-¿Y si tuviera un gato que harías? -pregunté mientras me movía de un lado a otro.

-Se lo daremos a tu primo -respondió y pasó la siguiente hoja del periódico.

Así que como me encariñe con Goliath, decidí esconderlo.

Pero era difícil esconderlo. Recuerdo que los primeros días fueron realmente difíciles para esconderlo.  Porque a veces Goliath maullaba y mi papá se levantaba en busca del gato. Pero afortunadamente nunca logro encontrarlo, y Goliath se quedó con nosotros por tres meses. En esos tres meses fui la persona más feliz del mundo, porque tenía un amigo y alguien que me acompañaba en mi soledad. Porque a pesar de que mis papás vivían conmigo en aquel entonces, no dejaba de sentirme sola en ocasiones.

Pero todo lo que tiene un inicio, tiene un final...

Goliath no pudo quedarse conmigo más tiempo...

Padecía de Leucemia felina...

Todo lo que pude hacer fue quedarme a su lado y ser la niña más feliz del mundo...

[...]

5:59 PM.

Desperté adomercida.

Me levanté somnolienta de la cama, y me preparé para darme una ducha de quince minutos.

Saqué mi ropa para la salida, que consistía en unos jeans rasgados con un cinturón negro, una blusa negra con una chaqueta negra y mis botas negras de siempre.

Entré a la ducha, y abrí la llave del agua caliente.

El agua remojó mi cabello y todo mi cuerpo, mientras lo limpiaba. No paraba de pensar en mi gato. En verdad lo extraño tanto...

Justo cuando salí de la ducha, le envié un mensaje a Melanie en Instagram diciendo que ya iría a su casa.

Pero como no respondió, la llame.

-¿B-Bueno? -respondió ella.

-Melanie, ¿nos vemos en el lugar de ayer?

-¿A-Ahora mismo? -preguntó.

-Sí -contesté con una sonrisa de lado-. ¿Estás ocupada?

-Pues ahora mismo estoy haciendo el papel de la hermana mayor -respondió-. Mis padres salieron, y me dejaron a cargo de Chris. Ese pequeño demonio... ¡Chris, no! ¡Vuelve aquí!

-¿Está... Todo bien? -pregunté.

-¡Si! ¡Solo que! ¡Chris no juegues con fuego! NOOOOO CHRISTIAN.

-Demonios, ¿está todo en orden? -pregunté sin obtener respuesta.

-¡Ya estoy aquí! -dijo Melanie exhausta-. Me... Hizo... Correr... Por toda la casa...

-¿Te encuentras bien?

-Sí, solo... Necesito... Respirar...

-Yo te puedo dar respiración de boca a boca -sugerí.

-WAAAAAAAAH.

Esbozé una sonrisa torcida. Sus reacciones son lindas.

Demonios, ¿qué me pasa?

¿Lindas?

-Entonces nos vemos allá -dije y colgué.

Demonios.

Me recosté en la cama mientras pensaba en lo que sucedió hace un momento.

Dije que sus reacciones eran lindas...

[...]

Salí de mi casa, y busqué mi auto negro. Cuando lo encontré, utilice las llaves, y lo abrí. Me metí adentro y encendí el motor, posteriormente arrancó el auto y comencé a conducir.

Puse la radio y la canción que sonó fue "Steal My Girl" de One Direction.

Después de varios minutos de estar conduciendo, llegué al lugar y me bajé.

Divisé la playa y ví que no era la única persona con la idea descabellada que se le ocurrió venir a la playa en pleno invierno. Varias personas están dentro del mar, mientras que otras jugaban Voleibol.

Un instante después, dirigí mi mirada al cielo y me percaté de que las nubes comenzaron a despejarse y a mostrar el sol. A veces México sufre cambios climáticos.

Caminé hasta adentrarme en la playa, y tras entrar, me senté en la arena a contemplar el buen clima que hace hoy. Sumergida en mis pensamientos, no me di cuenta cuando alguien me llamó.

-¡Jirafa! -al tercer grito reaccione.

Era Melanie, pero no venía sola, venía acompañada de un niño rubio con ojos avellana y de ocho años más o menos.

-¿Jirafa? -repetí.

Ellos se acercaron y el pequeño se presentó: -Soy Christian, hermano de la pesada que tienes enfrente tuyo.

-El único pesado aquí eres tú, bobo -dijo Melanie.

-Tonta.

-Bobo.

-Un gusto Christian, soy Allison -dije un segundo después-. ¿En serio le gastas bromas infantiles a tu hermana?

-Sí -respondió. -La última vez le puse pasta dental a sus galletas oreo.

Vaya.

-Bueno... ¿Qué quieren hacer? -pregunté.

-Nadar -respondió de inmediato el hermano de Melanie.

-Oh no -dijo Melanie-. Nada de nadar. Está congelada el agua. 

-Está haciendo sol, sería un desperdicio no entrar -dije.

-¡Está congelada! -expresó-. Mira la cara que tienen los que se meten ahí, están muertos de frío.

-Solo serán unos minutos -exclamé-. ¿Traes traje de baño?

-No... -respondió avergonzada desviando la mirada.

-Imagino que tendré una buena vista -dije para molestarla.

Aunque más que para molestarla, era para ponerla nerviosa. Me gustaban mucho sus reacciones.

-N-No no voy a entrar de todas f-formas... -sentencio.

Christian se volteó en dirección a Melanie y puso una mirada parecida a la del gato con botas de Shrek.

-Ni aunque me mires así, vamos a entrar Christian y es mi última palabra.

[...]

-¡El agua está tibia! -expresó Christian. Él llevaba puesto un salvavidas rojo ya que me dijo Melanie que Christian no sabía nadar.

-¿Por qué soy tan fácil de convencer? -susurró.

-Oh, vamos, Lanie -dije-. Diviértete. ¿No te gusta la playa?

-Lo que no me gusta es que el agua este congelada y haya mucho frío -expresó temblorosa. Lo cierto es que si hacia frío pero no bastante.

-Venga, vamos -dije.

Así que dicho eso, fuimos Melanie y yo hacía el mar y cuando llegamos, vimos a Christian nadando de lado a lado en el mar y Melanie veía con preocupación y angustia a su hermano.

-¡Christian ten cuidado! ¡Hay hoyos en el mar y te puedes hundir! ¡Y ponte el bloqueador solar, te vas a quemar!

-Parece que tu hermano no te hace mucho caso -dije.

-Nunca me hace caso -dijo cansada-. No sirvo para ser la hermana mayor.

-Alto -dije-. Son niños, Melanie. Y los niños no se pueden controlar. Siempre hacen lo que quieren hacer. Solamente diviértete por un momento conmigo.

-Tienes razón -suspiro en forma de resignación-. ¿Entramos?

-Seguro -respondí y nos acercamos para entrar al mar. Pero antes de entrar, me detuve y miré a Melanie: -¿En verdad no traes traje de baño o fue joda?

-Lo olvidé -dijo completamente sonrojada.

-Te puedo prestar el mío si quieres -ofrecí con una sonrisa.

-Pero... ¿Qué hay de ti?

-No te preocupes por eso -dije y le entregué el bikini.

Melanie miró unos instantes al bikini, después a mi y por último al bikini.

-No creo que sea una buena idea -dijo avergonzada-. Es que... Yo quiero entrar contigo también...

-Mientras tú estés feliz, es suficiente para mí.

Intento rebatir, pero tomé su mano y la lleve al baño.

-Cámbiate, Melanie -le dije.

-P-Pero... ¿Y tú?

-No te preocupes -dije con una sonrisa-. Tú úsalo.

-Dios...

-¿Está todo bien? -pregunté.

-Sí, sí... -contestó observando el bikini completamente sonrojada.

Oh. Ella pensó en eso.

-Bueno, te esperaré afuera -dije.

-Espera -dijo Melanie-. Puedo entrar en ropa interior.

¿Qué?

-¿Cómo? -dije aturdida.

-Puedo entrar en ropa interior -agregó-. Al cabo que el bikini y la ropa interior no se diferencian en mucho.

Necesito tener la mente sana como una manzana.

-Es cierto -dije.

-No perdamos el tiempo, ayúdame a quitarme la blusa -pidió y tragué saliva.

-Seguro...

La ayude a quitarse la blusa y cuando rocé con mis manos, su piel, sentí algo.

-Listo -dijo tras quitarse el pantalón-. Ahora faltas tú. Te espero afuera.

-Sí.

[...]

Después de haberme cambiado y ponerme el bikini, finalmente salí del baño y llegué con ellos. Y al llegar, la escena que ví me causo gracia. Estaba Melanie nadando tal como un perro chihuahua.

-Jajajaja -solté varias carcajadas mientras la veía.

-¡¿Nunca has visto nadar a alguien como yo, chica con complejo de escritor?! -habló.

-No es eso. Es que...

¿Desde cuándo me divierto tanto al estar con ella?

-Es que tu forma de nadar es graciosa -dije por fin.

Posteriormente entré al agua y comprobé que estaba tibia. Busqué con la mirada a Melanie y cuando la encontré, nade hasta llegar con ella y agarrarla desprevenida. Toqué su pie debajo del agua y ella grito y se estremeció. Seguido de eso, se volteó y quedamos cara contra cara, sintiendo el aliento de la otra en el rostro. Miré la monocromia de sus ojos avellanas.

Ella es...

Un instante después, Melanie me aventó agua a la cara mientras estallaba en carcajadas.

-¿Así vamos chica nerviosa? -repliqué con una amplia sonrisa.

-Así vamos chica con complejo de escritor -contestó con otra sonrisa.

Acto seguido, le lancé agua a la cara y Melanie se removió debajo del agua.

-Jajaja -dije soltando varias carcajadas.

Un momento después, dejé de reírme y abrí los ojos de par en par al darme cuenta de que me había reído genuinamente.

-¿Estás bien? -me preguntó Melanie.

Yo me alejé de ella.

-Sí... -respondí pensando en lo de hace un momento-. Solo... Necesito espacio.

Te estás enamorando.

Dijo esa vocecita interna.

-Oye Allison... -habló Melanie-. ¿Ya crees en el amor o todavía no crees?

-Todavía no -respondí-. Pero tu sonrisa alimenta mi creencia al amor.

Antes de que Melanie pudiese responder algo más, escuchamos a Christian chiflar.

-¡Vámonos! -dijo Christian.

Melanie y yo salimos del mar, y fuimos al baño a cambiarnos.

Por alguna extraña razón, sentía muchas cosas cuando la tenía cerca mío y veía su cuerpo. Pero no era por el deseo sexual. Era algo más. 

Te estás enamorando.

Dijo de nuevo esa voz interna.

Puede que sea cierto.

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